CALCUTA, India
(Reuter) – Hace 3 años, Jagari Baske, de 16 años, se esfumó de una
remota aldea en el estado indio de Bengala Occidental.
Pero contrariamente a muchas muchachas de su edad que de pronto huyen de
sus hogares en el conservador mundo rural del país, no estaba fugándose
con un novio al que su familia se oponía.
Por el contrario, Baske escapó para unirse a los rebeldes maoístas que
afirman estar luchando por los derechos de los desposeídos del campo y
que son responsables de una ola de muertes este año mientras incrementan
su batalla contra el Estado.
Baske, ahora con 19 años, es descrita por las fuerzas de seguridad como una enemiga peligrosa.
“Jagari es peligrosa y hábil con el fusil”, declaró un oficial de
inteligencia en Calcuta, capital de Bengala Occidental”. “Es despiadada y
ha tomado parte en docenas de ataques maoístas en los últimos dos
años”.
Portando un rifle automático AK-47 mientras dirige ataques guerrilleros,
Baske es un nombre habitual en muchas de las peores zonas golpeadas
por la insurgencia – Bengala Occidental, y los estados orientales y
centrales de Bihar, Jharkland, Orissa y Chhattisgarh.
Los familiares y amigos encuentran difícil explicar cómo la adolescente
que ellos conocieron –y que recuerdan como una alegre y ruda joven- ha
podido alcanzar tanta notoriedad.
“No la hemos visto durante años, pero hemos oído que ella controla a
militantes femeninas y que también mata”, dijo un antiguo vecino
Bishwanth Mrmu.
Pero mientras que los actos de Baske la han convertido en una villana
para las fuerzas de seguridad y una liberadora para los simpatizantes
maoístas, ella no es, de ninguna manera, la única mujer que ha tomado el
fusil en el denominado “corredor rojo” de la India.
La policía afirma que los rebeldes han ido construyendo poco a poco una brigada de élite femenina.
Los oficiales han declarado que unas 150 mujeres, todas en la veintena y
elegidas de entre unas 3.000 mujeres de las que se piensa se encuentran
en las filas rebeldes, han sido entrenadas para manejar armas y
explosivos sofisticados.
La policía ha señalado que los maoístas disponen de 20.000 combatientes apoyados por centenares de miles de simpatizantes.
Según la policía, la brigada femenina está bajo las órdenes directas de
comandantes veteranos del estado sureño de Andhra Pradesh –también un
punto caliente maoísta- y sus miembros se desplazan a lo largo de
senderos por la selva para evadir a las fuerzas de seguridad mientras se
mueven de estado en estado en bandas de 10 a 12 sujetos.
En Chhattisgarh, el estado golpeado más severamente por recientes
combates, unas 50 mujeres del grupo de élite están asentadas en una zona
densamente boscosa de 12.000 kilómetros cuadrados.
“Ellos (los maoístas) incluso han promovido a algunas mujeres a
convertirse en comandantes en Chhattisgarh”, declaró M.W. Ansari,
inspector general de la policía del estado de la región de Bastar.
Según dijo la policía, en Jharkland, un “lal dasta” –o “escuadrón rojo”-
compuesto por mujeres guerrilleras opera en las afueras de la capital,
Ranchi,
Entrenadas en la guerra de guerrillas, las mujeres de Jharkland saltaron
a los titulares después de que atacaran un puesto de la policía en el
estado del distrito de Dhanbad hace algunos meses. Según los informes,
las mujeres se dijeron pasar por aldeanas y atrajeron a los oficiales de
policía un bosque cercano antes de matarles. Luego prendieron fuego a
la comisaría de policía.
La pobreza entre los tradicionalmente marginados pueblos tribales de la
región –que conforman el movimiento guerrillero y simpatizantes- es el
principal factor que empuja a las mujeres a unirse a los maoístas en una
sociedad matrilineal donde las madres y esposas juegan el papel
dominante en la administración de las familias.
“La mayoría de ellas no pueden permitirse siquiera una comida” –señala
Ajay Nand, superintendente de policía en el distrito de Midnapore
Occidental de Bengala Occidental infestado de maoístas.
Upen Kisku, ministro de Bengala Occidental para el bienestar de las
castas bajas y grupos tribales, declaró que la falta de desarrollo en
las zonas remotas, la violencia doméstica y la explotación rampante por
los usureros y terratenientes son los factores clave detrás del
movimiento, y especialmente de la participación de las mujeres con niños
hambrientas que alimentar. Y afirmó: “La pobreza tiene, sin duda, un
papel destacado en el reclutamiento de mujeres por los maoístas.”
Nota: Crónica de la agencia Reuter de 16 de abril de 2006
titulada “Las mujeres empuñan el fusil en las violentas tierras maoístas
de la India”. La traducción al español es responsabilidad de Gran
Marcha Hacia el Comunismo. Marzo 2013.
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