Tsipras y Manolis Glezos
Glezos es una leyenda
de la izquierda griega desde que en 1941 retiró junto a un compañero la
bandera nazi que los alemanes habían izado en la Acrópolis. Su carta es
una demostración de que la dinámica de las negociaciones, desde una
posición muy vulnerable, en la que se ha metido Tsipras puede provocar
tensiones dentro de Syriza.
Este es el comienzo de la carta, según la traducción de Greek Analyst.
“Renombrar a la Troika como “instituciones” y al memorándum como “acuerdo”, y a los prestamistas como “socios”, de la misma forma que llamas pescado a la carne, no cambia la situación anterior. Tampoco cambia desde luego el sentido del voto del pueblo griego en las elecciones del 25 de enero de 2015.
El pueblo votó lo que Syriza había prometido. Anulamos el statu quo de la austeridad, que no es sólo la estrategia de la oligarquía alemana y de los prestamistas europeos, sino también de la oligarquía griega. Anulamos el memorándum y la troika, así como todas las leyes de la austeridad. Al día siguiente de las elecciones, con una sola ley anulamos la Troika y sus consecuencias.
Sin embargo, ha pasado un mes y esto no se ha convertido aún en realidad. Una pena, una auténtica pena.
Por mi parte, PIDO DISCULPAS (en mayúsculas en el original) al pueblo griego, porque yo también tomé parte en la creación de esta ilusión”.
Glezo reclama que se celebren “asambleas de emergencia” de los
partidarios de Syriza para tomar una decisión sobre los pasos dados por
el Gobierno. Afirma que no puede haber compromisos entre el opresor y el
oprimido, del mismo modo que no los puede haber entre “el esclavo y el
conquistador”.
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