No podía ser de otra forma, las múltiples razones económicas, sociales y políticas que dieron origen al estallido social, la ineptitud del régimen mafioso para atender los reclamos populares y el tratamiento de guerra a la justa rebelión de los de abajo, son el combustible que alienta la lucha, haciendo surgir a su vez nuevas formas de defensa y ataque, nuevas formas de organización y de lucha.
El rebalse temporal de las últimas semanas, que algunos interpretan como el fin de la lucha y el acabose del levantamiento popular, es apenas un episodio de una lucha de largo aliento donde los contrincantes miden fuerzas y se preparan para los nuevos combates.
Las clases dominantes y el régimen, si bien han sido obligados a recular en algunas medidas, han demostrado que están dispuestos a llevar adelante su plan de salvaguardar sus ganancias a sangre y fuego. Por eso, mientras el títere presidente anuncia remedios para mitigar la crisis social y sanitaria, adelanta en los hechos nuevas medidas represivas y prosigue su política de guerra contra el pueblo; actuación criminal tan evidente, que la CIDH adscrita a la imperialista OEA se vio obligada a emitir una declaración “contundente” y hacerle 41 recomendaciones que no pasarán de ser letra muerta.
A su vez, los jefes politiqueros de la “coalición de la esperanza” y del “pacto histórico”, esa mezcolanza de politiqueros liberales, socialdemócratas y oportunistas, trabajan para encausar la rebeldía de la juventud por la senda de las ilusiones constitucionales y electoreras. Ante la desconfianza y el rechazo a los politiqueros por parte de la mayoría de los amotinados, anuncian que proseguirán impulsando la movilización en las calles, pero su mayor esfuerzo está dedicado a los debates inservibles en el establo parlamentario, a presentar propuestas “alternativas” en el Congreso y a convencer a los jóvenes de que todo será distinto si votan por ellos el año entrante.
Además de estos falsos representantes del pueblo, se presentan otros “más radicales” vendiendo también promesas “novedosas”, que logran enredar a gente incauta e incluso a algunos revolucionarios. Llaman a continuar la lucha para exigir la renuncia de Duque y convocar elecciones anticipadas para la presidencia, acompañada de la “ingeniosa” idea de insertar a la juventud de la Primera Línea en el Estado a través de los “consejos juveniles”. En esencia, su “novedosa” propuesta, consiste en transar la sangre derramada a cambio de elegir un nuevo títere de las clases dominantes y el imperialismo, y convertir a los dirigentes de la juventud combativa en instrumentos al servicio del Estado. Una propuesta reaccionaria que en esencia es igual a la de los vulgares politiqueros reformistas y consiste en “cambiarlo todo para que todo siga igual”.
Por su parte, los comunistas y revolucionarios interpretan correctamente el deseo de la rebelión popular de poner fin al régimen de la mafia y el paramilitarismo; advierten una profunda crisis del régimen, división entre las clases dominantes y su incapacidad de resolver los problemas populares; encuentran además en las Asambleas Populares y en las Primera Línea o Grupos de Choque los embriones del nuevo Poder Popular; es decir, advierten que la crisis política puede conducir a una crisis revolucionaria en la medida en que se hagan conscientes y se generalicen las nuevas formas de organización, en que se persista en el camino de la lucha revolucionaria en las calles y se avance en la preparación del paro general, que le permitan al pueblo no solo derribar la dictadura criminal uribista sino reemplazar el gobierno de los explotadores por un nuevo gobierno de los obreros y campesinos.
Se abre así un nuevo episodio de la lucha entre los dos caminos: por un lado, el viejo y trillado camino de la reforma y de la farsa electoral que proponen los politiqueros de la falsa izquierda, el progresismo y los alternativos, el cual siempre terminará sirviendo a la reacción y a los explotadores, por cuanto solo puede prolongar la agonía del sistema moribundo sin resolver los problemas del pueblo; por otro lado, el camino luminoso que han abierto las propias masas populares con su heroica lucha en las calles, con el paro, con los bloqueos y los combates contra las fuerzas represivas militares y paramilitares.
En el rebalse actual del estallido social miden fuerzas la reacción y la revolución, y se confrontan los dos caminos, que no son complementarios como alegan los sempiternos electoreros, sino que, por el contrario, se oponen abiertamente, por cuanto de qué camino decidan transitar las masas populares depende cuanto puedan avanzar en la conquista de sus reivindicaciones inmediatas y futuras.
El proletariado revolucionario no puede prometer nada, como lo hacen los politiqueros. Por ello, en lugar de prometer soluciones pensando en la farsa electoral del año entrante y mientras tanto respaldar a Duque como anunciaron desfachatadamente Petro y Robledo, los comunistas le proponen al pueblo tumbar la dictadura de la mafia con la fuerza de su unidad, organización y movilización revolucionaria, y lo llaman a prepararse para los nuevos combates, que exigirán también mayores sacrificios, más conciencia y mejor organización.
Así que, enarbolar un Programa Inmediato que recoja las exigencias populares y una en un solo torrente todos los diversos arroyos de combatientes, todos los sectores del pueblo enemigos del régimen mafioso y del Estado terrorista es la tarea más importante para forjar la unidad popular.
Promover y organizar por todas partes las Asambleas Populares (de obreros, campesinos, indígenas…) donde se ejerza la democracia directa del pueblo, donde se discutan y decidan todos los asuntos, es luchar por construir el nuevo poder. Asambleas que, como la que se realizará el próximo 17 de julio en Cali, discutan y decidan cómo resolver los problemas que las clases dominantes y sus acólitos politiqueros reformistas no pueden y no quieren solucionar.
Fortalecer y extender los Grupos de Choque o Primera Línea y construir la Guardia o Milicia Popular para enfrentar con éxito las fuerzas militares y paramilitares.
Tareas que van unidas al trabajo en las filas de las fuerzas militares del enemigo para desmoralizarlas, aislar a los mandos superiores y hacer que una parte de sus efectivos se pasen al lado del pueblo.
Los comunistas le proponen al pueblo persistir en el camino de la lucha y prepararse para los nuevos combates pensando en derribar el régimen de la mafia uribista, para que un nuevo gobierno de obreros y campesinos resuelva las reivindicaciones más sentidas e inmediatas del pueblo trabajador. Este es el único camino que sirve a la lucha y prepara las fuerzas para solucionar de raíz los graves y profundos problemas de la sociedad colombiana.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Julio 10 de 2021
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