La ONG sanitaria denuncia que la justificación de las autoridades afganas del bombardeo estadounidense a un hospital de la ONG porque en él había talibanes supone “reconocer un crimen de guerra”.
Estados Unidos ha reconocido que el ataque fue suyo, solicitado por sus aliados afganos al decir que recibían fuego enemigo.
El secretario general de la OTAN, Jens
Stoltenberg, ha aplazado una valoración: “El trágico incidente, la
pérdida de vidas en el hospital es un asunto muy serio y por tanto es
importante que tengamos todos los datos sobre la mesa, esa es la razón
por la que necesitamos una investigación completa y exhaustiva”.
El general estadounidense John Campbell, comandante de las fuerzas
internacionales en Afganistán declaró ante la comisión de Defensa del
Congreso estadounidense: “La decisión de realizar un ataque aéreo fue de
Estados Unidos, decisión tomada dentro de la cadena de mando
estadounidense. Un hospital fue alcanzado por error. Nunca tenemos como
objetivo intencionado una instalación médica protegida”.
Resultado provisional: 22 muertos. El ataque estadounidense mató a doce
miembros de Médicos sin fronteras y a diez pacientes. De los 37 heridos,
cinco están muy graves.
Tras el bombardeo por parte del Ejército estadounidense no hay ningún centro sanitario en la región. La ONU ha denunciado que más de 300.000 personas no tienen ahora en Kunduz atención médica especializada.
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