Wednesday, January 25, 2017

DEFENDER LA VIDA DEL PRESIDENTE GONZALO! - El Pueblo - Chile


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Publicado en la edición impresa n° 54 de El Pueblo, diciembre de 2016.
Durante mayo de 1980, en medio de las elecciones generales del viejo Estado peruano, una columna de combatientes realizó una acción de agitación y propaganda en Ayacucho, acción que marcaría el inicio de la Guerra Popular: la quema de las urnas electorales de Chuschi.
La Guerra Popular llevó a la realidad grandes cambios para las masas en Perú, logrando construir el nuevo poder en un tercio del territorio, lo que permitió entregar tierras al campesinado pobre, combatir al narcotráfico y la corrupción, organizar escuelas y centros de salud en zonas aisladas y desarrollar una eco­nomía al servicio del pueblo. Del mismo modo se transformó en un nuevo gran aliento para los revolucionarios y pueblos oprimidos del mundo. Eran tiempos complejos: el capitalismo se había restaurado mediante golpes de Estado en Rusia (1956) y China (1978), mientras los imperialistas declaraban que el marxismo era cosa del pasado. Es por eso que el inicio de la Guerra Popular en Perú hizo estremecer a los imperialistas y a la reacción a nivel mundial.
Es por su importancia que la prensa monopólica, al servicio de los ricos, ha tratado de ocultar y desvirtuar el proceso revolucionario. Por ejemplo, a la revolución la llaman terrorismo; al Partido Comunista del Perú, que dirige la revolución, lo llaman “Sendero Luminoso” y a su jefatura, el Presidente Gonzalo, le han atribuido, mediante montajes, mentiras y más men­tiras.
¿Quién es el Presidente Gonzalo?
El profesor Abimael Guzmán Reynoso, ingresó al Partido Comunista a finales de la década del 50’, dando inicio a principio de los años 60’ al desarrollo de la Fracción Roja en el Comité Regional de Ayacucho, aplicando decididamente la definición de fracción hecha por Lenin: “grupo de hombres unidos por una comunidad de ideas, con el objetivo fundamental de influir sobre el Partido para aplicar los principios de la forma más pura posible”.
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El Presidente Gonzalo y la Fracción Roja se dieron a la tarea de retomar el rumbo del Partido y convertirlo en un verdadero Partido Comunista: Levantando la bandera por reconstituir el Partido Comunista del Perú fundado por José Carlos Mariátegui en 1928, el centro de la lucha era la reanudación del carácter y programa inicial –conquista histórica de la clase obrera y el pueblo de Perú–, volviendo a centrar el trabajo de masas entre los campesinos, obreros, intelectuales y masas pobres en general.
El proceso de reconstitución del Partido Comunista del Perú, dirigido por el Presidente Gonzalo, se desarrolló en medio de una dura lucha ideológica y política contra las líneas burguesas que se levantaban al interior del Partido. Sin embargo, después de cada batalla, este destacamento de comunistas salía más fortalecido.
Al concretarse la reconstitución del Partido Comunista, de inmediato se dio inicio a la lucha revolucionaria armada, con la quema de urnas en Chuschi, cohesionando a todo el Partido por la construcción de un nuevo Estado que buscaba confiscar el capital imperialista, la gran industria monopólica y repartir la tierra entre los campesinos pobres. Tarea que tiene como condición la destrucción del viejo Estado y las 3 montañas que oprimen al pueblo peruano: el imperialismo, el capi­talismo burocrático y la semifeudalidad.
En medio de la Guerra Popular el Partido Comunista del Perú concluye la necesidad de enarbolar, defender y aplicar el marxismo-leninismo-maoísmo. Ya que comprendieron que la ideología científica del proletariado fundada por Marx y Engels, y desarrollada por Lenin, evidenciaba un nuevo desarrollo en sus tres partes integrantes en la experiencia y síntesis a la que llegaron los comunistas chinos bajo la dirección de Mao Tse Tung. Lo que correspondía entonces era tomar la ideología y aplicarla a la realidad peruana.
La ideología científica del proletariado, aplicada a la realidad particular del Perú, es declarada por el Partido como Pensamiento Gonzalo. Que, no obstante ser la guía para la lucha revolucionaria en el Perú, entrega aportes de validez universal para las revoluciones en los demás países, entre los que destacan: que para iniciar y desarrollar la revolución se necesita un Partido Comunista militarizado; que el partido es una máquina de guerra; en los países semifeudales, donde se desenvuelve el capitalismo burocrático, las condiciones para la revolución están maduras y todo depende de reconstituir los Partidos Comunistas o de constituirlos donde nunca se fundaron; en los países semifeudales, con gran concentración de población en las ciudades, la revolución se desenvuelve en el campo como escenario principal y en la ciudad, como complemento necesario. Es por esto que el Presidente Gonzalo se transformó en un enemigo declarado del imperialismo, los latifundistas, los grandes burgueses y los oportunistas. En septiembre de 1992 detienen a toda la dirección y reprimen duramente al PCP, momento desde que el Presidente Gonzalo está recluido y absolutamente incomunicado. No bastándole tenerlo completamente aislado, el viejo Estado peruano monitoreado directamente por la CIA yanqui, inventó en 1993 que el Presidente Gonzalo habría pedido el fin de la guerra revolucionaria y le atribuyeron unas falsas “cartas de paz”, contando con la participación de los falsos comunistas (revisionistas) del Movimiento por la Amnistía de los Derechos Fundamentales (MOVADEF).
Por ello, una consecuente posición antiimperialista y revolucionaria implica defender la vida del Presidente Gonzalo, un auténtico comunista y revolucionario, que por esta razón es prisionero de guerra del viejo Estado peruano. Hay que aprender de los aportes de la guerra popular en el Perú, que tras el duro golpe represivo de inicios de 1990, hoy avanza en las tareas de reorganización el Partido, bregando por unir bajo dirección proletaria las luchas que se dan en nuestro país hermano.

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