Monday, August 22, 2022

El Gobierno de Petro y el Poder del Estado


El Gobierno de Petro y el Poder del Estado 1

La elección de Gustavo Petro, Presidente de Colombia, ha generado dudas y confusiones entre los trabajadores, acerca de si entonces, los capitalistas, y principalmente los capitalistas mafiosos, perdieron el poder político. Dudas y confusiones alimentadas por la propaganda oportunista según la cual, con el triunfo de Petro “la derecha” perdió el poder político que ahora reposa en manos de “la izquierda”.

Para el marxismo, el Estado es el órgano del poder político de las clases que detentan el poder económico en la sociedad. Es su máquina de opresión para someter al pueblo y garantizar la explotación de su trabajo en beneficio de los dueños del capital. No es una institución situada por fuera, ni por encima de la sociedad; pertenece y sirve exclusivamente para defender los intereses de las clases dominantes, que en Colombia son la burguesía y los terratenientes, asociados con los imperialistas. La fuerza fundamental del Estado no es la Constitución ni las leyes, sino las armas en manos de fuerzas profesionales (llámense ejército, fuerza aérea, armada, policía, paramilitares, etc). Esto lo saben los obreros y campesinos porque lo han prendido por experiencia propia: siempre que actúan las fuerzas del Estado, lo hacen para reprimir a los huelguistas no a los empresarios abusadores, a los campesinos despojados no a los terratenientes expropiadores… En los paros nacionales de 2019, 2020 y 2021 se demostró que las fuerzas armadas del Estado defienden a los capitalistas a sangre y fuego.

En ese orden de ideas, el Gobierno es simplemente el ejecutor del Poder del Estado, esto es, el ejecutor del Poder de los dueños del capital. Y ejecutar ese Poder, significa defender sus intereses y derechos a explotar, ganar y acumular capital. Y en ese sentido, para el marxismo, en palabras del Manifiesto Comunista El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa, clase que sabe maniobrar para no perder el Poder político del Estado cuando el pueblo se rebela contra ese Poder; unas veces acude a la dictadura militar abierta (esa que invocan tácitamente la senadora Cabal, Zapateiro y Gómez Martínez), otras veces recurre a los socialdemócratas reformistas, que le sirven para apaciguar la lucha de clases (léase controlar los estallidos sociales).

La segunda maniobra fue la utilizada por los capitalistas y su régimen mafioso, acosados y angustiados por la seguidilla de levantamientos sociales (uno por año) y el pueblo preparándose para el siguiente. Era necesario desarmar la bomba social, y los especialistas en ser apagafuegos de la lucha de clases, son los reformistas (llámense socialdemócratas, liberales progresistas o comunistas de membrete). Tal fue la causa profunda del triunfo electoral de Petro y el Pacto Histórico, tal es la razón del apoyo burgués al “gran pacto nacional”.

Así las cosas, el Gobierno de Petro es simplemente el administrador de turno de los negocios de los capitalistas; es simplemente el ejecutor con “mano izquierda” del Poder político estatal burgués terrateniente pro-imperialista; pero debe ejecutar ese Poder en acuerdo y de conjunto con los representantes “liberales” de las clases dominantes, y el límite de su mandato es el respeto a la Constitución (que juró ante Dios defender a capa y espada), Constitución que en Colombia significa preservar la propiedad privada de los negocios capitalistas (incluidos los de la mafia), garantizar el derecho de los empresarios a seguir acumulando riqueza a cuenta de explotar a los trabajadores, y reprimir con las fuerzas armadas del Estado a quién intente violar esa Constitución.

Ese es el Gobierno de Petro, sometido a hacer pequeños remienditos a problemas sociales secundarios, pero impotente para realizar algunas reformas democráticas tales como expropiar a los terratenientes, o suprimir la privatización de la salud y la educación, incluso, aprobar por decreto un alza general de salarios, reivindicaciones que el pueblo colombiano y los mismos trabajadores que votaron por el Pacto Histórico se verán obligados a exigir en las calles, por la fuerza del hambre y la necesidad. Es por tanto mera fantasía reformista, afirmar que con el Gobierno de Petro, el pueblo conquistó el poder.

Conquistar el Poder político del Estado es una condición ineludible para resolver las desigualdades económicas y sociales, pero tal conquista no ocurre por la vía pacífica electoral; solo es posible por la vía violenta revolucionaria. Tal es la ley del desarrollo social, tal es la experiencia ya vivida y comprobada. Así lo resumió la Internacional Comunista, la organización central de los obreros del mundo entre 1919 y 1943:

Ninguna reforma, ninguna medida propuesta por los gobiernos democráticos o socialistas de los países burgueses serán capaces de salvar la situación y de aliviar los sufrimientos insuperables de los obreros, pues esos sufrimientos son un efecto natural de la ruina del sistema económico capitalista y persistirán mientras el poder esté en manos de la burguesía. Sólo la conquista del poder por parte del proletariado permitirá a la clase obrera adueñarse de los medios de producción y asegurarse así la posibilidad de restablecer la economía en su propio interés. (Del III Congreso de la IC)

 

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