Ante las mentiras reaccionarias, la verdad revolucionaria.
El narcogobierno de Horacio Cartes se ha apresurado en desplegar una campaña mediática, buscando culpar de sus crímenes a la insurgencia. El miércoles a la noche las Fuerzas de Tareas Criminales (FTC), fuerzas mercenarias del Partido Colorado, disparó sobre un comando de elite del EPP que custodiaba a los retenidos, Robert Natto y Erika Reiser. En la refriega los primeros disparos, que provinieron de las FTC, alcanzaron a los prisioneros, debido a que estos no poseen entrenamiento militar, quedando parados , siendo blancos de los disparos indiscriminados por parte de las fuerzas represivas, estos entran en combate disparando contra todo lo que tenga movimiento, no se controlan, enloquecen ante el temor.
La historia está llena de médicos sin escrúpulos como Joseth Mengeles, Osori Ishii, que han puesto su oficio al servicio de fascistas. El ginecólogo Pablo Lemir, que oficia de forense lo poco que conoce de ciencias médicas ha puesto al servicio de los políticos con toga, mal llamados magistrados y el Partido Político, cueva de narcotraficantes camuflados de políticos, han dicho que el EPP ejecutó a sus prisioneros con una pistola 9mm, porque los FTC no usa tal arma, además de manifestar la fractura de pierna del alemán Natto. Lo que el ginecólogo que funge de forense y experimentado encubridor de torturas debe explicar que esas fracturas no pueden ocasionar un 9 mm si no los disparos de fusiles con proyectiles de fragmentación, el cual con el menor roce fractura todo hueso. Los proyectiles de fragmentación están prohibidos sus usos contra los seres humanos, según el convenio de ginebra.
El Tte. Esteban Marin es un epepista apegado a normas y reglamentos que la insurgencia aplica en sus filas y con las comunidades campesinas de la zona guerrilleras. El EPP tiene prohibido maltratar a su prisionero y mucho menos torturarlo, de eso nuestros ex prisioneros han testimoniado. En el combate somos implacables, una vez hecho prisioneros, les respetamos su dignidad y su condición de ser humano, contrastando del trato que los mercenarios del gobierno aplican a los combatientes epepistas, que una vez que son hecho prisioneros son torturados para luego ser ejecutados.
Los políticos oligarcas, que poseen miles de extensiones de tierras, convertidos en estancias agroganaderas y tráfico de drogas con pistas de aviación, arrasan y destruyen impunemente los montes y arroyos. Envenenando y enfermando a las comunidades campesinas, no tendremos ningún tipo de piedad hacia ellos, sus negocios espurios y sus insaciables deseos de ganancias, le dan más valor a sus vacas que a su peón o al campesino de la zona. Las estancias oligarcas convertiremos en prósperos asentamientos campesinos. Hace décadas el agronegocio de los oligarcas ha venido expulsando a comunidades campesinas enteras a lo largo y ancho de nuestro territorio, es hora de que ellos sean expulsados y de una vez por todas el pueblo recupere su propia tierra.
¡Por la revolución agraria desde abajo!
¡Por la eliminación del envenenamiento hacia el campesino norteño!
¡Viva el brazo armado de los pobres!
¡Viva la lucha del pueblo!
¡Viva el EPP!
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