¡Ante la crisis general del imperialismo, preparar,
iniciar y desarrollar Guerras Populares hasta el comunismo!
Saludamos al
proletariado internacional, a los trabajadores explotados y oprimidos del
mundo, saludamos las luchas armadas de liberación nacional en Irak, Afganistán,
Kurdistán y en la heroica Palestina. Saludamos a las masas populares que se
levantan, luchan, combaten y resisten en todo el mundo contra el imperialismo y
los regímenes reaccionarios de sus países; aun cuando en muchas de estas luchas
se carece de un estado mayor proletario, se generan excelentes condiciones para
la inevitable y necesaria forja de ésta dirección.
Todas estas
batallas son parte de la hoguera de la lucha de clases, en ellas forjamos el
más duro y afilado acero para impulsar la nueva gran ola de la Revolución
Proletaria Mundial.
Saludamos de
forma especial a las masas revolucionarias que bajo la dirección de Partidos
Comunistas marxistas-leninistas-maoístas desarrollan o preparan la Guerra
Popular.
Tal como hace
127 años el proletariado no cesa de combatir; superando dificultades inmensas,
propias o las impuestas por sus enemigos de clase, no ha arriado jamás su roja
bandera. En esas grandes batallas libradas en Chicago en 1886 o en aquellas de
París en 1871, ya anidaba la Guerra Popular; así es la lucha de clases y de
ella el Presidente Mao nos pidió que no la olvidáramos jamás. Justamente, lucha
de clases expresada en Guerra Popular por la conquista del poder por y para la
clase y el pueblo; lucha de clases por el triunfo cabal y completo de la
Revolución de Nueva Democracia; lucha de clases por el establecimiento de la
Dictadura del Proletariado y el Socialismo; lucha de clases expresada en
Revoluciones Culturales Proletarias hasta el Comunismo: ¡En Guerra Popular
hasta el Comunismo!
Se profundiza la crisis imperialista, las masas se
levantan
El sistema
imperialista vive una de las mayores crisis de su historia, ésta es parte de su
crisis general, crisis de sobreproducción (insoluble bajo el capitalismo) y
agudiza todas las contradicciones fundamentales de la época en el mundo: entre
burguesía y proletariado, entre distintos países imperialistas, entre naciones
oprimidas y el imperialismo, siendo esta última la principal.
Cómo expresión
de lo dicho arriba, el imperialismo descarga la crisis en las naciones
oprimidas agudizando en ellas las contradicciones entre masas y
semi-feudalidad, evolucionando la feudalidad, sus formas, encubriéndolas;
profundizando, por otro lado, la condición colonial y semicolonial de éstas,
intentando salvar al capitalismo burocrático existente en ellas, aumentando para
ello la superexplotación de la clase obrera, apuntando a una mayor concentración de la tierra y la
riqueza, empobreciendo a las masas, encareciendo la vida, saqueando sus
recursos, corporativizando el movimiento obrero y popular y criminalizando su
protesta.
Por otra
parte, en los propios países imperialistas, sus respectivos estados adoptan
distintas medidas contra el proletariado y demás masas trabajadoras: reduciendo
salarios, aumentando la edad de jubilación, recortando derechos y beneficios
sociales, disminuyendo el gasto fiscal en salud y educación, acrecentando la
carga impositiva, etc.
Finalmente,
atacando todas las conquistas de los trabajadores, sean en los mismos países
imperialistas o bien en sus colonias y semicolonias, reprimiendo brutalmente
las protestas, intentando controlar a las masas desarrollando diversos
programas y “políticas compensatorias” instruidas por el propio imperialismo
y/o cooptando las dirigencias de las organizaciones obreras y populares.
Aplicando formas fascistas y demoliberales de gobierno; desenvolviendo por
último cretinismo parlamentario pretendiendo encubrir con ello la creciente
tendencia hacia la reaccionarización y militarización de la sociedad.
Expresión de
lo anterior son los desesperados esfuerzos del imperialismo -particularmente
del imperialismo yanqui- para salir de su crisis, lanzándose para ello, hacia
un nuevo reparto del mundo,
interviniendo cada vez de manera más directa en las naciones oprimidas,
a través de sus guerras de rapiña, haciendo todo tipo de maniobras para
derribar gobiernos que ya no les sean útiles, manteniendo los que les resulten
funcionales, azuzando masas contra masas, provocando disturbios, organizando mesnadas
y mercenarios a su servicio.
Esta crisis se
viene profundizando y la perspectiva de que países imperialistas como Alemania
entren en recesión o que el imperialismo Chino haga lo propio tras la tendencia
hacia la desaceleración de su economía no hacen otra cosa que convertir en una
vana fantasía las proyecciones de recuperación; incluso la situación se viene
agravando en Rusia, Japón y en los mismos USA (las entrañas de la bestia). Las
propias proyecciones de crecimiento mundial del FMI y el Banco Mundial al
respecto, han debido corregirse a la baja, evidenciando pesimismo y desazón en
las filas enemigas. Toda esta situación aumenta la presión por un nuevo reparto
del mundo en medio de la colusión y pugna interimperialistas. La situación en
el Magreb o en el levante del Mediterráneo (Siria y otros) o África muestran la
creciente agresión del imperialismo francés, inglés o alemán. En el Mar de
China y el Pacífico occidental (Corea del Norte) el imperialismo japonés se
rearma aceleradamente y busca ganar posiciones en colusión y pugna con el
imperialismo yanqui para enfrentar a Rusia y China.
Los diferentes
cambios que se han producido en la situación internacional no solo no han
modificado las contradicciones fundamentales del mundo contemporáneo sino que
también no han alterado el carácter de superpotencia hegemónica única que detenta
el imperialismo yanqui.
Ante esta
agudización de las contradicciones fundamentales, como una forma de responder a
las medidas anti populares que se les quieren imponer o se les han impuesto,
las masas, repitiendo y voceando la consigna “la rebelión se justifica”, han
respondido por todo el mundo con grandes levantamientos que sacuden el viejo
orden; es así como las masas populares, hacedoras de la historia, derriban
regímenes lacayos del imperialismo, al mismo tiempo que amplían las luchas de
liberación nacional en Irak, Afganistán, Manipur, Kurdistán y Palestina.
Las propias
metrópolis de las potencias imperialistas en el viejo mundo son azotadas por
grandes olas de luchas obreras y se van esparciendo por toda Europa. En China
fascista, recientes movimientos de protesta nos señalan una formidable masa de
trabajadores concentrados que representan un potencial de magnitud sin igual,
que viene encabezando estas luchas, creando posibilidades de imprevisibles
tormentas para todo el orden social-imperialista.
Toda la crisis
del imperialismo no puede hacer más que agudizar la contradicción entre
revolución y contrarrevolución en todos los planos. Además de su combate a la
revolución, el imperialismo tiene en el terreno ideológico un componente
fundamental de su ofensiva contrarrevolucionaria, creando formas de confundir,
levantando cortinas de humo o propiciando la capitulación. Esto porque
aprendieron en su experiencia de combate a la revolución, que es precisamente
en el terreno ideológico que reside el punto crucial para hacer avanzar o
retroceder la revolución en cada país.
El Presidente
Mao Tsetung ha señalado que América Latina es una de las zonas de tempestades
revolucionarias. Esto ha quedado demostrado a sangre con las innumerables y
combativas luchas desarrolladas por las masas en el campo y la ciudad; en
particular, la Guerra Popular en Perú ha sido una de estas tormentas que han
sacudido hasta su base el dominio imperialista en la región.
Los distintos
gobiernos lacayos de turno en América Latina están aplicando en lo fundamental
las tareas contrarrevolucionarias que el imperialismo les ha impuesto, con ello
se busca descargar la propia crisis imperialista sobre los pueblos
latinoamericanos, impulsar el desfalleciente capitalismo burocrático en ellos, profundizar
la condición semicolonial y semifeudal de estos, a través de la aplicación de
políticas reaccionarias en toda línea combinada o no con falsos discursos
antiimperialista y pseudorevolucionarios. En relación a los gobiernos social
fascistas de Morales, Correa y Maduro-Chávez, ante la combatividad de las masas
han reestructurado recientemente sus viejos estados e impulsado la
corporativización de la sociedad.
Con los
gobiernos de Dilma-Lula más que nunca el Estado brasileño se ha desarrollado
como punta de lanza del imperialismo yanqui en la región, económico, político y
militar, así lo evidencia la ocupación militar de Haití, con el reaccionario y
genocida ejército brasileño a la cabeza de la UNASUR.
Vista la
situación en su conjunto, Latinoamérica no ha dejado de ser el patio trasero
del imperialismo yanqui, esto significa, entre otros aspectos, que sigue siendo
un importante punto de apoyo para sus ofensivas contra otros pueblos.
El proletariado necesita la Internacional Comunista
La crisis
imperialista, las oleadas de levantamientos, luchas de liberación nacional y
guerras populares han repercutido enorme y favorablemente en el Movimiento
Comunista Internacional (MCI). Sin embargo, ante la imposibilidad de derrotar
ideológica, política y militarmente las guerras populares, levantamientos
armados y luchas de masas revolucionarias, la burguesía ha tenido que
etiquetarse cómo “marxista-leninista-maoísta” para poder infiltrarse en los
partidos comunistas y así poder sofrenar sus luchas, desviarlas a la
capitulación, acuerdos de paz o espurias negociaciones. Fenómenos como éstos no
son nuevos y ya los hemos presenciado en el pasado en algunos partidos
comunistas, ejemplo de ello se dieron después de la II Guerra Mundial o más
contemporáneamente en Nepal con la traición del prachandismo a la Guerra
Popular y la Revolución de Nueva Democracia.
En particular,
Avakian (representante de la burguesía en las filas proletarias) y su
revisionismo (expresado en la “Nueva Síntesis”), llevó al total y completo
desenrumbamiento y liquidación de su partido, el Partido Comunista
Revolucionario de USA.
El
revisionismo de Avakian niega entre otros aspectos, el socialismo científico,
niega la misión histórica del proletariado, niega la lucha de clases y la
guerra popular como única forma de establecer, desarrollar y defender el nuevo
poder y la dictadura del proletariado; en filosofía, niega la teoría marxista
del conocimiento y el materialismo dialéctico e histórico. A cambio, el
avakianismo ofrece vieja y podrida ideología burguesa expresada en su cacareada
“nueva síntesis” haciéndose eco, con ello, del lloriqueo de la intelectualidad
burguesa respecto al “determinismo económico” del marxismo; afirmando que la
verdad no tiene carácter de clase; defendiendo un “núcleo sólido” para encubrir
su cretinismo parlamentario; etc. A final de cuentas niega la ideología
científica del proletariado: el marxismo-leninismo-maoísmo.
No podemos
olvidar que este Señor no ha estado solo, asaltando el CoMRI, creó su propio
séquito con el cual pretendió imponer y difundir sus negros vómitos. Frustrado
en sus afanes hegemonistas, con su línea general derrotada en la lucha de dos
líneas en el seno del Movimiento Revolucionario Internacionalista y con sus
concepciones en bancarrota, no acató siquiera, los acuerdos y pasó con
“dedicación de artista” y coludido con Prachanda (“el feroz de papel”) a
consagrarse a la liquidación del MRI contando para ello con avanzadas en
distintos países. Esto es más importante aún si consideramos que la imposición
en el MRI del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo en 1993
-aporte del Partido Comunista del Perú y del Presidente Gonzalo a la ideología
del proletariado y al MCI-, es una victoria contundente para la clase ante la
porfiada negación de esta cuestión ideológica fundamental por parte de Avakian
y el PCR-USA, entre otros. Cuestión similar se vivió el 2000 en la reunión
ampliada del MRI y la “Declaración del Milenio” en la cual se impuso la
vigencia universal de la Guerra Popular.
Ante esta situación
consideramos erróneo simplificar el problema de los recodos, reveses o
capitulaciones como atribuibles a la existencia de un pensamiento guía, esto es
no entender la dinámica ideológica, la repercusión de la lucha de clases en el
interior de los partidos y sus direcciones, o sea la lucha de dos líneas y el
estrecho vínculo del partido con las masas. Al contrario, sin pensamiento guía,
es imposible el triunfo de la revolución y el paso de esta a etapas más altas,
tal como quedó demostrado con la Revolución de Octubre y la Revolución China y
el papel de Lenin, Stalin y el Presidente Mao Tsetung en ellas.
En el fuego de
la lucha de clases más aguda el pensamiento guía es el crisol donde se funde la
ideología, el programa y línea política general de la revolución en determinado
país. Ejemplo de ello es el pensamiento Gonzalo, esto es la aplicación del
marxismo-leninismo-maoísmo a las condiciones de la realidad del Perú, logrando
con ello contribuir al MCI con la sistematización y síntesis del maoísmo como
nueva, tercera y superior etapa del marxismo, incluyendo en esto aportes de
validez universal hechos por Presidente Gonzalo a la ideología científica del
proletariado.
La Guerra
Popular en el Perú ha sido y es un blanco clave de la ofensiva contrarrevolucionaria
mundial encabezada por el imperialismo yanqui, esta ofensiva ha provocado
serios reveses, creando condiciones para el desarrollo de líneas oportunistas
de derecha, revisionistas y capitulacionistas en dicho país. Ninguna revolución
ha avanzado de un solo golpe o por un camino rectilíneo, la historia de las
revoluciones enseña que no son pocos los reveses, derrotas parciales y nuevos
avances. De ello nos habla la revolución rusa y china, como parte de la
experiencia de la Revolución Proletaria Mundial.
La revolución
es la tendencia histórica y política principal, Perú no es una excepción a esto
y estamos convencidos que el proletariado del Perú bajo la dirección del
Partido Comunista del Perú y con el apoyo del Movimiento Comunista
Internacional, superará todas las dificultades, pues su fortaleza está en su
sólida vinculación con las masas gracias a que cuenta y puede aplicar su Base
de Unidad Partidaria: ideología marxista-leninista-maoísta pensamiento Gonzalo,
programa y línea política general, establecidos, comprobados y desarrollados en
más de 30 años de Guerra Popular.
La experiencia
histórica ha comprobado lo dicho por Lenin de que pretender combatir al
imperialismo y la reacción separadamente del combate del revisionismo y el
oportunismo no pasa de ser pura fraseología. Ni la revolución rusa ni la
revolución china han podido triunfar contra sus enemigos de clase sin antes
aplastar al revisionismo y al oportunismo; igualmente, durante el socialismo la
lucha contra el revisionismo no se detiene so riesgo de que éste triunfe y
restaure el capitalismo.
El
revisionismo es el peligro principal para la Revolución Proletaria, esto queda
de manifiesto no solo en la conclusión de los acuerdos de paz, sino también
cuando al otorgarle carácter meramente táctico a la lucha armada, se le utiliza
para presionar por reformas al viejo Estado. La Guerra Popular tiene carácter
universal, es el único camino para la emancipación de la clase y el pueblo, la
única vía para conquistar y defender su Poder.
Las tareas revolucionarias del proletariado
En el contexto
actual de lucha de clases a nivel mundial nuestro deber revolucionario es
asumir las tareas que la situación demanda:
-
Imponer el maoísmo como mando y
guía del MCI para impulsar la nueva gran ola de la revolución proletaria
mundial, todo esto en lucha contra toda variante de revisionismo y oportunismo,
sirviendo a la urgente tarea de construir la Internacional Comunista.
-
Constituir o reconstituir partidos
comunistas maoístas militarizados para desencadenar Guerra Popular, en los
países dominados por el imperialismo hacer la Revolución de Nueva Democracia
avanzando ininterrumpidamente al socialismo, y en los países imperialistas para
hacer la revolución socialista, y en todos a través de sucesivas Revoluciones Culturales
alcanzar el dorado comunismo, nuestra meta irrenunciable. Ello implica
construir las herramientas fundamentales de la revolución, Partido Comunista,
Ejército Popular y Frente Único de las clases revolucionarias, bajo la
dirección omnímoda del Partido Comunista.
-
Luchar por una conferencia
internacional maoísta unificada, con el objetivo de combatir la dispersión y
profundizar la lucha de dos líneas de forma más organizada posible que nos lleve a alcanzar una mayor
unidad ideológica y política, bajo los principios
del MLM en medio de la lucha sin cuartel contra el revisionismo y todo
oportunismo. Una conferencia internacional para establecer niveles de
coordinación entre diferentes partidos, organizaciones e iniciativas maoístas
que estén en GP o preparándola
-
Impulsar campañas conjuntas:
- de apoyo a las guerras populares en curso, que además de ser un deber internacionalista, son una forma de indicar a las masas de nuestros propios países y del mundo, único camino a seguir una lucha revolucionaria para su emancipación, a Guerra Popular.
- Por la libertad de los presos políticos y prisioneros de guerra del mundo.
¡Viva el Primero de Mayo clasista, combativo y revolucionario!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Viva la Nueva Ola de la Revolución Proletaria Mundial!
¡Muerte al imperialismo, a la reacción y al revisionismo!
¡Abajo la guerra imperialista y viva la Guerra Popular!
¡Salvo el poder, todo es ilusión!
1º
de Mayo de 2013
Partido
Comunista de Brasil – Fracción Roja
Partido
Comunista de Ecuador – Sol Rojo
Frente
Revolucionario del Pueblo (Marxista-leninista-maoísta) de Bolivia
Fracción Roja
del Partido Comunista de Chile
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