Gloria eterna ai prigionieri politici del PCP e alla loro resistenza eroica del 19 giugno 1986
II- LOS PRISIONEROS DE GUERRA.
Contra el Desarrollo de la Guerra Popular el Estado reaccionario desató su guerra contrarrevolucionaria, toda guerra se da entre dos campos. Esta guerra contrarrevolucionaria se guía por la estrategia de la contrarrevolución mundial encabezada por el imperialismo yanqui; así Belaúnde siguiendo los dictados de su amo imperialista lanzó a las fuerzas policiales a combatir la guerra popular a la que tildan de "terrorismo" y "siendo delito común" correspondía combatir a las fuerzas policiales, las mismas que usaron como método de "combate" la represión cruel, las detenciones, torturas, violaciones a las hijas del pueblo, asesinatos, siguiendo su política de "robar todo, quemar todo y matar a todos", teniendo como respuesta la justa ira de las masas que dirigidas por el Partido Comunista del Perú las derrotaron humillantemente; así fracasaron todos los operativos policiales.
Ante la derrota de las fuerzas policiales y principalmente por el surgimiento del Nuevo Poder, el gobierno de Belaúnde dispuso la intervención de las Fuerzas Armadas reaccionarias y se les encomendó el restablecimiento del orden público y por ende el aplastamiento de la guerra popular. Así, con el ingreso de las Fuerzas Armadas bajo el gobierno de Belaúnde y posteriormente de Alan García han desatado, contando con el apoyo de las fuerzas policiales, el terror blanco en campo y ciudad aplicando sus planes de utilizar masas contra masas; pero al fracasar también este plan recurrieron al genocidio y dentro de él las desapariciones llegando hasta mayo de 1986 a ocho mil setecientos (8,700) peruanos que han sido asesinados en la forma más vil y siniestra; siendo cuatro mil setecientos (4,700) asesinados, muchos de ellos encontrados en las fosas comunes y cuatro mil desaparecidos (4,000). Son ocho mil setecientos hijos de las masas más pobres y explotadas, del
campesinado principalmente y de los barrios y barriadas. A más de continuar con la persecución, detención, torturas y encarcelamientos de los prisioneros de guerra en siniestros campos de concentración, habiendo llegado hasta el genocidio de exterminio el 19 de junio de 1986.
Desde el comienzo la reacción, al no poder derrotar en el campo de batalla a la revolución, lo que ha hecho es cebarse con los que tenían en sus manos: los prisioneros de guerra. Así, desde que son detenidos son recluidos en calabozos inmundos, les son negados todos los derechos que su ley contempla, son torturados salvajemente desde la tortura sicológica como simulacro de fusilamiento pasando por los ahogamientos en pozas de agua sucia, descargas eléctricas en las partes más sensibles del cuerpo, quemaduras, golpes en la cabeza, en los pies, en el hígado hasta la violación sexual mediante la introducción de objetos contundentes (palo, fierro hasta FAL), tanto a hombres como a mujeres, tratando vanamente de quebrar su moral revolucionaria y obligarlos a firmar declaraciones autoinculpatorias. Torturas que se aplican en las dependencias policiales, de ellas principalmente la DIRCOTE, así como en los cuarteles de las Fuerzas Armadas. Luego de trasladarlos a cárceles que son verdaderos campos de concentración buscan sistemáticamente aniquilarlos por las condiciones infrahumanas en que viven. Allí los someten a una alimentación totalmente deficiente (se destina I/. 7.00 por prisionero, suma que no cubre ni para un tarro de leche), impidiendo incluso que sus familiares les lleven alimentos, por ejemplo está prohibido llevar comida los días que no sean de visita (sábado y domingo), e incluso se pone trabas limitando la visita a familiares directos y a éstos se les somete a revisiones humillantes y ante su justa protesta, por este trato, se suspende las visitas. En síntesis, se aplica un plan de aislamiento y aniquilamiento.
Siendo los prisioneros de guerra combatientes del Ejército Guerrillero Popular dirigido por el PCP, aún estando presos mantienen tal condición y cumplen las tres tareas del ejército de nuevo tipo:
- Combatir. Han desarrollado sucesivas luchas por conquistar y defender sus derechos, siendo las más importantes las libradas el 23 de diciembre de 1982 en el Frontón en que los prisioneros de guerra se atrincheraron durante cinco días sin luz ni agua ni alimentos ante una requisa de los guardias republicanos que los atacaban ferozmente. Los prisioneros resistieron heroicamente expresando su firme decisión de no permitir una requisa más pues eran robos y masacres. Esta lucha culmina exitosamente arrancando la visita de sus familiares que había sida suspendida hacía quince días.
Un salto en este aspecto es la lucha conjunta de las tres luminosas trincheras de combate (LTC) del Frontón, Lurigancho y el Callao del 13 al 16 de julio de 1985 logrando la firma de un Acta de 24 puntos en la que se les reconoció la condición de Presos especiales, como un paso al reconocimiento de su condición de presos políticos, obtuvieron se les reconociera las libertades y derechos constitucional y legalmente establecidos por la presión de la propia lucha popular, derivado de ellos es el derecho a la autoadministración y a vivir separados del resto de la población penal, entre otros beneficios logrados en dicha Acta.
Ni bien subió el Gobierno aprista esta Acta fue negada con el genocidio del 4 de octubre de 1985 en Lurigancho donde fueron asesinados con premeditación, sevicia y vesania, treinta prisioneros de guerra y veintitrés heridos de gravedad más doscientos cuarentitrés con diversas heridas. Los cadáveres no fueron entregados a sus familiares pese a existir mandato judicial. Sin embargo, este genocidio potenció la combatividad de los prisioneros de guerra sobrevivientes quienes desarrollaron una exitosa lucha el 30 de octubre (con toma de rehenes), logrando una nueva Acta de ratificación a la anterior de 24 puntos, a más alto nivel porque fue firmada por el vice-ministro de Justicia y otras autoridades del gobierno aprista. De ahí en adelante se desarrollaron campañas de desenmascarar y resistir al nuevo plan genocida en marcha.
- Producir. Los prisioneros de guerra hacían y hacen trabajos de artesanía diversa llegando a crear verdaderas obras de arte, a más de ser fuente de ingresos para la satisfacción de sus necesidades fundamentales y no simplemente una carga más para el pueblo al que sirven.
- Movilizar. Hacen trabajo de masas politizando, movilizando y organizando a sus familiares, así como para neutralizar a los presos comunes; y lo que es fundamental desarrollar su propio trabajo: ideológico, político y organizativo, en todos los planos, bajo la dirección del Partido Comunista del Perú.
Su vida en las LTC es ejemplar, disciplinada, alegre, organizada, cumpliendo tareas colectivas de estudio, limpieza y cocina. También celebran con exultante alegría las fechas históricas e importantes del Partido, el Ejército Guerrillero Popular y la Guerra Popular.
Así, mediante luchas los prisioneros de guerra transformaron las negras mazmorras de la reacción en luminosas trincheras de combate donde flameaban las banderas rojas con la hoz y el martillo; trincheras que fueron destruidas con el monstruoso genocidio de exterminio del 19 de junio. Los sobrevivientes actualmente se encuentran en la prisión fascista de Canto Grande, campo de concentración donde nuevamente por acción del Partido y la indoblegable lucha de los prisioneros de guerra, está surgiendo otra LTC donde de nuevo ya cantan, pintan consignas y desarrollan trabajo político combatiendo, produciendo y movilizando en condiciones más duras.
III. EL GENOCIDIO DEL 19 DE JUNIO.
Como hemos visto, parte de la guerra contrarrevolucionaria es el genocidio y así como se desató en el campo, ante el mayor desarrollo de la guerra revolucionaria, el genocidio se extendió a la ciudad con el gobierno de Alan García Pérez, expresándose en Garagay, y el 4 de octubre en Lurigancho. Es dentro de este marco general y el específico del plan de genocidio llevado desde años atrás contra los prisioneros de guerra, que debe enfocarse el genocidio de junio y en la perspectiva de la celebración del congreso de la llamada Internacional Socialista donde Alan García pretendía encumbrarse como "dirigente tercermundista", buscando además fortalecer su gobierno internacionalmente y, así, en mejores condiciones golpear la guerra popular en la parte que él consideraba más débil, los prisioneros de guerra; sumado a esto la venganza de la Marina por el aniquilamiento de Ponce Canessa miembro de su Estado Mayor y teniendo como antecedente las provocaciones sistemáticas contra los prisioneros de guerra en golpizas, amenazas de muerte, detención y persecución de sus familiares y defensores, la campaña de traslado al nuevo campo de concentración de Canto Grande, los vuelos de reconocimiento sobre el Frontón, las incursiones de la Marina y la aprobación por el Parlamento del regreso de los prisioneros a las cárceles de sus lugares de origen hacia ver claramente que el plan de genocidio apuntaba a su aplicación en mayor escala por uno u otros medios, buscando el gobierno aprista y las Fuerzas Armadas reaccionarias el momento más favorable políticamante a sus fines. El 18 de junio de 1986 los prisioneros de guerra de El Frontón, Lurigancho y el Callao se levantaron en rebelión contra el nuevo genocidio en marcha, después de haberlo anunciado públicamente ante los tribunales y autoridades, reiteradamente; se rebelaron en defensa de la revolución y de sus vidas demandando 26 reivindicaciones muy justas y racionales, siendo respondida por el Estado reaccionario, bajo la dirección política de García Pérez y su gobierno y a través de sus Fuerzas Armadas y Policiales, con un monstruoso genocidio de exterminio que ha repercutido mundialmente con la horrorizada condena de la bárbara matanza, derrumbando como castillo de naipes el pregonado prestigio internacional de Alan García; y generando en el país la más grave crisis del gobierno aprista agudizando las contradicciones en la propia reacción, removiendo las instituciones políticas particularmente a la autodenominada Izquierda Unida (IU) y en especial a Barrantes Lingán el aprista encubierto que la encabeza, y remecido profundamente a todo el pueblo peruano, arrancándole la careta al Apra y mostrando su verdadero carácter reaccionario de fascista y corporativo.
El 18 de junio del 86 a las 6 am., los prisioneros de guerra toman rehenes y exigen la solución de las 26 demandas que, en síntesis, era el respeto a las actas del 1 6 de julio y 31 de octubre de 1985 para lo cual piden la formación de una Comisión integrada por Autoridades, Familiares y sus Abogados; y, esto lo hacen conocer a los Jueces de Ejecución Penal y Fiscales de los 3 penales, viéndose éstos impedidos de cumplir sus funciones por la orden del Consejo de Ministros presidido por Alan García que dispuso el aplastamiento de la rebelión por las Fuerzas Armadas, a cuya dirección se sujetarían las Fuerzas Policiales.
El ejército fue el encargado de desatar el genocidio en Lurigancho y bajo su mando la Guardia Republicana (Llapan Atic); habiendo bombardeado con granadas de guerra explosivos y bazucas el Pabellón Industrial para posteriormente rematar a los heridos y fusilar a los sobrevivientes que según el propio Alan García habrían sido 100, los que fueron desnucados, atravesados con bayoneta y cercenados. En el Callao la encargada fue la Fuerza Aérea y bajo su mando la Guardia Republicana; con explosivos y baleamientos tomaron el control del penal asesinando a 2 prisioneras de guerra y masacrando a las sobrevivientes, para luego secuestrarlas y llevarlas a la cárcel de varones de Cachiche por un mes y, posteriormente, a Canto Grande. En el Frontón, se consumó una siniestra venganza de la Marina de Guerra habiendo atacado con cañones, explosivos, bazucas, FAL, granadas de guerra, por aire, mar y tierra; no pudiendo tomar el control hasta después de 20 horas por la feroz resistencia librada por los prisioneros de guerra, pese a encontrarse en condiciones muy inferiores; para después ensañarse con los heridos y cadáveres, dejando el Pabellón Azul reducido a nada destruyéndolo totalmente, luego de haber secuestrado a más de sesenta (60) y fusilado un número indeterminado de prisioneros de guerra. Sólo quedaron treintaicinco (35) sobrevivientes reconocidos. En total en las tres LTC doscientos cincuenta asesinados (250).
Los responsables de este crimen monstruoso son en primer lugar, Alan García Pérez, la dirección del partido aprista, el Consejo de Ministros incluido Alva Castro porque fue consultado, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Policiales, principalmente los jefes de las distintas armas, especialmente superiores que ordenaron, planificaron y ejecutaron este negro genocidio; en segundo lugar, la dirección de la Izquierda Unida y principalmente Barrantes son corresponsables. En tercer lugar, los dirigentes de los partidos políticos, así como los jerarcas de la Iglesia que fueron comunicados de la situación y de las medidas dispuestas y no hicieron nada. Luego, no se puede menos que condenar los infundios, las infames imputaciones de los diversos medios y órganos de información entre los cuales está el semanario Amauta. También tiene responsabilidad la llamada Comisión de Paz, la Corte Suprema, el Colegio de Abogados de Lima principalmente, ¿qué hicieron?; la siniestra labor de Elejalde, entonces Fiscal de la Nación, que justificó el genocidio; el papel funesto de Luis Alberto Sánchez; la siniestra labor de Aquézolo, Mantilla que estuvo disparando en los hechos. La complicidad infame de Willy Brandt, de Carlos Andrés Pérez.
El genocidio del 19 de junio ha dado como resultado un triunfo político, militar y moral a la revolución dándonos incluso un DIA DE LA HEROICIDAD como un monumento imperecedero que guardaremos siempre.
¡GLORIA A LOS HEROES CAIDOS, VIVA LA REVOLUCION!
¡LA SANGRE NO AHOGA LA REVOLUCION, LA RIEGA!
¡VIVA LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL!
¡GLORIA AL MARXISMO-LENINISMO-MAOISMO!
¡GLORIA AL DIA DE LA HEROICIDAD!
¡LA SANGRE NO AHOGA LA REVOLUCION, LA RIEGA!
¡VIVA LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL!
¡GLORIA AL MARXISMO-LENINISMO-MAOISMO!
¡GLORIA AL DIA DE LA HEROICIDAD!
SOCORRO POPULAR DEL PERU
Junio 87
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