¡Proletarios
de todos los países, uníos!
Declaración
Conjunta con motivo del 1° de Mayo
En
este 1º de Mayo, llenos de optimismo revolucionario, saludamos al
proletariado internacional, última clase de la historia, quien tiene
la tarea histórica de emanciparse de sus opresores al mismo tiempo
que libera al conjunto de las clases oprimidas y explotadas;
saludamos al proletariado revolucionario, vanguardia que mediante su
partido tiene la irrenunciable tarea de conquistar el poder político
en cada país y conducir a la humanidad hacia el amanecer rojo del
resplandeciente y dorado comunismo.
Saludamos
también a las masas revolucionarias de cada país, a los miles de
combatientes de los destacamentos de este ejército guerrillero
internacional; saludamos a los militantes, cuadros y dirigentes
comunistas que día a día bregan, combaten y resisten poniéndose a
la cabeza de las masas avanzadas.
Honramos
también, la memoria de los caídos, de aquellos que conscientes en
la necesidad de regar con sangre las ideas no temieron sacrificarse
para que ellas florecieran en el pueblo; honramos a los comunistas
que pagaron con sus vidas la cuota de sangre para hacer fértil la
tierra en la que la siembra roja hará inevitable una cosecha
revolucionaria.
1.
Situación internacional:
1.1
La colusión interimperialista es circunstancial y relativa, la pugna
absoluta
Se
agudizan las contradicciones interimperialistas
El
imperialismo yanqui, continúa siendo superpotencia hegemónica
única, y como tal extiende sus tentáculos a todo el orbe, de forma
cada vez más militarizada, sin respetar la propia institucionalidad
jurídica internacional que ha levantado, sembrando guerras,
aplicando genocidio, todo para asegurar su descompuesta y decadente
condición dominante. En este afán, el imperialismo estadounidense
quiere engullir a Rusia, la cual, debilitada y sin poder reponerse
trata de resistir y conservar sus posiciones en lo que considera su
propio patio trasero.
EEUU
necesita incrementar su dominio político y militar sobre el planeta
para sostener su desfalleciente economía. Esto último no es óbice
para que las demás potencias imperialistas sueñen con reemplazarlo
y convertirse en los próximos gendarmes del orden mundial. Alemania,
Francia, Japón o Inglaterra sueñan con constituirse en
superpotencias y ser cualquiera de ellos el próximo Estado
imperialista hegemonista a nivel mundial.
Por
su parte Rusia, pesar de su caída económica con el desplome de la
URSS socialimperialista, ha mantenido su condición de superpotencia
atómica y con Putin a la cabeza ha venido haciendo vanos intentos
por recuperar la posición que en algún momento alcanzó con
Jruschov y sucesores en la URSS usurpada y convertida en
socialimperialista tal como en los delirantes sueños de la Rusia
zarista.
Rusia
no se ha recuperado, Putin a la cabeza de los monopolistas rusos
intenta conservar las zonas de influencia que aún les queda, para
ello ha intentado levantar la imagen de un país con un destino
manifiesto en la zona, cuestión que no es nueva. Lenin en su lucha
contra la monarquía zarista acusaba “el
chovinismo gran ruso y paneslavista”,
denunciando también que Rusia se había transformado en una cárcel
de naciones. El caso de Ucrania es un ejemplo de la disputa
interimperialista, EEUU ha ganado terreno en una zona reclamada
tradicionalmente por Rusia. En último término es una agresión
contra el proletariado, las masas y nación ucranianas por parte de
los imperialistas y sus lacayos en el país.
A
propósito de la intervención rusa en Ucrania nuevamente se escucha
la monserga de que Rusia quiere de regreso la URSS, pero es necesario
hacer una profunda distinción. Lo que cayó en la URSS en 1991 no
fue el socialismo, sino el socialimperialismo, cayó un régimen de
carácter socialfascista y fue reemplazado por otro de la misma
catadura. El socialimperialismo soviético se sacó la máscara y al
fin dejó ver su rostro de imperialismo descompuesto que había sido
comandado por el podrido revisionismo restaurador del capitalismo.
Esta URSS no tiene nada que ver con la URSS de Lenin y Stalin, la que
derrotó al nazifascismo y construyó el auténtico socialismo hasta
1956.
El
socialimperialismo chino viene desarrollando su aparato militar y
sueña con fortalecerse desafiando a Japón y al propio imperialismo
yanqui, o bien en medio de colusión con ellos compartir el reparto
de los países oprimidos. Que la pugna sea absoluta lo demuestra como
también China se colude con Rusia para actuar en Síria, Irán o
Venezuela. Colusión y pugna, principal pugna, entre los distintos
imperialismos. Sin embargo ni Rusia ni China alcanzan la capacidad
militar estadounidense.
Las
contradicciones del imperialismo yanqui con Francia e Inglaterra, o
la contención que practica sobre China indica lo que ya advirtiera
Lenin como característica del imperialismo en sus primeros tiempos,
rasgo que hoy lo encontramos varias veces más agudizado; al respecto
señala en 1916: “Es
indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso del capitalismo
a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero, se halla
relacionado
con la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo.”
Lenin
expuso con exactitud científica la tendencia de desarrollo del
imperialismo y la base material de la contradicción
interimperialista y de la contradicción principal entre imperialismo
y naciones oprimidas. Escribía Lenin lo siguiente: “Cuanto
más adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con
mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto
más dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias
primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la
adquisición de colonias.”
Barak
Obama es prueba viviente de que el imperialismo solo siembra
disturbio y cosechará fracasos hasta su ruina total. El oportunismo
y el revisionismo intentaron sembrar la ilusión de un presidente
norteamericano de nuevo tipo, que traerían la paz al mundo además
de una nueva era de prosperidad. No debía caber la menor duda que
Obama es más de lo mismo, tal como a los Bush o cualquier otro, son
hijos del mismo estercolero; todos ellos siguen cumpliendo las mismas
tareas: reimpulsar una economía imperialista que se debate en su
crisis última y final; llevar adelante la contrarrevolución
golpeando al movimiento obrero y popular de todos los países y
principalmente acabar con las luchas armadas de liberación nacional
y las guerras populares.
Hoy,
cuando los preparativos de una tercera guerra mundial imperialista se
muestra más patente, resultan proféticas las palabras de Lenin
dichas hace 100 años respecto a las tareas imperialistas: “La
lucha por los mercados y por el saqueo de países ajenos, el afán de
reprimir el movimiento revolucionario del proletariado y de la
democracia en el orden interno, y el afán de engañar, dividir y
aniquilar a los proletarios de todos los países, lanzando a los
esclavos asalariados de una nación contra los esclavos asalariados
de otra, en beneficio de la burguesía: ese es el único contenido
real y significación de la guerra.”
1.2.
El sistema imperialista en su crisis última
Ya
en el Manifiesto Comunista se explicó la naturaleza de las crisis
capitalistas; hoy cuando el sistema capitalista se ha transformado en
sistema imperialista, contra los “sesudos” pronósticos de las
burguesías monopolistas, este sistema sigue produciendo crisis cada
vez más profundas.
En
este sentido el imperialismo yanqui (principalmente) hace 6 años
desenvuelve una crisis económica de forma ininterrumpida. En
incontables ocasiones los necios del imperialismo han decretado el
fin de la crisis y el comienzo de la recuperación. Sin embargo lo
único con que nos hemos encontrado es la profundización de esta
crisis, tal que ya no queda otra cosa que la guerra interimperialista
o bien el brutal saqueo a las semicolonias.
Una
importante tesis del Presidente Mao Tsetung sostiene que el
imperialismo es un tigre de papel, parece poderoso pero realmente es
el pueblo el poderoso. Pero además, sostuvo que el imperialismo
sería barrido de la faz de la tierra en los próximo cincuenta a
cien años, esto en medio de guerras de agresión y guerras
revolucionarias.
Este
año se cumplen 100 años desde el inicio de la primera guerra
imperialista. Son cien años de la primera gran guerra imperialista
mundial, guerra que está caracterizada por el termino del reparto
del mundo, guerra por el saqueo de los mercados y fuentes de materias
primas, guerra por la explotación a destajo de trabajo gratuito en
colonias y semicolonias, guerra por mantención del atrasado sistema
feudal y semifeudal, y del capitalismo burocrático en dichos países.
No olvidar, sin embargo que también el gran Lenin constató que con
la guerra maduran las condiciones para la revolución.
2.
Las guerras de agresión: manifestación de las contradicciones entre
imperialismo y naciones oprimidas
Tenemos
un mundo dividido entre superpotencias imperialistas, potencias, y
países oprimidos. Opresión imperialista por dondequiera a los
países coloniales y semicoloniales, esto es, hoy, las naciones
oprimidas.
En
América Latina, Asia o África, el imperialismo desenvuelve guerras
de agresión. África es un triste ejemplo de esta situación. Tanto
Francia como Inglaterra o Alemania, han aumentado su intervención.
Incluso en Centroáfrica se planea una intervención conjunta. China
viene ampliando su radio comercial y no pretende quedarse atrás en
este nuevo reparto.
Las
guerras de agresión y los genocidios no han parado en las
semicolonias; el imperialismo cada vez más militarizado muestra más
la falsedad de su promesa de “paz y prosperidad para el mundo”.
No puede concretarla porque sería ir contra su propia naturaleza
bestial. El saqueo y reparto de las colonias y semicolonias tensa la
situación internacional. Los distintos imperialistas, para capear
las crisis presionan y pugnan entre sí por un nuevo reparto del
mundo.
La
opresión imperialista a los países oprimidos coloniales y
semicoloniales se ha hecho más aguda. Las invasiones basadas en las
propias leyes imperialistas tienen en la más absoluta bancarrota a
la ONU y al contrario adquiere más peso la acción militar directa
cínicamente conceptualizada como “defensa activa”.
Las
exigencias del FMI, del BM, OMC son cada vez mayores para con los
pueblos y naciones oprimidas. Estas exigencias constituyen el
programa monopolista para salvar tanto al capitalismo burocrático en
los respectivos países semicoloniales así como también y,
principalmente, salvar la desfalleciente economía imperialista.
Incluso esta crisis debe exigir a las propias masas de los países
imperialistas más y más medidas de austeridad. ¿Dónde quedó el
milagro griego, que fue del despegue español, qué ocurrió con la
prometedora Irlanda o el señero Portugal?
Los
comunistas estamos advertidos del modus
operandi
del imperialismo yanqui, pero también de los otros imperialismos. Se
coluden entre sí temporariamente para hacer la guerra a un tercero,
pero lo permanente es la pugna, la disputa interimperialista y ésta
también se manifiesta en las disputas que se desenvuelven en las
naciones imperialistas, sin olvidar que lo principal en ellas es la
contradicción entre imperialismo y naciones oprimidas. Ejemplo de
ello fueron la guerra de Georgia contra Osetia del Norte, la guerra
de Chechenia, la guerra de Afganistán en los 80 y ahora, la guerra
de Irak-Irán, las guerras de Bosnia y de Kosovo; ejemplo también es
la situación en África y sus “guerras civiles” incitadas por
uno u otro imperialismo y ejecutadas por uno u otro señor de la
guerra.
3.
¡La rebelión se justifica!
Hoy
estamos presenciando cómo las guerras de agresión se vuelven contra
los propios agresores. En todas partes el imperialismo siembra
disturbios y cosecha fracasos. Esto, porque aun cuando su promesa de
estabilidad y felicidad busca ilusionar a sectores del pueblo, tarde
o temprano estos terminan por darse cuenta de la estafa, del engaño.
El imperialismo es experto en mentir, engañar, estafar, falsear con
el objetivo de mantener su posición hegemónica y asegurar las
ganancias monopolistas. No conoce límites en el cumplimiento de sus
ambiciones y no escatima gastos para emprender todo tipo de acciones
a lo largo y ancho del planeta, causando dolor y pesar en los pueblos
y naciones oprimidas del mundo. Sin embargo, sobre el imperialismo ya
en 1948 advertía el presidente Mao Tsetung: “Este
enemigo tiene una base frágil, se desintegra internamente, está
separado del pueblo y sumergido en inextricables crisis económicas;
por tanto, puede ser derrotado. Sería un error muy grave
sobreestimar la fuerza del enemigo y subestimar la de la revolución.”
Pero
la opresión imperialista, sus guerras de agresión y su afán
hegemonista van provocando resistencia y combate. En pocas palabras
nos reafirmamos en que la opresión engendra rebelión. Esta
situación agudiza la lucha de clases y va colocando a la orden del
día el problema de la violencia revolucionaria como necesaria,
justa, legítima e inaplazable respuesta. Junto a esto último, es de
cardinal importancia la dirección de dicha rebelión, la necesidad
de resolver los problemas que entraña una guerra justa, y estos
problemas hacen la diferencia sustancial entre la victoria de la
revolución o su derrota temporaria.
Resolver
estos problemas es imposible sin un centro revolucionario que dirija
esta guerra revolucionaria de masas; sin un partido comunista, un
partido marxista-leninista-maoísta militarizado que dirija esta
guerra como guerra popular, sin todo esto, nada tendrá el pueblo y
cualquier victoria será imposible. Sin un partido comunista, sin un
ejército revolucionario, sin un frente único revolucionario, sin
estos tres instrumentos fundamentales nada tendrán el proletariado y
el pueblo. Sin emprender la lucha armada, sin establecer bases de
apoyo revolucionarias, nada tendrá el proletariado y el pueblo.
Nada.
El
imperialismo históricamente ha utilizado a las masas y los
sentimientos nacionales de éstas para maniobrar en sus pugnas
interimperialistas o bien para remover gobiernos que no les resulten
afines y serviles. De estas guerras nada bueno ha obtenido la clase y
el pueblo. Los movimientos de liberación nacional conducidos por la
burguesía o la pequeña burguesía no tienen perspectiva, entre
otras razones por el carácter vacilante de estas clases. Al
contrario, los movimientos de liberación nacional toda vez que han
estado encabezados por el proletariado y su partido han alcanzado
importantes victorias que se han proyectado en el tiempo, en
particular, como fuerza motriz de la revolución proletaria mundial.
Sólo
la revolución democrática nacional dirigida por el proletariado y
su partido resolverá los problemas fundamentales de cada país que
conforma las naciones oprimidas; sólo mediante la guerra popular se
destruirán los viejos Estados y las relaciones imperialistas y
semifeudales que amparan y se alcanzará la victoria de dicha
revolución; solo con violencia revolucionaria será destruido el
capitalismo burocrático en las naciones oprimidas; sólo con
violencia revolucionaria encarnada en guerra popular se establecerá
nuevo poder en camino a formar repúblicas populares de nueva
democracia; sólo con violencia revolucionaria, con guerra popular,
se podrá pasar en avance ininterrumpido al socialismo y de ahí
mediante revoluciones culturales proletarias al comunismo.
Indudablemente el avance de la guerra popular en los distintos países
será desigual y según sus respectivas particularidades. En los
países imperialistas y capitalistas la revolución será socialista;
el centro de la guerra popular mundial son las naciones oprimidas de
Asia, África y América Latina: los países oprimidos que son base
de la revolución mundial.
Las
protestas se han multiplicado por todos los continentes. En las
potencias imperialistas las protestas se han intensificado estos
últimos años. La lucha contra las medidas de ajuste económico
exigidas por ejemplo en Europa por los gobiernos, la Unión Europea y
el propio Banco Central Europeo, han provocado masivas protestas
contra las unilaterales medidas de “austeridad”. Ante la
creciente protesta los reaccionarios han desatado la represión,
medidas políticas de corte fascista y leyes anti-populares. Es la
lucha entre revolución y contrarrevolución.
Las
guerras de resistencia se multiplican, sin embargo ahí donde no
existen partidos comunistas, estas guerras son utilizadas por una u
otra potencia imperialista en su pugna por repartirse y reordenar el
mapa mundial. Estas guerras expresan la creciente disposición de las
masas a utilizar la violencia revolucionaria y comprensión de que
solo por esta vía es posible liberarse. Tarea nuestra es pugnar por
conducir a las masas, hacia el inicio de la guerra popular. Al
valorar la situación nos reafirmamos en que la revolución es
tendencia histórica y política principal.
4.
Nuestra perspectiva: iniciar y desarrollar guerras populares
Como
nos enseña el presidente Gonzalo enarbolamos y nos reafirmamos en la
omnipotencia de la guerra popular. Las guerras populares son
medulares en la situación internacional, en Perú, Turquía,
Filipinas e India constituyen nuestros bastiones, nuestras avanzadas
revolucionarias, principalmente Perú pues ha definido y aplicado lo
más avanzado, esto es, el maoísmo como nueva, tercera y superior
etapa del marxismo-leninismo. Estos procesos han durado largos años,
atravesando sendos baños de sangres que la reacción a desatado, sus
direcciones han sido golpeadas no pocas veces objeto del
aniquilamiento selectivo por el enemigo. Sin embargo, las vueltas y
revueltas, los retrocesos, los recodos y los golpes asestados por la
contrarrevolución abierta son incomparablemente insignificantes al
lado de las capitulaciones, traiciones y cambios de línea como se ha
pasado en Perú con la LOD capitulacionista y vivido en Nepal de la
mano del prachandismo.
Pero
estos reveses forman parte del avance general que se viene
experimentando, avance inscrito dentro de los próximos 50 a 100 años
en que será barrido el imperialismo de la faz de la tierra, dentro
de la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Por
más fuertes que sean las ofensivas contrarrevolucionarias desatadas
por la reacción y el imperialismo (principalmente el yanqui), por
más traiciones que el revisionismo (burguesía infiltrada en las
filas proletarias) logre o intente, la revolución es la tendencia
política e historia principal.
Nos
encontramos en una nueva gran ola de la revolución proletaria
mundial. Las revoluciones en cada país, han venido sorteando todo
tipo de dificultades, los partidos comunistas que impulsan las
revoluciones, las organizaciones que bregan por constituir o
reconstituir, forman todos los destacamentos del ejército rojo
internacional.
Estamos
en la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Las
perspectivas no pueden ser más brillantes. El porvenir es luminoso
para los pobres y oprimidos del mundo. Desde 1871, pasando por todo
el Siglo XX, hasta lo que va transcurrido del presente, se ha
generado una gloriosa historia del movimiento comunista y
revolucionario mundial. Los más importantes avances vistos desde la
Comuna de París, hito histórico y político trascendental en el
cual comenzó la defensiva estratégica mencionada, nos señalan la
importancia de la violencia revolucionaria, pero también nos
advierte sobre un peligroso enemigo.
5.
El oportunismo, el reformismo y el revisionismo:
pertinaces
aliados del imperialismo, enemigos a muerte del pueblo
La
Revolución de Octubre, dirigida por los bolcheviques tras largos
años de infinito sacrificio, lucha y preparación, es fruto de la
violencia revolucionaria; indudablemente que sin una justa y correcta
dirección pueden producirse derrotas como ocurrió en Alemania en
1918, en Hungría en 1919, más tarde en las insurrecciones de Cantón
en 1926, el levantamiento en El Salvador en 1933, el levantamiento de
Ránquil en Chile en 1934, el levantamiento de 1935 en Brasil, o la
lucha armada en Telengana-India en 1947. Todas estas experiencias nos
reafirman en la violencia revolucionaria. Pero también nos enseñan
la caducidad de las elecciones y el uso del parlamento como táctica
empleada por los partidos comunistas.
En
este sentido, no podemos ser indulgentes con los errores pues ellos
también expresan problemas de línea, en especial aquellos que
representan el peligro del revisionismo y de las líneas oportunistas
de derecha, capituladoras, tal como lo testimonió Grecia, España,
Italia, Francia, Yugoslavia, Indonesia, Tailandia, Birmania
inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Esto, por mencionar
algunas de las luchas armadas o levantamientos e insurrecciones
armadas dirigidas por comunistas a lo largo de los últimos 150 años.
Es tarea de los comunistas extraer profundas lecciones de los
fracasos y errores; una de estas lecciones es el revisionismo (en
especial al interior del propio partido) como peligro principal, y
que por lo tanto lo debemos combatir indesligablemente del combate
contra el imperialismo y toda la reacción.
Ya
lo denunciaba Lenin, que el revisionismo es un peligro ante el cual
no se debe dar tregua en ningún instante. Tras sucesivas batallas
ideológicas el marxismo-leninismo-maoísmo se ha forjado en medio de
la lucha contra las distintas corrientes revisionistas y oportunistas
en el seno del movimiento obrero y comunista internacional. Ejemplo
notable de ello ocurrió en 1963, con la Carta de los 25 puntos, en
la cual el CC del Partido Comunista de China con el Presidente Mao a
la cabeza denunciaba a Jruschov y la dirección del PCUS por el
abandono de los principios marxista-leninistas (tal como se suscribía
en la época) y advertía del peligro del revisionismo y la necesidad
de combatirlo implacablemente. Ya antes en 1960 la Declaración de
Moscú advertía que el revisionismo es el peligro principal en el
MCI.
Nuestra
herramienta para combatir el oportunismo y el revisionismo es la
lucha de dos líneas tanto en los propios partidos y organizaciones
comunistas así como también en el seno del movimiento comunista
internacional. Tanto más cuando en la actualidad los revisionistas
han adoptado como etiqueta el maoísmo, pero siguen practicando el
revisionismo. Indudablemente todo esto también se expresa en las
propias filas revolucionarias como desviaciones de “izquierda” y
de derecha, de las cuales debemos cuidarnos. Para ello debemos
aprender a manejar correctamente la lucha de dos líneas, la crítica
y autocrítica, y la forja ideológica; además debemos desarrollar
permanentemente la formación teórica y la educación política.
En
periodos como los actuales, adquieren notable vigencia las palabras
de Lenin escritas en 1916: “La
única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en
explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es
inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una
lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la
guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera
liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.”
6.
El MCI y la necesidad de reconstituir la Internacional Comunista
La
revolución proletaria mundial, necesita de su vanguardia proletaria,
necesita para conquistar el poder de partidos distintos y opuestos a
los partidos burgueses, estos son los partidos comunistas,
fuerzas-núcleos indispensables para el triunfo de la revolución.
Así mismo necesitamos no sólo constituir o reconstituir partidos
comunistas militarizados, sino que también necesitamos reconstituir
la Internacional Comunista que fundara Lenin en 1919. En esta
perspectiva, reiteramos la importancia de la lucha de dos líneas
para mantener la unidad del movimiento y el de los propios partidos
en cada país en niveles cada vez más altos.
A
150 años de fundación de la Asociación Internacional de
Trabajadores:
enarbolar
y defender la bandera roja del Comunismo!
En
1864 fue fundada la I Internacional, creada en medio de tenaz lucha
contra las corrientes oportunistas del periodo, logró establecer los
fundamentos políticos e ideológicos del movimiento revolucionario
que finalmente terminaron por imponerse en la gran mayoría de los
partidos socialistas europeos de aquel entonces. Un breve pero
ejemplar balance lo encontramos en las Base de Unidad Partidaria del
Partido Comunista del Perú:
“La
Asociación Internacional de los Trabajadores o I Internacional fue
fundada por Marx y Engels en 1864 y en dura lucha y aplastamiento de
las posiciones anarquistas de Bakunin, establece que es una sola la
doctrina del proletariado: el marxismo. Lenin dice el papel que
cumplió la I Internacional es el poner las bases ideológicas de la
doctrina del proletariado. La Internacional se dividió y se imputó
a Marx y Engels el haber escindido, ellos respondieron que si esa
división no se hubiera producido, la Internacional de todas maneras
hubiera muerto asesinada por la unidad poniendo de lado los
principios.”
(PCP, 1987)
Ya
antes, el Presidente Mao Tsetung constató la capacidad de prenunciar
de los fundadores de la Internacional, y así lo hizo ver en 1957:
“Marx
y Engels, no obstante ser dos personas solamente, ya en su tiempo
declararon que el capitalismo sería derribado en el mundo entero.”
Los
avances hechos en el movimiento obrero revolucionario por la I y la
II Internacional (fundada en 1889 esta última) fueron sintetizados,
aplicados y desarrollados consecuentemente por Lenin, la Revolución
de Octubre es viva plasmación de ellos. Y como el oportunismo
hubiera también llevado la II Internacional a la bancarrota Lenin ha
fundado la III Internacional, la memorable Internacional Comunista.
Por
último, no
nos queda más que concluir la siguiente declaración con lo
sostenido por Marx y Engels en 1879:
“Al
ser fundada la Internacional, formulamos con toda claridad su grito
de guerra: la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los
obreros mismos.”
¡VIVA
EL 1º DE MAYO ROJO Y COMBATIVO!
¡ABAJO
EL IMPERIALISMO YANQUI! ¡YANQUIS, GO HOME!
¡ABAJO
LA GUERRA IMPERIALISTA! ¡VIVA LA GUERRA POPULAR!
¡GUERRA
POPULAR HASTA EL COMUNISMO!
1º
de Mayo de 2014
Partido
Comunista del Brasil – Fracción Roja
Partido
Comunista del Ecuador – Sol Rojo
Frente
Revolucionaria del Pueblo (Marxista-leninista-maoísta) de Bolivia
Fracción
Roja del Partido Comunista de Chile
Asociación
Nueva Democracia (Perú), Alemania
Organización
Maoísta por la Reconstitución del Partido Comunista de Colombia
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