Nos encontramos con un panorama
muy particular en Chile, por las características del ascenso popular que se ha
venido dando hace un par de años, con los movimientos sociales y políticos no
pertenecientes a la podrida democracia burguesa, lo que ha ido resquebrajando
“la fe” en el viejo Estado. La lucha de los estudiantes secundarios y
universitarios, las luchas regionalistas, la lucha mapuche, las luchas
ambientalistas, la lucha de pobladores, etc. nos ratifica que no es el mismo
panorama que hace 10 años, que las masas han avanzado en sus derechos y en sus
reivindicaciones particulares por mejores condiciones, y un porcentaje
importante lucha por sus reivindicaciones en pos de cambiar la estructura
económica completa. Pero este articulo no se enfoca en estos últimos, los
cuales poseen claridad acerca de que no hay posibilidad de utilizar la
democracia burguesa para un cambio real, sino para las personas con una mente
activa y abierta, honesta pero ingenua, que aún ve posibilidades de cambio dentro
de la misma democracia burguesa, visión completamente errada.
Siempre partimos de la premisa de
que la democracia latinoamericana subdesarrollada se encuentra en desventaja
(aún más injusta) que la democracia burguesa de países desarrollados de Europa
y América del norte, por causa del imperialismo. Esto lo aclaraba Mariátegui
planteando que estos países eran semifeudales, es decir que conservaban
relaciones económicas antiguas como el latifundio y la servidumbre, a raíz de
esto y debido a que la economía es la base de la sociedad, es que Mariátegui
nos dice que sobre una economía semifeudal no van a poder prosperar nunca
instituciones democráticas. He ahí cuando se entiende un Estado burgués y
terrateniente demagógico y sin un desarrollo capitalista como en los países imperialistas
y más desarrollados, por lo que si la
democracia burguesa es injusta con los más pobres; el proletariado y el campesinado, en la
democracia burguesa-terrateniente de los países atrasados (como Chile), estas
injusticias aumentan ya que se actúa pasando por encima de sus propias leyes
burguesas.
Teniendo en cuenta esto último
podemos advertir que las elecciones, siendo parte de esta supuesta democracia,
no solo no benefician a las clases
populares, sino que al pueblo no le sirven para nada, sirven solo a favor de la
burguesía y terratenientes para mantener su tranquilidad y paz de cementerio.
La democracia burguesa se encuentra sustentada en su Estado, y posee como
columna vertebral al ejército y fuerzas de orden quienes reprimen directamente a quien no respete su
“legalidad” y economía capitalista, pero a su vez se justifican política y
moralmente con un juego en el que ellos mismos ponen las reglas, las
elecciones, donde te dicen por quién votar y te dicen cuando votar y como
votar. En los países latinoamericanos esta injusticia se acrecienta aún más
porque no existen instituciones verdaderamente democráticas; el parlamento, el
ejecutivo, la justicia, la policía y las fuerzas armadas están llenas de
demagogia, corrupción, robo, clientelismo, tortura, mentiras, abuso de poder, etc.
Es por esta razón que en un
contexto subdesarrollado las elecciones no sirven ni siquiera como medio de
propaganda, no nos podemos insertar en un sistema que no respeta ni sus propias
leyes, ni su propia democracia burguesa, no nos podemos arriesgar a ser
manipulados y agredidos, sin ganar nada para el pueblo, de hecho todo lo
contrario, podemos perder masa honesta que se encuentra dispuesta para luchar
por la revolución.
La prensa y lo políticos
burgueses hacen referencia en la necesidad de votar y participar en las
elecciones y plantean que solo votando se puede mostrar el descontento y
hacer presión,
bueno en la últimas elecciones municipales se mostró como a la
gente está interesada en ir a votar, pero si sale a la calle a
marchar, este análisis surgió desde la
misma prensa burguesa, y muestra la crisis de legitimidad que está
afectando a la supuesta
democracia. Es ahí donde hay que apuntar; negar las elecciones pero
seguir con
la política del pueblo en la calle, a través de las organizaciones
populares; deslegitimando así su podrida democracia.
Es por ello que NO debemos asumir
la democracia burguesa como una trinchera de lucha, en el contexto
latinoamericano en ningún caso ya que no se ha consolidado esta supuesta
democracia ni con sus propias leyes, es por ello que apelamos a la lucha revolucionaria, al
trabajo con las masas, a ganar organización gremial, y a la violencia
revolucionaria, a luchar por lo que nos pertenece. El ascenso social recién ha
comenzado, ya no le creemos a los políticos burgueses y hemos tomado las
riendas de nuestra sociedad para construir un futuro rojo junto al pueblo.
¡Las elecciones burguesas no sirven al pueblo!
¡Solo la lucha romperá nuestras cadenas de opresión!
¡La rebelión se Justifica!
Escuela Política Luis Emilio Recabarren
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