Mensaje
al proletariado y al pueblo colombiano
¡EL
IMPERIALISMO AGONIZA!
¡SE
NECESITA EL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN PARA SEPULTARLO!
Hace
129 años grandes gestas de la clase obrera en Chicago dieron origen
a la conmemoración del Primero de Mayo. Desde entonces, la lucha
obrera en repudio a las deplorables condiciones de explotación y
contra el reino de la esclavitud asalariada, afirmó su carácter
internacional. En este Primero de Mayo salen una vez más los
trabajadores por todo el mundo recordando a los mártires condenados
por la infamia capitalista y siguiendo su ejemplo de lucha y
valentía.
Hoy,
como en 1886, siguen siendo terribles las condiciones de explotación;
solo que la trituradora producción capitalista ha hecho del globo
terráqueo una gran fábrica, se ha repartido no solo los territorios
y saqueado los recursos naturales del planeta, sino que se disputa a
los obreros mismos, pues es la fuerza laboral de miles de millones de
personas, la que produce la plusvalía para unos cuantos parásitos
que se apropian de todo. Pero a despecho de los tiburones
capitalistas, la crisis económica vierte sus consecuencias
devastadoras, incentiva más el odio de los oprimidos y explotados y
exacerba todos los antagonismos sociales.
Aunque
las entidades imperialistas como la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico – OCDE, el Fondo Monetario Internacional
– FMI y demás, ordenen medidas contra los trabajadores, y los
gobiernos refuercen el militarismo y respondan con garrote y bala a
cualquier manifestación, el antagonismo entre explotados y
explotadores se extiende y profundiza por todo el mundo. El
capitalismo imperialista es una bestia herida y desesperada en su
agonía, que succiona el sudor y sangre de los trabajadores del campo
y la ciudad para acrecentar las ganancias que la mantienen con vida.
Es un sistema reaccionario donde unos cuantos países imperialistas
azuzan la guerra contra los pueblos, naciones y países oprimidos,
agreden y pisotean países enteros, disputan la ocupación de sus
territorios, saquean sus riquezas naturales y materias primas,
superexplotan la fuerza de trabajo y dejan a su paso pauperismo,
guerra, desolación y muerte.
Mientras
exista el capitalismo no cesará la estrangulación de la sociedad ni
la destrucción de la naturaleza. Hoy más que nunca, las desastrosas
consecuencias del avanzado estado de descomposición del capitalismo
imperialista, hacen necesaria la Revolución Proletaria Mundial que
derroque todo el poder político y económico de los capitalistas
para suprimir de raíz los males causados a la sociedad, colocando su
dirección en manos de los obreros que, en alianza con los
campesinos, son los únicos capaces de reponerla de las lacras
heredadas del capitalismo, de hacer avanzar a la humanidad pasos
insospechados en su bienestar y en el dominio de la naturaleza sin
destruirla, como ya lo comprobó la experiencia del socialismo en
Rusia y China en el siglo pasado. Ante la dominación, la catástrofe
y el caos mundial generado por el imperialismo, a los obreros y
pueblos del mundo no les queda otro camino que la revolución.
Al
proletariado le corresponde el papel histórico de empujar a la tumba
al capitalismo imperialista; su contradicción mundial con la
burguesía es hoy la fuerza más poderosa que impulsa el movimiento
de la sociedad, y la que más favorece el avance de la Revolución
Proletaria Mundial, a cuya cabeza marcha la Guerra Popular en países
como la India, donde la violencia revolucionaria de las masas se
propone destruir el Estado reaccionario e instaurar sobre sus ruinas
un nuevo Estado de obreros y campesinos armados, que expropie a los
expropiadores, devolviendo a toda sociedad la apropiación de lo que
produce.
Sin
embargo, en el camino de la Revolución Proletaria Mundial se
atraviesa como vaca muerta el oportunismo (falso comunismo) que con
su política pacifista y conciliadora con los enemigos, es el
principal auxilio que tienen los explotadores para sofocar la
rebeldía de los trabajadores y el desarrollo de la lucha
revolucionaria de los pueblos. El oportunismo es el destacamento
político de la burguesía en el seno del movimiento obrero, que es
necesario aislar en la dirección de las luchas, denunciarlo en su
compromiso con el sistema de explotación y la dictadura de las
clases dominantes. Su apoyo a la paz de los ricos, su complicidad con
las medidas anti crisis, su defensa de la explotación asalariada y
las instituciones que la salvaguardan, confirman en los hechos y en
esencia, que sus jefes están del mismo lado del imperialismo y las
clases reaccionarias. ¡El imperialismo es un tigre de papel! ¡El
oportunismo es un tumor maligno que hay que extirpar del movimiento
obrero!
El
Movimiento Comunista Internacional, fuerza sin la cual la Revolución
Proletaria Mundial no puede ser consciente y llegar a su triunfo, se
encuentra sumido en una gran confusión y dispersión, que lo limitan
para organizar y dirigir las poderosas fuerzas sociales de la
revolución. Ésta es la gran desventaja del progreso actual de la
sociedad hacia su emancipación. La clase obrera, la más consecuente
y revolucionaria de todas las clases, solo puede proclamar su
completa independencia ante los otros partidos y demás clases, y
ponerse al frente de la rebelión de los oprimidos y explotados
contra el sistema, organizándose como Partido político en cada país
y en una nueva Internacional Comunista. ¡Se necesita superar la
crisis del Movimiento Comunista avanzando a una nueva Internacional,
firme en los principios y revolucionaria hasta el fin!
En
Colombia se siente con rigor el peso de la crisis. Los imperialistas
en alianza con la burguesía y los terratenientes, mientras hablan de
paz y negocian en La Habana con las FARC, intensifican la
superexplotación de los obreros, los despidos masivos, la
legalización del despojo a los pobres del campo, el saqueo y
destrucción de los recursos naturales, agigantando la crisis social
y la rebelión de los trabajadores. A los bajos salarios, los nuevos
impuestos, el recorte de beneficios sociales, las privatizaciones, la
ruina y la amenaza del hambre y la miseria, responden los pobres de
la ciudad y el campo con manifestaciones, bloqueo de vías, tomas de
tierras y de fábricas. Pero el Estado de los ricos lanza una infame
arremetida y generaliza el trato militar a quienes no se resignan a
cargar sobre sus espaldas el peso de la crisis. ¡Los capitalistas
hablan de paz, mientras arremeten con la violencia del Estado y del
hambre contra el pueblo!
Ante
el ascenso de la lucha de las masas, cuyos combates son cada vez más
radicales y unidos, alentados por el trato militar que les da el
régimen, los comunistas deben tomar la iniciativa para organizar y
dirigir la confrontación inmediata, así como para llevar la
conciencia socialista sobre la necesidad de la revolución
proletaria. ¡Hay que unir y generalizar la lucha revolucionaria de
los pobres contra los ricos y su Estado!
Y
si la paz burguesa entre guerrillas y Gobierno no tiene el respaldo
del pueblo, le corresponde a los comunistas hacer consciente, tanto
la respuesta espontánea de las masas a la violencia reaccionaria del
Estado, como la denuncia al reformismo y al oportunismo que ayudaron
a reelegir al tirano Santos y están comprometidos con la política
imperialista de la pacificación de clases. ¡La paz de los ricos, es
guerra contra el pueblo! ¡Abajo la paz entre clases! ¡Si el pueblo
quiere paz, debe derrocar el poder de los explotadores con la Guerra
Popular!
En
cuanto a los desplazados, la política de restitución de tierras
resultó ser una farsa, una ley que legaliza el despojo y entrega las
tierras usurpadas a las empresas imperialistas mineras y petroleras,
a los capitalistas como el Grupo Empresarial Antioqueño, y hasta a
lagartos como el Magistrado Pretelt. El desplazamiento de los pobres
del campo no termina y el asesinato a sus dirigentes es sistemático.
El Gobierno de Santos, al servicio de los explotadores nativos y
extranjeros, clava sus garras sobre el pueblo colombiano, a la vez
que generaliza la represión y la mano dura del terrorismo de Estado
contra las víctimas de la guerra reaccionaria.
Contra
la política del sindicalismo burgués alcahueta de los despidos y el
pisoteo del derecho de organización y de huelga, avanza la
reestructuración del movimiento sindical en defensa de la
independencia de clase; que en lo inmediato debe unir los esfuerzos,
que ya hacen los obreros espontáneamente, agrupándolos en
Federaciones con miras a una Central Sindical Revolucionaria, y
potenciar su lucha directa y masiva para frenar a los capitalistas en
su ímpetu superexplotador, y preparar obreros para la revolución.
¡Viva la Reestructuración del Movimiento Sindical! ¡Adelante con
la organización independiente y revolucionaria del movimiento
sindical!
Los
comunistas deben denunciar las ilusiones que siembran los jefes de
los partidos oportunistas y los jefes vendeobreros de las centrales
sindicales en las instituciones del Estado al servicio de los ricos.
La clase obrera no puede aspirar a tomar posesión de una maquinaria
hecha para oprimir y explotar a la mayoría, como lo es el Estado
capitalista. ¡Se necesita destruir esa máquina de opresión para
sustituirla por el Estado de los obreros y campesinos armados! La
corrupción no es un hecho aislado de algunas “manzanas podridas”;
es una característica de todas las instituciones del Estado
capitalista, a tal extremo que los magistrados de las altas Cortes,
en cuyas manos está la balanza de la “sagrada” justicia
burguesa, están corrompidos hasta los tuétanos por el poder del
capital; ejercen como representantes de los expropiadores, y ellos
mismos son beneficiarios y artífices directos de la guerra contra el
pueblo. ¡Abajo el podrido Estado burgués! ¡Viva el futuro Estado
de obreros y campesinos!
La
situación objetiva es excelente para la revolución. El descontento
general, la impaciencia de las masas, la indignación de los
oprimidos, la rebeldía de los trabajadores en todos los países,
urgen construir una nueva Internacional Comunista como Partido
político mundial del proletariado y apremian la construcción del
Partido de la clase obrera en cada país para desencadenar la debacle
de los reaccionarios. La unidad internacional de los comunistas
implica consolidar el triunfo sobre el revisionismo y el centrismo
delimitando campos en una Línea General que siente las bases para un
nuevo gran reagrupamiento. En Colombia, la construcción del Partido
exige profundizar la vinculación consciente y organizada a las masas
para quebrarle el espinazo a la impotencia política de los
comunistas y avanzar hacia el triunfo de la Revolución Socialista,
la destrucción del Estado reaccionario e instauración del nuevo
Estado de Dictadura del Proletariado que suprimirá para siempre la
explotación del hombre por el hombre.
La
Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) tiene un
Programa para la Revolución en Colombia, que expone abierta y
claramente cuáles son sus fuerzas, medios y objetivos para
concretarla; y trabaja por construir un auténtico Partido político
de la clase obrera, por avanzar hacia su Congreso, donde el
proletariado vuelva a expresarse como clase para sí, independiente,
revolucionaria y de vanguardia. Tal Partido es el dispositivo
estratégico principal, indispensable para canalizar, organizar y
dirigir toda la lucha de clases hacia el derrocamiento del poder
político estatal de los explotadores, y las condiciones son
magníficas para construirlo con profundas raíces en las masas y
principalmente en el proletariado fabril. Este propósito impone a
los comunistas, obreros avanzados e intelectuales revolucionarios,
continuar enseñando a las masas a distinguir a sus verdaderos amigos
y enemigos, a comprender que el reformismo y el oportunismo están
del mismo lado de los explotadores y opresores, llámense santistas o
uribistas. Los comunistas invitan a las bases engañadas de los
partidos politiqueros y reformistas a romper decididamente con ellos
y fortalecer las filas revolucionarias.
En
las manifestaciones de este Primero de Mayo, los obreros del mundo
rinden homenaje a los mártires de Chicago enarbolando las banderas
internacionalistas y revolucionarias. Los trabajadores en Colombia
también cumplen con honor su compromiso levantando sus puños y
lanzando su grito de combate: ¡El imperialismo agoniza! ¡Se
necesita el Partido y la revolución para sepultarlo!
Unión
Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) - Primero de Mayo de
2015
No comments:
Post a Comment