Wednesday, January 26, 2022

on the Proposal for an International Unified Conference - an important debate

after the pubblication of this base of discussion

we have had  a text of TKP/ML and now a text of comrades of UOC Colombia

other parties debate in bilatelar form before to express their texts

COLOMBIA: Pronunciamiento de la Unión Obrera Comunista (mlm)

Sobre la Propuesta acerca del balance del Movimiento Comunista Internacional y de su actual Línea Política General ¡Por una Conferencia Internacional Maoísta Unificada!

Pronunciamiento de la Unión Obrera Comunista (mlm) 1

Saludamos el esfuerzo hecho por los camaradas del Comité Coordinador para una Conferencia Internacional Maoísta Unificada – CCIMU al presentar una propuesta de balance del Movimiento Comunista Internacional y de su actual Línea Política General, pues corresponde a la necesidad de avanzar en la unidad de los comunistas y a los diferentes pronunciamientos llamando a celebrar una Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas de todos los países.

En mayo del 2021, el Comité de Dirección de la Unión Obrera Comunista (mlm) en el Editorial ¡Por una única Conferencia Internacional marxista leninista maoísta!, hizo un recuento de los esfuerzos de nuestra organización por contribuir a la lucha por la unidad de los comunistas de todos los países, así como las condiciones que permiten ahora la realización de una Conferencia Internacional Unificada, respecto a la cual, reiteró su posición expresa en la propuesta presentada a la reunión de varias organizaciones y partidos realizada en enero de 2020 en Italia: 
Luchar por una única Conferencia Internacional de los marxistas leninistas maoístas del mundo es también una obligación ineludible de los comunistas por su responsabilidad de ser la conciencia y la dirección de la lucha de clase del proletariado a nivel mundial y de la lucha de los países, naciones y pueblos oprimidos y superexplotados por el imperialismo en asocio con las clases dominantes lacayas y reaccionarias.

Luchar por una única Conferencia Internacional de los marxistas leninistas maoístas del mundo es así mismo un paso firme en la solución del problema de la impotencia política de los comunistas, cuya dispersión ha contribuido a que el oportunismo y el reformismo cumplan su objetivo de desviar el movimiento de masas de su camino y perspectiva revolucionaria. (…)

Consideramos que el rompimiento hecho por separado con el revisionismo avakianista, peligro principal para la unidad de los marxistas leninistas maoístas, constituye tácitamente una base inicial de unidad ideológica común, sustentada en la defensa intransigente de los principios del Marxismo Leninismo Maoísmo —los mismos que el revisionismo avakianista ha declarado insubsistentes—, en una delimitación general de campos con teorías oportunistas que falsean y mellan el filo revolucionario del Marxismo Leninismo Maoísmo, en conclusiones generales comunes del análisis de la situación mundial a la luz de los principios, y en tareas políticas generales comunes para transformar la situación en la perspectiva del triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.

Es el momento de expresar esa base inicial de unidad ideológica explícitamente en la Plataforma de Unidad de una Conferencia Internacional de los Marxistas Leninistas Maoístas del mundo, que permita tratar las divergencias subsistentes para alcanzar un grado superior de unidad en la perspectiva de la unidad en la Línea General; Plataforma de Unidad que sea la base ideológica de un Programa de lucha política inmediata y común de los marxistas leninistas maoístas de todos los países y de la organización de un único Centro Internacional de Dirección ideológica y política cuya orientación sea acatada y ejecutada disciplinadamente por los marxistas leninistas maoístas de todos los países.

En ese sentido, consideramos que la propuesta presentada por los camaradas del Comité Coordinador para una Conferencia Internacional Maoísta Unificada –CCIMU, no corresponde a la situación actual de los marxistas leninistas maoístas; es decir, no representa una Base de Unidad general común, para proseguir la lucha en torno a las divergencias que por ahora son legítimas en el seno de los comunistas revolucionarios, por cuanto tal propuesta solo expresa la posición de un matiz particular del movimiento comunista.

Aunque son variados los asuntos polémicos, como ya advirtieron los camaradas del Partido Comunista de Turquía/Marxista Leninista – TKP/ML en el documento El planteamiento de nuestro Partido sobre el proyecto preparado, queremos tratar puntualmente algunos asuntos de importancia:

  1. Sobre la denominación exacta de la ciencia de la revolución:

Partimos de la adopción del Marxismo Leninismo Maoísmo como una nueva, tercera y superior etapa de marxismo, e incluso admitimos la denominación maoísta para asuntos de la propaganda, sin embargo, consideramos errónea la expresión “principalmente maoísta” por cuanto corresponde a la pretensión de hacer del maoísmo una “síntesis” del comunismo y reducir el socialismo científico a los aportes de Mao Tse-tung. Consideramos que la base filosófica de este error, está en la pretensión de reducir las leyes generales del movimiento a la contradicción, interpretando que su carácter de ser la ley más fundamental de la dialéctica o núcleo o esenciade la dialéctica, significa que es la “única ley de la dialéctica”; idea equivocada que se impuso en el extinto MRI (defendida también por la “nueva síntesis” de Avakian) y que ahora los camaradas del Comité tratan de enmendar en la propuesta con las palabras “única ley fundamental de la dialéctica”, pero conservando la vieja idea de desconocer la ley de la negación de negación, que indica la dirección del movimiento, ley reconocida abiertamente por los maestros del proletariado: Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse-tung. En resumen, defendemos el Marxismo Leninismo Maoísmo ciencia en desarrollo, íntegra, coherente y exacta.

2. Sobre la contradicción fundamental, la contradicción principal y el aspecto principal de la contradicción:

Defendemos la idea de Mao Tse-tung según la cual:
La contradicción fundamental del proceso de desarrollo de una cosa y la esencia de éste, determinada por dicha contradicción, no desaparecen mientras el proceso no termina; sin embargo, en un proceso de desarrollo prolongado, la situación generalmente varía de etapa a etapa. La razón es que, si bien no cambia ni la naturaleza de la contradicción fundamental del proceso de desarrollo de la cosa ni la esencia del proceso, la contradicción fundamental se va agudizando a medida que pasa de una etapa a otra en este proceso prolongado. Además, de las numerosas contradicciones, grandes y pequeñas, determinadas por la contradicción fundamental o sujetas a su influencia, unas se agudizan y otras son temporal o parcialmente resueltas o atenuadas, y surgen algunas nuevas; es por esto que hay etapas en el proceso. Si no se presta atención a las etapas del proceso de desarrollo de una cosa, no se puede tratar apropiadamente sus contradicciones.

Entendemos por tanto, que la contradicción fundamental del sistema capitalista entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada, ha marcado toda su existencia, es la causa más profunda de su inevitable desaparición y sólo podrá resolverse socializando la propiedad sobre los medios de producción en el socialismo. Por consiguiente no existen varias contradicciones fundamentales como afirman los camaradas del Comité en la propuesta.

Pero además, la realidad objetiva demuestra que lejos de atenuarse, la contradicción fundamental del capitalismo se ha profundizado y extendido a nivel mundial; la producción social mundial es apropiada por un puñado de grupos monopolistas, exacerbando todos los males, problemas y contradicciones del imperialismo. Esta agudización de las contradicciones es la fuerza motriz más potente del período histórico de transición iniciado con la victoria definitiva del capital financiero mundial, según Lenin. Por consiguiente, considerar que solo existe la contradicción entre el proletariado y la burguesía en los países imperialistas, como se afirma en la propuesta del Comité, es un gran error, pues desconoce el desarrollo en extensión y profundidad del capitalismo como sistema mundial de opresión y explotación, que ha diseminado la existencia objetiva del proletariado en todos los países, justamente la fuerza social sepulturera del capitalismo, cuyas condiciones en los países oprimidos son de superexplotación y opresión, y cuyas aspiraciones no se “funden” con las de la burguesía y los terratenientes de estos países, sino que corresponden a las del proletariado mundial.

Ateniéndonos a la correcta afirmación del Presidente Mao, entendemos que es una y solo una lacontradicción fundamental que rige el proceso de desarrollo del capitalismo en toda su historia, tanto en la primera fase de libre competencia, como en su fase actual monopolista, a lo largo de la cual, discurre en periodos caracterizados por una contradicción principal. El Movimiento Comunista Internacional ha destacado o reconocido cuatro contradicciones como las más importantes del imperialismo, no las fundamentales como afirman los camaradas en la propuesta, ni las únicas; estas contradicciones inevitablemente determinan la muerte del sistema capitalista: la contradicción entre el proletariado y la burguesía, la contradicción entre países imperialistas y países oprimidos, la contradicción inter-imperialista —de los países imperialistas entre sí— e inter-monopolista —de los monopolios entre sí—, y la contradicción entre los dos sistemas, el socialista y el imperialista, latente apenas, luego de la disolución del antiguo campo socialista.

Igualmente, dado que el capitalismo sobrevive a cuenta de depredar las dos únicas fuentes de riqueza: la fuerza de trabajo y la naturaleza, desde finales del siglo XX, se ha destacado la contradicción entre la sociedad y la naturaleza como una quinta importante contradicción mundial del imperialismo. La depredación imperialista de la naturaleza ha agudizado esta contradicción poniendo en peligro la propia existencia de la humanidad, a cuenta de la ganancia para la burguesía imperialista, siendo necesario destacar también esta contradicción en una Plataforma de Unidad del Movimiento Comunista Internacional en la actualidad.

Además de ello, en la correlación de tales contradicciones mundiales del imperialismo, se destaca una contradicción principal, que caracteriza cada uno de los diferentes períodos del capitalismo imperialista o capitalismo moribundo, y que pueden observarse con toda nitidez en su larga historia de agonía: de 1903 a 1918 fue un período caracterizado por la inter-imperialista, como contradicción principal; de 1918 a 1948 fue un periodo donde se acentuó como contradicción principal la lucha entre los monopolios; de 1948 a 1958, con el surgimiento del Campo Socialista, la contradicción entre el sistema socialista y el sistema imperialista se erigió en la contradicción principal; de 1958 a 1972, cambió la correlación de las contradicciones poniendo en primer plano la contradicción entre los países y naciones opresores y los países y naciones oprimidos; el período de 1972 a 1990, fue caracterizado por la contradicción entre los países imperialistas, esta vez, concentrada entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Y según nuestro análisis, estamos transitando un período iniciado en 1990, donde la contradicción entre el proletariado y la burguesía está jugando el papel de principal contradicción mundial del imperialismo. La crisis económica del capitalismo mundial que estalló a fines de 2007 ha confirmado y consolidado tal contradicción como la principal.

Sabemos que existen divergencias entre los marxistas leninistas maoístas respecto al problema de cuál es la contradicción principal en el mundo en la actualidad, sin embargo, en la propuesta de los camaradas del Comité Coordinador se admite formalmente, por un lado, la existencia de cuatro contradicciones, pero en realidad solo se reconoce la contradicción entre los países imperialistas y los países oprimidos como la contradicción principal siempre: 
…la contradicción naciones oprimidas e imperialismo, es la lucha por la liberación de las naciones oprimidas para destruir el imperialismo y la reacción, cuya solución se enmarca también dentro de los 50 a 100 años, es la contradicción históricamente principal durante todo este tiempo; pero, cualquiera de las cuatro contradicciones fundamentales puede pasar a ser principal según las circunstancias específicas de la lucha de clases, temporalmente o en ciertos países, pero la contradicción principal históricamente volverá a expresarse como tal, hasta su completa resolución.

Si no se presta atención a las etapas del proceso de desarrollo de una cosa, no se puede tratar apropiadamente sus contradicciones, decía Mao, y en este caso, al trastocar las contradicciones del imperialismo y solo reconocer una contradicción en realidad, no se puede trazar una orientación correcta para la lucha internacional del proletariado.

Por otro lado, en la propuesta se dice: Hay dos fuerzas que operan en el movimiento revolucionario en todo el mundo: el movimiento proletario internacional y el movimiento de liberación nacional, la primera es directriz y la segunda es base.

Una incorrecta y confusa formulación que tergiversa el planteamiento del problema de las dos grandes corrientes de la Revolución Proletaria Mundial: la Revolución Socialista del Proletariado y el Movimiento Revolucionario Antiimperialista. No son “dos fuerzas” que “operan” en un “movimiento revolucionario” general cualquiera, sino que constituyen las corrientes históricas que darán fin o solución al problema del capitalismo imperialista.

3. Sobre la fusión de las contradicciones y la disolución de la lucha de clases en los países oprimidos:

De la mano con esas ideas erróneas en cuanto a las dos corrientes de la Revolución Proletaria Mundial, van otras ideas equivocadas ligadas al mismo problema. Dicen los camaradas del Comité Coordinador en la propuesta:
El movimiento de liberación nacional es la fuerza que opera en las naciones oprimidas por el imperialismo y la reacción. En la década de 1910, Lenin prestó la máxima atención a la lucha en India, China, Persia planteando que la revolución socialista no sería única y exclusivamente de los proletarios contra su burguesía, sino de todas las colonias contra sus opresores. Dice que hay una fusión de las fuerzas, el movimiento proletario internacional que actúa en todo el mundo, y el movimiento de liberación nacional de las naciones oprimidas; y que siendo la masa en las naciones oprimidas la mayoría de la población en el globo terráqueo será peso decisivo en la revolución mundial. Llega a la conclusión de que la revolución se desplaza a las naciones oprimidas, pero no niega la revolución en los países imperialistas, además que demuestra que un Estado socialista, como lo era la URSS, podía desenvolverse en medio del cerco imperialista. Se sigue así la ley del desarrollo desigual de la revolución en el mundo.

Es una gran equivocación adjudicarle a Lenin la detestable teoría de la fusión de la lucha de clases del proletariado con la lucha nacional. Lenin dejó claro desde las Tesis Sobre los Problemas Nacional y Colonial en el II Congreso de la Internacional Comunista:
… la necesidad de luchar resueltamente contra los intentos de dar un matiz comunista a las corrientes democrático-burguesas de liberación en los países atrasados; la Internacional Comunista debe apoyar los movimientos nacionales democrático-burgueses en los países coloniales y atrasados, sólo a condición de que los elementos de los futuros partidos proletarios, comunistas no sólo por su nombre, se agrupen y se eduquen en todos los países atrasados en la conciencia de la misión especial que les incumbe: luchar contra los movimientos democrático-burgueses dentro de sus naciones; la Internacional Comunista debe sellar una alianza temporal con la democracia burguesa de los países coloniales y atrasados, pero no debe fusionarse con ella y tiene que mantener incondicionalmente la independencia del movimiento proletario incluso en sus formas más embrionarias (negrillas nuestras).

No debe fusionarse sino mantener incondicionalmente la independencia del movimiento proletario. Tal fue la orientación expresa de Lenin que obedece a la comprensión profunda del problema entre dos corrientes de naturaleza distinta: los intereses del proletariado y los intereses de la nación, son de carácter diferente. Los primeros son los intereses de una clase determinada; los segundos, los intereses de las diversas clases de una nación. Unos y otros son la base material de dos luchas de naturaleza diferente, que se acercan, se refuerzan, se alían, confluyen, pero no se disuelven, ni se reemplazan entre sí. La concepción del mundo del partido proletario en relación con el problema nacional es el internacionalismo; no el nacionalismo. La experiencia de la revolución proletaria en combate continuo a la propensión nacionalista de la pequeña burguesía y el oportunismo, ha resaltado la diferencia y relación entre los intereses de clase y los intereses de la nación, la unidad de contrarios entre la guerra civil y la guerra nacional, entre la lucha de clases y la lucha nacional, entre la revolución proletaria y el movimiento revolucionario antiimperialista.

Unidad de contrarios cuya identidad reside en ser las dos corrientes históricas de la Revolución Proletaria Mundial; en su confluencia hacia el mismo blanco, el imperialismo, cuyo carácter explotador y opresor mundial, objetivamente merma el tinte exclusivamente nacionalista de la lucha de los pueblos oprimidos; en tener en el proletariado la única clase que por su posición y concepción, es consecuentemente antiimperialista y luchadora por aliar el movimiento revolucionario antiimperialista a su lucha de clase contra el poder del capital, condición para el verdadero triunfo de la lucha nacional.

La errónea teoría de “fusionar la lucha de clase en la lucha nacional”, fue defendida por el revisionismo prachandista antes de la traición en Nepal, siendo esta una versión remozada del viejo oportunismo frente al problema nacional en la fase imperialista. Tal esperpento teórico no puede adjudicarse a Lenin, quien siempre denunció esa “fusión” como un error fatal para la revolución proletaria. Aún en las condiciones de una guerra nacional contra una agresión imperialista, la lucha de clases se subordina a la lucha nacional, pero no se fusiona, no se disuelve en ella; jamás el proletariado puede renunciar a su independencia de clase, a su programa y autodecisión dentro del frente único. En palabras de Mao: Toda teoría que intente negar la existencia de la lucha de clases es completamente errónea.

Por esas razones el proletariado no apoya el movimiento nacional por el solo hecho de ser antiimperialista; lo apoya y se alía con él, a condición de que sea un movimiento antiimperialista verdaderamente revolucionario, que no se oponga a la lucha obrera contra el capital, no impida su lucha y organización independientes, ni coarte la agitación y propaganda de su Programa en la educación y organización revolucionaria de las grandes masas populares, en especial de los campesinos para establecer con ellos una sólida alianza de clases.

4. Sobre la superpotencia hegemónica única y la teoría de los tres mundos:

La confusión respecto a los problemas del imperialismo y la revolución proletaria, a la distinción esencial entre países imperialistas y países oprimidos, a la disputa interimperialista y al desarrollo desigual de los países imperialistas, conduce a erigir en verdades otras tesis incorrectas, con el agravante de adjudicárselas a Mao. Dicen los camaradas del Comité en la propuesta:
Como señaló el Presidente Mao en 1958, “el imperialismo sigue vivo y el imperialismo yanqui, como superpotencia hegemónica única y gendarme contrarrevolucionario mundial, es el principal enemigo de los pueblos del mundo; todavía hace y deshace en África, Asia y América Latina; todavía ocupa colonias por la fuerza, establece sus bases militares en todas partes del mundo e imponen una guerra de rapiña; continúa oprimiendo a las masas populares en su propio país”. Y todo esto es aún más agudo hoy que hace 60 años. Pero la misma situación también se está volviendo cada vez más insostenible y es inevitable que, tarde o temprano, más del 90% de la población mundial se alzará contra el imperialismo y los reaccionarios, y esto, en dura brega y en desarrollo desigual, ya está en curso como una Nueva Gran Ola de la Revolución Proletaria Mundial.

Aquí los camaradas recurren a una falsificación inadmisible para defender una idea equivocada. Lo que el Presidente Mao dijo en la Entrevista con un corresponsal de la Agencia de Noticias Sinjua el 29 de septiembre de 1958, fue: 
El imperialismo no vivirá mucho porque perpetra toda clase de infamias. Sostiene con obstinación a los reaccionarios de los distintos países, hostiles a los pueblos. Ocupa por la fuerza muchas colonias, semicolonias y bases militares. Amenaza la paz con una guerra atómica. De esta manera, forzada por el imperialismo, más del 90 por ciento de la población mundial se está alzando o se alzará en masa a la lucha contra él. Pero el imperialismo aún está vivo; todavía hace y deshace en Asia, África y América Latina. En el mundo occidental, los imperialistas siguen oprimiendo a las masas populares de sus propios países. Esta situación ha de cambiar. Es tarea de los pueblos del mundo entero poner término a la agresión y opresión que realiza el imperialismo, principalmente el imperialismo norteamericano. (Ver, Citas del Presidente Mao, VI. El imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel).

No solamente es equivocado atribuirle al Presidente Mao algo que no dijo, más erróneo aún es acoger una tesis del revisionismo para introducirla como acervo del Marxismo Leninismo Maoísmo. La tal teoría de la “superpotencia hegemónica única” surgió tras el derrumbe del social-imperialismo ruso y el período de expansión del capitalismo imperialista a finales del siglo pasado y coincide en el fondo con la creencia de que el capitalismo imperialista había renacido. De tal conclusión reaccionaria surgieron las ideas abiertamente burguesas del “neoliberalismo” y la “globalización”; la teoría del “Imperio” de los pequeño burgueses Negri y Hardt; de ella se derivan las teorías revisionistas del “mundo unipolar” de los ML, del “Estado globalizado del imperialismo estadounidense” de Prachanda y de la “superpotencia hegemónica única” de Avakian.

Todas estas “modernas” teorías están apoyadas en la vieja teoría kautskista del “ultraimperialismo”, según la cual el imperialismo podría superarse a sí mismo y resolver todas sus contradicciones en un solo centro monopólico.

En el fondo, estas teorías no son más que apología a la supuesta buena salud del imperialismo, omnipotente e imbatible, y frente al cual solo se puede resistir. Con el argumento de esa supuesta imbatibilidad del imperialismo y la pretendida imposibilidad de triunfar, se traicionó la Revolución y la Guerra Popular en Nepal.

Los camaradas del Comité tratan de distanciarse de esas teorías haciendo malabares para mostrar la existencia de otras potencias imperialistas, reconociendo la existencia de la lucha entre los distintos países imperialistas y defendiendo la correcta tesis de la contradicción interimperialista y la lucha por un nuevo reparto del mundo ya repartido. Algo que puede explicarse por sí mismo, mostrando una de las contradicciones más importantes del imperialismo en sí misma sin necesidad de recurrir a “novedosas” teorías que oscurecen la conciencia del proletariado.

Si bien Estados Unidos cuenta con la mayor cantidad de armas nucleares, los demás países imperialistas avanzan en la carrera armamentista; el socialimperialismo chino hoy disputa en la arena mundial el primer puesto en el terreno económico; además existe una ofensiva de este junto con los imperialistas rusos, para socavar el poder de los estadounidenses en su “patio trasero” en América Latina, como demuestran los hechos en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador… a la vez, los imperialistas yanquis tratan de socavar el poder de los imperialistas rusos en los países sometidos de la antigua Unión Soviética, y todos se coluden y disputan en el Medio Oriente. En los hechos, en la realidad objetiva, existe una disputa interimperialista que pone en entre dicho la supuesta “superpotencia hegemónica única”.

Otro tanto sucede con la reaccionaria “Teoría de los Tres Mundos”, urdida por los revisionistas chinos en plena Revolución Cultural, pero presentada fraudulentamente por Teng Siao Ping como si fuera obra del Presidente Mao y desgraciadamente tomada por algunos camaradas como parte fundamental del maoísmo; en este caso los camaradas del Comité Coordinador dicen, cuando están hablando de los contradicciones del imperialismo en la actualidad:
Por su parte, el Tercer Mundo alberga a la población más grande y pobre, sometidos a la opresión del imperialismo, que viven en condiciones que no se condicen con el nivel de desarrollo alcanzado por la humanidad, sufren la degradación de sus condiciones de vida, el medio ambiente natural y son golpeados por las sistemáticas guerras de rapiña del imperialismo y sus lacayos locales.

Y es asombroso que en todo el documento los camaradas no hagan ninguna alusión a unsegundo mundo que debería existir en alguna parte según “la teoría de tres mundos”. ¿Por qué entonces empeñarse en una idea que no tiene sustentación alguna?

Para Mao Tse-tung y todos los comunistas desde Lenin, el imperialismo dividió al mundo en un puñado de países imperialistas, que por su gran riqueza económica y poderío militar son dominantes, opresores, explotadores, usureros; y una inmensa mayoría de países oprimidos, sojuzgados, dependientes, explotados. Tal es la distinción esencial e inevitable de los países bajo el imperialismo, diametralmente opuesta a las prédicas burguesas y oportunistas que encubren la esclavización financiera semicolonial de los países oprimidos y niegan su contradicción antagónica con los países imperialistas.

La distinción esencial leninista entre países imperialistas y oprimidos —bajo el imperialismo— es diametralmente opuesta a las viejas y nuevas teorías socialdemócratas y revisionistas; todas, herederas de la separación kautskista entre la economía y la política del imperialismo, que reducen la diferencia a países “ricos y pobres”, “avanzados y atrasados”, “desarrollados, subdesarrollados o en vías de desarrollo”, restringiendo la lucha exclusivamente contra los monopolios económicos, sin atacar el poder político semicolonial del imperialismo; o meramente contra la opresión nacional, eludiendo las profundas relaciones económicas semicoloniales de las metrópolis con la formación económica social de los países oprimidos. Niegan el carácter imperialista de algunos países, so pretexto del desarrollo desigual; o pretenden hacerlos pasar por imperialistas “progresistas”. Por eso tal teoría es reaccionaria y no constituye parte del arsenal de proletariado revolucionario. ¿Por qué empeñarse en tal engendro y por qué adjudicárselo al Presidente Mao?

5. Sobre el erróneo método de evadir el análisis concreto de la situación concreta:

A lo largo de la propuesta de los camaradas del Comité Coordinador existen formulaciones generales que eluden el análisis concreto de la situación concreta y que ponen en evidencia el método incorrecto del subjetivismo.

Ya nos referimos al carácter de clase de la “teoría de los tres mundos”, ahora es necesario detenerse en algunas formulaciones aquivocadas y contradictorias que no corresponden a la situación actual y, por consiguiente no contribuyen a dar luz a la lucha del proletariado internacional. Dicen los camaradas en la propuesta, refiriéndose a los “países del tercer mundo”:
En estos países, sobre una base semifeudal, colonial o semicolonial, se desenvuelve el capitalismo burocrático, que genera las modalidades políticas e ideológicas correspondientes e impide sistemáticamente el desarrollo nacional, explota al proletariado, al campesinado y a la pequeña burguesía y restringe a la burguesía media.

¿Qué significa esto? ¿Acaso no se trata del modo de producción capitalista, sino de una superestructura del semifeudalismo? Y continúan en el párrafo siguiente:
Sin reconocer el carácter semifeudal de los países oprimidos y, por lo tanto, la necesidad de una guerra agraria para resolverlo, se termina negando la necesidad de la revolución democrática en estos países, la necesidad de desarrollar la guerra popular como guerra unitaria, en la que el campo es principal y la ciudad es complemento necesario, para acabar con el imperialismo, el capitalismo burocrático y la semifeudalidad.

Es decir, no existe el capitalismo (de ninguna clase) sino la semifeudalidad que es la base económica de la sociedad en TODOS los países oprimidos. Donde por consiguiente hay que desarrollar una “revolución democrática”, no de Nueva Democracia, una “guerra unitaria” (sic!). Y rematan con un exabrupto:
Los países del Tercer Mundo de Asia, África y América Latina, como ha señalado el Presidente Mao, son zonas de tormenta revolucionaria y la base de la revolución proletaria mundial, y hay que destacar que el Tercer Mundo se extienden (sic) hasta la misma Europa.

Decía Marx en 1858: La tarea específica de la sociedad burguesa es establecer, al menos como plan general, un mercado mundial y una producción basada en ese mercado mundial. Igualmente destacó que la libre competencia conducía a la concentración y al monopolio.

Al llegar a su fase imperialista se acentuaron las características fundamentales del capitalismo, llegando a convertirse en un sistema mundial de explotación y opresión. Una verdad admitida por todos los marxistas leninistas maoístas. Sin embargo, los camaradas del Comité Coordinador en la propuesta de bases de unidad pasan por alto las implicaciones de ese reconocimiento objetivo:

Para empezar, que el imperialismo, como modo de producción internacionalizado, encadenó a todos los países —con sus modos específicos de producción— en una sola economía mundial, donde la economía de cada país es un eslabón de una sola cadena, que obedece y sirve a la producción, la realización de la plusvalía, la acumulación y la centralización del capital mundial. Es decir, que el carácter social de la producción es ya un hecho mundial, que se contrapone brutalmente a la apropiación privada.

Igualmente, que el proceso de encadenamiento, expansión y ahondamiento de las relaciones capitalistas en el mundo ha llevado consigo no solo la integración de todos los países en un único mercado mundial de capitales, mercancías y fuerza de trabajo, sino además el surgimiento y la expansión de la industria en los países oprimidos y la introducción de importantes cambios en la agricultura, destruyendo los sistemas tradicionales de producción y acelerando el proceso de descomposición del campesinado, causando a la vez la urbanización acelerada de los países oprimidos, el desarrollo de las ciudades y acrecentando la migración internacional del proletariado.

Una confirmación de la idea expresada por Lenin en El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo en 1916:
La exportación del capital influye sobre el desarrollo del capitalismo en los países en que aquel es invertido, acelerándolo extraordinariamente. Si, por este motivo, dicha exportación puede, hasta cierto punto, ocasionar un cierto estancamiento del desarrollo en los países exportadores, esto se puede producir únicamente a costa de la extensión y del ahondamiento ulteriores del desarrollo del capitalismo en todo el mundo.

Por consiguiente, ignorar que el capitalismo en cada país no es más que un aspecto del capitalismo imperialista, recurrir al eufemismo de llamarlo “burocrático”, para negar su existencia real en los países oprimidos, solo puede provenir de la añoranza pequeñoburguesa de un capitalismo ideal, independiente, que ya no es posible en la época del imperialismo. Y en política, negar la existencia del capitalismo en los países oprimidos, conduce a salvaguardar los intereses de la burguesía contra los intereses del proletariado. Algo inadmisible entre quienes quieren representar los intereses de la clase obrera.

Pero a ese gran error de los camaradas de hacer la “revolución democrática”, incluso en los países capitalistas oprimidos se suman otros de no menor importancia, como afirmar que elcampo es principal y la ciudad es complemento necesario en la guerra revolucionaria, lo que en términos prácticos conduciría no a realizar la guerra de las masas que integran la mayoría de la sociedad y se concentran en las ciudades, sino una guerra con la minoría de la población, tal como se distribuye en gran parte de los países latinoamericanos donde la población en el campo es ínfima como en Argentina 7%, Brasil 13%, Chile 12%, México y Colombia 19%.

Error llevado al absurdo al afirmar que, tal es la caracterización de la sociedad, de la revolución y la vía de la misma, en los países de Europa que entran en ese supuesto “tercer mundo”, caso de Irlanda por ejemplo, donde plantearse una Revolución de Nueva Democracia sería una pretensión reaccionaria, por cuanto equivaldría a pretender devolver la rueda de la historia.

Una afirmación que va en contravía de toda la experiencia del movimiento obrero e incluso de la Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional, o Carta de los 25 Puntos que los camaradas del Comité dicen defender y sentirse herederos:
En los países imperialistas y capitalistas, para resolver definitivamente las contradicciones de la sociedad capitalista, es indispensable realizar la revolución proletaria y la dictadura del proletariado.
(…)
En los países capitalistas que el imperialismo norteamericano controla o trata de controlar, la clase obrera y las masas populares dirigen su golpe principal contra el imperialismo norteamericano, así como contra la burguesía monopolista y otras fuerzas reaccionarias internas que traicionan los intereses nacionales.

Situación que hoy no se restringe a los países que domina o trata de dominar el imperialismo estadounidense sino además, a los países capitalistas oprimidos por los demás imperialistas en todo el mundo.

Otro asunto que revela subjetivismo es la idea de la “ofensiva estratégica” de la revolución, como correctamente señalan los camaradas del TKP/ML en sus observaciones. Es correcto conservar el optimismo revolucionario que caracteriza a los comunistas, así como necesario destacar el actual acenso de la lucha revolucionaria del proletariado y los pueblos del mundo; sin embargo, lo que caracteriza una ofensiva estratégica de la revolución, no es únicamente la existencia de las condiciones objetivas sino además las condiciones subjetivas, especialmente, de la situación de los comunistas.

Es un hecho que luego de la derrota del proletariado en Rusia y posteriormente en China se disolvió el campo socialista y el movimiento obrero entró en una profunda crisis. Crisis que tuvo importantes signos de recuperación con las reuniones internacionales de los Comunistas como la Conferencia de Otoño de 1980 y la Fundación del MRI en 1984, con el inicio de la Guerra Popular en Perú y la adopción del Marxismo Leninismo Maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo en 1993, que permitieron el avance en la superación de la confusión ideológica y la construcción de nuevas organizaciones y partidos en distintos países. Sin embargo, la bancarrota y disolución del MRI conllevó a una nueva dispersión de las fuerzas del proletariado revolucionario que apenas en los últimos años trata de superar en una nueva Conferencia Internacional Unificada, a la vez que todos los partidos y organizaciones existentes tienen problemas como correctamente resumen los camaradas de Turquía. En estas condiciones, hablar la “ofensiva estratégica” de la revolución en los actuales momentos es un deseo subjetivo.

Respecto a los problemas de la Estrategia, la Táctica y la Guerra Popular dicen los camaradas del Comité en la propuesta:
La guerra popular es la forma superior de lucha, a través de la cual se resuelven los problemas fundamentales de la revolución, de ella proviene todo lo bueno para el pueblo; es la estrategia militar correspondiente a la estrategia política (conquistar el Poder) para transformar la sociedad en beneficio de la Clase y el pueblo; es la forma principal de lucha y el ejército popular, la forma principal de organización, un ejército de nuevo tipo que combate, moviliza, politiza, organiza y arma a las masas, y produce. La guerra popular es guerra de masas dirigida por el Partido Comunista para conquistar el Nuevo Poder, concretado en comités populares y bases de apoyo para la conquista del Poder en todo el país

Para llevar a cabo la guerra popular es necesario tener en cuenta cuatro problemas fundamentales: 1) ideología del proletariado, marxismo-leninismo-maoísmo, aplicada a la práctica concreta y las particularidades de la revolución en cada país, sean países oprimidos o imperialistas; 2) necesidad del Partido Comunista que dirige la guerra popular; 3) especificar la estrategia política en la revolución democrática o socialista y el camino; 4) bases de apoyo. El Nuevo Poder o Frente-Nuevo Estado, formado en las bases de apoyo, es la médula de la guerra popular.

Para establecer las bases de apoyo, el Presidente Mao establece tres requisitos fundamentales: 1) tener fuerzas armadas, 2) derrotar al enemigo, 3) movilizar a las masas. Es decir, desarrollar la guerra de guerrillas, aniquilar a las fuerzas vivas del enemigo, creando así un vacío de Poder para establecer, construir y defender el nuevo Poder, destruyendo las viejas relaciones sociales de producción y construyendo las nuevas. De allí se desarrolla la contradicción Nuevo Poder/Nuevo Estado – Viejo Estado mediante restablecimientos y contrarrestablecimientos, siguiendo la fluidez de la guerra.

Tres párrafos que en esencia sustituyen todo análisis concreto de la situación concreta, evaden la necesidad de analizar países, sociedades y situaciones concretas porque todo se reduce a tomar la lucha armada como forma principal de lucha siempre y en todo momento, tomar el ejército popular como la forma principal de organización, construir bases de apoyo e ir destruyendo el viejo poder estableciendo el nuevo, destruyendo las viejas relaciones y construyendo las nuevas, hasta conquistar la victoria en todo el país.

Una fórmula que no corresponde a la realidad de todos los países y por consiguiente no resuelve los problemas reales de la lucha de la clase obrera: ¿Cuáles son los partidos que de verdad tienen en la actualidad la lucha armada como forma principal de lucha? ¿En dónde existe el ejército popular como forma principal de organización? ¿Con qué bases de apoyo cuentan los comunistas en la actualidad? ¿Es posible construir bases de apoyo en los países capitalistas e ir destruyendo por partes el poder del enemigo y construyendo nuevas relaciones sin destruir el poder central?

A esas fórmulas que no contribuyen a esclarecer las tareas para hacer avanzar la lucha del proletariado se agregan otras afirmaciones militaristas: 
El Presidente Mao Tsetung desarrolló la construcción del Partido en torno al fusil.

Lo fundamental del maoísmo es el Poder… Poder basado en una fuerza armada dirigida por el Partido Comunista, conquistado y defendido mediante la guerra popular. Para el marxismo el problema del Poder es en efecto el problema central de la revolución, cuya conquista no puede hacerse de otra forma que mediante la violencia revolucionaria de las masas, mediante la guerra popular; igualmente es correcta la afirmación de que el nuevo poder, la dictadura del proletariado solo puede defenderse con la fuerza armada de las masas; pero de ahí a afirmar que se defiende con la guerra popular, es introducir subrepticiamente la idea equivocada de algunos camaradas que hablan de “guerra popular hasta el comunismo”, que no va separada de la errónea idea de lucha armada como forma principal de lucha en todo momento.

Es una idea “izquierdista” y militarista, no porque no sea posible que se presenten guerras para defender el nuevo poder e incluso guerras internacionales, como sucedió durante la segunda guerra mundial, pero generalizar tal idea no corresponde al desarrollo de la lucha de clases en los países socialistas, donde las revoluciones culturales, que también son necesarias para defender la dictadura del proletariado, por lo menos en lo que muestra la experiencia en China, no adquieren la forma de lucha armada ni de guerra popular. Al respecto, en Cuestiones del Leninismo, Stalin citando a Lenin, dice:
Pero, naturalmente, la dictadura del proletariado no se reduce solamente a la violencia, aunque sin violencia no puede haber dictadura. «Dictadura —dice Lenin— no significa solamente violencia, aunque aquélla no es posible sin la violencia; significa también una organización del trabajo superior a la precedente» (v. t. XXIV, pág. 305). 
La dictadura del proletariado… no es sólo el ejercicio de la violencia sobre los explotadores, ni siquiera es principalmente violencia. La base económica de esta violencia revolucionaria, la garantía de su vitalidad y de su éxito, está en que el proletariado representa y pone en práctica un tipo más elevado de organización social del trabajo que el del capitalismo. Esto es lo esencial. En ello radica la fuerza y la garantía del triunfo inevitable y completo del comunismo (v. t. XXIV, págs. 335-336).

En la propuesta de los camaradas del Comité Coordinador para la Conferencia Internacional Maoísta Unificada existen otras imprecisiones en las formulaciones, pero son de orden secundario y perfectamente se podrían corregir y por lo cual no nos detuvimos en ellas.

Hemos hecho referencia a algunos errores que consideramos no corresponden a la posición, al método y al punto de vista del Marxismo Leninismo Maoísmo, sino a posiciones metafísicas; ideas que en política conducen al dogmatismo y al sectarismo “izquierdista”, y que desde el punto de vista de clase corresponden a la pequeña burguesía y no al proletariado revolucionario.

Son estas las consideraciones por las cuales advertimos desde el principio que la propuesta presentada por los camaradas no representa una Base de Unidad general de los marxistas leninistas maoístas en la actualidad, que permita aplicar el método de Unidad – Lucha – Unidad para proseguir la lucha en torno a las divergencias que por ahora son legítimas en el seno de los comunistas revolucionarios.

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Colombia, 25 de enero de 2022

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