A lo largo de los primeros 21 días del Paro General que sacude al país, el Estado ha ido escalando su estrategia de guerra, para tratar de contener la rebeldía popular. La primera semana el epicentro fue Cali con los primeros asesinatos a manos del Esmad y la policía. Luego, con el empuje de la juventud y el aumento de las movilizaciones y los bloqueos en el resto del país, el terrorismo de Estado se ha ido desplazando también a Buga, Jamundí, Pereira, Bogotá… ahora el régimen mafioso de Duque se ha ensañado con los luchadores en Yumbo.
La brutalidad con la que el régimen narcoparamilitar de Duque-Uribe ha atacado a los jóvenes, buscando en vano levantar los bloqueos, se debe al gran impacto que estos han tenido al garantizar el paro de la producción. Según la revistaForbes, de acuerdo con el informe de la Cámara de Comercio de Cali, del 10 de mayo del 2021, el 41,3 % de las empresas no estaban operando y de las restantes el 47,2 % reportaba operando con solo el 39,9 % de la capacidad instalada. Sus cálculos estiman pérdidas por $1,2 billones por semana.
Las consecuencias económicas del Paro General Indefinido impulsan a los parásitos capitalistas a presionar al títere Duque para que ataque con todo el terror militar a la juventud, que mantiene los bloqueos en las principales vías del país. Las decenas de barricadas dispuestas en las principales carreteras ha represado mucha de la mercancía que llega o intenta salir por el puerto de Buenaventura.
La burguesía parásita está asustada, «La capacidad de almacenamiento en los puertos cada día se agota más», dice la presidente de la Cámara de Comercio de Buenaventura; al parecer tienen capacidad de almacenamiento para una semana más y en los terminales de graneles ya no tienen dónde guardar producto. De allí la urgencia y la sevicia con la que se ataca al pueblo luchador del Valle del Cauca. El Estado de los explotadores necesita devolver a los ricos la tranquilidad para que sigan explotando y ganando dinero al ritmo que están acostumbrados.
La creciente rebeldía popular, a pesar de no contar con la participación organizada del proletariado industrial, ha logrado hacer temblar a los ricos y su fuerza es tan elevada que no ha podido ser eliminada pese a la sanguinaria represión.
El paro, según el diario Portafolio, solo para la burguesía del Valle del Cauca ha significado pérdidas por $2 billones; de la misma manera, según el mismo medio, el Gobierno estima una pérdida de $6,2 billones en todo el país. Esas cifras son las que realmente les duele, aunque hipócritamente vociferen sobre la pésima situación de los campesinos, los niños, los pequeños comerciantes… de los que solo se acuerdan ahora para tratar de engañar incautos apelando a ellos, pero de los que se olvidaron en el tiempo del Agro Ingreso Seguro, de las ayudas durante el primer año de la pandemia, o a la hora de imponer sus antipopulares reformas.
Esas cifras económicas y no los 51 asesinatos, los 18 casos de abuso sexual, los más de 548 desaparecidos, reportados por la ONG Temblores… son las que le duelen al criminal Estado colombiano, de allí que la represión haya sido tan fuerte, no solo arremetiendo los puntos de bloqueo sino actuando como si fuera un ejército de ocupación contra niños, mujeres, ancianos en sus casas, atacando con balas y cápsulas de gas. Este Paro General Indefinido ha revelado claramente que el Estado burgués solo sirve para garantizar ganancias a los holgazanes capitalistas y prodigar miseria y guerra contra el pueblo laborioso.
Pero, pese a la represión Yumbo sigue en pie, y no podía ser de otra forma pues donde hay opresión hay rebelión y el pueblo de Yumbo se cansó de tanta barbarie, pues según las cifras del Informe de calidad de vida 2020, Yumbo cómo vamos el 61,3 % de la población del municipio no alcanza siquiera los niveles de ingresos mínimos para los alimentos básicos, 5179 de los hogares están en situación de pobreza crónica y 11.900 personas no tienen cobertura de salud.
Y ahora, cuando el pueblo con justeza se levanta, el Estado quiere suprimir su lucha mediante el terror y el asesinato, pero el pueblo y los luchadores de primera línea en vez de doblegarse mantienen su firmeza y su furia crece contra todo este sistema de opresión y represión, pues mientras el pueblo de Yumbo exige sus derechos básicos: al trabajo, a la salud, a la vivienda, a la alimentación, a un medioambiente adecuado y saludable, a la vida, a un nivel de vida adecuado… lo que ha hecho el régimen narcoparamilitar es responder con bala. Nuevamente la realidad y las masas con su lucha nos dejan claro que: ¡La rebelión se justifica
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