Monday, April 27, 2015

Colombia - PRIMERO DE MAYO 2015 -Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) -


Mensaje al proletariado y al pueblo colombiano
¡EL IMPERIALISMO AGONIZA!
¡SE NECESITA EL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN PARA SEPULTARLO!
Hace 129 años grandes gestas de la clase obrera en Chicago dieron origen a la conmemoración del Primero de Mayo. Desde entonces, la lucha obrera en repudio a las deplorables condiciones de explotación y contra el reino de la esclavitud asalariada, afirmó su carácter internacional. En este Primero de Mayo salen una vez más los trabajadores por todo el mundo recordando a los mártires condenados por la infamia capitalista y siguiendo su ejemplo de lucha y valentía.
Hoy, como en 1886, siguen siendo terribles las condiciones de explotación; solo que la trituradora producción capitalista ha hecho del globo terráqueo una gran fábrica, se ha repartido no solo los territorios y saqueado los recursos naturales del planeta, sino que se disputa a los obreros mismos, pues es la fuerza laboral de miles de millones de personas, la que produce la plusvalía para unos cuantos parásitos que se apropian de todo. Pero a despecho de los tiburones capitalistas, la crisis económica vierte sus consecuencias devastadoras, incentiva más el odio de los oprimidos y explotados y exacerba todos los antagonismos sociales.
Aunque las entidades imperialistas como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE, el Fondo Monetario Internacional – FMI y demás, ordenen medidas contra los trabajadores, y los gobiernos refuercen el militarismo y respondan con garrote y bala a cualquier manifestación, el antagonismo entre explotados y explotadores se extiende y profundiza por todo el mundo. El capitalismo imperialista es una bestia herida y desesperada en su agonía, que succiona el sudor y sangre de los trabajadores del campo y la ciudad para acrecentar las ganancias que la mantienen con vida. Es un sistema reaccionario donde unos cuantos países imperialistas azuzan la guerra contra los pueblos, naciones y países oprimidos, agreden y pisotean países enteros, disputan la ocupación de sus territorios, saquean sus riquezas naturales y materias primas, superexplotan la fuerza de trabajo y dejan a su paso pauperismo, guerra, desolación y muerte.
Mientras exista el capitalismo no cesará la estrangulación de la sociedad ni la destrucción de la naturaleza. Hoy más que nunca, las desastrosas consecuencias del avanzado estado de descomposición del capitalismo imperialista, hacen necesaria la Revolución Proletaria Mundial que derroque todo el poder político y económico de los capitalistas para suprimir de raíz los males causados a la sociedad, colocando su dirección en manos de los obreros que, en alianza con los campesinos, son los únicos capaces de reponerla de las lacras heredadas del capitalismo, de hacer avanzar a la humanidad pasos insospechados en su bienestar y en el dominio de la naturaleza sin destruirla, como ya lo comprobó la experiencia del socialismo en Rusia y China en el siglo pasado. Ante la dominación, la catástrofe y el caos mundial generado por el imperialismo, a los obreros y pueblos del mundo no les queda otro camino que la revolución.
Al proletariado le corresponde el papel histórico de empujar a la tumba al capitalismo imperialista; su contradicción mundial con la burguesía es hoy la fuerza más poderosa que impulsa el movimiento de la sociedad, y la que más favorece el avance de la Revolución Proletaria Mundial, a cuya cabeza marcha la Guerra Popular en países como la India, donde la violencia revolucionaria de las masas se propone destruir el Estado reaccionario e instaurar sobre sus ruinas un nuevo Estado de obreros y campesinos armados, que expropie a los expropiadores, devolviendo a toda sociedad la apropiación de lo que produce.
Sin embargo, en el camino de la Revolución Proletaria Mundial se atraviesa como vaca muerta el oportunismo (falso comunismo) que con su política pacifista y conciliadora con los enemigos, es el principal auxilio que tienen los explotadores para sofocar la rebeldía de los trabajadores y el desarrollo de la lucha revolucionaria de los pueblos. El oportunismo es el destacamento político de la burguesía en el seno del movimiento obrero, que es necesario aislar en la dirección de las luchas, denunciarlo en su compromiso con el sistema de explotación y la dictadura de las clases dominantes. Su apoyo a la paz de los ricos, su complicidad con las medidas anti crisis, su defensa de la explotación asalariada y las instituciones que la salvaguardan, confirman en los hechos y en esencia, que sus jefes están del mismo lado del imperialismo y las clases reaccionarias. ¡El imperialismo es un tigre de papel! ¡El oportunismo es un tumor maligno que hay que extirpar del movimiento obrero!
El Movimiento Comunista Internacional, fuerza sin la cual la Revolución Proletaria Mundial no puede ser consciente y llegar a su triunfo, se encuentra sumido en una gran confusión y dispersión, que lo limitan para organizar y dirigir las poderosas fuerzas sociales de la revolución. Ésta es la gran desventaja del progreso actual de la sociedad hacia su emancipación. La clase obrera, la más consecuente y revolucionaria de todas las clases, solo puede proclamar su completa independencia ante los otros partidos y demás clases, y ponerse al frente de la rebelión de los oprimidos y explotados contra el sistema, organizándose como Partido político en cada país y en una nueva Internacional Comunista. ¡Se necesita superar la crisis del Movimiento Comunista avanzando a una nueva Internacional, firme en los principios y revolucionaria hasta el fin!
En Colombia se siente con rigor el peso de la crisis. Los imperialistas en alianza con la burguesía y los terratenientes, mientras hablan de paz y negocian en La Habana con las FARC, intensifican la superexplotación de los obreros, los despidos masivos, la legalización del despojo a los pobres del campo, el saqueo y destrucción de los recursos naturales, agigantando la crisis social y la rebelión de los trabajadores. A los bajos salarios, los nuevos impuestos, el recorte de beneficios sociales, las privatizaciones, la ruina y la amenaza del hambre y la miseria, responden los pobres de la ciudad y el campo con manifestaciones, bloqueo de vías, tomas de tierras y de fábricas. Pero el Estado de los ricos lanza una infame arremetida y generaliza el trato militar a quienes no se resignan a cargar sobre sus espaldas el peso de la crisis. ¡Los capitalistas hablan de paz, mientras arremeten con la violencia del Estado y del hambre contra el pueblo!
Ante el ascenso de la lucha de las masas, cuyos combates son cada vez más radicales y unidos, alentados por el trato militar que les da el régimen, los comunistas deben tomar la iniciativa para organizar y dirigir la confrontación inmediata, así como para llevar la conciencia socialista sobre la necesidad de la revolución proletaria. ¡Hay que unir y generalizar la lucha revolucionaria de los pobres contra los ricos y su Estado!
Y si la paz burguesa entre guerrillas y Gobierno no tiene el respaldo del pueblo, le corresponde a los comunistas hacer consciente, tanto la respuesta espontánea de las masas a la violencia reaccionaria del Estado, como la denuncia al reformismo y al oportunismo que ayudaron a reelegir al tirano Santos y están comprometidos con la política imperialista de la pacificación de clases. ¡La paz de los ricos, es guerra contra el pueblo! ¡Abajo la paz entre clases! ¡Si el pueblo quiere paz, debe derrocar el poder de los explotadores con la Guerra Popular!
En cuanto a los desplazados, la política de restitución de tierras resultó ser una farsa, una ley que legaliza el despojo y entrega las tierras usurpadas a las empresas imperialistas mineras y petroleras, a los capitalistas como el Grupo Empresarial Antioqueño, y hasta a lagartos como el Magistrado Pretelt. El desplazamiento de los pobres del campo no termina y el asesinato a sus dirigentes es sistemático. El Gobierno de Santos, al servicio de los explotadores nativos y extranjeros, clava sus garras sobre el pueblo colombiano, a la vez que generaliza la represión y la mano dura del terrorismo de Estado contra las víctimas de la guerra reaccionaria.
Contra la política del sindicalismo burgués alcahueta de los despidos y el pisoteo del derecho de organización y de huelga, avanza la reestructuración del movimiento sindical en defensa de la independencia de clase; que en lo inmediato debe unir los esfuerzos, que ya hacen los obreros espontáneamente, agrupándolos en Federaciones con miras a una Central Sindical Revolucionaria, y potenciar su lucha directa y masiva para frenar a los capitalistas en su ímpetu superexplotador, y preparar obreros para la revolución. ¡Viva la Reestructuración del Movimiento Sindical! ¡Adelante con la organización independiente y revolucionaria del movimiento sindical!
Los comunistas deben denunciar las ilusiones que siembran los jefes de los partidos oportunistas y los jefes vendeobreros de las centrales sindicales en las instituciones del Estado al servicio de los ricos. La clase obrera no puede aspirar a tomar posesión de una maquinaria hecha para oprimir y explotar a la mayoría, como lo es el Estado capitalista. ¡Se necesita destruir esa máquina de opresión para sustituirla por el Estado de los obreros y campesinos armados! La corrupción no es un hecho aislado de algunas “manzanas podridas”; es una característica de todas las instituciones del Estado capitalista, a tal extremo que los magistrados de las altas Cortes, en cuyas manos está la balanza de la “sagrada” justicia burguesa, están corrompidos hasta los tuétanos por el poder del capital; ejercen como representantes de los expropiadores, y ellos mismos son beneficiarios y artífices directos de la guerra contra el pueblo. ¡Abajo el podrido Estado burgués! ¡Viva el futuro Estado de obreros y campesinos!
La situación objetiva es excelente para la revolución. El descontento general, la impaciencia de las masas, la indignación de los oprimidos, la rebeldía de los trabajadores en todos los países, urgen construir una nueva Internacional Comunista como Partido político mundial del proletariado y apremian la construcción del Partido de la clase obrera en cada país para desencadenar la debacle de los reaccionarios. La unidad internacional de los comunistas implica consolidar el triunfo sobre el revisionismo y el centrismo delimitando campos en una Línea General que siente las bases para un nuevo gran reagrupamiento. En Colombia, la construcción del Partido exige profundizar la vinculación consciente y organizada a las masas para quebrarle el espinazo a la impotencia política de los comunistas y avanzar hacia el triunfo de la Revolución Socialista, la destrucción del Estado reaccionario e instauración del nuevo Estado de Dictadura del Proletariado que suprimirá para siempre la explotación del hombre por el hombre.
La Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) tiene un Programa para la Revolución en Colombia, que expone abierta y claramente cuáles son sus fuerzas, medios y objetivos para concretarla; y trabaja por construir un auténtico Partido político de la clase obrera, por avanzar hacia su Congreso, donde el proletariado vuelva a expresarse como clase para sí, independiente, revolucionaria y de vanguardia. Tal Partido es el dispositivo estratégico principal, indispensable para canalizar, organizar y dirigir toda la lucha de clases hacia el derrocamiento del poder político estatal de los explotadores, y las condiciones son magníficas para construirlo con profundas raíces en las masas y principalmente en el proletariado fabril. Este propósito impone a los comunistas, obreros avanzados e intelectuales revolucionarios, continuar enseñando a las masas a distinguir a sus verdaderos amigos y enemigos, a comprender que el reformismo y el oportunismo están del mismo lado de los explotadores y opresores, llámense santistas o uribistas. Los comunistas invitan a las bases engañadas de los partidos politiqueros y reformistas a romper decididamente con ellos y fortalecer las filas revolucionarias.
En las manifestaciones de este Primero de Mayo, los obreros del mundo rinden homenaje a los mártires de Chicago enarbolando las banderas internacionalistas y revolucionarias. Los trabajadores en Colombia también cumplen con honor su compromiso levantando sus puños y lanzando su grito de combate: ¡El imperialismo agoniza! ¡Se necesita el Partido y la revolución para sepultarlo!

Unión Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) - Primero de Mayo de 2015

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