Sobre los partidos m-l como herederos de los errores del periodo 1935-1956 – Unión de Lucha Marxista-Leninista (1984)
Reproducimos a continuación, por considerarlo de interés y ser de difícil acceso en la actualidad, el texto “Sobre los partidos m-l como herederos de los errores del periodo 1935-1956”, publicado dentro del trabajo titulado “Nuestra época es la de la revolución proletaria” (Segunda Parte), editado por la ya desaparecida Unión de Lucha Marxista-Leninista, Agosto de 1984, págs. 1-3. La transcripción de este texto la ha realizado Gran Marcha Hacia el Comunismo. Madrid, octubre 2013.
SOBRE LOS PARTIDOS M-L COMO HEREDEROS DE LOS ERRORES DEL PERIODO 1935-1956
“En un periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista de la Unión Soviética y los partidos de algunos países de Europa Oriental dejaron de lado los principios fundamentales del marxismo. Tendieron un manto de silencio sobre la lucha de clases, la dictadura del proletariado, la dirección del Partido, el centralismo democrático, los vínculos del Partido con las masas, etc., y la atmósfera que allí se vivía era de escaso interés por estas cosas”.
Mao Tsetung, Obras Escogidas, Tomo V, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1977, pág. 412
El fracaso de los partidos m-l creados en los 60 (salvo excepciones notables, pero minoritarias), que en numerosos casos se hicieron revisionistas a los pocos años, tiene una de sus causas en el desarrollo de la herencia asumida sin autocrítica de los errores del último periodo de la era Stalin. En efecto, muchos partidos m-l ya habían degenerado en 1973-1976 y ello explica que aceptaran con entusiasmo cosas como la “teoría de los tres mundos”, el golpe militar fascista de 1976 [en la República Popular China] o los argumentos dogmato-revisionistas del senil Hoxha.
Tras e l VII Congreso dela IC (1935) en el MCI se dio una mezcla de posiciones correctas (en especial las sostenidas por el PC Chino) y graves errores, bastantes de ellos opuestos frontalmente a lo esencial del socialismo científico. En esos años sólo se combatieron las tesis más descaradamente revisionistas, el trotskismo, Tito o la línea de Browder en EE.UU., permitiéndose a la vez la existencia y desarrollo de otras manifestaciones menos evidentes, pero no menos peligrosas.
Los errores más significativos del periodo son:
-El oportunismo de derechas, el abandono de la teoría marxista sobre el estado, la revolución y la dictadura del proletariado. Esto se dio del VII Congreso de la IC en adelante (1935). El famoso Informe de Dimitrov contenía en sí mismo una peligrosa ambigüedad respecto a la política de Frente Popular y podía ser interpretado como una alianza táctica contra el fascismo (correctamente) o como una alianza estratégica para defender la democracia burguesa (la versión errónea). Y esta última es la que prevaleció en la mayoría de los PCs. El mismo Informe no puede ser aceptado por el principio de que para la clase obrera toda ambigüedad es funesta. El PCE se debatió en la confusión desde 1935 hasta el Pleno Ampliado del CC de marzo de 1937 donde se definieron dos líneas, una, sostenida fundamentalmente por D. Ibárruri, completamente revisionista, de continuidad con la república burguesa de 1931. La otra más correcta (tal vez sería mejor decir menos errónea) estaba dirigida por José Díaz, pero nunca fue capaz de combatir el derechismo y en nombre de “la paz en el partido” y “la unidad” se concilió y dejó hacer. Esta es la causa fundamental de la pérdida de la guerra.
El oportunismo de derechas, democratismo burgués a lo Kautsky, dominó igualmente en el PCF, PCI y otros partidos que convirtieron la lucha antinazi en una defensa de la república burguesa, siendo así fuerzas auxiliares de las respectivas grandes burguesías. Lo mismo sucedió con el PC Griego y estos errores son posiblemente los determinantes en su derrota en la guerra civil en 1946-49. En Latinoamérica el oportunismo de derechas producto del VII Congreso de la IC afectó especialmente al PC Chileno.
El PCE desde el periodo de la guerra civil ya nunca superó el oportunismo de derechas, nunca volvió a una política realmente marxista. Así en el importante Pleno del PCE de diciembre de 1945, Ibárruri presentó un Informe (que fue aprobado casi por unanimidad) al que se puede, con certeza, calificar de básicamente revisionista. Eso se mantuvo hasta los años 60 en que la línea revisionista se hizo ya explícita y clara con la política de “pacto para la libertad” de Carrillo.
Estos errores, que afectan a lo esencial del marxismo, los mantuvieron los m-l del e. español surgidos en los 60. Su manifestación más típica es la defensa de la república del 14 de abril y su apoyo a la versión oportunista del Frente Popular. Todo esto hizo crisis en la Transición convirtiéndose en un oportunismo de derechas tan penoso como liquidador.
-Tras la II GM y la disolución de la IC, el Kominform hizo un sorprendente “retoque” de la política leninista respecto al imperialismo, el militarismo y la guerra. En el acto fundacional del Kominform (1947) la delegación de la URSS en su informe definió que la defensa de “la paz” contra el imperialismo militarista era la tarea fundamental del movimiento obrero. Ya no era correcta, por lo tanto, la tesis leninista de que sólo la revolución puede impedir la guerra (o ponerle fin si ésta a pesar de todo estalla). Esto es erróneo y aquí reside la base actual del pacifismo burgués, con su sueño de una paz permanente bajo el imperialismo. Por entonces la URSS delineó una política internacional no muy diferente de la “teoría de los tres mundos”.
-El culto a la espontaneidad, el más embrutecedor obrerismo, ya había aparecido en la IC en los años 30, pero fue tras la II GM cuando se desarrolló hasta alcanzar proporciones increíbles. El sindicalismo y la lucha por reformas se convirtieron en la tarea práctica fundamental de muchos PCs. Estos, en los hechos, renunciaron a su papel dirigente, a ser el partido de vanguardia. El PCE en la guerra civil fue una muestra de ello, con su incapacidad para dirigir en lo político, militar, económico e ideológico la guerra contra el fascismo.
-A partir del VII Congreso se extendió rápidamente por muchos PCs una versión oportunista de lo que debe serla táctica de un partido obrero. Se olvidaron los planteamientos leninistas y se volvió a Bernstein con el habitual desprecio por los objetivos finales (tan criticados por Engels) y su obsesión por el movimiento actual. La vida política de los PCs se convirtió en una sucesión de “astutas” maniobras, culto por el coyunturalismo, las pequeñas cosas del día, etc. El m-l surgido aquí mostró claramente esas tendencias en la Transición.
-El nacionalismo burgués, que tan funestas consecuencias tuvo entre los m-l de aquí (con su españolismo y “olvido” de las naciones oprimidas por el estrado español) también se heredó del pasado. Así en el Informe de Ibárruri en 1945 antes citado se presenta a España como “nación” y se excluye completamente el derecho a la Autodeterminación, que es sustituido por una “federación democrática de los pueblos hispanos (sic)” que en otros textos se identifica con los estatutos de autonomía de la república del 14 de abril. Esto, como sabemos bien, lo heredaron tal cual los m-l de los años 60 y lo mantiene hoy en el MCI el PCR USA y otros, que se oponen a la correcta fórmula leninista, el derecho de Autodeterminación (como derecho a la separación) para las naciones oprimidas.
-En el terreno ideológico prevalecía el dogmato-revisionismo; el empirismo, el subjetivismo más calenturiento (en el Informe citado Ibárruri califica de “precario” el estado del régimen fascista, como seguiría haciendo en los 30 años siguientes…) el desinterés por el estudio e la realidad (en los documentos del PCE de ese periodo se caracteriza al estado español de “régimen feudal”), el más grave desprecio por el materialismo dialéctico. El voluntarismo, las constantes apelaciones a los sentimientos con olvido de la racionalidad y el pensamiento, hacían de los PCs unos lugares extraños llenos de nervios y vacíos de … análisis científico.
-La edificación del socialismo era entendida, tanto en la URSS como en los PCs que no estaban en el poder, como un simple crecimiento económico. Se ignoraba lo expuesto por los clásicos del socialismo científico al respecto. Aquí los errores del PCUS y Stalin fueron muy graves.
Estos problemas definen un panorama muy significativo, aunque existían junto a un número considerable de posiciones correctas en la teoría y en la práctica. El PC Chino evitó los errores citados, supo plantear correctamente los problemas fundamentales de la revolución china y no sufrió la derrota en la guerra civil como los PCs de España y Grecia. Pero lo importante para nuestro tema ahora es que aquellos errores FUERON HEREDADOS INTACTOS por los m-l de muchos países.
A la luz de esto podemos interpretar el XX Congreso del PCUS como un salto cualitativo de los errores cuantitativos acumulados anteriormente, aunque este proceso no fue lineal. Así en 1947, en la sesión constitutiva del Kominform, se criticó al PCI y PCF por no haber mantenido una línea correcta en la Resistencia y haber caído en desviaciones derechistas. Pero éstos intentos de rectificación nunca llegaron a constituir una guerra a muerte, siendo más bien escaramuzas que no podían erradicar el revisionismo ya a punto de desbordarse. Lo mismo puede decirse de la autocrítica hecha por Stalin en el XIX Congreso del PCUS (1952) y de sus escritos de esa época.
En el estado español los m-l de los 60 nunca hicieron un balance completo de la línea revisionista del PCE, a fin de localizar los puntos fundamentales de ruptura. Se concentraron en algunos problemas, la vía pacífica al socialismo, Stalin, etc., y asumieron los viejos errores en su totalidad en el resto. Incluso aquellos que tocaron lo hicieron de un modo muy parcial. Por ello no podían sostenerse mucho tiempo y en cuanto surgieron algunos problemas graves, se hundieron.
La incapacidad demostrada por muchos de los partidos m-l surgidos en la década de los 60 para hacer un balance autocrítico del pasado es tanto más notable cuanto el PC Chino si hizo intentos parciales en esa dirección. Por ejemplo en su artículo UNA VEZ MÁS SOBRE LAS DIVERGENCIAS ENTRE EL CAMARADA TOGLIATTI Y NOSOTROS (1963) se critican ciertos errores del PCI en el periodo 1944-46. Esto podía haber sido considerado como un primer paso hacia un balance autocrítico completo, pero un sucedió así. Prevaleció la ficción de que el revisionismo apareció “de repente” en el XX Congreso del PCUS, en 1956, tesis completamente antidialéctica (niega que todo salto cualitativo ha sido precedido inevitablemente de una acumulación cuantitativa) que el PT de Albania y las sectas afines defendieron.
Las numerosas críticas del PC Chino a los errores de la época de Stalin contenidas en ACERCA DE LA EXPERIENCIA HISTORICA DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO (1956), OTRA VEZ ACERCA DE LA EXPERIENCIA HISTORICA DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO (1956), DISCURSO DE MAO TSETUNG DEL 27-1-57 y SOBRE EL PROBLEMA DE STALIN (1963), entre otros, fueron ignoradas de hecho por una buena parte de los partidos recién constituidos. Aquí se siguió poniendo como modelo al PCE de José Díaz, mucho menos correcto y glorioso en la realidad de lo que se pretendía y lógicamente, se copiaron sus muchos y graves errores. Significativamente del periodo 1932-35, cuando el PCE fue más correcto, y, también, cuando sentó las bases de su implantación en el movimiento obrero, apenas se hablaba (la línea del PCE en la Comuna Asturiana de 1934 fue olvidada por ejemplo), mientras se mitificaba todo el periodo 1935-1956, básicamente desviacionista.
Con los presentes apuntes no pretendemos hacer un análisis completo de la historia del MCI en ese periodo, únicamente presentamos algunos puntos para incitar a la reflexión: el análisis global continúa pendiente.
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