Los recientes ataques de Estados Unidos contra Irán reflejan una peligrosa escalada militar, como parte de los preparativos de guerra imperialista, develan la hipócrita máscara de la supuesta paz en reuniones con Rusia dejando clara la política de guerra imperialista y de saqueo.
De un lado, la intervención militar estadounidense responde a su necesidad de defender a Israel, su perro de presa en el Oriente Medio, que recibió una contundente respuesta militar por parte de Irán. Situación surgida luego de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenara un «ataque preventivo» a Irán con el pretexto de que este país posee armas nucleares y también para desviar la atención frente a su grave crisis política interna y evitar su destitución.
Sin embargo, la ofensiva israelí provocó una reacción inmediata y masiva de Irán, que no solo infligió daños militares significativos, sino que dejó en evidencia la falta de previsión del gobierno israelí. Netanyahu, ante la magnitud de la respuesta, se vio obligado a pedir contención, y Estados Unidos intervino para frenar lo que parecía una posible derrota de su principal aliado en la región.
De otro lado, se muestra el doble rasero de la ONU y la hipocresía de la política de control nuclear promovida por Washington y avalada por esa organización. Mientras exige transparencia total al programa nuclear iraní bajo la excusa del «uso pacífico», no existe un control real ni presión alguna sobre el arsenal nuclear de Israel, como tampoco de las potencias imperialistas aliadas a los Estados Unidos. Esta política impide a los pueblos oprimidos acceder al desarrollo científico de la energía nuclear (siquiera con fines pacíficos), bajo la amenaza constante de sanciones o ataques. Se trata, en esencia, de una política diseñada para monopolizar el conocimiento, el uso y el desarrollo de la energía nuclear y subordinarlo a los intereses de los imperialistas, encabezados por Estados Unidos junto con Reino Unido y Francia, que corresponden con sus preparativos para la guerra por un nuevo reparto del mundo.
Aunque el régimen iraní es sin duda reaccionario, rechazamos la agresión de una potencia aún más retrógrada, que utiliza la palabra de la paz y realiza reuniones con Netanyahu supuestamente preocupado por el genocidio del pueblo palestino cometido por Israel, cuando realmente el imperialismo yanqui se propone afianzar su hegemonía en el Medio Oriente. De hecho, estamos presenciando la agresión de Estados Unidos y su socio en la región en contra de Palestina, asunto que merece aumentar el rechazo y repudio mundial, mucho más en este momento en que la agresión estadounidense a Irán se convierte en un respaldo abierto y sin tapujos al sionismo criminal. Igualmente, el conflicto en Ucrania y los acuerdos promovidos por Estados Unidos y sus aliados con Rusia aparecen ahora como una maniobra de distracción. Mientras el foco internacional se centraba en Europa del Este, Estados Unidos e Israel aprovecharon para actuar con mayor libertad en Medio Oriente, buscando reposicionarse en el control de los recursos energéticos de la región. Esto confirma una vez más que, cuando los imperialistas hablan de paz, en realidad se preparan para la guerra. Detrás de las palabras sobre la paz y de las reuniones entre los imperialistas se ocultan intereses económicos y políticos de dominación mundial.
Frente a este panorama, el proletariado y los pueblos del mundo deben saber que los imperialistas no representan una vía de emancipación, la única salida posible reside en la lucha contra el capitalismo imperialista, como se dijera en la Declaración del Encuentro Antiguerra y Antiimperialista de Atenas en febrero de este año «…es evidente la necesidad de crear las condiciones para la coordinación de las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias del mayor número posible de países y regiones del mundo.Para favorecer y actuar como promotor en el esfuerzo de construcción de la lucha antiimperialista en cada país.Para fortalecer internacionalmente la dirección de amistad y solidaridad de los pueblos contra el veneno fascista y nacionalista sembrado por el capital y sus voceros.»
Así mismo, el pueblo y la juventud obrera de EE.UU. y de todas las potencias imperialistas que están siendo lanzados a una guerra cuyos intereses no son los suyos, deben oponerse a participar de esta matanza, en la que serán otros pueblos, jóvenes y familias como las suyas quienes sufrirán las consecuencias.
Es hora de consolidar la unidad de los obreros y los pueblos en un frente anticapitalista, antiimperialista y antiguerra, no podemos permitir que los intereses de los imperialistas destruyan la humanidad.
¡FUERA YANQUIS DE IRÁN, PALESTINA, INDIA Y TODO EL MUNDO!
¡ABAJO LOS PREPARATIVOS DE GUERRA IMPERIALISTA!
¡OPONER A LA GUERRA REACCIONARIA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA!
Comité Ejecutivo – UOC (mlm)
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