¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Vivan los 100 años de la fundación del Partido Comunista de Chile!
¡Retomar y desarrollar a Luis Emilio Recabarren!
Hace 100 años un importante contingente del proletariado de nuestro país con Luis Emilio Recabarren a la cabeza fundaron el Partido Comunista de Chile. No fue un mero cambio de nombre. Lo hizo en medio de una larga lucha contra quienes negaban el marxismo, el socialismo, la dictadura del proletariado y la violencia revolucionaria. Fundó el Partido siguiendo el ejemplo de Lenin y la revolución rusa, y por ello Recabarren se reafirmó en el marxismo-leninismo para cumplir esta trascendental tarea.
A mediados del siglo XIX conforme se introducían relaciones de producción capitalista en el país fue naciendo una nueva clase social, la clase obrera, el proletariado. Nace como un destacamento del proletariado internacional. Nace y se acuna en lucha de clases y a lo largo de varias décadas desarrolla su proceso de maduración política dando pasos para constituir un partido distinto y opuesto a los partidos de la reacción. Nace en plena defensiva estratégica de la revolución proletaria mundial y como necesidad para dar una lucha resuelta contra sus enemigos.
El Partido Comunista de Chile es finalmente fundado en 1922 en un momento cuando en el mundo el capitalismo de la libre competencia ha devenido en imperialismo, vale decir en capitalismo monopolista, parasitario y en descomposición, y agonizante. El dominio imperialista refuerza nuestra condición de país semicolonial, que desenvuelve un capitalismo burocrático, basado en intermediarios rentistas, un capitalismo que no barre con las viejas relaciones feudales y al contrario coexiste en maridaje con ellas, fundiéndose sus capitales en un mismo proceso de acumulación basado en la explotación del proletariado y las otras clases revolucionarias. El tipo de capitalismo que se desenvuelve es entonces incapaz de resolver los problemas fundamentales de nuestra sociedad y esta nace crítica y caduca. En este sentido el “parlamentarismo” como forma de gobierno presente en aquel momento expresa de forma concentrada en el plano político la putrefacción que se desenvuelve en el terreno económico. Y será el proletariado a la cabeza del pueblo y dirigido por su partido el llamado a destruir el Estado, es decir la dictadura conjunta de grandes burgueses y terratenientes lacayos del imperialismo.
Fundado el 2 de enero de 1922 como Partido Comunista sección chilena de la Internacional Comunista tras una dura y larga brega de más de 25 años de lucha. La fundación del Partido se puede decir sin temor a errores que es una creación del camarada Recabarren después de un prolongado proceso por constituirlo. Este fue el salto alcanzado en 1922, lo anterior fueron importantes pasos para concretar ese salto. Su preocupación constante era la organización y la elevación política de la clase y el pueblo para conquistar el Poder y el barrimiento de las viejas relaciones sociales de explotación. Comprendía con suma claridad la necesidad de un frente con distintas clases para alcanzar los objetivos de la revolución. Hizo una crítica despiadada del cretinismo parlamentario, de las ilusiones constitucionales y logró importantes avances en la comprensión de la necesidad de la violencia revolucionaria para alcanzar el poder. Aunque no alcanzó a desarrollar esta última cuestión fundamental.
Fue justamente Recabarren quien mejor que nadie comprendió la necesidad del Partido. En medio de una intensa y feroz lucha de clases, supo ligarse a la clase obrera, contribuyendo a su movilización, organización y politización, desenvolviendo un arduo trabajo político entre las masas proletarias de todo el país. Hacía el trabajo de hormiga entre las masas obreras del país, el trabajo invisible, el trabajo subestimado, que es precisamente el trabajo que nosotros los comunistas debemos hacer hoy. El partido se funda en medio de una importante labor de agitación y organización en el campo. Labor que se lleva a cabo causando pánico entre terratenientes y despotas rurales y desatando una fuerte represión.
Recabarren llevó adelante firmemente la construcción del Partido. Comprendida la necesidad del Partido, desenvuelve simultáneamente su construcción como Partido distinto y opuesto a los partidos que representaban los intereses de las clases enemigas. Bregó por imponer una férrea disciplina pues sabía que sin ella la organización se diluía y el Partido se destruiría.
Luis Emilio Recabarren desarrolla la constitución del Partido llevando adelante una tenaz lucha de dos líneas. Comprendida la necesidad del Partido, llevará adelante su construcción en medio de la lucha de clases y de la lucha de dos líneas, una lucha que llevará adelante de forma persistente por hacer prevalecer una línea política e ideológica justa y correcta. Esta línea la sustentó primero en el marxismo y luego él mismo la desarrolla mediante el marxismo-leninismo al cual suscribió inmediatamente y sin ambages.
El Partido nace tierno y frágil como todo lo nuevo, no pudiendo desarrollarse hacia la madurez necesaria para cumplir sus tareas fundamentales (destruir el Estado terrateniente-burocrático y conquistar el poder político, culminar la revolución democrático-nacional en avance ininterrumpido al socialismo), esto facilitó más tarde la usurpación de su dirección por una camarilla oportunista y revisionista.
Por todos los medios a su alcance el oportunismo, el revisionismo y toda la reacción busca negar la trascendencia histórica del proceso de constitución y fundación del Partido en 1922. Indudablemente la usurpación de su dirección, la entronización en su aparato orgánico de una línea oportunista de derecha, que terminó liquidando el partido como partido de la clase; dirección oportunista que usufructuando del prestigio alcanzado por Recabarren, logró el acaparamiento de su dirección. Fue así que sucesivas camarillas de eternizados y encallecidos revisionistas hábiles en engañar a la militancia dieron por tierra con el gigante que la clase y el pueblo habían construido con Recabarren y decenas de cuadros revolucionarios a la cabeza.
El Partido devino de partido proletario en “partido obrero burgués”. Dirigido por una camarilla que ha traficado con el prestigio de sus combatientes y héroes. Camarilla que niega el marxismo-leninismo (hoy lo hace con el maoísmo), niega la dictadura del proletariado, niega el socialismo, que trafica con la lucha armada pero que niega la violencia revolucionaria, niegan la necesidad de la Guerra Popular y que sin embargo viven para revolcarse en el cretinismo parlamentario; cretinismo que Recabarren criticara profundamente.
Lo que cabe hoy es reconstituir el Partido que fundara nuestro jefe. El problema de la reconstitución del Partido no es una cuestión meramente orgánica, no significa hacer entrismo en el partido revisionista que dirige la camarilla Tellier/Carmona. Significa retomar y desarrollar a Recabarren. Significa que la clase fundó su partido en 1922, que los comunistas hoy, en medio de una decidida lucha contra todo oportunismo y revisionismos construyan el Partido en todos los planos, en medio de la lucha de dos líneas y de la lucha de clases; esto demanda por cierto, que se construyan concéntricamente los instrumentos revolucionarios. Esta es la reconstitución, es la larga y fundamental tarea que tenemos en el presente, y se hace en medio de y dirigiendo la lucha de las masas pobres de campo y ciudad.
Por último, retomar y desarrollar a Recabarren no se puede hacer sino a la luz del marxismo-leninismo-maoísmo y los aportes de validez universal del Presidente Gonzalo y su todopoderoso pensamiento. Todo para avanzar a una nueva etapa en la reconstitución del Partido sirviendo a imponer el maoísmo como mando y guía de la revolución proletaria mundial.
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Vivan los 100 años de la fundación del Partido!
¡Viva Luis Emilio Recabarren!
Fracción roja del Partido Comunista de Chile
2 de enero 2022
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