Soni Rori tras salir del hospital
La activista Soni Rori fue atacada el pasado 22 de febrero por la banda
fascista pro-gubernamental Salwa Judum 2, que la ha amenazado de muerte
junto a otros defensores del pueblo adivasi como el abogado Shalini Gera
para que se marchen de Jagdapur.
Recién salida de un hospital tras ser atacada en la cara con un químico,
la activista aborigen Soni Sori acusó hoy al Gobierno indio de expulsar
a las tribus de la jungla para extraer sus recursos naturales "en
nombre del crecimiento".
"Lo que le ha ocurrido a mi cara se debe a los minerales y a los recursos naturales",
dijo hoy a Efe Sori, mostrando las quemaduras y costras en su rostro
causadas por el ataque, durante un acto en Nueva Delhi con motivo del
Día de la mujer.
"Fui atacada, la gente es violada y asesinada por las compañías. Queremos que la jungla perdure", remarcó la activista.
La agresión ocurrió el pasado 20 de febrero cuando tres hombres
motorizados la acorralaron en la conflictiva región de Chhattisgarh, en
el este de la India, mientras volvía de denunciar en algunas comisarías
los abusos de la Policía a varios civiles.
Según narró Sori, los tres hombres le dijeron primero "que debía parar
de interponer quejas contra el inspector general de la Policía" y luego
le pusieron "algo negro en la cara".
"Pensé que sería algo para humillarme, pero después de 15 minutos me
empezó a quemar la cara", rememoró la adivasi (nombre con el que se
conocen en la India a los miembros de las comunidades tribales).
Después de ser llevada a un hospital regional, Sori fue trasladada a la
capital india por la gravedad de las quemaduras, y allí permaneció
ingresada hasta ayer tras dos semanas de tratamiento.
Ahora, a pesar del apoyo que recibe en Delhi, afirmó que desea regresar
cuanto antes a Chhattisgarh, donde desde hace décadas hay activo un
conflicto entre la guerrilla naxalita, que busca imponer una revolución
agraria de corte maoísta, y las tropas indias.
Sori (1975) criticó que la Policía relacione indistintamente a las
comunidades tribales con los guerrilleros, por lo que ser "adivasi
significa ir a la cárcel o morir en nombre de los naxalitas", a los que
acusó también de usar la violencia para alcanzar sus fines.
"Estoy con aquellos que quieren luchar de manera pacífica, democrática y
bajo la Constitución", sentenció la aborigen, que aclaró que ha sido
acusada en numerosas ocasiones de maoísta simplemente por levantar su
voz contra los abusos.
En 2011, en un caso que alcanzó repercusión internacional, Sori fue
arrestada en Delhi y trasladada luego a una comisaría en Chhattisgarh,
acusada de hacer de intermediaria entre los maoístas y una multinacional
que quería explotar los recursos naturales.
La activista, que permanecería en prisión durante varios años, reveló luego que durante su arresto fue violada y torturada.
La situación de Sori fue denunciada por organizaciones pro derechos
humanos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional (AI), que la
nombró presa de conciencia y lanzó una campaña global para su
liberación.
"Soni Sori estuvo años detenida por cargos motivados políticamente por
su activismo y continúa siendo objeto de ataques simplemente por luchar
por la justicia de las comunidades adivasis", sentenció hace unas
semanas la directora de AI en la India, Tara Rao.
Sori aseguró hoy que cuando regrese a Chhattisgarh lo único que temerá
será la seguridad de sus tres hijos, sobre todo de la mayor, de 16 años,
a la que han amenazado con rociarla con la misma sustancia negra que le
untaron a ella.
"Pero mis hijos dicen que no tienen miedo y nunca lo tendrán", sentenció.
La activista rememoró con añoranza los tiempos previos al conflicto
entre los maoístas y las fuerzas de seguridad indias, esa época en la
que llevaban "una buena vida" en consonancia con "el agua, la jungla y
la tierra".
"Pero el Gobierno quiere la tierra para entregársela a las compañías y usan la fuerza para expulsarnos", concluyó.
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