En Estambul y otras ciudades se organizaron movilizaciones de miles de
personas repudiando el atentado, al mismo tiempo que cuestionaban al
gobierno de Turquía.
La Policía turca lanzó gases lacrimógenos contra una manifestación de
varios miles de personas que protestaban en la céntrica calle Istiklal
en Estambul.
Los manifestantes denunciaban no sólo al Estado Islámico (EI) como autor de la masacre sino que dirigían su indignación también contra el Gobierno turco, al que acusan de actuar en connivencia con el Estado Islámico para debilitar a la izquierda kurda, objetivo del atentado.
Aunque la protesta se desarrolló de forma pacífica durante hora y media,
se produjeron choques con la policía sobre el final de la misma. La Policía lanzó gases lacrimógenos contra los presentes y practicó varias detenciones, según explicaron a Efe testigos oculares.
Entre las consignas de la manifestación destacaban frases "El pueblo pide cuentas" y "AKP asesinos",
en referencia al partido islamista que lleva en el poder desde 2002,
aunque perdió la mayoría absoluta en las elecciones del 7 de junio
pasado.
Una de las portavoces de la protesta, Meral Danis Bestas,
vicepresidenta del partido de izquierda kurda HDP, llegó a asegurar que "hoy, el Gobierno del AKP ha firmado otra masacre", en referencia al atentado.
Un miembro destacado del partido socialdemócrata CHP, presente a título
personal en la protesta hoy, indicó a Efe que el atentado complicará con
certeza las negociaciones en el Parlamento para formar un Gobierno de
coalición en Turquía.
El atentado iba dirigido contra un grupo de activistas turcos, en su
mayoría jóvenes kurdos e integrantes de organizaciones de la izquierda
turca, que estaban reunidos en el jardín del Centro cultural Amara,
donde estalló la bomba.
Los activistas se preparaban para cruzar la frontera con el fin de
prestar ayuda a la población de la ciudad siria de Kobani, muy castigada
por la guerra en el país vecino.
El centro, sede de la Federación de Asociaciones de Juventudes
Socialistas, coordinaba el viaje de los jóvenes y realizaba una campaña
para ayudar a la reconstrucción de la ciudad, gravemente dañada tras el
asedio del Estado Islámico (EI) del invierno pasado.
Aunque oficialmente todavía no se han atribuido las responsabilidades
del atentado, se atribuyó al Estado Islámico, como “venganza” por la
acción de las milicias kurdas en Kobani.
Suruç es el principal punto de comunicación entre Turquía y la ciudad sirio-kurda de Kobani, a unos 10 kilómetros de distancia.
Muchos de los activistas turcos, que habían llegado a la frontera desde
varios puntos del país, llevaban juguetes o productos de primera
necesidad para los habitantes de Kobani.
Un vídeo difundido por Hürriyet muestra un fuerte estallido en medio de
una muchedumbre que sostiene una pancarta durante una declaración a la
prensa en el jardín del centro atacado.
Nota: El atentado produjo 50
muertos y cientos de heridos. A buen seguro Erdogan y los servicios de
información turcos, que ya han demostrado sobradamente su apoyo al
Estado Islámico, están detrás de esta vil masacre contra el pueblo kurdo
y los solidarios con el mismo.
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