NECESIDAD DEL PARTIDO COMUNISTA PARA INICIAR LA GUERRA POPULAR: PCE-SR
Declaración recibida de PUKA INTI Órgano de Difusión del Partido Comunista del Ecuador-Sol Rojo
NOSOTROS DESTACAMOS:
Parecería
que con la desmovilización de las FARC el camino de la lucha armada se cierra
en Latinoamérica. Por lo menos es lo que van a divulgar a los cuatro vientos el
imperialismo, la reacción los Castro y desde otra perspectiva el Movadef atrincherado
en el Perú.
Pero
son sueños de hienas, sueños del reformismo, sueños del imperialismo
La
violencia no es patrimonio del viejo estado y mucho menos del revisionismo. La
Guerra Popular, esa si es patrimonio del proletariado, y hay que entenderlo así.
Que hoy las FARC se tiren al barranco no es problema, el problema está en el ¿qué
hacer? Y hay que iniciar por ahí. Lenin lo simplifico magistralmente, el tema
del instrumento, del Partido. Construir y fortalecer ideológicamente un partido comunista que responda a las tareas históricas
que tiene el proletariado de frente a objetivos concretos como tener los
instrumentos para la revolución, organizar la Guerra Popular en el seno del
pueblo, desatarla sin miramiento alguno en contra de los enemigos de la clase y
del pueblo; destruir el viejo estado y reemplazarlo por el nuevo, por el NUEVO
PODER.
Y sobre
esa tarea el proletariado de Colombia ya ha avanzado bastante, solo queda
forjar, persistir, construir, persistir; la Guerra Popular hará el resto, no
dudamos sea así en Colombia, en Ecuador, en Latinoamérica, en el mundo.
LA FALSA PAZ DE OBAMA, CASTRO, SANTOS Y LAS FARC
"combatir es sobrevivir, hacer la paz es perecer", es la
conclusión de los partidarios de la resistencia; "hacer la paz es
sobrevivir combatir es perecer", es la conclusión de los partidarios de la
paz."[1]
Presidente Mao Tse-tung
En
1982, bajo el régimen de Belisario Betancourt, las FARC y el estado lograron definir
mecanismos que los aproximó a una serie de tratativas por la “paz”, dando apertura
a una práctica política que desconcertó no solo a sus interlocutores (el viejo
Estado de Colombia) sino al resto de guerrillas en Latinoamérica.
En
1984 Betancourt logra la desmovilización de algunos combatientes de las FARC y
éstas dan paso a la conformación de la Unión Patriótica (UP), una estrategia
que argumentaba la creación del “frente legal”, constitucionalista; una
peligrosa dualidad política que terminó con la vida de la mayoría de sus
miembros.
Con
Gaviria no fue diferente y con Pastrana menos aún (1998). De hecho, aquí las
FARC logran que el gobierne les entregue una importante zona en el Caquetá[2], todo para generar el ambiente que permitan
converger en la mentada “paz.” Obviamente, se avanzó en el tema pero no se pudo
materializar. Y así hasta nuestros días donde la “crónica de una muerte anunciada” devino en
una muerte cierta y que de hecho, al parecer, ya tomó forma y encontró su nicho
dentro del espacio de movilidad política de la democracia burguesa.
Podríamos
considerar que los orígenes de las FARC en Marquetalia reflejó un esfuerzo
objetivo por sostener una justa guerra campesina, que expresaba las profundas contradicciones
existentes entre los grandes terratenientes y los campesinos sin tierra. Las
relaciones de producción feudal y semifeudal que pervivían para entonces
delineaban el camino a seguir.
Si
bien es cierto éste fue un ejercicio democrático burgués, es evidente que la
ausencia de una correcta dirección de clase hizo que el proceso poco a poco
tome distintos rumbos hasta anidar en el reformismo pequeño burgués y éste se mimetice
en el discurso seudo marxista.
Posiblemente
la mutación ideológica de las FARC se torna dramática cuando deciden alinearse
a una de las expresiones más protervas del revisionismo: Jrushov y demás
sátrapas de la reacción social imperialista. Es importante decir que tampoco perdieron
la perspectiva del guevarismo, de ahí ese espíritu de errantes y la suicida
subestimación del papel de las masas en la guerra revolucionaria.
El
“bolivarianismo” ha sido –en términos
ideológicos- lo que ha fortalecido ese catalizador revisionista para ponerlos a
la cola de la gran burguesía, de los grandes terratenientes, haciéndole el
juego al imperialismo con su estrategia latinoamericana de “desmovilización de los movimientos armados”
y desde luego, al revisionismo castrista que tampoco cede en su esfuerzo por
seguir siendo el partero del desencanto.
La
importante estructura militar de esta guerrilla y la no menos decidora capacidad
de fuego ha desconcertado a muchos revolucionarios en el mundo. La radicalidad
en el método le ha sido útil para disimular el raquitismo ideológico. Es decir,
radicales con las armas-débiles en la ideología. Fortaleza
reformista-escualidez revolucionaria.
Lejos
están las FARC de haber sido una guerrilla revolucionaria. Su reformismo ha
estado expuesto permanentemente. Quizá las declaraciones últimas de su
comandante, Timoleón Jiménez (Timochenko) tienen la capacidad de simplificar su
esencia política e ideológica:
“…Este
no es un proceso que va encaminado contra el empresariado. Este no es un
proceso que va encaminado a tumbar el Estado colombiano, es un proceso que está
tratando de generar las condiciones para que en Colombia se produzcan
transformaciones para que nos dejemos de matar por las ideas que cada uno
defienda”
“…nosotros lo que queremos es una Colombia que se desarrolle. Que se
desarrollen las fuerzas productivas. Necesitamos rescatar la industria
nacional, que rescatemos las riquezas…”
Como
suelen decir los abogados, “a confesión
de parte, relevo de pruebas”. Es
obvio que este discurso no es nuevo, no es producto de la coyuntura que vive
las FARC, o por lo menos su espuria comandancia, este ha sido el sentir
político que ha venido arrastrando por décadas. Ni contra los empresarios, ni contra el estado. “Desarrollar las
fuerzas productivas”, qué interesante, nomás se les olvida que en el seno
de esas fuerzas productivas hay relaciones de producción y que esas relaciones generan
ANTAGONISMOS IRRECONCILIABLES y que
éstos solo pueden ser resueltos con violencia revolucionaria, o habrá que
preguntar a la gran burguesía, a los grandes terratenientes y al imperialismo
si están dispuestos a dejar de lado sus intereses sin oponer cruenta
resistencia (¿?).
Ya en la práctica las cosas no se mostraban diferentes.
Basta aquel acertado análisis que hacen los camaradas de la UOC (Unión Obrera
de Colombia) de que las FARC terminaron disputando a los terratenientes, al
estado, paramilitares (etc.) la renta
extraordinaria del suelo, dejando en el camino a dos grandes perjudicados:
el campesinado pobre y al trabajador asalariado. En los hechos el reformismo se volvió anti
popular, y desde luego, anti proletario.
No
se puede soslayar esas grandes campañas militares emprendidas por las FARC que
no apuntaban a destruir y construir, a generar Poder, en absoluto, básicamente
esos combates solo apuntaban a constituirse en verdaderos mecanismos de presión
para inducir a los distingos gobiernos de turno asistan a las famosas mesas de
negociación en condiciones afables a los intereses de la comandancia.
Pero
hay que ver precisamente qué hay detrás de la “pacificación” de las FARC. Al
respecto no nos queda duda alguna, se trata de mimetizar la derrota del
revisionismo armado en Colombia en un aparente “estancamiento de la guerra”[3]. Ese es el punto, sin
desestimar el hecho de que los movimientos armados de este orden, por ahora, no
le son funcionales al imperialismo ni a la reacción que los utilizan como
pretexto para desatar la más despiadada represión contra la justa rebelión
popular, y con esto DESARMAR IDEOLÓGICA Y ORGANIZATIVAMENTE A LA CLASE Y A LAS
MASAS.
La
desmovilización de las FARC se levanta desde el discurso de la falsa paz
burguesa que contrasta total y antagónicamente con el justo y legítimo anhelo que tienen las masas
de la paz, pero no de aquella que enuncia Obama, Raúl y Fidel Castro, Santos,
sus generales y las FARC[4], sino la paz que se
conquista eliminando las relaciones de producción que generan explotación, oprobio,
miseria, hambre, dolor. Las masas, y en ellas muy particularmente el
proletariado, claman la paz que implica el cese definitivo de esa violencia
integral, multifacética, multilateral que genera un país sometido por el
imperialismo y un régimen productivo incompatible con los requerimientos
históricos de los trabajadores y demás masas explotadas.
Hay
que resaltar un tema de importancia. No es que el proletariado y pueblos del
mundo nos acongojemos porque las FARC se desmovilizan o que lamentemos que lo
hagan y por eso les gritemos ¡capituladores!, ¡traidores!, pues hacerlo (desde una
posición unilateral) sería asumir que su programa de lucha, sus formas de
organización, de combatir y sobre todo su base o fundamento ideológico era el
correcto, o más aún, que las masas se vayan a quedar “huérfanas” de dirección
revolucionaria, ¡NO!, ¡EN ABSOLUTO!; de todas formas a quiénes han traicionado
ha sido a sus propios compañeros y obviamente al pueblo de Colombia que se
tragó el cuento de esa revolución (bolivariana) y que generosamente entregó su
sangre que al final de cuenta ha sido traficada para fortalecer la tesis
burguesa de la falsa universalidad de concepciones sobre el estado, la paz, la
democracia, la libertad, y desde luego, la avaricia política de sus comandantes
que con sueños de perro se ven como congresistas o sentados en los demás
aparatos burocráticos del viejo estado.
No
dudamos que en la base y cuadros medios de las Farc haya sectores comprometidos verdaderamente con su
pueblo. Pero ese compromiso perderá totalmente sentido si es que no está
dirigido por la línea ideológica correcta (proletaria), si no tiene el respaldo
de un Partido Comunista correcto, con una plataforma de lucha coherente con la
realidad colombiana y desde luego, bajo el fundamento de la Guerra Popular.
Persistir en lo que hasta aquí ha sido las FARC será como vivificar un cadáver
político que después de unos cuantos pasos volverá a caer y la reedición de nuevo
acuerdo no tardará en presentarse.
LAS
FARC Y EL ECUADOR
El
impacto que tiene la capitulación de las FARC en el Ecuador tiene mucho peso,
quizá más que en otros países.
Históricamente
el Ecuador ha sido la “trastienda” de la guerrilla colombiana. El apoyo que ha
entregado esta guerrilla a los “revolucionarios” ecuatorianos ha sido variopinto.
Los esfuerzos del revisionismo hoxista del EPL que se alojó en el PCMLE y que
no pasó de convertirse sino en un esperpento revisionista sin luz, sin
claridad, sin ninguna capacidad de calar en el seno de nuestro pueblo.
Posteriormente el M19 generó AVC, una organización discordante que repetía paso
a paso lo que hizo su mentor. El ELN y su
incidencia en pequeños grupos que jamás maduraron o terminaron de despegar
porque hay que reconocer, la guerrilla colombiana transmitía el formato
completo: ideología, formas de organización, propuesta armada y desde luego,
otras tantas taras que se han convertido en un férreo obstáculo para el
desarrollo de verdaderos procesos revolucionarios en el país.
Los
revolucionarios ecuatorianos se han quedado atados a ser un instrumento
logístico de la guerrilla colombiana, su retaguardia estratégica.
El
mensaje que remite las FARC y todos sus acólitos en el país es el de la paz, de
la paz burgués-terrateniente, la paz del desarme pero que deja absolutamente
abiertas todas las heridas que no podrán ser sanadas por los fueros
electorales, burocráticos, constitucionales.
En
el país ya salieron los revisionistas a emitir sus cacareados argumentos con la
intención de justificar lo sucedido en Colombia, pero más allá de eso, a
confundir a las masas y a la clase sobre sus tareas fundamentales de frente a
organizar y preparar la Guerra Popular como único mecanismo y vía válida para
la destrucción del viejo estado y la construcción del Nuevo Poder.
El
PCMLE: “La lucha armada como vía para conquistar el poder no ha fracasado; las
circunstancias político-sociales obligan priorizar otras formas de lucha de las
masas que permitan una mayor y más rápida acumulación de fuerzas para tomar el
poder”.
El Partido Comunista Ecuatoriano: “Saludamos los procesos fructíferos de paz en Colombia. Que este cese
al fuego sea el inicio de un cambio en la hermana patria colombiana”.
El Partido Socialista Ecuatoriano: “Una Colombia sin conflictos armados será una
gran oportunidad para la consolidación democrática y para la cristalización del
enorme potencial económico del país (…) La paz es un viejo y
profundo anhelo de la sociedad colombiana, su concreción requiere que la
sociedad abandone su postura expectante y participe activamente en su
construcción”.
Y bajo ese mismo tenor otros sectores del
revisionismo y del oportunismo sueltan sus vómitos que esparcen las aparentes
bondades de la “participación democrática, de la paz, del “adiós a las
armas”.
El
mensaje que remite la desmovilización de las FARC a través de sus voceros
ecuatorianos es el de inviabilidad de la violencia revolucionaria, a la final,
para ellos, 50 años de guerra no ha dejado sino solo destrucción y víctimas,
reduciendo el problema de la guerra a su tara ideológica y a su estrategia de
guerra caduca e incompatible con la realidad de nuestros pueblos.
El
mensaje de la desmovilización de las FARC que recoge el régimen del fascista
Correa es de que no todos van a entregar las armas y hay que tener en pié de
alerta a las FFAA para neutralizar la serie de bandas delincuenciales que se
van a formar y que “vendrán al país a delinquir”. Eso es lo que piensa el
régimen correista de los combatientes de las FARC, que son “delincuentes en
potencia”. Y bajo ese argumento los aparatos represivos se sigan tragando el
presupuesto nacional y den rienda suelta a su voracidad represiva con todos
aquellos que no comulgamos con esa “paz”.
Sobre
los propósitos afines a los de las FARC, fascista Correa, hace algunas semanas,
anunciaba al país que el gobierno se constituiría en un interlocutor entre el
régimen paramilitar de Santos y la guerrilla guevarista del ELN para que
adelanten conversaciones de desmovilización en el Ecuador.
Que
lo sepa el ELN, que lo sepa el gobierno narcoparamilitar de Santos, que lo sepa
el fascista de Correa, nuestro pueblo y su clase de vanguardia, el
proletariado, rechaza la presencia de delegados del viejo estado de Colombia y
de miembros del ELN en territorio nacional utilizándolo como base del
imperialismo para desplegar su estrategia de desarme de los pueblos y
deslegitimar el uso de las armas como legítimo derecho de los explotados.
LA
DESMOVILIZACIÓN Y SUS FACILITADORES
El
rol que ha cumplido la pútrida dirigencia cubana en todo este proceso ha sido
crucial.
Ya
desde hace algunos años Fidel Castro se ha dedicado a deslegitimar el uso de la
violencia para la conquista del poder. No solo eso, la califica de extemporánea
y en no pocas oportunidades excitaba a las FARC a dejar las armas. No diferente
Raúl Castro, que al parecer asumió la tarea de propender la desmovilización de
los grupos alzados en armas como un mandato imperialista y que busca demarcar las
distancias entre la violencia revolucionaria y la transformación de la
sociedad, claro, detrás de esto está ser complacientes y benévolos con la
política internacional de los EEUU.
Como
dice nuestro pueblo, “de incendiarios a bomberos”. Éste punto es esencial en el
análisis, pues hay que evaluar en su correcta dimensión el rol que ha cumplido
el revisionismo cubano en la desmovilización de los procesos armados en
Latinoamérica, y hay que decirlo, aún desde el revisionismo lo han hecho tan
bien que no dudamos Obama y el imperialismo deben estar tan contentos, tanto
como Santos, Timochenko, y toda la
reacción del planeta. Dicho de otra manera, lo que no ha podido ni ha querido
hacer el ejército burgués de Colombia lo ha hecho Castro desde su oráculo del
revisionismo.
El
discurso fariano se manifiesta único, diferente, y hasta “garante de la paz”.
Pero vale preguntarse, ¿acaso la serie de organizaciones político-militares,
partidos, movimientos armados que ya se desmovilizaron en Colombia no
pregonaban lo mismo?
El
EPL (hoxista), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), El
Movimiento Armado Quintín Lame, la ADO (Autodefensa Obrera), las Ricardo
Franco, el M19, las FARC y el ELN que tarde o temprano lo hará porque esa es la
naturaleza de la pequeña burguesía.
Todas
estas organizaciones terminaron por asumir la idea de que bajo el paraguas de
la democracia burguesa se podía hacer política y conquistar los objetivos
otrora expuestos con las armas. Lástima que se dieron cuenta muy tarde porque
de por medio dejaron el esfuerzo vital de valerosos hijos del pueblo que
creyeron en las consignas revolucionarias de los comandantes guerrilleros quienes
sabían que el corolario a sus guerras terminaban en el cadalso de la vieja
democracia y en ella, del camino burocrático.
¿ESTÁ
TODO PERDIDO?
Parecería
que con la desmovilización de las FARC el camino de la lucha armada se cierra
en Latinoamérica. Por lo menos es lo que van a divulgar a los cuatro vientos el
imperialismo, la reacción los Castro y desde otra perspectiva el Movadef atrincherado
en el Perú.
Pero
son sueños de hienas, sueños del reformismo, sueños del imperialismo
La
violencia no es patrimonio del viejo estado y mucho menos del revisionismo. La
Guerra Popular, esa si es patrimonio del proletariado, y hay que entenderlo así.
Que hoy las FARC se tiren al barranco no es problema, el problema está en el ¿qué
hacer? Y hay que iniciar por ahí. Lenin lo simplifico magistralmente, el tema
del instrumento, del Partido. Construir y fortalecer ideológicamente un partido comunista que responda a las tareas históricas
que tiene el proletariado de frente a objetivos concretos como tener los
instrumentos para la revolución, organizar la Guerra Popular en el seno del
pueblo, desatarla sin miramiento alguno en contra de los enemigos de la clase y
del pueblo; destruir el viejo estado y reemplazarlo por el nuevo, por el NUEVO
PODER.
Y sobre
esa tarea el proletariado de Colombia ya ha avanzado bastante, solo queda
forjar, persistir, construir, persistir; la Guerra Popular hará el resto, no
dudamos sea así en Colombia, en Ecuador, en Latinoamérica, en el mundo.
NO
A LA FALSA PAZ DEL IMPERIALISMO, DEL VIEJO ESTADO DE COLOMBIA Y DEL
REVISIONISMO DE LAS FARC
SI
A LA PAZ DEL PUEBLO QUE SE CONQUISTA CON LA PUNTA DEL FUSIL
UNA
VEZ MÁS SE REFRENDA LA TESIS DEL PRESIDENTE MAO: EL REVISIONISMO ES EL
PRINCIPAL PELIGRO DE LA REVOLUCIÓN
VIVA
EL 50 ANIVERSARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL, LEGADO HISTÓRICO QUE NOS
ENSEÑA QUE SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO
¡VIVA
LA LUCHA DEL PROLETARIADO Y PUEBLO DE COLOMBIA!
¡VIVA
EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO!
[1] Mao Tse-tung, CONTRA LAS ACTIVIDADES
CAPITULADORAS. Obras Escogidas de Mao Tse-tung Tomo II,
[3] La tesis del llamado
“estancamiento de la guerra” ya fue expuesta por el revisionismo armado en El
Salvador, en los años 80´ del siglo pasado. Bajo esta figura se patrocina la
idea del “diálogo”, la “paz”. Un burdo
argumento en el que de la noche a la mañana la guerrilla se da cuenta de que no
puede derrotar las fuerzas vivas del enemigo, pero eso sí, que éstas tampoco
pueden derrotar a la insurgencia. Pierden la perspectiva de la guerra y caen en
la estrategia del enemigo que propugna precisamente eso, seducir a los
comandantes para que puedan acceder al Congreso o Asamblea, y obvio, éstos
arrastran a sus combatientes a la ilusión democrático-burguesa.
[4] Curiosamente Obama,
Raúl Castro, Santos y las FARC coinciden en los propósitos, argumentos y
viabilidad de la paz bajo una premisa fundamental: la legitimación de la
democracia como instrumento político que permite el acceso a las distintas
corrientes ideológicas sin que su geometría se vea alterada en absoluto. Las
FARC se da modos, de un plumazo (por lo menos lo intenta mientras el discurso
le sea funcional a su viejo reformismo), de mandar al carajo las tesis
marxistas sobre el carácter de clase que tiene la democracia, el estado, etc.
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