Sin duda, urge reanudar las negociaciones de paz entre el Frente Nacional Democrático de Filipinas (NDFP) y el Gobierno de la República de Filipinas (GRP). Esto se debe a que los problemas sociales y económicos y la represión política que subyacen a la guerra civil siguen empeorando bajo el régimen títere y fascista de Marcos. Exigen atención y solución urgentes.
La mayoría del pueblo filipino sufre las incesantes subidas de los precios de los productos y servicios básicos, los bajos salarios, la falta de ingresos, el desempleo generalizado y la baja calidad del empleo, el acaparamiento de tierras, el despojo de los medios de subsistencia y otros males sociales. Siguen sin disminuir las ejecuciones extrajudiciales, las detenciones ilegales y los encarcelamientos prolongados, los secuestros y las desapariciones, la tortura, la caza de brujas anticomunista, la militarización y el aislamiento de las comunidades rurales, las actividades antisindicales y otras formas de represión.
La falta de justicia social y la ausencia de una auténtica democracia siguen obligando a la población a tomar las armas para defender sus derechos y luchar por sus aspiraciones a un futuro mejor. El Nuevo Ejército del Pueblo sigue librando la lucha armada revolucionaria en todo el país con el profundo y amplio apoyo del pueblo. Al tiempo que libran la resistencia armada, el Partido y las fuerzas revolucionarias acogen con satisfacción la posibilidad de reanudar las negociaciones de paz con el fin de servir de plataforma adicional para que el pueblo haga valer sus aspiraciones de justicia social y auténtica democracia.
En este momento, la posibilidad de que avancen las negociaciones de paz entre el NDFP y el GRP depende en gran medida de la fuerza con la que el pueblo filipino pueda alzar la voz y presionar colectivamente al gobierno de Marcos para que atienda el clamor que existe desde hace tiempo en favor de una auténtica reforma agraria y una industrialización nacional, así como la exigencia de que se ponga fin a los abusos contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Las negociaciones de paz no se limitan a poner fin al conflicto armado. Se trata, sobre todo, de resolver los problemas que originan la guerra civil.
Confiamos plenamente en que el Grupo de Negociación del Frente Nacional Democrático de Filipinas (NDFP) siga representando estas aspiraciones y las lleve a la mesa de negociación.
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