Nro. 1 - Septiembre 2016
Contenidos ______________________
Notas sobre el proceso del capitalismo
burocrático en los países del tercer mundo
Página 5
¡Basta ya de explotación imperialista!
¡Debemos acabar con ellos!
Notas Sobre la Situación Internacional.
Primera entrega.
Página 29
El imperialismo yanqui, superpotencia
hegemónica única y enemigo principal de
los pueblos del mundo
Notas Sobre la Situación Internacional.
Segunda entrega.
Página 39
Crisis definitiva del “modelo chino”
Notas Sobre la Situación Internacional. Segunda
entrega.
Página 52
Guerra Popular y Revolución
Página 69
Presentación
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!
Diferentes análisis en distintos documentos de partidos y organizaciones comunistas coinciden en considerar la situación internacional de crecientes desordenes como la más favorable para hacer avanzar decididamente la revolución proletaria mundial. No obstante la condición de superpotencia hegemónica única del imperialismo yanqui, la extensión de su dominio se vuelca cada vez más contra ellos mismos; junto a esto, cabe afirmar también que no han podido siquiera conjurar la crisis en la cual se hunden. La ofensiva contrarrevolucionaria de carácter general convergente del revisionismo y el imperialismo contra el marxismo, el proletariado y la revolución, desatada desde los 80 del siglo pasado por Gorbachov y su perestroika e impulsada por el imperialismo yanqui a comienzos de los 90, sirviéndose del desplome de la URRS social-imperialista para predicar el fin del comunismo y anunciar su “Nuevo Orden”, ya ha perdido fuerza y empieza a declinar.
En un visionario trabajo teórico, Lenin caracterizó al imperialismo como el capitalismo monopolista, parasitario o en descomposición y agonizante; esta síntesis magistral quedó plasmada en un pequeño libro titulado: El imperialismo, fase superior del capitalismo; en este texto Lenin expuso con exactitud científica las leyes de desenvolvimiento del capitalismo bajo el dominio de los monopolios, identificando nítidamente que “las particularidades políticas del imperialismo son la reacción en toda la línea”, es una tendencia hacia la violencia, dice Lenin. Además insistía en “la imposibilidad de la unidad con los oportunistas en la época del imperialismo”, atribuyéndole “importancia vital” a esta última cuestión. Palabras proféticas y señeras que debemos celebrar a 100 años de haber sido escritas.
La situación actual del Movimiento Comunista Internacional se caracteriza por la dispersión en el terreno ideológico primera y principalmente, así como también en el terreno político y organizativo.
Ante este panorama los comunistas tenemos urgentes e ineludibles tareas que cumplir. En 1844 Marx y Engels unieron sus esfuerzos. Su trabajo conjunto llevaba indeleble el sello internacionalista y fue así como, afrontando todo tipo de dificultades, dieron a la luz la ciencia del proletariado, la única ideología científica, que lleva como clara marca el nombre de su fundador. La idea fundamental e íntima del Manifiesto es que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede emanciparse de la clase que la explota y oprime sin emancipar al propio tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de la explotación, de la opresión y de las luchas de clases, y esta idea fundamental, tal como diría Engels en 1883, pertenece única y exclusivamente a Marx. Esta ideología científica es el marxismo, todopoderosa porque es verdadera.
El Manifiesto Comunista se publica en 1848 y con ello el movimiento comunista internacional recibe acta de nacimiento. Júbilo para el proletariado internacional que podía contar a partir de ese momento con una misión, un programa, medios y tareas comunes definidos para enfrentar a sus enemigos de clase. Entonces una consigna comenzó a recorrer ciudades, llanuras y mares: ¡Proletarios de todos los países, uníos!, volaba sin tener alas y retumbó en el continente europeo atravesando océanos; hoy, el timbre de su eco se escucha firme y fuerte en todos los rincones del mundo.
Los comunistas debemos trabajar arduamente por concretar la consigna y lema del Manifiesto, hacer de la unidad una preocupación de primer orden; en esto nos colocamos en la misma senda de Marx, Engels, Lenin, Stalin y el Presidente Mao. No es posible avanzar en la revolución proletaria mundial sin un centro internacional que contribuya a golpear unidos a nuestros enemigos. Los esfuerzos atomizados serán castigados con la derrota común, nos advertía Marx en el Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Marx y Engels eran dos en un comienzo.
Los fundadores de la ciencia proletaria alcanzaron una férrea unidad sobre la base de sólidos fundamentos. 170 años después, los cimientos ideológicos y políticos que ellos construyeron se mantienen indemnes ante las crudas inclemencias de la lucha de clases internacional. Ya en 1871, tras la inolvidable Comuna de Paris con que el proletariado osó por primera vez asaltar los cielos y donde muchos vieron solamente derrotas, la agudeza del análisis de Marx destacó el gran aprendizaje para el proletariado. Hasta entonces el proletariado sólo conocía a la burguesía en la revolución, en tan gloriosa epopeya pudo conocerla en la reacción y sacar lecciones preciosas para su causa.
La ideología científica del proletariado, en medio de fuertes tormentas, probó su anchura y profundidad navegando incontenible hacia el porvenir, se abrió paso y fue desarrollada tal y como sus propios fundadores lo habían indicado. El gran Lenin, jefe del glorioso Partido Bolchevique, y ambos -jefatura y partido- a la cabeza de las masas hondas y profundas de Rusia alcanzaron la victoria de la anhelada revolución proletaria en octubre de 1917, estableciendo de inmediato la dictadura del proletariado y abriendo camino a la construcción socialista elevando con ello a una nueva etapa el marxismo, deviniendo este en marxismo-leninismo. Luego fue el Presidente Mao, el Gran Timonel, quien como jefatura del PCCh dirigió al proletariado y al pueblo en la revolución alcanzando otros dos grandes hitos: la revolución China y la Gran Revolución Cultural Proletaria, a cuyo fragor y en lucha contra el revisionismo moderno elevó el marxismo a una nueva, tercera y superior etapa: el maoísmo.
En medio de aguda lucha de dos líneas el maoísmo se ha abierto camino; ante el avance demoledor del maoísmo la roca más dura estalla en mil pedazos; la clase y el pueblo armados con el maoísmo transforman en tigres de papel a los más poderosos ejércitos imperialistas, principalmente el yanqui. Es tarea de los comunistas bregar por imponer el maoísmo como mando y guía de la revolución mundial. Esto requiere unidad, sin embargo esta sólo será posible mediante una tenaz, paciente, pero al mismo tiempo sagaz lucha de dos líneas en el seno del MCI. Ha sonado el toque de clarín para los maoístas y se exige de ellos construir su unidad cumpliendo así con esta importantísima tarea pendiente. En este sentido se impone, ante las dificultades que atraviesa el MCI, una lucha decidida por el reagrupamiento de las fuerzas maoístas combatiendo la dispersión en todos los terrenos. Cumple un papel al servicio de este importante objetivo la publicación de la presente revista; en ella organizaciones y partidos maoístas podrán exponer sus puntos de vista y desenvolver el debate urgente y necesario en temas relevantes para la línea del movimiento comunista internacional.
¿Cuáles son las condiciones requeridas para este debate? que se abra para los auténticos comunistas esta tribuna para definirlas o reafirmarlas. Otro importante documento escrito por Lenin hace 100 años vale para el debate actual sobre la universalidad o no de la Guerra Popular, citamos textual de El programa militar de la revolución proletaria: “Desde el punto de vista teórico sería totalmente erróneo olvidar que toda guerra no es más que la continuación de la política por otros medios. La actual guerra imperialista es la continuación de la política imperialista de dos grupos de grandes potencias, y esa política es originada y nutrida por el conjunto de las relaciones de la época imperialista. Pero esta misma época ha de originar y nutrir también, inevitablemente, la política de lucha contra la opresión nacional y de lucha del proletariado contra la burguesía, y por ello mismo, la posibilidad y la inevitabilidad, en primer lugar, de las insurrecciones y guerras nacionales revolucionarias; en segundo lugar, de las guerras e insurrecciones del proletariado contra la burguesía; en tercer lugar, de la fusión de los dos tipos de guerras revolucionarias, etc.”
Cabe agregar lo señalado por Lenin en este fundamental texto que ya forma parte indiscutible de la línea militar proletaria: “Una clase oprimida que no aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida sólo merecería que se la tratara como a los esclavos. Nosotros, si no queremos convertirnos en pacifistas burgueses o en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases.”
Pero correspondió al Presidente Mao, integrando la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución china, desarrollar esta cuestión planteada por Lenin estableciendo leyes científicas al respecto. Producto de esta integración, el Presidente Mao en noviembre de 1938, antes de la segunda guerra mundial imperialista, escribió: “La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma del Poder por medio de la lucha armada, es decir, la solución del problema por medio de la guerra. Este revolucionario principio marxista-leninista tiene validez universal, tanto en China como en los demás países.” Importante tesis que los comunistas no podemos olvidar. Incluso afirmamos que sin iniciar y desarrollar más guerras populares los problemas candentes de nuestro movimiento continuarán sin resolución. Iniciando nuevas guerras populares, sin postergar más esta tarea, contribuirá grandemente a la nueva gran polémica que se debe dar. Estableciendo bases de apoyo, esto es, nuevo Poder, los Partidos Comunistas del MCI darán importantes saltos en la solución del problema de la aplicación de la violencia revolucionaria, fomentarán el inicio y el desarrollo de la guerra popular y con ello el redivivo movimiento comunista internacional avanzará para contar con la Internacional Comunista.
En el artículo El imperialismo y la escisión del socialismo, escrito también en 1916, Lenin disparaba certeramente contra el oportunismo: “La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.” El movimiento maoísta a nivel mundial se reconoce en este principio. No habrá avance en el MCI sin lucha de dos líneas contra las tendencias oportunistas que aparezcan en su seno. Ningún partido maoísta puede negarse a desenvolver lucha de dos líneas, pues es ésta el motor de desarrollo; tratándose de la defensa de la línea correcta, es necesario que el movimiento maoísta se desarrolle en medio de la lucha de clases y de la lucha de dos líneas. ¿Qué fortaleza puede tener una línea política si no se está dispuesto a defenderla confrontándola?
Marx tempranamente los sostenía “…La lucha interior da al partido fuerza y vitalidad; la prueba más grande de la debilidad de un partido es el amorfismo y la ausencia de fronteras netamente delimitadas; el partido se fortalece depurándose…” Indudablemente que esta es también tarea teórica y práctica, ligada al inicio y desarrollo de la guerra popular y como lucha ideológica en el seno del MCI, que demandará el deseo de unidad, consultas recíprocas, en fin, métodos adecuados que en muchos aspectos rebasan lo que se pueda avanzar con la presente revista, cuya pretensión es conformarse en un punto de partida en este camino ineludible.
Los comunistas partimos de que nos encontramos en la tercera etapa de la revolución proletaria mundial, la de su ofensiva estratégica y del hundimiento y barrimiento del imperialismo y lo que corresponde es desarrollarla con guerra popular. Esto exige tensar nuestras fuerzas a fin de impulsar firmemente el desarrollo de las condiciones subjetivas. Esto tiene su centro en los procesos de desarrollo, constitución y/o reconstitución de Partidos Comunistas esto es como partidos maoístas militarizados. Ello exige preparar práctica y teóricamente a los cuadros de los partidos para esta tarea del presente: la guerra popular.
Sirva pues esta revista titulada El Maoísta como un órgano para avanzar en la unidad de los comunistas a nivel internacional, sirva también a abrir una nueva gran polémica justo en los momentos que celebramos los 50 años de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Cerramos la Presentación a este primer número con las certeras palabras que concluyeron el Manifiesto Comunista: “Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar”.
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS!
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