El 13 de agosto, el edificio donde trabaja el diario A Nova Democracia fue sometido a sabotaje físico contra el sistema de internet. Un elemento, presentándose como técnico de un operador de internet, ingresó al edificio con la justificación de que iba a “verificar la posibilidad de instalar el operador” no local, se dirigió a un centro de distribución de la sede y cortó, con pinzas, todos los cables eléctricos de internet y telefonía. No tomó nada, no instaló nada. Otros técnicos que acudieron a la sede con posterioridad al hecho, con el fin de restablecer la conexión, confirmaron que se trataba de un inconfundible acto de sabotaje. La propia compañía telefónica informó que ningún empleado responde sin una orden de servicio, lo que demuestra que el “técnico” era, de hecho, un elemento infiltrado. Meses antes se había identificado otro elemento que realizaba una observación en la sede del diario, durante dos semanas, todos los días y a la misma hora, en plena pandemia, comprobando la rutina, horario de salida y cierre del edificio.
Se trata de una acción de sabotaje que, si bien puede parecer simple a los miopes, es muy grave y es, por su naturaleza, una operación de guerra psicológica. Los reaccionarios y fascistas quieren silenciar la plataforma popular y democrática que ha sido el AND, sin todavía, enfrentarse cara a cara, sin dar a conocer su hazaña, sin brindar amplios elementos de su acción por temor a ampliar el apoyo a la prensa popular y democrática. Sus mentores indican con esto que están mirando y que, mañana, pueden aventurarse en algo de mayor importancia. ¡Que intenten!
Quieren hostigar a esta plataforma que, a diario, ha denunciado y golpeado a este gobierno de generales, verdugos del pueblo y pequeños súbditos nazis, tal como ha denunciado los crímenes de todo el viejo Estado. La escoria de la sociedad, desde la alcantarilla y alentada por estos tiempos en que el país es dirigido por una especie de junta militar, está furiosa contra los consecuentes revolucionarios y demócratas que tienen a este diario como portavoz, y traman sus repugnantes planes. ¡Bien, señores! Su baba hidrofóbica, su odio demente contra el pueblo que lucha y sus mejores representantes no provoca más que más decisión para seguir en esta trinchera de la lucha de clases.
No es de extrañar que, en este momento, los reaccionarios y los “poderosos” elijan AND como objetivo. En todas las portadas recientes de este vehículo abundan las denuncias del escandaloso genocidio del gobierno contra el pueblo, ya sea por medios militares con sus odiosos operativos policiales en los barrios marginales y en el campo, o por negligencia en medio del Covid-19, que ya ha matado a más de 100.000 brasileños y destrozado sus familias, indignados y atrapados por el sentimiento de desamparo, rehenes de un viejo estado regentado por algo parecido a los psicópatas. Mientras miles e incluso millones mueren por negligencia, ya sea sanitaria o económica, los carniceros del gobierno se encogen de hombros, mientras dan millones de reales a las Organizaciones Sociales de Salud, roban fondos de los hospitales de respiradores y todos los recortes ya conocidos.
Desde esta plataforma siempre hemos denunciado la rapiña de nuestras riquezas naturales por parte del imperialismo, la explotación de los trabajadores por parte de las corporaciones multimillonarias del país y del exterior – que pagan salarios de hambre y las ganancias ni se dejan en el país–, la matanza en los barrios marginales, el latifundio y su demencial guerra contra los campesinos e indígenas, el saqueo de la economía nacional por el capital financiero, etc. Si el pueblo sufre, si sufre la falta de servicios básicos, el aumento de la canasta básica de alimentos, la falta de vivienda, los bajos salarios y los problemas familiares derivados de una vida siempre al límite, todo tiene que ver con la dominación de clase de los grandes burgueses y terratenientes y del imperialismo, y la liberación del pueblo vendrá con el arrasamiento de estas clases. Son intereses irreconciliables, el beneficio de unos proviene de la miseria de otros. La Revolución de Nueva Democracia, ininterrumpida hacia el Socialismo, que eliminará todas las desgracias que pesan sobre las masas populares, quieran o no a los enemigos del pueblo, se impondrá y borrará de nuestro país toda la podredumbre, oscurantismo, reaccionario y sufrimiento de las masas populares. Las propias masas se encargarán de hacerlo. Nada ni nadie podrá detenerlas.
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