29 de diciembre 2016
Se estima que 1.200 trabajadores de la industria textil de
Bangladesh han sido despedidos a lo largo del mes de diciembre. Los
despidos se han realizado tras el surgimiento de protestas para demandar
mejoras salariales. La huelga de una semana llevó a un corte del
suministro en 12 regiones que proveen a las principales marcas textiles
de Europa y Estados Unidos. Docenas de personas han sido arrestadas tras
enfrentamientos con la policía.
Las protestas, que finalizaron el pasado martes tras una semana de huelga, supusieron la paralización de unas 50 fábricas
por todo el país. Más concretamente, el abandono de miles trabajadores
de sus puestos de trabajo en el complejo industrial de Asulia, que
fabrica ropa para las principales marcas de Europa y Estados Unidos,
elevó las preocupaciones sobre una reducción en el suministro de ropa en
plena campaña de las vacaciones de navidad.
La huelga, iniciada en un primer momento a modo de protesta por el despido de 121 trabajadores, ha tenido como finalidad demandar un aumento de los salarios para los trabajadores de la industria textil.
Actualmente el salario medio en este sector industrial es de 5,300 taka
(la moneda nacional y que equivale a 64 euros mensuales). El aumento
salarial exigido por los empleados demandaba triplicar esa cantidad.
Más de 50 fábricas se vieron forzadas a cerrar la semana pasada para
contener la propagación de las protestas. Éstas tuvieron un fuerte
repunte después de que en una concentración la policía disparase balas
de goma contra los manifestantes, hiriendo a unas diez personas según el
representante sindical Talisma Akhter. La policía ha considerado los
actos de protesta como ilegales y ha informado de la detención de 30
personas, incluidos 7 líderes sindicales, así como de un reportero de
televisión que se encontraba en el lugar de los hechos cubriendo los
disturbios.
Según informa la Agencia France Presse, hasta el pasado martes los
propietarios de las principales fábricas textiles habían despedido a
unos 1.500 empleados y continuado con las operaciones. Estas nuevas
protestas laborales se producen más de tres años y medio después del hundimiento de un complejo textil en la capital del país, Daca, en donde fallecieron 1.127 personas y 2.437 resultaron heridas.
El salario mínimo para los trabajadores de la industria textil en Bangladesh fue aumentado
en el 2013 tras el incidente, debido principalmente a las protestas
internacionales y al escrutinio al que se ha visto sometida la industria
desde entonces. Sigue siendo, sin embargo, uno de los salarios más bajos del mundo. Según un reportaje realizado por eldiario.es en
el tercer aniversario de la catástrofe de la plaza de Rana, las
condiciones laborales siguen sin presentar mejoras significativas.
De las 2.000 inspecciones consideras como necesarias para corregir las
deficiencias de seguridad en la industria textil, se habían llevado a
cabo 1.453 hasta el pasado mes de abril. El total de riesgos para la
seguridad en esas inspecciones realizadas se estima en 108.538, siendo
las deficiencias más frecuentes la ausencia de salidas de emergencia en
caso de incendio, la integridad estructural de los edificios y las
instalaciones eléctricas inseguras. Hasta abril, un 43% de las
deficiencias detectadas por los inspectores todavía no se había
corregido.
La industria textil en Bangladesh
da trabajo a entre tres y cuatro millones de personas y supone el 12%
del producto interior bruto del país. Es, también, la industria que más
bienes manufacturados produce para la exportación, alcanzando en este
área un 80% de las exportaciones del país, por lo que una interrupción
prolongada de la producción podría ser un duro impacto para su economía.
Las protestas ocurridas este mes de diciembre se producen con
frecuencia en las más de 4.500 fábricas textiles repartidas por todo el
país, y que tienen un largo historial de accidentes laborales, pobres
condiciones de trabajo y bajos salarios.
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