Más de cinco millones de despedidos sin conmiseración, muchos de ellos enfermos.
Una tasa de desempleo del 16,8% según las cifras mentirosas del DANE.
Miles de licencias no remuneradas, que afectaron los ingresos de cientos de miles de familias proletarias.
Decretos como el 1174 que ocasionarán la pérdida de históricas conquistas obreras y la rebaja aún mayor del ya miserable salario mínimo.
Casi 29 mil personas muertas por la COVID-19, responsabilidad del inepto y asesino régimen Uri-Duque.
Aumento de los suicidios, feminicidios, infanticidios, a causa del agravamiento de las condiciones de vida de las familias proletarias.
La juventud asesinada por no resignarse y atreverse a luchar contra la brutalidad policial y el régimen terrorista.
Los ríos y la tierra en el campo nuevamente se tiñen de sangre con el asesinato de más de 200 dirigentes sociales, 260 civiles entre niños mujeres y hombres en 67 masacres y 48 excombatientes de las Farc en lo que va corrido de año.
Los recursos naturales entregados a las empresas capitalistas, nacionales y extranjeras, etc., etc. etc…
Ante tal situación, la respuesta no puede ser otra que ¡parar todos, parar todo el próximo 21 de noviembre!
A un año de la gran jornada que mostró el gran descontento del pueblo y puso a tambalear a los ricos, hay muchos más motivos para el Paro General Indefinido.
Parar la producción con los miles de trabajadores que en el infierno de las fábricas, han visto deteriorar su vida y su salud; con los millones de desempleados y despedidos, que no tienen otra alternativa que luchar, contribuyendo a impedir que funcionen las fábricas ese día.
Parar todo con la ayuda de la aguerrida y valiente juventud, que no tiene nada que perder porque hasta el miedo se lo quitaron.
Parar todo junto a los campesinos pobres, el aliado natural y más seguro del proletariado, para que sus reivindicaciones sean incluidas y exigidas en ¡un solo pliego del pueblo contra un solo enemigo: el Estado burgués!
¡Parar todos!: los trabajadores del campo y la ciudad, desposeídos, los hambrientos, los excluidos, los de abajo, los perseguidos, los criminalizados, los rebeldes, los inconformes, porque los enemigos son los mismos parásitos burgueses del sector financiero, los grandes industriales, los monopolistas del comercio, los terratenientes, los mafiosos… representados en el Estado con todas sus instituciones burocráticas desde la presidencia y los ministerios, pasando por el congreso y la justicia vendida al capital, hasta su pilar central, las asesinas fuerzas militares y paramilitares.
¡Parar todo! Esto exige prepararse para luchar y para ¡vencer! No podemos olvidar las grandes lecciones del 21N y 22N del año pasado; o de los levantamientos populares de los pasados 9 y 10 de Septiembre. El Estado es una máquina de opresión contra las masas rebeldes y les sirve a las clases dominantes para ejecutar su violenta dictadura de clase, por eso enviarán a sus perros guardianes armados a las calles para reactivar a la fuerza su producción capitalista, ¡por eso hay que prepararse!
Mientras las masas no logren demoler por medio de la violencia revolucionaria el viejo Estado y sus podridas instituciones; mientras el pueblo en armas no garantice que sus decisiones sean ejecutadas por los funcionarios del nuevo Estado de Obreros y Campesinos, es necesario movilizar y organizar de inmediato la juventud de obreros, campesinos y estudiantes del pueblo en Grupos de Choque que confronten al Esmad; sin embargo, esto no es suficiente, pues el Estado envía sus agentes de policía a disparar contra los civiles desarmados, por lo que es necesario ir organizando Guardias o Milicias Populares que desarmen a los policías o aniquilen a quienes disparen contra las masas, a la par que se hace el trabajo de neutralizar y ganar para el Paro y la Revolución a una parte de los miembros del Ejército y la Policía instituciones compuestas en su mayoría por hijos del pueblo.
El 21 de noviembre no puede ser inferior al del año pasado. Hay un camino recorrido de muchas enseñanzas, que imponen la necesidad de hacerlo aun más contundente. No puede ser una simple jornada de movilización o en un paro de 24 horas, sino que debe ser un Paro General Indefinido. Porque las clases dominantes dejaron ver que son parásitas, únicamente interesadas en la ganancia; porque ha quedado en evidencia que el Congreso no sirve para nada, y que el Estado es la máquina de dominación de las clases dominantes. Porque los politiqueros “amigos del pueblo”, llaman a tener paciencia y a esperar hasta las elecciones del 2022, porque a ellos no les falta el pan en sus mesas. Porque las direcciones de las centrales sindicales están del lado de los capitalistas y solo han servido para entorpecer y apagar la lucha, llamando lastimeras a que Duque las atienda, y ahora que al pueblo se le agotó la paciencia y se levanta nuevamente se ponen al frente llamando a paro el 21 de octubre y el 21 de noviembre con el único objetivo de desmovilizarlo y reducir el paro a otra “jornada de protesta” civilista que no afecte la ganancia de los ricos.
Por eso pueblo sufrido y aguerrido necesita prepararse y lanzarse a las calles el 21 de noviembre, realizando un Paro General Indefinido contra todo lo que significa el régimen mafioso y terrorista y por las reivindicaciones económicas, sociales y políticas inmediatas que dignifiquen su existencia y garanticen sus derechos democráticos. Reivindicaciones que el pueblo debe levantar desde la base y no las impuestas por la burocracia del Comité Nacional de Paro.
Preparar el paro significa en estos momentos organizar las asambleas o encuentros desde la base sin permiso de nadie, existe ya experiencia de las Asambleas Populares realizadas desde el año pasado y hay que reactivarlas. Se necesita retomar las tareas de agitación y propaganda por todos los medios y en todas partes, para conquistar la participación y el apoyo consciente de todo el pueblo. Hay que retomar las tareas de movilización en las empresas, en los barrios y en las diferentes localidades para garantizar que ese día haya la mayor participación de la comunidad.
Igualmente, los revolucionarios y activistas deben fortalecer aquellas organizaciones que, como el Bloque Por el Paro General Indefinido, denunciaron y combatieron la dirección entreguista del CNP en el encuentro del 30 y 31 de enero, y han trabajado firme y decididamente en contraposición a las posiciones conciliadoras y vacilantes que se oponen a la necesidad de realizar el Paro General Indefinido.
¡A parar para avanzar! ¡Viva el Paro Nacional! Es el grito de batalla que debe hacerse realidad este próximo 21 de noviembre. Por el pueblo que todo lo produce, por los muertos que claman justicia, por la madre tierra, por el futuro, porque el pueblo trabajador no aguanta más: ¡A parar todo, a parar todos!
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