Este primero de septiembre, se celebró el Congreso Fundacional de la Central Clasista (CCTT), en la sede del Sindicato de Trabajadores del Pan (SITRAPAN 5), ubicado en la comuna de La Reina.
A las 10 de la mañana y con una participación activa de más de 240 sindicatos, que representan la voz de más de 20 mil trabajadoras y trabajadores en seis regiones del país, se da inicio a la jornada con un saludo de la comisión organizadora del evento.
En la primera parte, se dieron por aprobados los siguientes documentos: estatuto, plataforma de lucha y declaración de principios.
Durante la segunda parte de la instancia, se procedió a ratificar la nueva mesa directiva de la Central bajo aprobación de los delegados sindicales presentes en el evento. Ya elegidas las personas que serán parte de la directiva, estos procedieron a designar a los tres primeros cargos de la mesa: presidencia, secretaría y tesorería. Directiva que tendrá calidad de provisoria durante un año, para luego hacer un llamado a elecciones de una nueva mesa que durará tres años.
Siguiendo los pasos de Recabarren:
¡Unámonos bajo una línea clasista!
La unidad de la clase obrera y la
unidad del pueblo es garantía de triunfo. Por ello debemos unir a todos
quienes sea factible de unir en cada momento y de manera progresiva en
torno a las tareas de la revolución.
¿Pero cómo lograr esa unidad? ¡Con lucha!, afirmamos.
Puede parecer un contrasentido, pero la forma de alcanzar una auténtica
unidad es con lucha. La unidad exige tomar posición, pues sin ello la
unidad es falsa. Las masas ansían la unidad. Muchas veces hemos
escuchado la sentida pregunta: ¿Por qué la izquierda está tan dividida?
Los oportunistas, cada vez que son criticados, buscan desviar la crítica
afirmando que se está atacando la unidad. Pero la unidad sólo la
alcanzaremos identificando nuestros puntos en común, definiendo acciones
en conjunto y luchando para plasmar nuestros objetivos.
¿Quiénes deben unirse? Todos quienes tengan los mismos intereses.
¿Podríamos unirnos con Luksic? ¡Claro que no!, no hay intereses en común
con ese puñado que es la gran burguesía.
Pueden unirse precisamente quienes pertenecen a las clases oprimidas, ya
que tienen los mismos intereses: anhelan vivir mejor. ¿Puede unirse la
clase obrera y los campesinos? Claro que sí, pueden y deben, ya que
ambas clases son la base de la sociedad. ¿O acaso podemos prescindir del
alimento? ¿O podemos prescindir de la vivienda, de las maquinarias, del
transporte? ¿Y de todo lo que ha sido construido y producido por la
clase obrera? De ninguna manera.
En palabras del gran Luis Emilio Recabaren pronunciadas en 1923: “¡No
hay más que una sola esperanza! ¡Nuestra fuerza! La fuerza unida,
disciplinada, vigorosa de la clase trabajadora de la ciudad y del campo,
de los puertos y de las minas. Esa fuerza unida ya empezó su victoria
allá, en Rusia. De un poderoso empuje derribo los tronos del
imperialismo de los zares y del capitalismo”.
¿Y con quien más nos podemos unir? Con los profesores que educan a
nuestros hijos, con los funcionarios de la salud que deben dar cara por
el pésimo sistema que tenemos, con los mapuche que han sido usurpados y
lo siguen siendo en nombre de un “progreso”, entre otros.
¿Y las mujeres podemos unirnos? Recientemente, miles han demostrado que
es justo hacerlo y hoy los acosadores deben temer, porque las mujeres ya
no quieren ser más cosificadas ni violentadas solo por el hecho de ser
mujer. Pero en este ejemplo también vemos que la unidad exige lucha
contra posiciones contrarias a los intereses que tenemos como pueblo.
Lucha contra los que levantan la bandera de las demandas de la mujer con
el único fin de tener un buen cargo, un buen puesto y un sueldo fácil
en el viejo Estado.
La unidad es garantía de triunfo, porque así polarizamos a todos los que hoy ansían justicia, ansían derechos, ansían luchar.
Recabarren lo expresa así en 1922: “Esta
revolución social no puede llegar a su acción final por la propia
acción de la Federación Obrera de Chile, esta revolución social
destinada a organizar la sociedad sobre bases de justicia, tiene que ser
la obra y la acción de las masas trabajadoras de las ciudades y los
campos. Es preciso reconocer esta realidad. No será posible cumplir la
misión de la revolución social, sino por la acción conjunta e
inteligente de las grandes masas trabajadoras de ciudades y campos.”
Como vivimos en una sociedad dividida en clases sociales, en todo vemos
expresada esa contradicción. En todo movimiento u organización veremos
un ala izquierda y un ala de derecha. La primera, que trabaja por el
avance del movimiento en su conjunto y la segunda, que lo frena. Cuando
esas contradicciones se dan entre el pueblo existe el método de la
crítica y la autocrítica, que consiste en poner en evidencia los
errores, corregirlos y aplicar nuevamente un plan de lucha. Esta forma
de abordar las contracciones en el seno del pueblo fue desarrollada por
el presidente Mao Tse Tung, quien lo expone de la siguiente forma ya en
1957: “En 1942 resumimos este método
democrático de resolver las contradicciones en el seno del pueblo en la
fórmula unidad–crítica–unidad. Esto, expresado en forma más detallada,
significa partir del deseo de unidad, resolver las contradicciones
mediante la crítica o lucha y conseguir una nueva unidad sobre una nueva
base. Según nuestra experiencia, éste es el método correcto para
resolver las contradicciones en el seno el pueblo.”
Solo asumiendo la posición de la clase obrera podremos guiar nuestro
camino y trabajar por la unidad de todos, en medio de las distintas
contradicciones y problemas que vayamos enfrentando. Para así unir a
todos los que hastiados de corrupción y de un sistema podrido, anhelan
dar vuelta la tortilla a favor de los más pobres.
contacto
Catalina Rojas +569 51277644
Andrés Troncoso +56 9 6142 3423
Guillermo Solis +56 9 7354 5265
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