EL COMUNERO COLOMBIA: El pueblo colombiano se levanta y grita: ¡La rebelión se justifica!
Comando de Acción Inmediata (CAI) de la Policía de Bogotá. Destruido por las masas. Fueron más de 50 CAIs destruidos en 2 días.
Diez
meses después de la histórica jornada de protestas del 21 de noviembre
del año pasado, que representó un hito importante en la lucha de clases
en el país, hoy nuevamente el pueblo colombiano se levanta
combativamente en las ciudades y hace temblar las clases dominantes,
mostrando en todo su esplendor el potencial revolucionario que yace
palpitante en su interior aguardando por ser organizado y dirigido bajo
una auténtica política revolucionaria. En los baluartes de la reacción,
en las ciudades principales donde se encuentran fuertemente
atrincherados y armados para defender su viejo poder, se
ha desatado la
más furiosa rebelión urbana del pueblo en los últimos años. La gota que
derramó el vaso ocurrió en la madrugada del pasado 9 de septiembre en la
ciudad de Bogotá. Javier Ordoñez, abogado de 43 años y padre de dos
hijos, fue detenido y electrocutado por varios policías en reiteradas
ocasiones y posteriormente fue trasladado a un CAI (Comando de Acción
Inmediata de la policía) donde lo golpearon y torturaron causándole 9
fracturas en el cráneo, graves daños en las costillas y en el hígado que
finalmente lo llevaron a la muerte en un hospital de la ciudad. Las
escenas de la detención y la tortura con una pistola taser fueron
grabadas por un amigo de Javier quién presenció los hechos y rápidamente
se hicieron virales, despertando la más profunda indignación popular.
La
respuesta del pueblo no se hizo esperar. Ese mismo día en las horas de
la tarde se convocaron diversas manifestaciones no solo en Bogotá sino
en otras ciudades del país. Y la rebelión estalló. Miles de personas
salieron a las calles y la furia del pueblo apuntó principalmente a los
CAI y comandos de policía, donde fue asesinado Javier y muchos otros
hijos del pueblo en manos de las reaccionarias fuerzas policiales, las
cuales son parte del brazo armado de este viejo estado al servicio de
los grandes ricos y terratenientes.
La violencia
revolucionaria del pueblo se desató y pasó por encima de todo ese montón
colosal de basura que por años ha querido desviarlo y contenerlo. El
escenario de estos días resulta bastante diciente al respecto. Por un
lado, el viejo Estado defendiendo a capa y a espada la institución
policial y condenando los actos de “vandalismo” y violencia del pueblo
que según ellos “desdibujan la justa protesta pacífica”. Por otro lado,
el oportunismo se escondía en casa atemorizado de la energía del pueblo
que lo desbordaba mientras agitaba a través de las redes sociales
llamando a una “reforma de la policía” y denunciando unas cuantas
“manzanas podridas” dentro de esta institución, todo esto en busca de
cooptar el movimiento popular, desmovilizarlo, apaciguarlo y
capitalizarlo en votos para la próxima farsa electoral. Finalmente, en
la colina del pueblo, la juventud combativa y popular estaba en las
calles agitando consignas y expresando con rebeldía su rabia y
descontento popular ante este nuevo ejemplo de la brutalidad y opresión
contra el pueblo que caracteriza al Estado y sus fuerzas
policialesClaramente, dos caminos distintos, dos caminos opuestos: el
camino
democrático de la lucha y la organización popular, combativa e
independiente por un lado; y el camino burocrático, el camino de la
defensa del viejo Estado, del viejo sistema, y de todo su podrido
reformismo por el otro lado. El saldo de aquella primera jornada de
protestas el 9 de septiembre fue contundente: 53 instalaciones
policiales atacadas, entre ellas 49 CAI destruidos y 17 incendiados,
todos en su gran mayoría ubicados en la capital del país.
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