Estudiantil, La Rebelión Se Justifica N°18
Hoy casi tres décadas después, la lucha
continúa siendo la misma. Con la
diferencia de que la juventud actual
creció bajo otros parámetros y nuestro
país tiene a grandes movimientos
en el historial. De lo que fue el mochilazo
el 2001, a la revolución pingüina
el 2006, al movimiento estudiantil del
2011.
El historial de las luchas secundarias
nos ha entregado experiencias de
cómo los gobiernos de turno han venido
traficando con las justas demandas
estudiantiles, traduciéndolas en
nefastas leyes (falsa desmunicipalización
por ejemplo) que solo agudizan
la crisis de la educación, subordinando
a liceos para que se mantengan en
los intereses del negocio educativo y
la competencia entre ellos.
Esto tanto de la parte del gobierno
de derecha que dice abiertamente que
la “educación es un bien de consumo”,
como de la parte que se dice ser oposición
(Nueva Mayoría y Frente Amplio),
que solo ha traicionado y vendido
al movimiento estudiantil por
un puesto en el parlamento, por fortalecer
sus partidos políticos o para
negociar un cargo en el gobierno.
La CONES no nos representa, es un
espacio fracasado conducido por las
JJ”CC”, y por lo tanto subordinado a
sus intereses mezquinos de partido
ex gobernista. No sirve ni ha servido
para avanzar en las luchas que
hoy debemos dar. Recordemos como
durante los 4 años de gobierno de
Bachelet se dedicaron a ridiculizar y
bajar cada protesta contra el gobierno
reaccionario y sus falsas reformas, vendiendo
así al movimiento secundario.
La ACES tampoco ha podido organizar
la lucha secundaria, siendo ajena
a muchas de las protestas que hoy se
levantan en distintos liceos por su burocratismo.
Nos corresponde entonces a los y
las estudiantes de estas nuevas generaciones
hacer historia, arrancándole
conquistas al gobierno de derecha, que
profundizará la crisis en la educación
pública y el negocio educacional.
Debemos comprender que la única
forma de “mejorar la calidad” en la
educación es acabando con el lucro,
consolidar una educación donde la “libertad
de elegir” no sea sólo para los
ricos, y construir una “sala de clases”
para todas y todos, en donde sin importar
nuestro sexo, clase o lugar de
origen, seamos tratados como iguales
y podamos vernos las caras en espacios
libres de abusos y enriquecimiento a
costa de nuestro futuro.
Esto demanda a levantar una organización
clasista a nivel nacional, una
coordinadora clasista que agrupe a estudiantes
secundarios del país en base
a una plataforma de lucha unificada,
que esté dispuesta a dar una lucha
combativa por las demandas, que sea
completamente independiente del viejo
Estado, y que tome posición por el
proletariado y el pueblo.
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