Ganó
Trump!
Ganó el fascismo-imperialismo – como la BREXIT, peor que
la BREXIT
El imperialismo yanqui responde a su crisis interna e
internacional con el fascismo-imperialismo.
Trump recoge y dirige la protesta reaccionaria de
masa, incluso la de la masiva aristocracia de la clase obrera de
Estados Unidos y de las minorías nacionales integrados en la
sociedad norteamericana como pequeña y media burguesía propietaria
El triunfo de Trump muestra de que barbarie es hecha
la autodenominada "democracia americana": el poder a un
multimillonario, en guerra contra los pobres al interior, contra los
pueblos oprimidos al exterior.
El triunfo de Trump muestra que el imperialismo
yanqui es un monstruo con mil cabezas, que hay que atacar y combatir
en todos los aspectos y en todas las partes del mundo.
El triunfo de Trump es la marcha del nazismo de
nuestro tiempo y indica a todos los países imperialistas el camino
del fascismo moderno y el nazismo.
El triunfo de Trump es estado de policía, de una
policía asesina serial, es militarización y estado de emergencia
del territorio, guerra interna.
El triunfo de Trump es la moderna Edad Media como
futuro de los países imperialistas, contra los derechos de la mujer,
contra los afroamericanos - un nuevo Ku-Klux-Klan - en contra los
inmigrantes con muros, expulsiones, persecuciones, el
neo-fundamentalismo religioso armado y de estado, contra los
musulmanes, etc; es luche y leyes contra cualquier idea progresiva en
las escuelas, las universidades, los medios de comunicación, el
cine, la cultura, el arte ...
Imperialismo es guerra, reacción y barbarie
¡Socialismo o barbarie!
Partido Comunista maoísta – ITALIA
9 de noviembre 2016
9 de noviembre 2016
Elecciones en EE UU - la posición del Partido comunista maoísta - Italia
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son
una manifestación abierta de la crisis del imperialismo yanqui. La
presidencia de Obama, si a nivel de imagen ha permitido al
imperialismo yanqui de recuperar credibilidad en términos de los
valores de democracia, derechos civiles, etc., a nivel de los hechos
no ha hecho sino profundizar las contradicciones que sacuden el
imperialismo: la salida de la crisis económica, el control de las
zonas geopolíticas de interés estratégico, el dominio en el
mercado mundial. En esto el imperialismo yanqui se ha hundido más en
las guerras de agresión en las cuales participa, de Afganistán a
Siria, Irak, etc; de hecho, el sentimiento subyacente fue una pérdida
de liderazgo que ha empujado a los diferentes imperialismos y a las
clases dominantes en las areas de guerra a acentuar el desarrollo de
su propio interés, ver Turquía, Arabia Saudita, etc.
A esto Obama
respondió acentuando una vez mas su política de contención contra
Rusia y empujando a la OTAN a reanudar su papel agresivo a todos los
niveles, como la reciente cumbre de la OTAN en Varsovia ha definido -
ver nuestra edición especial sobre esta cumbre.
Por lo tanto, la crisis del imperialismo, se ha
profundizado y ahora buscan un nuevo liderazgo que permita de salir.
Hillary Clinton representa la continuidad de las
políticas de Obama, sin el actrativo de Obama, por lo que su
victoria significará una mayor intensificación de las últimas
políticas del imperialismo yanqui en el mundo y la acentuación de
los factores de guerra contra otros imperialismos, el ruso, pero
también el chino.
Trump, por su parte, es la protesta al iterior de los
EE UU que une todos los factores de insatisfacción de sectores
acaudalados de la burguesía media y pequeña, incluyendo los
sectores de la clase obrera que ven su estatus de aristocracia obrera
profundamente debilitado. Así, el voto para Trump no una política
diferente de EE UU, sino una protesta interna de signo reaccionario,
contra el establishment burgués representado por Obama y Clinton.
Es como si en estas elecciones la guerra y la
reacción, que van juntos, están transitoriamente separadas, entre
un candidato que apoya la guerra y propugna la "democracia"
al interior y un otro candidato de rasgo aislacionista, menos
interesados, aparenetemente, al papel de EE UU en la arena
internacional y determinado a fascistizar internamente el país,
recogendo de todo lo que es reaccionario en los EE UU y las nueva
tendencias de radicalización reaccionaria que emergen en sectores de
la clase media, de la aristocracia obrera, etc., producidas por
cuestiones como terrorismo, revueltas de los afroamericanos, y que
también en los EE.UU. encuentran un cemento en la política
anti-inmigración.
Es claro que esta dicotomía transitoria entre guerra
externa y la reacción interna puede dar fuerza al imperialismo
yanqui solamente si se recompone.
Desde el punto de
vista del proletariado y de las masas explotadas de EE UU, estas
elecciones representan una brecha aún mayor entre el sistema
electoral existente y cualquiera idea de transformación.
A la desilusión de Obama se ha unido la rendición
de Sanders, y ambos favorecen la reacción fascista e imperialista.
El camino electoral y el mito de la democracia
americana incuban al su interior una nueva ola y un nuevo salto de la
reacción.
No es cierto que el voto contra Trump pueda afectar
mínimamente este proceso. Sólo la construcción de una oposición
revolucionaria proletaria a todo el sistema dominante que haga
palanca con las contradicciones reales que atraviesan los proletarios
y las masas.
En este sentido, el
futuro está en las revueltas contra la policía y la lucha social de
masa en las cuales hay que invertir, dentro de la perspectiva de
construcción, tambien en el vientre de la bestia, del los
instrumentos de la revolución proletaria y socialista: el Partido,
el frente único, la fuerza combatiente.
Por lo tanto, estamos a lado de todos los compañeros
que boicotean las elecciones y trabajan por este camino.
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