“…el
primer paso de la revolución obrera es la elevación del
proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia.”
Manifiesto del Partido Comunista. C. Marx y F. Engels
Conforme
se va acercando el proceso de las elecciones burguesas en el Ecuador,
corresponde a los comunistas y revolucionarios insistir en la
demarcación de posiciones respecto de la táctica proletaria y la
revisionista. Pese a que ya en anteriores documentos y comunicados
hemos dado nuestra posición sobre la democracia burguesa, lo
volvemos hacer, conscientes de que para imponer las tesis del
proletariado “no hay
que decir una vez, sino cien veces; no hay que decir a pocos, hay que
decir a muchos” como
sabiamente lo enseñó Mao Tsetung.
La
reacción y el revisionismo buscan a como dé lugar arrastrar a las
masas hacia el parlamentarismo burgués, pretenden inclusive mostrar
que quien o quienes no participan de las elecciones son unos
“desadaptados”, “infantiles”, “retrógrados”, etc. Frente
a esa ofensiva derechista, el secretariado de nuestra organización
ha desarrollado el presente documento con dos objetivos
fundamentales: por un lado, cerrar filas dentro de las fracciones
comunistas que asumimos el Maoísmo y las que caminan hacia allá, es
decir blindarnos contra toda la basura electorera burguesa; y, por
otro lado, combatir a las distintas camarillas revisionistas que como
el PS-FA, viejo PC, MPD y PK vienen confundiendo al pueblo
arrastrándolo detrás de una u otra facción de la gran burguesía.
-EL
MARXISMO NO ES UN DOGMA, SINO UNA GUÍA PARA LA ACCIÓN
Desde
los albores del pensamiento revolucionario del proletariado, es decir
desde la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, siempre
se insistió en que el marxismo era y es una guía para la lucha de
clases del proletariado y no un dogma o una receta petrificada.
Esto
siempre fue defendido por los clásicos: Carlos Marx, Federico
Engels, Lenin, Stalin y Mao Tsetung. Al decir que es una guía para
la acción nos referimos a que sus principios generales,
fundamentales, son de validez universal, pero que su aplicación, su
especificación, son diferentes de un continente a otro, de una época
a otra, de un país a otro, inclusive de una región a otra dentro de
un mismo país. Comprender esto es básico pues los clásicos del
marxismo jamás pretendieron elaborar una teoría que tenga en cuenta
de una vez y para siempre los casos que pueden darse tanto en
Alemania como en EEUU, en China, Rusia o los países africanos, ya
sean de principios de 1900, 1950 o del año 2012…Es demasiado
evidente esto, que quien sostenga lo contrario se verá envuelto en
pensamientos absurdos y ridículos. Los clásicos jamás pretendieron
hacer algo así porque eran materialistas y no idealistas, sabían
que la teoría revolucionaria solo podría brotar de la experiencia
práctica de millones de personas y a la vez serviría como guía de
nuevas luchas, pero nunca como una receta, a lo sumo como una
brújula, como un faro de luz que alumbra la lucha del proletariado y
las masas populares en cada etapa por las que atraviesa la lucha de
clases rumbo al Comunismo.
El
revisionismo pretende justificar su cretinismo parlamentario
utilizando dos o tres planteamientos de los clásicos –sacados de
contexto y de forma mecanicista- para decir que si no se participa en
las elecciones burguesas se es “infantil”; ellos piensan que el
marxismo es algo así como una receta de cocina donde el “chef”
dice de una vez y para siempre cuántos ingredientes se deben poner,
cómo y en qué cantidad, receta que pasará de generación en
generación con ninguna o casi ninguna modificación y así por los
siglos de los siglos “amén”…
Por
eso, para entender cuál es la verdadera táctica proletaria frente a
las elecciones burguesas debemos partir del análisis concreto de la
realidad concreta en este tema.
-LAS
ELECCIONES BURGUESAS EN EL CAPITALISMO DE LIBRE EMPRESA
En
los siglos XVIII y XIX, el capitalismo representaba un paso adelante
en el desarrollo de los modos de producción, en el desarrollo de la
humanidad. En aquellos tiempos la burguesía cumplía un papel
democrático y revolucionario pues enfrentaba al feudalismo y las
monarquías; al respecto Carlos Marx nos plantea:
“Las
revoluciones de 1648 y de 1789 no fueron revoluciones ni inglesa, ni
francesa; fueron revoluciones de estilo europeo. No representaban el
triunfo de una determinada clase de la sociedad sobre el viejo
régimen político; eran la proclamación de un régimen político
para la nueva sociedad europea. En ellas había triunfado la
burguesía; pero la victoria de la burguesía significaba entonces el
triunfo de un nuevo régimen social, el triunfo de la propiedad
burguesa sobre la propiedad feudal, de la nación sobre el
provincialismo, de la concurrencia sobre los gremios, de la partición
sobre el mayorazgo, del sometimiento de la tierra al propietario
sobre el sometimiento del propietario a la tierra, de la ilustración
sobre la superstición, de la familia sobre el linaje, de la
industria sobre la pereza heroica, del derecho burgués sobre los
privilegios medievales. La revolución de 1648 fue el triunfo del
siglo XVII sobre el XVI, la revolución de 1789 fue el triunfo del
siglo XVIII sobre el XVII. Esas revoluciones expresaban mucho más
las necesidades del mundo de entonces que las necesidades de aquellas
partes del mundo en que se habían desarrollado, es decir, de
Inglaterra y Francia.” LA BURGUESIA Y LA CONTRARREVOLUCION
En
esas condiciones, de un capitalismo floreciente y revolucionario
contra el feudalismo y el andamiaje medieval, nació el moderno
proletariado industrial y como tal fue paulatinamente adquiriendo
conciencia de clase en medio de cruentas luchas y episodios.
Los
comunistas, con Carlos Marx y Federico Engels a la cabeza,
comprendieron que por un lado, el proletariado debía luchar
conjuntamente con la burguesía contra el feudalismo, pero por otro
lado que debía constituirse en partido independiente, con línea
política y programa propios, para que una vez derribado el
feudalismo comience inmediatamente la lucha contra la burguesía.
Consecuentemente
con esto, los comunistas adoptaron la siguiente táctica en torno a
la democracia burguesa: en primer lugar desenmascararon y advirtieron
a las masas proletarias y campesinas del carácter de clase de dicha
democracia para que no se hicieran falsa ilusiones respecto a la
misma, es ahí cuando Carlos Marx plantea que “A
los oprimidos se les autoriza, una vez cada tres o seis años,
decidir que miembros de la clase dominante han de representarlos y
aplastarlos en el Parlamento”.
Y simultáneamente, como correspondía a lucha contra el feudalismo,
plantearon que el proletariado podía participar en las elecciones
burguesas en determinadas condiciones y países concretos, con fines
específicos como fue el caso de las elecciones presidenciales de los
EEUU en 1864, donde Abraham Lincoln representaba las posiciones
democráticas y anti-esclavistas. “Saludamos
al pueblo americano con motivo de la reelección de Ud. por una gran
mayoría. Si bien la consigna moderada de su primera elección era la
resistencia frente al poderío de los esclavistas, el triunfante
grito de guerra de su reelección es: ¡muera el esclavismo!” A
Abraham Lincoln, Presidente de los Estados Unidos de América. Carlos
Marx
Como
vemos la táctica comunista frente a las elecciones burguesas en la
época del capitalismo de libre empresa era aceptar la participación
del proletariado en determinadas condiciones y países, con fines
específicos, pero sin dejar de denunciar ni por un instante el
carácter de clase de esa democracia y tampoco perder la perspectiva
de que el proletariado debía conquistar el poder.
Los
mejores representantes del proletariado, Carlos Marx y Federico
Engels, fallecieron hacia fines del siglo XIX, objetivamente
alcanzaron a vivir y luchar en la fase del capitalismo de libre
empresa.
-LAS
ELECCIONES BURGUESAS EN EL CAPITALISMO MONOPOLISTA
A
inicios del siglo XX el capitalismo se transforma en monopolista,
pasa a su fase superior y última, el imperialismo. Esto trajo
consecuencias profundas en todo el sistema económico, social y
político del mundo entero. Ya no había un capitalismo floreciente
sino moribundo, la burguesía ya no era revolucionaria sino
profundamente reaccionaria, el capitalismo dejó la libre empresa
para el pasado y se concentró cada vez en más reducidos círculos
del capital financiero internacional, en adelante el destino de
naciones enteras y de cientos de millones de trabajadores estaba en
las manos de un puñado de grandes empresarios y banqueros; en
síntesis el capitalismo ya no podía ofrecer nada nuevo y
progresista a la humanidad, se había agotado, debía ser derribado
para dar paso a la etapa de la revolución proletaria, a un nuevo
modo de producción, el socialismo.
Esto
fue comprendido por los revolucionarios bolcheviques, quienes bajo la
dirección de Lenin y Stalin, lograron determinar que el mundo había
ingresado en la fase del imperialismo.
Lenin,
de quien las masas proletarias decían “es el Marx de nuestros
días”, publicó su célebre libro “El imperialismo, fase
superior del capitalismo”, en 1916 cuando se desarrollaba la Primer
Guerra Mundial imperialista. De entre muchas lecciones que nos da ese
libro, se pueden resumir en dos: por un lado que el imperialismo “es
la reacción en toda la línea”, y por otro lado que vivimos en la
etapa del “imperialismo y las revoluciones proletarias”.
En
estas condiciones la táctica del proletariado debía reajustarse
partiendo del análisis concreto de la realidad concreta.
Lenin
siguió conservando lo medular del marxismo frente a la democracia
burguesa, concerniente a desenmascararla sin tregua para que las
masas de trabajadores no se hagan la menor ilusión respecto de un
cambio a través de esas elecciones. “La
democracia burguesa, constituyendo un gran progreso histórico en
comparación con el medioevo, sigue siendo siempre –y bajo el
capitalismo no puede dejar de serlo- estrecha, castrada, falsificada,
hipócrita; un paraíso para los ricos y una trampa y un engaño para
los explotados, para los pobres”. Lenin
Simultáneamente,
los bolcheviques aplicaron el boicot armado contra las elecciones de
1905 convocadas por el Zar, totalmente amarradas por las clases
dominantes rusas y en un momento en que la lucha combativa de las
masas iba en ascenso. Y cuando el tema de la asamblea constituyente
estuvo al orden del día en la lucha de clases en Rusia, los
comunistas decidieron participar en ella pero de un modo
revolucionario como lo cita a continuación un documento partidario:
“la realización de
la república democrática en Rusia es posible únicamente como
resultado de la insurrección popular victoriosa, cuyo órgano será
el gobierno provisional revolucionario, único capaz de garantizar
una libertad completa de agitación electoral y convocar, a base del
sufragio universal, igual, directo y secreto, una Asamblea
Constituyente que exprese efectivamente la voluntad del pueblo;”
Numeral 2 de la resolución del III Congreso del P.O.S.D.R.
(bolcheviques). *Tomado del libro de Lenin: Dos tácticas de la
socialdemocracia en la revolución democrática.
Es
decir, participar de una Asamblea Constituyente pero sobre la base de
que sea convocada por un gobierno provisional revolucionario, surgido
del triunfo de la lucha armada de las masas; esto es totalmente
distinto a lo que hacen los revisionistas que con el cuento de
“acumular fuerzas en el parlamento” participan de asambleas
constituyentes reaccionarias, convocadas por la gran burguesía y sus
partidos, en medio de la vigilancia del Ejército y la Policía, con
las masas desarmadas, en definitiva sirviendo objetivamente a la
reacción.
Siguiendo
la experiencia de la revolución de Octubre, Lenin, máximo dirigente
de la Internacional Comunista, escribió en 1920 el libro “La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo” en el que en
resumidas cuentas nos plantea: “Indudablemente,
quien de un modo general siguiera sosteniendo la vieja afirmación de
que abstenerse de participar en los parlamentos burgueses es
inadmisible en todas las circunstancias, estaría en un error. No
puedo intentar formular aquí las condiciones en que es útil el
boicot, porque el objeto de este artículo es más modesto: se reduce
sólo a analizar la experiencia rusa en relación con algunas
cuestiones actuales de táctica comunista internacional.” La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo. Lenin.
Son
muy claras y aleccionadoras estas palabras del gran maestro de
comunistas. Lenin jamás se propuso crear una “receta” para la
táctica de los comunistas frente a las elecciones burguesas, lo que
si se propuso fue aclarar que una cosa era la participación del
proletariado en las elecciones burguesas en la etapa de libre empresa
a lo que se refiere como la “vieja afirmación”, y que otra muy
distinta es la táctica del proletariado en la época del
imperialismo, en la época de la “reacción en toda la línea”
cuando el proletariado puede optar por utilizar las elecciones
burguesas exclusivamente con fines de agitación y propaganda o
incluso el boicot armado dependiendo del grado de desarrollo de cada
proceso revolucionario y por la etapa que esté atravesando.
Posteriormente
la revolución china comandada por Mao Tsetung confirmó esta verdad
universal, de que con las elecciones burguesas no se logra ningún
cambio para el pueblo, sino mediante la lucha de las masas con
fusiles creando Nuevo Poder. El imperialismo norteamericano junto al
Kuomintang pretendieron, en 1945, descarrilar la lucha armada de las
masas populares chinas para lo cual ofrecieron curules parlamentarios
a cambio de que el Partido Comunista entregue los fusiles y
desmovilice las Bases de Apoyo. Esto fue apoyado dentro del PCCH por
LiuShao-chi pero es derrotado en medio de la lucha de dos líneas por
Mao Tsetung, logrando que la revolución democrática de nuevo tipo
avance hacia la conquista del poder en todo el país en octubre de
1949.
-EL
CRETINISMO PARLAMENTARIO EN ECUADOR
Está
comprobado históricamente hasta la saciedad, que por medio de las
elecciones burguesas el proletariado no obtendrá ningún cambio
verdadero, a lo sumo unas cuantas reformas aisladas que serán
constantemente barridas por las clases dominantes.
En
nuestro país el cretinismo parlamentario destruyó muchas
organizaciones, dirigentes, militantes, masas del pueblo, frustró
proyectos y esperanzas; sobretodo comprueba que cuando los comunistas
no asumen el marxismo y lo aplican a la realidad concreta, cuando se
dejan llevar por la coyuntura, por la frase “el movimiento lo es
todo, el fin no es nada”, acabarán inevitablemente
autodestruyéndose, convirtiéndose en viejos burócratas
vende-obreros, al servicio del gran capital, en simples fichas de
ajedrez de las clases dominantes, y lo peor es que no se hunden solos
sino que van arrastrando a importantes franjas de las masas populares
detrás de ellos.
En
1945, después de la insurrección conocida como la “Gloriosa”,
el viejo Partido Comunista, el de los miserables Pedro Saad y René
Maugé, participó en las elecciones burguesas junto al oligarca
Velasco Ibarra, haciendo que toda esa efervescencia de las masas se
diluya en la asamblea constituyente de entonces. Luego crearon la
Unión Democrática Popular con la cual se metieron en las
comunidades campesinas para decir a las masas que “voten por ellos”
para “hacer la revolución”, cuánta confusión crearon en el
campo y también a los obreros en la ciudades.
Llegó
un tiempo de tanta aberración de los revisionistas del viejo PC que
prácticamente toda su “vida partidaria” giraba en torno a las
candidaturas, a inscribir frentes electorales, a ver cuántos votos
han sacado, inclusive el discurso de “tomar el poder” quedó
totalmente de lado. Y cuando hicieron su “último esfuerzo”
creando el Frente Amplio de Izquierda, FADI, se dedicaron a las
alianzas con los partidos de la burguesía en el parlamento. Por eso
no es de extrañar que en la actualidad estén apoyando a un gobierno
fascista como el de Correa con el cuento de “hacer la revolución”.
Otros
que practican el cretinismo parlamentario son el MPD, partido
archi-electorero, oportunista y profundamente revisionista. Cuando el
PCMLE sufrió un terremoto en su interior y abandonó el
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, entonces perdió el
horizonte revolucionario y se pasó al hoxhismo, producto de esa
línea negra, oportunista de derecha, nació el MPD. Al inicio decían
“combinación de todas las formas de lucha”, luego hablaron de
que había que co-gobernar con la burguesía para “presionar desde
adentro”, casos de Lucio y Correa, hasta que han acabado planteando
que luchan por la “seguridad”, por la “democracia y la
tolerancia” tal cual es el discurso socialdemócrata de Acosta.
Los
Villacís, Terán, Palacios, Rojas, Atariguanas, son verdaderos
clanes familiares que a nombre de la revolución mantienen una cierta
base social engañada, manipulada, cautiva, todo para acomodarse
ellos, sus familias y sirvientes en puestos burocráticos, son buenos
sirvientes del gran capital y el viejo Estado.
De
Pachakutic y el Partido Socialista Frente Amplio se repiten historias
parecidas, de oportunismo sin límites de sus líderes, de acomodos,
de apoyo a las distintas facciones de la gran burguesía, inclusive
no olvidemos cuando el PSFA apoyó como candidato a Alcalde de Quito
a Rodrigo Paz, un empresario accionista del grupo empresarial
monopólico Supermaxi; o cuando Nina Pacari de Pachakutic se fue a
entrevistar con George Bush en el 2003, cuando Luis Macas fue
ministro de agricultura de Lucio Gutiérrez y defendió a los
terratenientes, la candidatura de AukiTituaña con el banquero
Gullermo Lasso, etc.
-PROPUESTA
COMUNISTA
En
el curso de la lucha de clases y frente a la nueva gran ola de la
revolución proletaria mundial que se avecina, el imperialismo y las
clases dominantes seguirán aplicando las elecciones burguesas como
un mecanismo para descarrilar la lucha de las masas, para frenar o
destruir los procesos de lucha armada revolucionaria, para seguir
perpetuándose en el poder.
Por
esto, corresponde a los comunistas y revolucionarios las siguientes
tareas:
-Afirmarse
permanentemente en la línea roja del proletariado, en el
marxismo-leninismo-maoísmo, aplicándolo creadoramente a la realidad
concreta, para no dejarse confundir por la ofensiva reaccionaria y
revisionista en este tema.
-Desenmascarar
por todos los medios y de forma permanente el carácter de clase de
la democracia burguesa, debemos deslegitimarla, demostrar en la
teoría y en la práctica que es una falsa democracia, como dice
Lenin un paraíso para los ricos y un engaño para los pobres.
-Combatir
implacablemente al revisionismo pues sin la colaboración de éste,
las clases dominantes no podrían arrastrar tan fácilmente a las
masas populares detrás del parlamentarismo burgués.
-Levantar
la propuesta del proletariado en torno a la democracia, según la
etapa que corresponda; en nuestro país masificar el planteamiento de
la Revolución de Nueva Democracia bajo la enseñanza de Mao Tsetung:
“La política de
Nueva Democracia, que preconizamos, consiste en derrocar la opresión
extranjera y liquidar la opresión interior feudal y fascista, para
luego establecer un régimen político de frente único de todas las
clases democráticas…” Sobre la Nueva Democracia.
-Insistir
en que en la época del imperialismo, los comunistas y
revolucionarios solo tenemos dos opciones frente a las elecciones
burguesas: utilizarlas exclusivamente con fines de agitación y
propaganda o aplicar el boicot armado, según el grado de desarrollo
de cada proceso.
-El
voto nulo o el no votar, no deben ser planteados de forma
mecanicista, sino de acuerdo al análisis concreto de la realidad
concreta.
-Consecuentemente
con lo anterior, nuestro Partido en las actuales condiciones de la
lucha de clases en el Ecuador, plantea utilizar las elecciones
burguesas exclusivamente con fines de agitación y propaganda, llamar
al voto nulo y difundir la propuesta de la Revolución de Nueva
Democracia, todo esto sin perder ni por un instante la perspectiva de
preparar e iniciar la Guerra Popular para el futuro mediato.
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