Cooperación naval de Estados Unidos e India contra China
Submarino nuclear indio |
Estados Unidos e India intensifican su colaboración naval contra China
en los Océanos Índico y Pacífico. En junio ambos países planean llevar a
cabo maniobras navales conjuntas de guerra antisubmarina (Anti-Submarine Warfare, ASW) con el nombre clave de “Maniobras Malabar” en el Mar de China Meridional.
Este tipo de ejercicios es la base de la construcción de una relación duradera entre las dos flotas, que esperan desarrollar una ASW compartida.
Se abre así una nueva etapa en los esfuerzos estadounidenses por hacer de India un Estado de primera línea en sus preparativos de guerra contra China y sus esfuerzos para cercarla estratégicamente, algo que Washington califica con el eufemismo de “cabeza de puente hacia Asia”.
Estados Unidos ha lanzado varias provocaciones en el Mar de China Meridional bajo el pretexto de la “libertad de navegación”. Al mismo tiempo en el Mar de China oriental Japón afirma su reivindicación de las islas Senkaku y Diaoyu, anexionadas por Japón tras la guerra chino-japonesa de 1894-1895.
India invitó recientemente a Japón, el aliado estratégico más importante de Estados Unidos en Asia, a convertirse en el tercer miembro permanente de las maniobras anuales “Malabar”. Japón, pues, se unirá en junio a estos ejercicios y ha desplegado de forma repetida su flota para enfrentarse a los navíos chinos cerca de las islas Senkaku y Diaoyu.
Continuando la “asociación estratégica general” indo-americana forjada por su predecesor, el Partido del Congreso, el gobierno indio dirigido desde hace dos años por el Bharatiya Janata Party (BJP) ha incrementado de forma considerable su cooperación militar y estratégica con Washington. Ha hecho suya literalmente la línea estadounidense en el Mar de China Meridional, tachando a China de agresora y amenaza para la “libertad de los mares”, mientras que es Estados Unidos quien busca un acceso ilimitado a las aguas cercanas a China continental para sus buques de guerra. Nueva Delhi también ha aumentado su cooperación estratégica militar bilateral y trilateral de manera significativa con Estados Unidos y otros aliados claves de Washington en el Pacífico y Océano Indico: Japón y Australia.
Un objetivo estratégico clave de Estados Unidos, en su búsqueda de alianzas militares cada vez más estrechas con Japón, Australia e India, es preparar la imposición de un bloqueo naval contra China en la eventualidad de una crisis bélica. Tomando el control de los “puntos de estrangulamiento” en el Océano Indico y en el Pacífico, los estrategas del Pentágono calculan que pueden impedir el acceso a China de las vías marítimas por las que pasa el petróleo y otras materas primas que sostienen su economía.
Ante la posibilidad de ver cortados sus accesos en el Índico, China ha decidido aumentar su presencia naval, incluyendo el despliegue de submarinos. Esto ha causado pánico en India, que considera vital para la realización de sus ambiciones de gran potencia el desempeño de un papel creciente como “policía” del Océano Índico.
India, que está ahora extendiendo masivamente su flota, ha tomado medidas para hacer frente a los crecientes intereses económicos de China en diferentes países del Océano Índico. En 2015 ayudó a Estados Unidos a preparar la expulsión del presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, considerado muy cercano a China. India igualmente intenta desde hace años intimidar a las pequeñas Islas Maldivas para que se comprometan con una política extranjera exclusivamente pro-India.
El Pentágono busca formar patrullas navales conjuntas con India en el Índico y en el Pacífico. El mes pasado Nueva Delhi y Washington anunciaron la firma de un protocolo de intercambio logístico. Esto proporcionaría a Estados Unidos acceso a los puertos y bases militares indias para el aprovisionamiento, la reparación y el descanso. Supondrá inevitablemente el establecimiento de militares estadounidenses en India.
Estados Unidos busca también arrastrar a India a su estrategia depredadora gracias a asociaciones de desarrollo y coproducción de sistemas de armas avanzadas, como la tecnología de portaaviones.
Washington explota la preocupación india por la creciente presencia naval de China en el Índico. Los indios han detectado submarinos chinos a una media de cuatro por trimestre. Algunos se han visto cerca de Andaman y Nicobar, islas indias en las proximidades del estrecho de Malaca, en la entrada del Mar de China Meridional, por donde pasa más del 80 por ciento de los suministros de carburante para China.
Washington ha logrado atraer a India a una colaboración militar más estrecha en la región Asia-Pacífico. El interés de la Marina india es extenderse hacia el este en el Índico, y el hecho de llegar hasta el Pacífico para las maniobras es una indicación de ello.
Estados Unidos ha transformado la política india de “Mirar hacia el Este” en un “Actuar en el Este”, una intervención más agresiva en esta región al servicio de las ambiciones geopolíticas de India. Obama y el secretario de Defensa Ashton Carter han esgrimido muchas veces la “convergencia” de la política de “Actuar en el Este” y la cabeza de puente estadounidense “hacia Asia” y han prometido ayuda estadounidense para que India vaya en esa nueva orientación.
Nueva Delhi no quería ser visto como un aliado declarado de Estados Unidos contra China ya que no quiere mostrar hostilidad hacia su vecino. Pero el aumento de la presencia china en el Océano Índico da la oportunidad a Washington de presentar a Pekín como el agresor y lleva así a Nueva Delhi a una alianza más estrecha. “Si vemos a China ser más agresiva en el Océano Índico”, han declarado en el Pentágono, “ello podría ayudar a cristalizar la política india hacia China y favorecer la relación con Estados Unidos”.
Los políticos indios critican las estrechas relaciones entre China y Pakistán, rival histórico de India, argumentando que había que contrarrestarlas mediante una relación sólida con los vecinos marítimos de China como Vietnam, Japón y Filipinas. Para ello proponen intensificar los ejercicios militares con Estados Unidos, Japón, Australia e Indonesia en el mar de China meridional y el Océano Indico.
India ha cambiado de estrategia. Antiguos oficiales de la Marina india apoyan la asociación naval de su país con Estados Unidos. Ahora el gobierno del BJP y las instituciones militares y de defensa india están a favor de una sólida mano tendida a Estados Unidos, porque es la única forma de mantener el equilibrio de fuerzas.
Australia tiene voluntad también de colaborar con India y Estados Unidos en el refuerzo de la capacidad bélica submarina y de vigilancia en el océano Índico. Australia acaba de encargar doce nuevos submarinos y podría unirse a la AWS protagonizada por Estados Unidos. Probablemente veamos un reparto compartido de las responsabilidades en el Océano Índico entre estos tres países, con un potencial de compartir instalaciones.
China ha reaccionado con prudencia ante las conversaciones indo-estadounidenses de colaboración en la guerra antisubmarina. Pero cualesquiera que sean las esperanzas de China, las actuaciones agresivas del imperialismo estadounidense para desarrollar relaciones militares con India, incluyendo la guerra antisubmarina, agravarán aún más las tensiones geopolíticas en la región indo-pacífica, y el peligro de guerra total entre potencias nucleares.
Este tipo de ejercicios es la base de la construcción de una relación duradera entre las dos flotas, que esperan desarrollar una ASW compartida.
Se abre así una nueva etapa en los esfuerzos estadounidenses por hacer de India un Estado de primera línea en sus preparativos de guerra contra China y sus esfuerzos para cercarla estratégicamente, algo que Washington califica con el eufemismo de “cabeza de puente hacia Asia”.
Estados Unidos ha lanzado varias provocaciones en el Mar de China Meridional bajo el pretexto de la “libertad de navegación”. Al mismo tiempo en el Mar de China oriental Japón afirma su reivindicación de las islas Senkaku y Diaoyu, anexionadas por Japón tras la guerra chino-japonesa de 1894-1895.
India invitó recientemente a Japón, el aliado estratégico más importante de Estados Unidos en Asia, a convertirse en el tercer miembro permanente de las maniobras anuales “Malabar”. Japón, pues, se unirá en junio a estos ejercicios y ha desplegado de forma repetida su flota para enfrentarse a los navíos chinos cerca de las islas Senkaku y Diaoyu.
Continuando la “asociación estratégica general” indo-americana forjada por su predecesor, el Partido del Congreso, el gobierno indio dirigido desde hace dos años por el Bharatiya Janata Party (BJP) ha incrementado de forma considerable su cooperación militar y estratégica con Washington. Ha hecho suya literalmente la línea estadounidense en el Mar de China Meridional, tachando a China de agresora y amenaza para la “libertad de los mares”, mientras que es Estados Unidos quien busca un acceso ilimitado a las aguas cercanas a China continental para sus buques de guerra. Nueva Delhi también ha aumentado su cooperación estratégica militar bilateral y trilateral de manera significativa con Estados Unidos y otros aliados claves de Washington en el Pacífico y Océano Indico: Japón y Australia.
Un objetivo estratégico clave de Estados Unidos, en su búsqueda de alianzas militares cada vez más estrechas con Japón, Australia e India, es preparar la imposición de un bloqueo naval contra China en la eventualidad de una crisis bélica. Tomando el control de los “puntos de estrangulamiento” en el Océano Indico y en el Pacífico, los estrategas del Pentágono calculan que pueden impedir el acceso a China de las vías marítimas por las que pasa el petróleo y otras materas primas que sostienen su economía.
Ante la posibilidad de ver cortados sus accesos en el Índico, China ha decidido aumentar su presencia naval, incluyendo el despliegue de submarinos. Esto ha causado pánico en India, que considera vital para la realización de sus ambiciones de gran potencia el desempeño de un papel creciente como “policía” del Océano Índico.
India, que está ahora extendiendo masivamente su flota, ha tomado medidas para hacer frente a los crecientes intereses económicos de China en diferentes países del Océano Índico. En 2015 ayudó a Estados Unidos a preparar la expulsión del presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, considerado muy cercano a China. India igualmente intenta desde hace años intimidar a las pequeñas Islas Maldivas para que se comprometan con una política extranjera exclusivamente pro-India.
El Pentágono busca formar patrullas navales conjuntas con India en el Índico y en el Pacífico. El mes pasado Nueva Delhi y Washington anunciaron la firma de un protocolo de intercambio logístico. Esto proporcionaría a Estados Unidos acceso a los puertos y bases militares indias para el aprovisionamiento, la reparación y el descanso. Supondrá inevitablemente el establecimiento de militares estadounidenses en India.
Estados Unidos busca también arrastrar a India a su estrategia depredadora gracias a asociaciones de desarrollo y coproducción de sistemas de armas avanzadas, como la tecnología de portaaviones.
Washington explota la preocupación india por la creciente presencia naval de China en el Índico. Los indios han detectado submarinos chinos a una media de cuatro por trimestre. Algunos se han visto cerca de Andaman y Nicobar, islas indias en las proximidades del estrecho de Malaca, en la entrada del Mar de China Meridional, por donde pasa más del 80 por ciento de los suministros de carburante para China.
Washington ha logrado atraer a India a una colaboración militar más estrecha en la región Asia-Pacífico. El interés de la Marina india es extenderse hacia el este en el Índico, y el hecho de llegar hasta el Pacífico para las maniobras es una indicación de ello.
Estados Unidos ha transformado la política india de “Mirar hacia el Este” en un “Actuar en el Este”, una intervención más agresiva en esta región al servicio de las ambiciones geopolíticas de India. Obama y el secretario de Defensa Ashton Carter han esgrimido muchas veces la “convergencia” de la política de “Actuar en el Este” y la cabeza de puente estadounidense “hacia Asia” y han prometido ayuda estadounidense para que India vaya en esa nueva orientación.
Nueva Delhi no quería ser visto como un aliado declarado de Estados Unidos contra China ya que no quiere mostrar hostilidad hacia su vecino. Pero el aumento de la presencia china en el Océano Índico da la oportunidad a Washington de presentar a Pekín como el agresor y lleva así a Nueva Delhi a una alianza más estrecha. “Si vemos a China ser más agresiva en el Océano Índico”, han declarado en el Pentágono, “ello podría ayudar a cristalizar la política india hacia China y favorecer la relación con Estados Unidos”.
Los políticos indios critican las estrechas relaciones entre China y Pakistán, rival histórico de India, argumentando que había que contrarrestarlas mediante una relación sólida con los vecinos marítimos de China como Vietnam, Japón y Filipinas. Para ello proponen intensificar los ejercicios militares con Estados Unidos, Japón, Australia e Indonesia en el mar de China meridional y el Océano Indico.
India ha cambiado de estrategia. Antiguos oficiales de la Marina india apoyan la asociación naval de su país con Estados Unidos. Ahora el gobierno del BJP y las instituciones militares y de defensa india están a favor de una sólida mano tendida a Estados Unidos, porque es la única forma de mantener el equilibrio de fuerzas.
Australia tiene voluntad también de colaborar con India y Estados Unidos en el refuerzo de la capacidad bélica submarina y de vigilancia en el océano Índico. Australia acaba de encargar doce nuevos submarinos y podría unirse a la AWS protagonizada por Estados Unidos. Probablemente veamos un reparto compartido de las responsabilidades en el Océano Índico entre estos tres países, con un potencial de compartir instalaciones.
China ha reaccionado con prudencia ante las conversaciones indo-estadounidenses de colaboración en la guerra antisubmarina. Pero cualesquiera que sean las esperanzas de China, las actuaciones agresivas del imperialismo estadounidense para desarrollar relaciones militares con India, incluyendo la guerra antisubmarina, agravarán aún más las tensiones geopolíticas en la región indo-pacífica, y el peligro de guerra total entre potencias nucleares.
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