Tuesday, June 7, 2022

En Chile, se desmorona la ilusión parlamentaria


En Chile, se desmorona la ilusión parlamentaria 1

En Chile el gobierno “progresista” de Boric, declaró a mediados de mayo el “Estado de Emergencia” en las provincias del sur del país, donde el pueblo Mapuche lleva a cabo una lucha por la defensa de sus territorios ancestrales y contra las empresas que les han arrebatado sus tierras para explotarlas y devastarlas en jugosos negocios como la extracción maderera.

La primera y más importante acción de ese “estado de emergencia”, es la militarización del territorio mapuche. Con la trillada disculpa de “mantener el orden público y la seguridad de la comunidad” lanzó a miles de soldados a reprimir a los pueblos indígenas, que llevan decenas de años luchando por sobrevivir en medio de una acción devastadora y asesina de los grandes magnates que han arrebatado la mayoría de sus tierras a sangre y fuego, con el amparo y complacencia del Estado.

Solo pasaron unos pocos días para que el supuesto gobierno progresista de Boric en Chile, dejara caer el velo y mostrara la realidad de lo que sucede bajo un Estado dominado y al servicio de los grandes monopolios económicos y sustentado bajo el poder armado de un ejército y fuerzas militares que obedecen a quien detenta el poder.

Según un artículo de los compañeros de Brasil publicado en https://www.anovademocracia.com.br/noticias/17563-chile-governo-declara-estado-de-emergencia-apos-maior-sabotagem-recente-contra-o-latifundio «Lo que el gobierno bórico busca asegurar con la represión a la lucha campesina, principalmente en la región sur de Chile, es la alta rentabilidad del latifundio agroexportador del país y el mantenimiento de la alta concentración de la tierra. Actualmente, los monopolios de tierras poseen alrededor del 70% de los recursos de tierras en Chile. En particular, las empresas forestales controlan la mayor parte del territorio con conglomerados que poseen hasta un millón de hectáreas de tierra. Por otro lado, el 75% de los pequeños propietarios rurales poseen menos del 4% de la tierra en parcelas de menos de 5 hectáreas en promedio».

La región sur de este país ha mantenido una lucha por décadas, que data de siglos, pues los pueblos indígenas como en la mayoría de América, cambiaron todo su rol de vida desde que la época de la conquista se convirtió en un baño de sangre para ellos, amén de los apetitos insaciables de ganancia de los dueños del capital; y esta lucha no ha tenido tregua un solo día, pues toda esa acción vandálica contra sus territorios, siempre ha estado amparada por el Estado, como aparato creado para defender y garantizar los intereses económicos de los ricos.

El caso del pueblo mapuche es heroico, pues su historia deja el testimonio de haber resistido e impedido que les fueran arrebatadas sus tierras por la sangrienta campaña de la “conquista” española, logrando mantener bajo su control las tierras y derrotar no solo a estos asesinos sino soportar las embestidas por muchas décadas, hasta que fue el ejército chileno quien tras asesinar a decenas de miles de mapuches, los acorralaron en 1929 en un reducido espacio del 6,18% de su territorio originario.

Al pueblo mapuche lo han asesinado por decenas de miles, y esa práctica ha tenido la complacencia y bendición de toda la podrida democracia, pero cuando el pueblo mapuche se atreve a luchar por su vida y sus tierras, son catalogados como criminales, y sin compasión les lanzan las fuerzas represivas del Estado, todo bajo la disculpa, dicha por la Ministra de Defensa, de “apaciguar la región”. Para el gobierno, la lucha del pueblo mapuche es violencia y hay que contenerla con la fuerza, pero la acción criminal, devastadora de la naturaleza, empujada por los pulpos económicos, eso no es violencia, eso es “progreso”.

Los últimos informes de prensa de la realidad chilena, son ilustrativos de cómo funciona la sociedad; han pasado solo unos pocos meses de haberse posesionado el presidente “progresista”, y TODO SIGUE IGUAL. Y no podía ser de otra manera, pues toda la campaña para llegar a la silla presidencial, era eso: campaña. Palabras vacías impracticables a través de un Estado inservible para la defensa de los intereses del pueblo; Gústele o no, Boric tenía que militarizar la región mapuche; gústele o no, el pueblo en Santiago y Valparaíso tenía que retomar las calles para luchar por sus derechos, y gústele o no, Boric tenía que lanzar sus perros asesinos a reprimir a la población para salvaguardad la sacrosanta propiedad privada y contener la furia popular con la fuerza del fusil.

Ahora, el otro elixir chileno también empieza a aparecer para develar su inocuidad; la nueva carta magna, que por estos días ya entra en el escenario pues se viene la campaña por aprobarla o desaprobarla. Sea uno u otro el resultado, no cambiará en nada lo que el pueblo tiene que hacer, pues eso no pasará de ser letra muerta para embellecer la sangrienta democracia burguesa. Lo que el pueblo quiere y necesita, lo tiene que arrebatar con la contundencia de su poder organizado y en las calles, parando la producción, enfrentando la violencia del Estado con la violencia de las masas.

Para el pueblo chileno, no ha cambiado su situación con el nuevo presidente; su lucha heroica retomará nuevos bríos en el futuro inmediato, y para los revolucionarios la tarea de construir el Partido Comunista Revolucionario sigue siendo la más importante, pues de ello depende que se pueda direccionar toda esa ebullición de lucha, por el camino revolucionario, única manera de lograr que el Estado se vea obligado a retroceder en sus políticas y legislar en favor del pueblo, y claro, que esas luchas allanen el camino de lo que se necesita en Chile y en todo el mundo, que los pueblos renueven su confianza en que sí es posible un cambio radical de la sociedad, que los trabajadores y campesinos no tienen por qué seguirse contentando con migajas, que vuelvan a enorgullecerse de su condición de ser quienes todo lo producen en esta sociedad y por lo tanto son quienes deben gobernarlo todo.

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