Declaración del Frente Revolucionario de Defensa de los Derechos del Pueblo - Brasil
Sobre la situación actual en Ucrania
¡Abajo la guerra imperialista de reparto del Tercer Mundo!
¡Viva la guerra popular de liberación contra el imperialismo!
"Los EE.UU. han establecido en todo el mundo, cientos de bases militares
en un gran número de países. En el territorio chino de Taiwán, en
Líbano y todas las bases militares de los EE.UU. en territorios
extranjeros son como cuerdas en el cuello del imperialismo
norteamericano. Son los propios norteamericanos y nadie más, los que
fabricaron esas cuerdas, las pusieron en el cuello y le entregaron sus
puntas al pueblo chino, a los pueblos árabes y a los demás pueblos del
mundo, que aman la paz y se oponen a la agresión. Por más tiempo que los
agresores norteamericanos permanezcan en esos lugares, más se irán
apretando esas cuerdas alrededor de su cuello".
Presidente Mao Tsetung
El golpe de Estado en Ucrania financiado por los imperialistas
norteamericanos y la Unión Europea y dirigido por sus servicios de
inteligencia (CIA y FBI / EE.UU., BND / Alemania, DGSE / Francia, el
Mossad / Israel, etc.) desató la más negra ola fascista en ese país,
desde su ocupación por las hordas sanguinarias de Hitler en 1941. Los
grupos neonazis del gobierno títere de Arseny Yatseniuk, como Pravy
Sector (Sector Derecho), bajo la histeria xenófoba anti-rusa, están
cometiendo las mayores atrocidades, torturas y asesinatos con especial
crueldad contra los miembros del gobierno depuesto, pero especialmente
contra demócratas y comunistas.
Rechazamos con toda vehemencia la furia bestial de estos imitadores del
imperialismo y saludamos la valentía de los combatientes ucranianos
antifascistas y de sus mártires, que honran con sello de oro el heroico
legado del gran pueblo soviético ucraniano, que a costa de la vida de
millones de sus mejores hijos, expulsaron a los nazis del suelo de la
patria soviética y los aplastaron en su guarida en Berlín, después de
casi cinco años de sangrienta guerra.
La ofensiva de los yanquis
El imperialismo yanqui desató una nueva ofensiva para consolidar su
condición de superpotencia hegemónica y única en el mundo, para lo cual
necesita someter a Rusia. En este objetivo ha lanzado provocaciones y
disturbios en los países y áreas de influencia del imperialismo ruso,
como Siria, Venezuela y Ucrania. Con el mismo objetivo mantiene
constantes provocaciones y agresiones llevadas a cabo directa o
indirectamente en otras zonas de Medio Oriente, en la península de Corea
y en América Latina.
Esta ofensiva es parte de los planes estratégicos del imperialismo
yanqui que, viviendo su mayor y más profunda crisis, busca de todas las
formas socavar la condición de superpotencia atómica que Rusia todavía
mantiene y que le obstruye el dominio total. Lanzando ofensivas contra
sus zonas de influencia con el fin de desestabilizar su presencia,
control político, económico y militar, ha agudizado las contradicciones
inter-imperialistas y la lucha por un nuevo reparto imperialista de
áreas enteras de Europa, Medio Oriente y América Latina. Como
consecuencia de la crisis del imperialismo y de sus políticas para
enfrentarla la escalada de la guerra imperialista y las contradicciones
que esta genera se han desarrollado rápidamente a niveles tempestuosos.
La aparente solución presentada en la situación de Siria, a través del
acuerdo de capitulación nacional propuesto por Rusia y firmado por
Assad, del desmantelamiento del arsenal de armas químicas del Estado
Sirio, además de debilitar la defensa del pueblo sirio, no hizo más que
acumular una contienda mayor y más profunda, como la que ahora se
manifiesta en Ucrania, Venezuela y como la que continúa en la propia
Siria. Tales acuerdos entre imperialistas repiten la vieja "política de
apaciguamiento" que Inglaterra y Francia pusieron en marcha ante una
acción de agresión por parte de Hitler sobre otros países europeos a
finales de 1930. Es como dar sangre a los leones, sólo sirve para inflar
la furia belicista voraz del imperialismo para repartirse el mundo.
En estos tres países y otras regiones del mundo, el imperialismo yanqui
está manejando ampliamente el concepto de guerra de baja intensidad,
utilizando diferentes fracciones de las clases dominantes locales y de
los grupos de poder de acuerdo a las condiciones concretas de cada país.
Maquina provocaciones para desviar a las masas de la verdadera lucha
de liberación nacional, dividiéndolas y a menudo oponiendo masas contra
masas, empujándolas a tomar parte por uno de los dos imperialistas en
conflicto. Ocultando la verdadera contradicción entre nación e
imperialismo esas acciones subversivas atizan a las masas a guerras
fratricidas. Guerras infladas por patrioterismo, chovinismo,
nacionalismo estrecho y por el fascismo (también en su forma populista,
como se presenta en América Latina) de los diferentes partidos y
organizaciones nazis, como en el caso de Ucrania y de Crimea, escenario
principal ahora de esta ofensiva del imperialismo yanqui.
Una vez más el imperialismo yanqui, por medio de su contrapropaganda,
está calificando a las milicias fascistas y bandas mercenarias como
"luchadores por la libertad ", con el objetivo de promoverlos en la
dirección de la lucha de las masas que anhelan acabar con los regímenes
de explotación y opresión, al igual que con la dominación imperialista y
alcanzar una verdadera democracia e independencia nacional.
Estas guerras de baja intensidad (GBI) han sido ampliamente utilizadas
para crear un ambiente de inestabilidad y desorden, sirviendo de
trampolín para hacer saltar estos conflictos a otros niveles, provocando
una guerra civil con el objetivo de dividir para imponer su dominio,
desplazando la influencia de sus oponentes, a través de la balcanización
de naciones y países, tal como ocurrió con Yugoslavia y ahora se está
llevando a cabo en Ucrania y la región.
El golpe de Estado fascista en Ucrania agravará la crisis imperialista
Sólo la revolución proletaria puede sacar a Ucrania de su condición de
botín de disputa entre el imperialismo ruso y los EE.UU. / UE, derrotar
al fascismo, conquistar su independencia, garantizar la verdadera
democracia y reconstruir el socialismo. El levantamiento del pueblo de
Ucrania se ha desarrollado como una expresión de la contradicción entre
las amplias masas populares y el viejo estado burgués-burocrático y
sirviente del imperialismo, principalmente ruso. Las grandes
manifestaciones populares de repudio a las políticas del gobierno de
Víctor Yanukovich, surgidas a finales de 2013, fueron impulsadas por el
rápido deterioro de las condiciones de vida de las masas en los últimos
años.
Así, la naturaleza de la lucha del pueblo ucraniano es inevitablemente
la de una lucha contra la dominación imperialista y la de sus regímenes y
sus manifestaciones, identificada con la potencia, hasta entonces
principal dominante en el país, Rusia, y también contra los intentos del
imperialismo yanqui de restarlo para subyugar al pueblo y a la nación.
El imperialismo yanqui, a través de las facciones de la gran burguesía
local y directamente a través de sus agentes de inteligencia y
contratistas, explora estas contradicciones con el fin de desviar las
manifestaciones y la atención de las masas en otra dirección, fomentando
todo tipo de ideología triunfalista, de un nacionalismo estrecho y
xenófobo, para atraer y engañar a los grupos activos y catalizar los
sentimientos de las masas al servicio de sus intereses.
EE.UU. impulsó al partido nazi Svoboda (Libertad), que después de ser
depuesto Víctor Yanukovich, tomó posiciones estratégicas en el gobierno,
entre ellos el Ministerio de Defensa (Igor Tenyukh), el Viceministerio
de Asuntos Económicos (Aleksandr Sych), el Ministerio de Agricultura
(Igor Shvaika), el Ministerio de Ecología (Andriy Moknyk), la dirección
del Consejo Nacional de Seguridad (Andry Parubiy), el Fiscal General de
Estado (Oleh Makhnitsky) y el Ministerio de Educación (Serhiy Kvit).
Svoboda fue fundado en 1991 y surgió como el sucesor de la Organización
de Nacionalistas Ucranianos (ONU). Fundada por Stepan Bandera,
reconocido nazi ucraniano, el Svoboda tiene sus raíces en la
contrarrevolución después de la gran Revolución Bolchevique de Octubre
de 1917. Después de la victoria del proletariado en Rusia en 1917, el
Svoboda fue mantenido e impulsado como una fuerza terrorista por los
imperialistas ingleses y yanquis contra el entonces recién instaurado
Poder Soviético. Con el ataque nazi contra la Unión Soviética en 1941,
la "ONU" fue el principal pilar de apoyo a la ocupación nazi y Stepan
Bandera fue el principal aliado del régimen nazista de Hitler en
Ucrania, llegando a dirigir dos batallones que se fusionaron en las SS
nazis contra la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante el gobierno de Víctor Yushchenko en 2010, Stepan Bandera fue
condecorado como un héroe nacional, medida derogada por Víctor
Yanukovich y que debería ser restaurada por Svoboda en el poder.
La asunción al gobierno de las fuerzas fascistas y pro-USA/UE no
representó el triunfo de las masas que se rebelaron contra el gobierno
pro-ruso de Yanukovich, pero sí la traición de sus aspiraciones por la
liberación nacional y social. Estas fuerzas, verdaderos títeres del
imperialismo yanqui y de la UE, fueron elevadas a la categoría de
"dirigentes de las manifestaciones" y que tras llegar al poder revelaron
su verdadera naturaleza fascista y pro-imperialista. Las maquinaciones
de los EE.UU. / UE, se han valido de conocidos métodos de inteligencia
en combinación con organizaciones fascistas, como las ejecuciones de
manifestantes y de policías, con francotiradores, para crear conmoción y
generar opinión pública en el país y en el extranjero a favor de los
manifestantes, justificar sus acciones y legitimar la dirección fascista
escondida en una máscara revolucionaria, a la que sólo los trotskistas,
además del imperialismo hacen eco.
La euforia de las masas ante la aparente victoria con la expulsión de
Yanukovich, fue rápidamente reemplazada por el terror con el sonido
tenebroso del fascismo que está, una vez más, bajo el cielo de Ucrania,
marcando una nueva fase de la dominación imperialista sobre ella y su
pueblo. El primer acto del nuevo parlamento con la abolición del ruso -
hablado por gran parte de la población - como lengua oficial, además de
los acuerdos turbios con las potencias imperialistas de la Unión Europea
y EE.UU., anunciaron una nueva era de rapiña contra el país y el
pueblo. Esta situación está favoreciendo el discurso de sectores de la
gran burguesía de que la única manera de salir es unirse a Rusia, como
ocurrió con Crimea, donde la inmensa mayoría de la población aprobó su
anexión a Rusia.
A su vez, el tirano Putin, encargado por los imperialistas rusos de
defenderlos por todos los medios de las embestidas del imperialismo
yanqui y europeo, está utilizando la retórica de la lucha contra el
fascismo y el gran prestigio de la URSS en la Gran Guerra Patria.
Además, está alentando el sentimiento vanidoso "Rusia Unida" y
"Pan-eslavista" con el fin de mezclar los justos sentimientos de las
masas agredidas por el imperialismo y el fascismo, ocultando su carácter
imperialista y justificar su participación en el nuevo reparto mundial
bajo la cobertura de defender a ciudadanos rusos y proteger las
conexiones culturales e históricas entre Rusia y Ucrania.
En esta tarea, Putin está siendo apoyado por toda la correa de
transmisión de los falsos partidos "comunistas" revisionistas del mundo,
empezando por el Partido Comunista de la Federación Rusa de Guennadi
Ziuganov, que están utilizando las imágenes y las estatuas de los
grandes Lenin y Stalin, los símbolos y la gloriosa historia de la URSS y
un supuesto retorno a ella. En realidad manipulan banderas para
servirse del fuerte sentimiento por el pasado poderoso y soberano de la
URSS socialista, que cada vez más, se dan cuenta las masas de las
antiguas repúblicas socialistas de la sociedad capitalista actual
podrida hundida, de engañarlos con una esquina de las sirenas para
llevarlos a aceptar el sometimiento que los monopolios nacionales rusos
escoden detrás de la puesta en escena de Putin, como el desfile del 9 de
mayo, el día del triunfo histórico de la Gran Guerra Patria liderado
por el gran Stalin.
También el revisionista Partido Comunista de Ucrania (KPU), que desde la
restauración capitalista de finales de 1950 pasó a servir al poder de
la URSS social-imperialista y que, con el objetivo de ésta, procedió a
dar apoyo directo a la dominación de la gran burguesía ucraniana y del
imperialismo ruso, representado por Yanukovich y el Partido de las
Regiones. El revisionista KPU ha sido un enemigo declarado del pueblo
ucraniano, que debe ser desenmascarado, para liberar toda la energía
revolucionaria de las masas en la revolución de liberación nacional y
socialista.
Consecuencias inevitables de la restauración capitalista
Toda esta situación, a la que fue conducida Ucrania, es parte de las
trágicas consecuencias de la traición revisionista de Jruschov y de su
camarilla en el XX Congreso del PCUS en 1956, el golpe de Estado que le
siguió y el surgimiento de la restauración del capitalismo en todo la
URSS. A partir de entonces, las justas relaciones entre las Repúblicas
Soviéticas de Rusia y Ucrania, guiadas por el internacionalismo
proletario y por el fraterno derecho a la autodeterminación de los
pueblos, construidas por el socialismo, con la restauración se convirtió
en la más vil política chovinista de la “Gran Rusia”
social-imperialista y en la subyugación nacional y rapiña de la actual
Ucrania y demás ex Repúblicas Soviéticas por la Rusia imperialista de
Putin, principalmente.
Por esta razón, el fascismo que ahora se presenta abiertamente, no se
oponía a una tan cacareada "naturaleza democrática" del Estado ucraniano
durante el gobierno de Víctor Yanukóvich. Muy por el contrario, era la
continuación directa de la restauración capitalista y de la política de
subyugación al poder chovinista de la "Gran Rusia" de esos que se
llenaron de poder con la restauración capitalista. El fascismo que antes
se hallaba velado, ahora se mostró como contrarrevolución armada, para
sujetar y someter a las masas levantadas y al mismo tiempo, a través de
otros sectores de la gran burguesía local, pasar de las manos del
imperialismo ruso a las del imperialismo de los EE.UU. / UE, en una
nueva fase de la dominación nacional, determinada por el nuevo reparto
que se está provocando.
Sin embargo, a pesar de la subida del fascismo declarado al gobierno y
de las terribles consecuencias que ello acarrea para el pueblo y la
nación, el derrocamiento de Yanukovich abrió una nueva fase de lucha del
pueblo ucraniano contra la dominación imperialista, sea rusa o de las
potencias occidentales. El sentimiento patriótico de la independencia y
de orgullo tan grande, como fue el de la resistencia contra el fascismo
nazi en la Gran Guerra Patria, puede dar lugar a una nueva situación en
el movimiento revolucionario en el país. En él, la izquierda puede
avanzar, movilizando al pueblo a combatir al fascismo y a romper también
con las ilusiones reformistas de los revisionistas de un puro y simple
cambio de amo imperialista, luchando por la conquista de la completa
independencia nacional.
Esta situación impone la necesidad de forjar la dirección proletaria,
reconstituyendo bajo el fuego de la lucha revolucionaria el Partido
Comunista bolchevique, el único capaz de llevar la lucha antifascista y
antiimperialista de forma consecuente hasta el final y barrer
definitivamente la dominación imperialista rusa, yanqui o cualquier
otra. Esto será posible a través de la formación del frente único
antiimperialista y antifascista y, a través de la guerra popular,
construir un nuevo poder de liberación nacional y para la reconstrucción
del socialismo en Ucrania. Frente Único basado en las masas de obreros y
campesinos y de la pequeña burguesía, así como las demás fuerzas
democráticas. Los verdaderos revolucionarios ucranianos requerirán al
KPU la renuncia completa de sus posiciones serviles al imperialismo ruso
para que integre el frente único antiimperialista y antifascista. En el
curso de la lucha el Partido Comunista reconstituido tiene que alcanzar
la hegemonía para el proletariado y así evitar el peligro de
capitulación, en el frente único ante las diversas maniobras de los
enemigos en el complejo escenario de las disputas interimperialistas y
para asegurar el curso y el triunfo de la revolución.
Crisis imperialista, nueva repartición, guerra mundial y revolución
Estas disputas, luchas y crisis políticas, no son episódicas y se
insertan en un amplio contexto de confrontaciones en el mundo, debido a
la profundización de la crisis general del imperialismo, con la
agudización de todas las contradicciones fundamentales de la época:
entre los propios países imperialistas. La principal contradicción entre
naciones y pueblos oprimidos y el imperialismo se reafirmo con el
aumento de las guerras de rapiña lanzadas por varias potencias
imperialistas, por un lado, y por el otro, por el crecimiento de las
luchas de resistencia y guerras de liberación de los pueblos. La
profundidad y gravedad de la crisis del imperialismo está revelando,
cada día más, las contradicciones interimperialistas no pueden ser
resueltas simplemente por los medios diplomáticos, de chantaje y de
amenazas de la superpotencia USA y está se impone la necesidad de un
nuevo y más profundo reparto del mundo. Los acontecimientos están
resbalando por el siniestro camino de una nueva guerra mundial,
situación dentro de la cual se desenvuelve la lucha de clases a escala
internacional, con las luchas de liberación social y nacional, con el
desarrollo de una nueva ola de revolución mundial.
La condición de la superpotencia hegemónica única de USA se definió sin
guerra imperialista mundial, fue con la primera guerra del golfo en
función del colapso de la URSS social imperialista, a principios de los
años 1990. Con el fin del sistema originado en el “Tratado de Postdam”,
vastas zonas permanecieron como botín de reparto imperialista,
principalmente en Europa del Este, que pasaron a ser repartidas y
monopolizadas entre USA y las potencias de Europa Occidental, según el
interés y fuerza de los contendientes. El imperialismo yanqui preparó su
ofensiva desde los años de 1980 con Reagan y la llamada “Guerra de las
Estrellas”, ampliando aceleradamente el establecimiento de más y más
bases militares y zonas de control en todo el mundo. Pero no pudo
completar su objetivo de dominio total dada la condición de
superpotencia atómica que Rusia siguió manteniendo, incluso debilitada
económicamente.
Y sobre esta base USA podría impulsar su ofensiva contrarrevolucionaria
de carácter general. Ofensiva que arranca en los años de 1980, con las
acciones del revisionismo con Gorbachov y su perestroika a la cabeza,
iniciativa con la cual convergió USA, en el objetivo de alcanzar su
hegemonía única y conjurar el desenvolvimiento de las guerras Populares
en el mundo, principalmente la del Perú que atravesara invencible los
años de 1980. Recorrida una década apenas (años de 1990) y tal ofensiva
contrarrevolucionaria general apuntaba a declinar, de mantenerse la
Guerra Popular en Perú otras serían impulsadas en el mundo, inclusive
con la retomada de la resistencia armada del pueblo palestino y la
persistencia de la lucha de liberación de Afganistán y de Iraq, países
los cuales pensaban subyugar y apaciguar con su versión de [Guerra
Relámpago] por aire, mar y tierra. Al contrario de una victoria
demoledora y rápida, crecieron las resistencias de los pueblos, los
yanquis y aliados europeos cayeron en el fango, la economía de USA no se
levanto y en los años siguientes se desato la crisis, agravándose
mundialmente y que se arrastra hasta los días actuales. Así, la nueva
ofensiva planeada por los yanquis y desatada por las maquinaciones del
11 de septiembre de 2001, no ha podido detener la crisis
financiera-económica del sistema imperialista. Al contrario, han
agudizado todas las contradicciones fundamentales de la época,
imponiendo la necesidad de una nueva y más profunda repartición como
salida. Nueva repartición que EEUU maneja como necesidad para la
consolidación de su condición de superpotencia única y hegemónica
imponiendo su dominio total en el mundo. Objetivos que pasan, en primer
lugar y principalmente, por subyugar a Rusia, más también por detener el
avance de las guerras de resistencia nacional y guerras populares, o
bien el desencadenamiento de nuevas.
Y es exactamente en esta dirección que los actuales acontecimientos
están marcando la política mundial, especialmente con la situación que
se desarrolla en Ucrania, aunque no únicamente. Los EEUU están
maquinando y moviendo operativos para cambiar la configuración de la
dominación mundial, presionando en áreas de influencia del imperialismo
ruso para barrerlo. Son acciones para mantenerlo bajo tensión constante,
desestabilizarlo y debilitarlo todavía más económicamente. Son
acciones, particularmente dirigidas a reducir la dependencia de Europa
Occidental del petróleo y gas ruso y aumentar su control sobre él,
neutralizar la condición de superpotencia atómica de Rusia y subyugarla.
Como parte de este plan está el objetivo de crear un mapa de “un nuevo
oriente medio”, sin ninguna influencia de Rusia en la región para
dominar posiciones militarmente estratégicas, controlar fuentes de
energía y aplastar los movimientos armados de liberación nacional. Son
pasos cuyos operativos ya están en curso. Controlando amplias fuentes de
recursos naturales y bases estratégicas, apuntando retomar a Irán,
perdido en 1979, lanza una ofensiva de cerco sobre Rusia, para atacar
sus posiciones en su propio territorio.
En este nuevo reparto que se desencadena, las diferentes potencias se
posicionan, cada día más, según su condición económica y militar
partiendo de la situación actual, en medio de la profunda crisis que
atraviesa el imperialismo. Dentro de esto, alrededor de los dos
principales contendores, EEUU y Rusia, las demás potencias imperialistas
se irán posicionando según las posibilidades de conjurar su propia
debilidad y de cómo aumentar su capacidad y elevar su posición en el
campo imperialista. Dentro de los principales contendores Rusia es el
más flaco, su base económica sigue frágilmente asentada en la
exportación de materias primas, gas, petróleo, armamento y dependiente
de la importación de productos manufacturados de toda orden, bien como
carente de capitales frente a la brutal competición capitalista. A pesar
de que tuvo una relativa recuperación de su condición política en el
2000, preservando su condición de superpotencia atómica, diez años
después del colapso de la URSS en que reestructuro el sistema de Estado y
de gobierno, enfrento crecientes cuellos de botella en su economía, en
la mantención y desarrollo de su arsenal de guerra y de contingentes
militares.
Su objetivo es mantener sus semicolonias en las esferas de influencia,
buscando expandirlas para defender su base estratégica principal, su
propio territorio y su entorno conformado por los países de la antigua
URSS y estrechar más y más las relaciones de compromisos mutuos con la
China social-imperialista.
Los dos principales contendientes están alertando de que un paso delante
de la otra parte traerá serias consecuencias. Aunque los nuevos
acuerdos tendrán lugar en el agravamiento de la crisis, todos los
acontecimientos están sirviendo de acumulación para contiendas mayores,
sus consecuencias dependen de la forma en que se irán agudizando más en
el corto y mediano plazo.
Expresión de la manipulación de la ideología “gran Rusia” y
“pan-eslavista” Putin afirmo en su discurso oficial sobre la anexión de
Crimea, que los rusos son uno de los mayores, sino el grupo étnico más
grande dividido por fronteras. A su vez el jefe del estado mayor
conjunto de los ejércitos estadounidense, Martín Dempsey declaró:
“Tenemos compromisos con nuestros aliados de la OTAN. Así que quiero
asegurarles que si se presenta una situación que nos obligue a cumplir
con estos compromisos, vamos a reaccionar". El general agregó que si
permiten a Rusia intervenir en un estado soberano bajo el pretexto de
proteger a las minorías étnicas en Ucrania, toda la región de Europa del
Este y los Balcanes se verá amenazada con la desestabilización. Los
EE.UU. están "sugiriendo " la entrada de Ucrania en la OTAN, lo que
sería el paso decisivo para la instalación de sus escudo antimisiles en
ese territorio, parte de su objetivo de construir un escudo antimisiles
integral, neutralizando la capacidad ofensiva atómica rusa.
En la correlación de fuerzas en los tres frentes de su ofensiva, Ucrania
es la balanza, en la que los EE.UU. ya ganaron ventaja por la gran
desestabilización creada que descoloco el dominio ruso de la mayor parte
de ese territorio. Pero esto puede despertar otras fuerzas y
desencadenar diversas reacciones y procesos que vienen a convulsionar
toda esa extensa región afectando rápidamente a Europa Occidental. Esta
situación no es diferente de la del Oriente Medio, Europa Oriental y el
Cáucaso. En otras regiones, como el sur de Asia y América Latina, los
conflictos de similar naturaleza se presentan de forma y en diferentes
niveles, como la crisis que se está desarrollando en Venezuela. Si por
una razón u otra, fracasa el juego diplomático de imposición del acuerdo
que exige EE.UU., la situación se deslizara hacia la guerra en un nivel
y magnitud nuevos. De cualquier forma, los acuerdos que surjan de estas
pugnas, sólo podrán agudizar aún más todas las contradicciones,
provocando nuevos y mayores disturbios, en los cuales la revolución se
desarrollará conjurando la guerra mundial imperialista, o si la guerra
mundial estalla, ella atizará a su vez inevitablemente la revolución.
EE.UU. y Rusia tienen intereses vitales en los acontecimientos de
Ucrania: para los EE.UU. porque es parte esencial de sus planes
estratégicos de cercar y derrotar a Rusia en su propio territorio. En
estas condiciones Rusia se presenta para los EE.UU. como el principal
enemigo a ser vencido, siendo éste su objetivo principal. Situación que
configura un nuevo reparto imperialista como única salida para que
EE.UU. eleve su economía, en medio de una profunda crisis general y
consolidar su dominio mundial. Rusia necesita mantener Ucrania por lo
menos dividida, pudiendo controlar parte de su territorio es clave para
impedir, por lo menos en el corto y mediano plazo, su subyugación por
los EE.UU. a través de cerco militar y del estrangulamiento
económico-comercial.
En el territorio de Ucrania se está dibujando la línea roja de una nueva
guerra imperialista mundial. Todos estos acontecimientos, a pesar de la
posibilidad de horrores indescriptibles que una nueva guerra
imperialista mundial representa, sólo confirman la naturaleza
reaccionaria y sanguinaria del imperialismo, que revela el grado de
descomposición y su condición de tigre de papel. Estas son las
condiciones objetivas y en lucha contra ella y por un nuevo orden
revolucionario mundial los pueblos de diferentes partes del mundo se
están levantando unos y despertando otros. Esto es, en último término,
el desarrollo del proceso de subsidencia general en el que encuentra el
imperialismo, proceso también de su demolición completa por la
revolución mundial, cuya situación se desarrolla de forma desigual,
siendo su base los países del Tercer Mundo.
La necesidad de una línea de clase en la lucha contra el imperialismo en medio de sus acciones
Respectivamente, en Venezuela y Siria, Maduro y Assad tal como Yanukóvit
en Ucrania, no representan a las masas populares ni tampoco a la
burguesía nacional (burguesía media). Como pasó con Muammar Gaddafi de
Libia, y Mahmoud Ahmadinejad de Irán, en su época, estos gobiernos y
regímenes representan a la gran burguesía burocrática-compradora local y
a los terratenientes, particularmente su fracción burocrática,
servicial y completamente sometida al imperialismo ruso, principalmente.
La contradicción del imperialismo yanqui con estos regímenes no está en
supuesta contradicción de clase o estos serían supuestamente regímenes
revolucionarios, anticapitalistas o incluso reformistas burgueses.
Desde el punto de vista de clase y del gerenciamiento económico, no hay
contradicción alguna entre ellos y el imperialismo yanqui, son regímenes
cuyos estados son una expresión del poder político de la gran burguesía
y de los terratenientes y magnates locales, más si por ser regímenes de
las esferas de influencia del imperialismo ruso. Y es esta la condición
que impide el acaparamiento general por los monopolios, principalmente
norteamericanos, y bloquea el dominio completo mundial del imperialismo
de los EE.UU. y en particular la consolidación de su condición de
superpotencia hegemónica y única. Es decir, es la contradicción
interimperialista que se agudizo formidablemente con el empeoramiento
de la crisis general imperialista, la que está cobrando una nueva
división del mundo en el sistema para salir adelante.
A pesar de estos regímenes y sus mandatarios sostienen una retórica de
resistencia contra la inminente agresión extranjera, permanecen en lo
fundamental partidarios de la "teoría de la subyugación nacional”.
Teoría y política , según la cual no es posible que un país atrasado y
su pueblo lograr la independencia y el progreso nacional sin someterse a
una u otra potencia extranjera, esto es evidente en el papel de lacayo
frente al imperialismo ruso. En esto son apoyados por partidos
revisionistas hasta por posiciones oportunistas de los partidos
revolucionarios, que sirven de argumento peregrino que se trata de
aprovechar las las contradicciones en el campo imperialista a favor de
la independencia nacional y de la revolución.
En estas condiciones, los verdaderos revolucionarios deben movilizar a
las masas, exigiendo a los gobiernos de estos países que reclaman contra
el imperialismo yanqui la promoción de la democracia para las masas,
como la liberación de los presos políticos demócratas y los
revolucionarios, el cese de las persecuciones contra los revolucionarios
y el armamento general de la población. Del mismo modo, todos los
partidos que dicen oponerse a las agresiones y provocaciones del
imperialismo de los EE.UU. en estos países deben romper por completo con
su línea nacionalista chauvinista y de apoyo al imperialismo ruso. A su
vez, el necesario frente anti-imperialista y anti-fascista solamente
podría conquistar una victoria decisiva para el pueblo a condición de
que el proletariado, a través de su partido revolucionario, conquistar
su dirección para hacer la guerra de liberación de forma resuelta,
impedir la capitulación de los vacilantes y así completar la lucha
contra el imperialismo con la revolución de nueva democracia y transitar
ininterrumpidamente al socialismo.
En los conflictos en curso, como parte de la nueva división que se
desencadena, están jugando tres fuerzas: 1) el imperialismo yanqui como
superpotencia hegemónica única, junto con otras potencias como la UE en
el caso de Ucrania, más allá de su gobierno títere y otras fuerzas
reaccionarias locales, que en el caso de Siria con el apoyo del Estado
sionista de Israel y de los gobiernos reaccionarios de Turquía, Arabia
Saudita, etc. y las hordas mercenarias; en el caso de Venezuela contando
con una oposición marioneta suya, sectores acomodados de las clases
medias y operaciones de provocación y terrorismo aplicadas por los
servicios de inteligencia, coordinados por su embajada y el apoyo de la
burocracia de la OEA; 2) el imperialismo ruso, con el apoyo de gobiernos
subordinados, como en el caso de Siria y Venezuela, así como los
partidos revisionistas; y 3) las verdaderas fuerzas antiimperialistas
democráticas y revolucionarias todavía débiles, dispersas y sin una
dirección proletaria. La disputa interimperialista se agudiza en función
de la profundidad de la crisis general del sistema que cobra nueva
división del mundo siendo el botín principal el Tercer Mundo como una
manera de salir de esta crisis. Esto significa que el Primer Mundo está
imponiendo redefiniciones, lo que implica alineamiento de los países del
Segundo Mundo en torno a los dos principales contendientes, el
imperialismo de EE.UU. por un lado, y el imperialismo ruso por otro.
Los países del Tercer Mundo, siendo el botín de disputa y división del
mundo por los imperialistas es la base de la revolución mundial. En
todos ellos de modo general, y de acuerdo a cada caso en particular,
deben desarrollar sus partidos comunistas maoístas, constituirlos o
reconstituirlos donde el oportunismo y el revisionismo todavía impera en
el movimiento obrero-popular, para conformar y dirigir el frente único
revolucionario de las clases oprimidas por imperialismo, donde aún no
están organizados, apoyar las guerras populares y las guerras de
liberación nacional, desencadenándolas donde todavía no son realidad,
para destruir los regímenes lacayos del imperialismo con la revolución
de nueva democracia, ininterrumpidamente al socialismo. Esta es la tarea
ineludible de los revolucionarios hoy en los países, principalmente
nosotros que somos palco de agresiones abiertas del imperialismo, palco
de la pugna interimperialista, que hace agudizar formidablemente la
contradicción principal entre los países oprimidos y el imperialismo,
puede incluso pasar a una agresión directa del imperialismo yanqui y
otros.
Esta situación exige que el proletariado y las masas populares, al igual
que en otras zonas de conflicto, la única línea marxista posible, es la
de constituir un verdadero frente único patriota antiimperialista y
antifascista, el cual depende de la firme dirección del proletariado,
exigiendo al partido comunista marxista-leninista-maoísta impulsar un
verdadero levantamiento popular, una guerra popular prolongada para
expulsar al imperialismo y sus lacayos, con vistas a generalizar en el
futuro como una guerra popular mundial para derrotar la guerra
imperialista mundial.
¡Abajo la guerra imperialista de reparto en Ucrania y en todo el mundo!
¡Viva la resistencia antiimperialista y antifascista!
¡Muerte a los fascistas de Ucrania en la región!
¡Abajo el imperialismo yanqui, europeo y ruso!
¡Viva la guerra popular de liberación nacional!
Brasil, mayo 2014
Frente Revolucionario para la Defensa de los Derechos del Pueblo - Brasil