¡El
Capitalismo Imperialista está en Crisis!
¡Viva
el Socialismo y el Comunismo!
Hoy,
como desde hace 128 años cuando por primera vez se consagró el
Primero de Mayo como Día Internacional de la Clase Obrera, el
ejército proletario mundial rinde homenaje a los mártires de
Chicago y pasa revista a sus filas, unido por los lazos de
solidaridad internacionalista e impulsado por la necesidad de abolir
toda forma de explotación y de opresión sobre la tierra. Rompiendo
con las artificiales fronteras nacionales y desechando las
diferencias de sexo, raza y creencias, los trabajadores de todos los
países entrelazan sus manos y levantan sus puños contra el enemigo
común de la humanidad que hoy amenaza no solo con desatar una nueva
guerra mundial, sino con la destrucción de la vida en el planeta: el
capitalismo imperialista, convertido en un sistema mundial de
explotación y opresión.
A
su vez, este Primero de Mayo concuerda con un hecho de importancia
trascendental en lucha de los obreros de todos los países: el
Bicentenario
del Nacimiento de Carlos Marx.
Para júbilo de los proletarios, uno de los hombres más influyentes
de la historia y uno de los grandes maestros de la clase obrera,
fundador junto con Federico Engels, de la doctrina del Socialismo
Científico, ideología que representa los intereses de la clase más
revolucionaria de la época actual.
¡Marx
está vivo!
Contrariando los deseos y propósitos de las clases dominantes y sus
compinches de los falsos partidos obreros, que han pretendido sin
éxito derrotar sus teorías o declarar envejecidas sus ideas
fundamentales, el nombre de Carlos Marx sigue viviendo a través de
los siglos, y con él su obra, como pronosticara su entrañable amigo
y camarada, Federico Engels.
Marx
sometió a la crítica implacable todo el orden social existente
dejado en claro que la historia de las sociedades, con excepción de
la comunidad primitiva, es la historia de las luchas de clases:
“…opresores
y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante,
velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que terminó
siempre con la trasformación revolucionaria de toda la sociedad o el
hundimiento de las clases beligerantes”.
Según palabras del Manifiesto
del Partido Comunista.
Allí
se denuncia la sociedad actual que no abolió las contradicciones de
clase ni la lucha de clases: “Únicamente
ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión,
las viejas formas de lucha, por otras nuevas… Toda la sociedad va
dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos
grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el
proletariado”.
Para concluir genialmente: “La
burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros. Su
hundimiento y la victoria del proletariado son igualmente
inevitables… el proletariado, derrocando por la violencia a la
burguesía, implanta su dominación”.
He
ahí una exposición magistral de las condiciones que conducen a la
clase de los asalariados, a los proletarios, a establecer su
dictadura de clase sobre las clases parásitas derrocadas. La
dominación de los capitalistas y los monopolios debe dar paso a la
dominación de los proletarios.
Marx
también armó a la clase obrera con la comprensión de que la
historia no la hacen los caudillos, ni los llamados “grandes
hombres” o los politiqueros, sino que sus protagonistas son las
masas trabajadoras del campo y la ciudad, dándoles confianza en sus
propias fuerzas sin esperanzarse en salvadores supremos: ¡la
emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase
obrera!
Igualmente,
Marx enseñó que detrás de los discursos de los gobernantes y los
políticos, así como de los grandes conflictos sociales y las
guerras se esconden en realidad los intereses económicos de las
clases. Por eso al adentrarse en el estudio del funcionamiento del
sistema, no dudó en señalar que el
capitalismo viene al mundo chorreando lodo y sangre,
encontrando el secreto de la explotación y las contradicciones que
hacen de este sistema, apenas una etapa en el desarrollo progresivo
de la sociedad. El capitalismo debe dar paso al socialismo.
En
efecto, hoy el mundo es azotado por una profunda crisis económica,
que ha llevado a la quiebra a gigantescas corporaciones y empresas
financieras e industriales concentrando y acumulando a la par el
poder en unos cuantos grupos monopolistas y países imperialistas.
Una crisis que lleva aparejada la creciente sobreproducción de
alimentos y materias primas junto con el hambre y la miseria de
millones de trabajadores en todo el mundo; demostrando la incapacidad
de la burguesía de gobernar su propio sistema, donde los
capitalistas son obligados a devorarse unos a otros aplastando en su
pugna a las masas trabajadoras, sobre quienes descargan todo el peso
de su crisis.
Describe
el Manifiesto
que en las crisis de sobreproducción se desata una epidemia social.
“La
sociedad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de
barbarie momentánea: diríase que el hambre, que una guerra
devastadora mundial la han privado de todos sus medios de
subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo
eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización,
demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio...
Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener
las riquezas creadas en su seno.”
Y
como consecuencia de la crisis económica se agrava la crisis social
mundial agudizando a su vez todas las contradicciones del sistema
imperialista. En particular, es atizada la lucha de clases donde la
contradicción entre proletarios y burgueses es destacada como la
contradicción principal del sistema en su conjunto. Una lucha que
por ahora tiene manifestaciones en los permanentes paros y huelgas,
huelgas generales y huelgas políticas contra las medidas de los
gobernantes que pretenden arrebatar conquistas adquiridas, como se
puede observar por estos días en España, Francia, Argentina, Panamá
por solo mencionar algunos, y que en no pocos casos alcanzan a
convertirse en levantamientos violentos contra el sistema.
Así
mismo, la crisis ha sacado a la luz el gigantesco peso del ejército
de los proletarios, de los sin nada que perder en una revolución, de
los sepultureros del imperialismo; ese ejército mundial es nutrido
ahora por los millones de inmigrantes de los países oprimidos,
arrojados a las metrópolis imperialistas por el hambre y las
guerras; un mentís a los teóricos burgueses y pequeño-burgueses
interesados en negar la existencia, importancia y crecimiento mundial
del proletariado, cuyo reconocimiento es políticamente demasiado
peligroso para el poder de la burguesía.
Igualmente,
junto con la contradicción mundial entre proletarios y burgueses se
ha exacerbado la contradicción entre los países imperialistas y
entre los grandes monopolios en la lucha por apoderarse de zonas
geoestratégicas, fuentes de materias primas, mercados y fuerza de
trabajo. Una contradicción que se manifiesta especialmente en la
lucha por el dominio del Medio Oriente petrolero y estratégico para
una guerra mundial, siendo Siria el país donde se centra la disputa
entre Estados Unidos y Rusia, todavía no de enfrentamiento militar
directo, ni con tropas en el territorio, pero sí mediante
bombardeos, provisión de armamento y asesoría a los ejércitos
locales y mesnadas de mercenarios que luchan por el territorio. A
ello se suman otros preparativos para la confrontación abierta como
atestiguan las cada vez más frecuentes maniobras militares en
distintas parte del globo. Una nueva guerra mundial que debe
impedirse con la revolución proletaria o de presentarse ser
transformada en guerra contra civil contra las clases dominantes,
como enseña la experiencia de las guerras mundiales anteriores donde
el proletariado le arrebató a la burguesía, la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas y el Campo Socialista.
Además,
se hace más pesado e insoportable la opresión de todos los países
imperialistas sobre los países oprimidos, tornándose más salvaje
la superexplotación y el saqueo, así como la más brutal
dominación, ya sea mediante la subyugación semicolonial o la
agresión abierta que tras las mentiras de “lucha contra el
terrorismo”, “en defensa de la democracia” o “en defensa del
pueblo”, arrasan países, anexionan territorios, disputan zonas
estratégicas, se adueñan y saquean los recursos naturales,
masacrando, despojando y desplazando a las masas del pueblo; como
cruel y dolorosamente demuestran Siria, Palestina, Afganistán, Irak,
convertidos en campos del exterminio y el saqueo imperialistas.
Acciones criminales que cuentan con el apoyo de gobiernos cipayos
como el de Colombia que saludó el reciente bombardeo yanqui sobre
Siria, celebró el aniversario de la fundación del Estado sionista
de Israel, asesino del pueblo palestino, y sirve a los planes
intervencionistas en Venezuela.
Y
frente a la agresión imperialista, es apenas normal que los pueblos
se levanten y desplieguen su incesante lucha por sacudirse las
cadenas de la explotación y la opresión como lo hacen los valerosos
pueblos kurdo y palestino en el Medio Oriente y las masas populares
en todos los países enfrentando la dominación imperialista y las
clases lacayas nativas. Los imperialistas no tienen descanso y no lo
tendrán jamás porque su dominación convierte en infierno la
existencia de los trabajadores.
El
capitalismo imperialista es guerra, descomposición, muerte, hambre,
miseria, explotación, destrucción de la naturaleza, opresión… un
sistema que debe ser derrotado con la Revolución Proletaria Mundial
abriendo el camino a la construcción del socialismo, primera etapa
del comunismo.
La
basura burguesa y reformista de los politiqueros, de los jefes de los
partidos oportunistas y jefes vendeobreros sobre la posibilidad de
superar las contradicciones sociales sin acabar con el sistema de la
explotación asalariada; su palabrería sobre la paz social entre
explotados y explotadores; su cháchara sobre la posibilidad de un
gobierno al servicio del pueblo mientras subsista el viejo Estado de
los burgueses y terratenientes; todas ellas son mentiras y frases
demagógicas que buscan aplazar la muerte inevitable del sistema y
prolongar su agonía, disuadiendo a los trabajadores de no acometer
la lucha frontal contra el causante de todas sus desgracias.
De
ahí que la clase obrera necesita organizarse como Partido político
independiente y diferenciado de los demás partidos existentes; un
Partido que se apoye en la teoría del socialismo científico fundado
por Marx y Engels pero enriquecido en más de un siglo de experiencia
de lucha y hoy llamado Marxismo Leninismo Maoísmo; base ideológica
que le permite dirigir con acierto la lucha de los proletarios y los
pueblos del mundo por su liberación, como demuestran los obreros y
campesinos en la India que, dirigidos por el Partido Comunista de la
India (maoísta), destruyen con la Guerra Popular el viejo Estado y
las viejas relaciones de explotación y opresión, y construyen el
nuevo Poder popular con la mira puesta en el socialismo.
Como
advirtiera Marx, el capitalismo no tiene salvación y la existencia
de la burguesía es incompatible con la sociedad. Pero la burguesía
no abandonará el escenario de la historia por sí sola, se necesita
que la clase obrera se eleve como la clase más revolucionaria y
despliegue su iniciativa para tomar en sus manos la dirección de la
revolución que crece en las entrañas de este sistema moribundo y en
descomposición.
Los
comunistas por su parte, hoy refrendan ante la clase obrera su
compromiso de luchar intransigentemente por la unidad de los
Marxistas Leninistas Maoístas del mundo, redoblando a su vez los
esfuerzos por fundir la teoría del socialismo con el movimiento de
las masas, que den vida al Partido Comunista Revolucionario.
Y
como lo hicieran Marx y Engels en el Manifiesto
hace 170 años, proclaman a los cuatro vientos:
“Los
comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos.
Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados
derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las
clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los
proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas.
Tienen, en cambio, un mundo que ganar.”
¡Proletarios
y Pueblos del Mundo, Uníos Contra el Imperialismo!
¡Viva
el Primero de Mayo Internacionalista y Revolucionario!
¡Celebremos
el Bicentenario del Natalicio de Carlos Marx!
Unión
Obrera Comunista (mlm)
Colombia,
Primero de Mayo de 2018
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