el pueblo
Las recientes confesiones de ex conscriptos involucrados en el caso de los jóvenes quemados en 1986 por militares, han hecho que volvamos a opinar sobre los llamados derechos humanos. ¿Demagogia de la Nueva Mayoría?, ¿Cuál debiera ser la posición desde los intereses del pueblo?
Lo primero es señalar que todo Estado
tiene carácter de clase, en nuestro caso es un Estado que defiende los
intereses de latifundistas y grandes burgueses serviles a los
imperialistas, principalmente yanqui. Pero además es un Estado que frena
las fuerzas del desarrollo productivo del país, no resuelve los
problemas de las masas, es un viejo Estado, obsoleto, porque defienden
los intereses de clases añejas, caducas y podridas históricamente.
Desde el golpe militar de 1973, el
Estado pasó a tener la forma de gobierno de dictadura fascista, ya que
corporativizó y de esta forma intentó atar las manos al pueblo. Desde
1990 hasta hoy el viejo estado paso a tener la forma demoliberal, porque
a estas dos formas de dominación se le agregaron las elecciones y el
parlamento, pero los intereses de clase que defiende quedaron intactos.
La dictadura fascista implicó una
reestructuración del Estado, sancionada con la constitución de 1980,
impuesta a sangre y fuego contra los intereses del pueblo. Para esto
además, persiguió, torturó, desapareció, aniquiló y extermino a miles de
entre las masas más pobres, principalmente.
Bajo la dirección de la DINA y luego la
CNI actuaron los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas,
Carabineros e Investigaciones, muchos de ellos entrenados en la Escuela
de las Américas yanqui, experta en genocidios de pueblos enteros. La
tortura tenía por objetivos: obtener información para otras detenciones,
quebrantamiento de las convicciones políticas del detenido y castigar
como venganza su afiliación política. Se calcula que ya a diciembre de
1973, habían sido detenidas cerca de 250.000 personas, es decir, un 2,7%
de la población total de ese momento. Al finalizar la dictadura
fascista serían más de 3.000 muertos reconocidos por las instituciones
de “reconciliación” (léase colaboración de clases) creadas por los
gobiernos de la Concertación, pero se calcula que podrían llegar a ser
10.000 y más de 40.000 entre muertos, detenidos desaparecidos y
torturados.
Derechos del pueblo y Derechos del individuo
Los derechos humanos de hoy son una
reedición de los derechos del hombre enarbolados por la burguesía contra
los latifundistas feudales en la Revolución Francesa. En 1948 la ONU
publica su declaración de los DDHH, que centra en los derechos de los
individuos en abstracto y no en cuanto a sus condiciones materiales y
por ende su extracción y posición de clase. Concibe al hombre como un
ser inmutable, sin historia, para ocultar bajo el manto de la
“humanidad”, todos sus siniestros intereses y cruentas aberraciones que
cometen como minoría monopolista en el poder contra las masas
laboriosas. Detrás de la palabra humanidad buscan ponernos al servicio
de sus intereses de clase, intentando ocultar la lucha de clases y la
tendencia histórica hacia la revolución. Bajo la etiqueta de “humanidad”
quieren borrar la lucha de clases, quieren meter en un mismo saco a las
masas laboriosas y a los zánganos que las estrujan, tratándolos a todos
de “humanidad” y no de clases sociales. El mismo asesino Pinochet, en
su defensa, recurrió a los derechos humanos para decir que por su
avanzada edad no podía estar preso. Aquí en Chile se considera violación
a los derechos humanos las acciones armadas de las organizaciones
políticas que luchan contra la opresión y la explotación.
Marx y Engels ya en 1845 nos advertían
refiriéndose a estos derechos: “[…]esta “libre humanidad” y su
“reconocimiento” no son más que el reconocimiento del individuo burgués,
egoísta, y del movimiento desenfrenado de los elementos espirituales y
materiales que forman el contenido de su situación social, el contenido
de la vida burguesa moderna”. (La Sagrada Familia). Cada vez son más
conocidos que los hechos que evidencian que los cascos azules de la ONU,
traen paz de cementerio a los pueblos que dicen “ayudar
humanitariamente”.
Represión bajo el ropaje demoliberal
Ni la pose compungida de la pelele
Bachelet con una cara como víctima y con la otra saludando a la genocida
“gran familia militar”, pueden tapar la realidad de los gobiernos de la
Concertación, ahora Nueva Mayoría: estudiantes amedrentados,
hostigados, golpeados, familias mapuche completas perseguidas,
perdigones en niños, jóvenes y obreros, lumazos, acoso sexual, líquidos
tóxicos, lacrimógenas al rostro, apaleo en calabozos, desaparecimientos y
montajes. Lo cierto es que desde el 11 de marzo de 1990 han muerto en
manos de agentes del viejo Estado más de 70 personas, principalmente
estudiantes, juventud popular, mapuche y obreros. El último ha sido el
minero Nelson Quichillao López, luchando por mejorar sus condiciones de
vida y las de sus compañeros en la mina El Salvador.
Como ya señaláramos desde el periódico
la única justicia posible es la que se conquista con lucha, sin duda
esta vendrá de los brazos de hombres y mujeres que aman la paz y la
vida, pero saben que es un derecho que se le debe arrancar al viejo
Estado, que nunca se obtendrá de este viejo Estado, sino que al
contrario sólo será fruto del camino de la revolución.
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