El capitalismo imperialista es un cadáver insepulto que expele hedor repugnante por todas partes, que asesina sin compasión toda especie viva en el planeta, un sistema que demuestra todos los días su inoperancia para resolver cualquier problema de la humanidad; y que por el contrario, no solo es el causante, sino que intensifica todos los males. El hambre, la miseria, la anarquía de la producción, las guerras devastadoras, la destrucción de la naturaleza, los millones de muertos por enfermedades curables y tratables… la lista es interminable, como interminables son las justificaciones que los gobernantes de turno usan para adobar y embellecer la pestilencia del mundo burgués.
Destruirlo es el camino, demolerlo con la guerra popular es la única manera de cortar de raíz el problema y darle rienda suelta a la continuación del camino marcado por las revoluciones de Rusia y China. Y aunque los detractores de estas dos grandes epopeyas históricas se rasguen las vestiduras apoyándose en las calumnias y falsificaciones históricas de los teóricos del sistema, lo real y cierto es que el camino de la construcción del poder basado en la alianza obrero-campesina, es la manera ya probada de acabar con esta larga agonía del sistema basado en la explotación asalariada y la destrucción de la naturaleza.
A pesar de los golpes, en Turquía avanza la Guerra Popular
La Guerra Popular se abre camino y esa es una gran noticia para los pueblos de todo el orbe; y en Turquía se sigue levantando una de esas puntas de lanza de la Guerra Popular a pesar de las adversidades. En ese país de más de 80 millones de habitantes, los proletarios revolucionarios turcos, armenios, griegos y kurdos, continúan fortaleciendo el Partido Comunista de Turquía (ml), creado en 1972 bajo la dirección de destacados dirigentes de la talla de İbrahim Kaypakkaya, un partido marxista-leninista-maoísta que lucha por una “Revolución Democrática Popular” dirigida por el proletariado y en estrecha alianza con el campesinado de todas las nacionalidades, una revolución de la forma de Nueva Democracia, sobre el análisis económico social que les ha llevado a concluir que Turquía es una sociedad semifeudal.
Son muchas las contradicciones que se desarrollan en ese territorio marcado por las guerras azuzadas por los imperialistas, y donde los gobiernos hacen causa común con ellos para disputarse el control y dominio económico. En esa maraña de problemas, el Kurdistán ocupa un papel preponderante en la lucha de clases y en la Guerra Popular, sobre todo por la lucha del pueblo kurdo enclavado en Turquía, Irak, Siria e Irán, considerado la minoría étnica sin estado propio, más grande del mundo, con una cifra cercana a los 30 millones, disgregados en esos países y otra parte esparcidos por todo el mundo.
Por tanto, son muchas las fuerzas políticas que se mueven en el Kurdistán, desde las más retardatarias y asesinas, armadas por los imperialistas, pasando por democrático-burguesas que se alían con fuerzas reaccionarias locales y desvían la lucha de las masas; hasta las más revolucionarias, empeñadas en la guerra popular y que por ende se convierten en blanco de ataque de lo más reaccionario, al punto que han sido declaradas a nivel internacional como “terroristas” y objetivo militar de primer orden.
Los mártires de la Guerra Popular
La Guerra Popular en Turquía ha dejado cientos de combatientes caídos en la lucha por la revolución, hijos de obreros y campesinos que tomaron la decisión de entregar todas sus energías a la noble causa de luchar por conquistar un mundo mejor para quienes todo lo producen en esta sociedad, hombres y mujeres que comprendieron profundamente que la mejor razón de su existencia era la de darlo todo por combatir a los reaccionarios y avanzar en la destrucción del Estado y la construcción de uno nuevo donde sean las masas trabajadoras encabezadas por el proletariado quienes edifiquen la obra del Estado proletario. Esos héroes caídos en la lucha se han convertido en abono para que florezcan nuevas fuerzas que ocupen su lugar en el frente de batalla, y como forma de rendirles un merecido homenaje, el Partido Comunista de Turquía Marxista-Leninista (TKP/ML) creo el portal http://www.partizansehit10.net/
En este lugar de la enorme web, se percibe un entrecruzamiento de sentimiento contradictorios, pero a la vez complementarios, pues allí está registrada la fuerza inmensa de cientos de combatientes que han dado todo para la revolución, el potencial pintado de rojo con la sangre de quienes dejaron testimonio vívido de la vitalidad de los pueblos, que son capaces de levantarse con furia y decisión contra sus explotadores y multiplicarse en lo más profundo del pueblo. Al lado de ese sentimiento que estimula a la lucha, se percibe también el odio más despiadado contra el Estado turco y sus gendarmes asesinos, pues es totalmente cierto que para estos reaccionarios la orden es matar todo lo que le huela a revolución, aniquilar sin compasión alguna a esos guerreros que osan levantarse contra la opresión; la pena de muerte es una de sus políticas, y se aplica en los tribunales o en las trincheras de combate.
A quien se levanta en Turquía se le condena al exterminio, y eso no puede menos que llevarnos a recordar con dolor el vil asesinato en las mazmorras de Amen, el 18 de mayo de 1973, uno de sus más queridos hombres de primera fila, el inolvidable y joven Ibrahim Kaypakkaya, furibundo luchador contra el revisionismo juruschivista y destacado dirigente en la construcción en lo ideológico, político y organizativo del Partido Comunista de Turquía (marxista-leninista); y de quien dijera el extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista, por allá en 1985: “En Turquía, fue el camarada Ibrahim Kaypakkaya quien dirigió este proceso en todas sus fases. Desarrolló una clara y devastadora crítica al revisionismo en toda una serie de frentes y, además, estuvo a la cabeza en llevar a la práctica esta línea política —en especial, iniciando el primer intento serio para lanzar una auténtica guerra popular en la historia de Turquía. Ibrahim Kayppakayya fue el más completo y ardiente defensor de la línea del camarada Mao Tsetung en Turquía y captó rápidamente la importancia histórica mundial de la Gran Revolución Cultural Proletaria y el desarrollo de la ciencia del marxismo-leninismo llevada a cabo por Mao Tsetung.”
Erol Volkan. İldem (Nubar), Fadime Pebble (Rosa), Ali Kemal Yilmaz (Özgür), Gökçe Kurban (Asmin) y Cumhur Sinan Oktulmuş (Deniz), Kayppakayya, y todos los demás hijos martirizados por las fuerzas reaccionarias del Estado turco, no han muerto para el pueblo, ni el de Turquía ni para los pueblos del mundo, pues su legado queda en el arsenal acumulado de motivos para continuar sin desmayo en la lucha por la Revolución Proletaria Mundial.
La Guerra Popular es el camino
La Guerra Popular en Turquía es parte valiosísima de las fuerzas que encabezan en el mundo la lucha contra todo el orden burgués imperialista, de aquellos que no solo odian y condenan a los gobiernos de turno, sino que encabezan el desarrollo de guerras populares hacia la destrucción absoluta del Estado burgués en todas sus variantes, reconociendo científicamente que es por esa vía que se pueden conquistar los cambios profundos que necesitan los pueblos para desterrar a los reaccionarios del poder y levantar sobre sus ruinas, el nuevo y vigoroso Estado de obreros y campesinos; es ese el único camino, y aunque pareciera lo contrario, es el menos doloroso para los pueblos e incluso para toda la humanidad, pues el camino de reformar y remendar el actual sistema es la prolongación infinita de los sufrimiento del pueblo, mientras el de la Guerra Popular es el certero para salvar a toda la humanidad, así lo comprenden los marxistas-leninistas-maoístas en Turquía, es por ello que los obreros revolucionarios y los pueblos del mundo no pueden vacilar en respaldar la Guerra Popular en Turquía.
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