Manifiesto inaugural de la
Asociación Internacional de los Trabajadores
1864 El Primero de Mayo es el día del proletariado mundial, este día es un símbolo de todas las luchas históricas de los trabajadores por la conquista de aumento de salarios, reducción de la jornada de trabajo y mejores condiciones laborales, y tiene como inspiración histórica el heroísmo de los trabajadores de Chicago que entregaron sus vidas enfrentando a los capitalistas y a su reaccionario aparato estatal. Sin embargo quedarse en este punto sería quedarse en el punto de vista del revisionismo y el reformismo. Los comunistas debemos ir más allá, para nosotros la celebración del día del proletariado nos exige reafirmar su papel de vanguardia revolucionaria en la transformación de la vieja sociedad y la creación de la sociedad socialista, es decir colocarlo en su papel político e histórico de sujeto revolucionario mundial.
En estos tiempos el papel de la clase obrera y de su vanguardia organizada es cuestionado desde diversos frentes, se niega su papel de dirección revolucionaria y comunista contraponiéndolo con otros sujetos sociales. El revisionismo y la academia burguesa atacan la dictadura del proletariado, la economía planificada, la necesidad de Partido Comunista y la violencia revolucionaria como método para transformar la sociedad. Junto al imperialismo, han combatido tenazmente los evidentes avances que se realizaron durante la construcción del socialismo en Rusia y en China. A pesar de todo este ataque concentrado no se ha podido superar los logros que el proletariado consiguió en su primera fase de construcción de Nueva Democracia y Socialismo. Es tarea de los comunistas tomar como punto de partida estos hitos históricos, sacando las lecciones positivas y negativas, y avanzar a mayores niveles en la transformación revolucionaria de la sociedad.
En las condiciones actuales de la crisis del imperialismo, de su profundización con sucesivos capítulos dentro de su alargamiento, se agudizan todas las contradicciones fundamentales de la época, con más guerras de rapiña, crecientes choques diplomáticos y políticos entre superpotencias y potencias, atizando a las masas explotadas y los pueblos oprimidos a la lucha y empujando al proletariado de los países capitalistas a combates por sus derechos pisoteados, provocando crecientes desórdenes en todo el mundo y apuntando al peligro de una nueva guerra mundial.
Estas contradicciones fundamentales son: contradicciones intermonopólicas e interimperialistas que se agudizan por la lucha de una nueva repartición del botín (y nuevas esferas de influencia) en los países de Asia, África y América Latina; contradicciones entre el proletariado y la burguesía que empuja al primero a la lucha por la defensa de sus derechos robados en los países imperialistas y en los países oprimidos como una de sus contradicciones fundamentales y, la contradicción entre el imperialismo y las naciones oprimidas que sigue siendo la contradicción principal en el mundo se expresa por la permanente agresión que el imperialismo hace sobre los países atrasados a través de sus intervenciones militares (Iraq, Afganistan, entre otros) y la subordinación y saqueo de las economías de sus semicolonias.
Las luchas populares contra la explotación del sistema imperialista mundial se manifiestan en las rebeliones de jóvenes y trabajadores en el corazón de las potencias imperialistas, así también en el resto de países del planeta.
La Guerra Popular en la India es la avanzada del proletariado mundial porque cuenta con una dirección comunista, y también las Guerras Populares en Filipinas, Perú y Turquía que se desenvuelven en medio de grandes complejidades. Las guerras de resistencia contra la intervención imperialista en Iraq y Afganistán, a pesar de abrir un enfrentamiento directo a éste poder, no tienen una dirección revolucionaria proletaria y por eso no pueden avanzar en una auténtica liberación. De igual manera la intervención del imperialismo en los países africanos y la acción de los lacayos locales ha levantado la reacción ejemplar y heroica de los pueblos, que sin embargo, ante la ausencia de una dirección revolucionaria no han podido romper el marco de la semifeudalidad y semicolonialidad en la que se desenvuelven sus Estados.
En América Latina los pueblos vienen acentuando su lucha, los conflictos sociales se multiplican en cantidad y en calidad, es decir, el enfrentamiento se hace más enconado y con mayor nivel de conciencia clasista. La careta de izquierdista, antiimperialista o progresista de algunos gobiernos latinoamericanos (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Brasil) que buscaba embaucar a las masas se ha caído, las prácticas corporativas y socialfascistas son las formas para la persecución política, el encarcelamiento y el asesinato contra los sectores contestatarios del movimiento popular que, día que pasa, recupera su independencia, desenmascara y combate la práctica servil de estos gobiernos ante el imperialismo. La política económica ha favorecido fundamentalmente al sector financiero mientras que la situación de la gran mayoría de la población sigue siendo de miseria, pobreza y explotación.
Los procesos de reforma aplicados en estos países han sido en realidad procesos de reestructuración de los Estados que se encuentran en una crisis profunda. El capitalismo burocrático necesitaba un nuevo programa y los llamados gobiernos progresistas (que representan a una facción de la clase dominante) han dado la receta para salvar temporalmente al viejo Estado de su crisis estructural aceitando la vieja maquinaria que hoy continúa explotando y reprimiendo a los sectores populares. Quienes tuvieron expectativas con estos gobiernos han recibido nuevamente una amarga lección de traición y desengaño.
Aparte de estas luchas hay un intenso movimiento de carácter reivindicativo de las masas en todo el planeta, pero carente de dirección auténticamente revolucionaria. Sin duda la mayor parte de las luchas populares tienen un carácter espontáneo y se desenvuelven dentro de los límites del sistema y muchas veces son utilizadas por una u otra fracción de las clases dominantes a través del revisionismo y el oportunismo. Esto revela que los pueblos claman una transformación radical de la sociedad, pero también plantea la imperiosa necesidad de los comunistas de redoblar esfuerzos para ponernos a la cabeza de estas luchas y multiplicar las energías en la construcción de la vanguardia organizada que emprenda la lucha para la toma del poder por el proletariado y el pueblo. Defender el Maoísmo y combatir al revisionismo y todo oportunismo
para unir al Movimiento Comunista Internacional El Movimiento Comunista Internacional (MCI) tiene en frente una coyuntura compleja y brillante. La traición de la dirección del movimiento revolucionario nepalés y la posterior crisis del Movimiento Revolucionario Internacionalista generó cierta dispersión en el MCI. Esto consintió un viraje hacia posiciones revisionistas identificadas con la traición de la dirección del partido nepalés: buscando promover y justificar acuerdos de paz con las clases dominantes, defender procesos reformistas con
demagogia antiimperialista (como el caso de América Latina) o retomar el viejo gradualismo en los procesos políticos negando la necesidad de revolución violenta para la transformación social.
Sin embargo, se ha abierto un periodo de confrontación ideológica y política, muy importante y trascendental, que tiene la perspectiva de alcanzar la unidad del MCI combatiendo abiertamente a los revisionistas y desenmascarando los posicionamientos centristas y conciliadores.
La unidad ideológica del MCI es un requisito indispensable de los comunistas para encarar con éxito la ola revolucionaria que viene, por ello es necesario llevar la lucha ideológica hasta el fin, esto es, desenmascarar las posiciones que buscan conciliar los principios revolucionarios con el revisionismo, que con soterrado oportunismo hacen concesiones a supuestas posiciones de "izquierda" que se encuentran en el marco de la discusión revisionista. Es necesario contribuir en la lucha abierta contra los defensores de estas posiciones centristas dentro del MCI y persuadir en la lucha ideológica a quienes están dispuestos a avanzar en una ruptura franca con el revisionismo para alcanzar una unidad de principios.
Por otro lado, en el seno del MCI se desarrolla una perspectiva brillante plasmada en la Guerra Popular en la India como la mayor avanzada de la lucha de clases del proletariado mundial, dirigida por el Partido Comunista de la India (Maoísta) [PCI(M)] y construyendo el Nuevo Poder con las masas más pobres del campo y la ciudad, el PCI (M) ha asumido la responsabilidad de acabar con el viejo Estado Indio y construir la Nueva Democracia en marcha al socialismo. Para los comunistas de hoy, los maoístas, esta lucha es trascendental y debemos apoyarla sin reservas sacando lecciones y superando los errores del pasado.
Nuestra tarea es construir el camino de la Nueva Democracia (destruyendo las relaciones feudales o semifeudales) en marcha ininterrumpida al socialismo en los países dominados por el imperialismo y directamente al socialismo en los países capitalistas desarrollados e imperialistas, hasta nuestra meta final, la sociedad comunista. Ello implica construir las herramientas de la revolución –el Partido Comunista de Nuevo Tipo, el Ejército Popular y el Frente Unido con las masas– que abran la senda de la lucha por el
¡Viva el Primero de Mayo clasista, combativo y revolucionario!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Viva la Nueva Ola de la Revolución Proletaria Mundial!
¡Muerte al imperialismo, a la reacción y al revisionismo!
¡Abajo la guerra imperialista y viva la Guerra Popular!
¡Salvo el poder, todo es ilusión!
1 de Mayo de 2012
Partido Comunista de Brasil – Fracción Roja
Partido Comunista de Ecuador – Sol Rojo
Frente Revolucionario del Pueblo (Marxista-leninista-maoísta) de Bolivia Poder político bajo una dirección comunista y revolucionaria, desencadenando la guerra revolucionaria que destruya los cimientos de la vieja sociedad y construya una nueva.
No comments:
Post a Comment