Mayo
2015
Las
marchas por el 1º de mayo se han constituido en un verdadero
muestrario de cómo se viene desarrollando el movimiento sindical en
el Ecuador.
No
podemos, y mucho menos pretendemos negar la mayoritaria presencia de
un movimiento sindical liderado por las corrientes más
recalcitrantes del revisionismo y del oportunismo en el país.
Direcciones que por un lado han arrastrado a las masas de
trabajadores explotados a persistir una y tantas veces en el
parlamentarismo burgués, en el camino burocrático, que claro está,
es el camino de la reacción, del constitucionalismo, de las
elecciones, en definitiva, de la democracia burgués-terrateniente.
Y
es precisamente en el seno de este movimiento sindical donde las
fuerzas revisionistas se han bifurcado para formar un componente
organizativo binario a favor del viejo estado y de la vieja
democracia. Unos, con el régimen, haciéndole el juego a la reforma,
a la reestructuración del viejo estado y con ella darle un impulso
al cuarto momento que vive el capitalismo burocrático en el Ecuador.
Resalta entre las varias organizaciones de distinta índole la CUT,
Central Unitaria de Trabajadores, dirigida por la rata Oswaldo Chica
y Richard Gómez, presidente de la Federación de Trabajadores
Eléctricos del Ecuador, elementos burocráticos que han logrado
estabular a las masas obnubiladas por la demagogia fascista de
Correa.
Otros,
aupados en la llamada “oposición” al gobierno, también han
sabido anidar en su seno, además del revisionismo, a dirigentes
oportunistas reciclados en la periferia del movimiento campesino,
indígena y popular; no contentos con eso, a dirigentes de partidos
políticos de centro y derecha que no han tenido problemas o
limitaciones en ponerse al frente de las movilizaciones como son el
caso de Lourdes Tibán, Gustavo Larrea, Acosta, dirigentes del
extinto MPD y hasta el mismísimo Presidente de la Cámara de
Comercio de Quito: Blasco Peñaherrera Soláh, exponente de los
sectores más reaccionarios de la gran burguesía del país.
En
ese contexto es importante resaltar cómo va ganando mejores niveles
de organización, fuerza y combatividad el movimiento sindical
clasista, que trabaja sobre la necesidad de fortalecer y apuntalar un
programa de lucha coherente con los requerimientos actuales que
tienen los trabajadores explotados del país y desde luego, ir
bregando sobre la necesidad de fortalecer posiciones políticas e
ideológicas que también consoliden saltos cualitativos en la
irrenunciable dirección que debe tener el proletariado en la
revolución de Nueva Democracia en el país, siempre al servicio de
la Revolución Proletaria Mundial.
En
Ibarra se pudo evidenciar cómo en medio de una fuerte lucha
ideológica contra el revisionismo y el oportunismo se va imponiendo
la línea ideológica correcta; cómo ésta se va consolidando y va
dando pasos agigantados por dejar atrás el burocratismo sindical, al
oportunismo electorero, al revisionismo capitulador, derrotista,
manipulador, desmovilizador y sobre todo conciliador de clase para
-de esta manera- ir allanando el camino a la construcción de un
movimiento sindical coherente con los postulados del proletariado
internacional.
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