Foto. (muro sionista en Palestina. |
Como
es costumbre en ellos, en 1990 los imperialistas nos engañaron. Al
finalizar el apartheid en Sudáfrica creímos que, por fin, se
imponía la comunicación y la convivencia entre personas de
distintas razas.
Al caer el muro de Berlín también nos dijeron que se imponía la comunicación y la convivencia entre personas de distintas ideologías. Por fin, el mundo era libre y, a partir de entonces, imperaría la libertad de desplazamiento, que había sido obstaculizada por los soviéticos, que lo levantaron para que las personas no huyeran del terror comunista.
Nuestras ilusiones se desmoronaron cuando vimos los estragos causados por el imperialismo en las fronteras que, desde entonces, ya no son soviéticas sino rusas. Tras las guerras del Caúcaso y Ucrania entendimos mejor el Muro de Berlín.
Los propios capitalistas también nos ayudaron a quitarnos la venda de los ojos cuando empezaron a levantar muros por todas partes, esta vez sin la excusa soviética.
En sus posesiones coloniales de Ceuta y Melilla, España levantó vallas casi inexpugnables erizadas de pinchos para que quienes quieran saltárselas se desgarren y se desangren.
En el Mediterráneo, que siempre fue una vía de comunicación entre el este y el oeste, el norte y el sur, la Unión Europea ha puesto en marcha la Operación Tritón para que nadie entre sin el correspondiente pasaporte, más el visado, más una cuenta corriente saneada, más un certificado de vacunación, más...
Dentro de la propia Unión Europea, en el Canal de la Mancha, se ha abierto un campo de concentración que agrupa a todos los que tratan de entrar en Gran Bretaña y son rechazados en la frontera.
Marruecos fue un país pionero levantando muros. Ya ha construido ocho en el Sáhara para combatir al movimiento independentista. Recorren un total de 2.700 kilómetros salpicados de guarniciones militares, campos de minas, radares, baterías de cañones y ametralladoras...
Israel levantó un muro de 723 kilómetros para encerrar a los palestinos en una jaula, someterlos, controlarlos y, cuando les de la gana, bombardearlos y asesinarlos. El muro incluye alambres de púas, zanjas, zonas de arena o tierra fina para detectar huellas, torres de vigilancia, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques, así como zonas adicionales de defensa y áreas de acceso restringido.
En América del norte, Río Grande se ha quedado pequeño para impedir la entrada de latinoamericanos en Estados Unidos y la solución ha sido edificar un gigantesco muro a lo largo de la frontera con México de 1.123 kilómetros de largo. El muro incluye tres barreras de contención, iluminación de muy alta intensidad, detectores de movimiento, sensores electrónicos y equipos con visión nocturna conectados a la policía fronteriza estadounidense, así como vigilancia permanente con camionetas todoterreno y helicópteros artillados. Otros tramos de muro existen en los estados de Arizona, Sonora, Nuevo México, Baja California, Texas y Chihuahua.
Túnez va a construir un muro a lo largo de su frontera con Libia para impedir el paso al
Al caer el muro de Berlín también nos dijeron que se imponía la comunicación y la convivencia entre personas de distintas ideologías. Por fin, el mundo era libre y, a partir de entonces, imperaría la libertad de desplazamiento, que había sido obstaculizada por los soviéticos, que lo levantaron para que las personas no huyeran del terror comunista.
Nuestras ilusiones se desmoronaron cuando vimos los estragos causados por el imperialismo en las fronteras que, desde entonces, ya no son soviéticas sino rusas. Tras las guerras del Caúcaso y Ucrania entendimos mejor el Muro de Berlín.
Los propios capitalistas también nos ayudaron a quitarnos la venda de los ojos cuando empezaron a levantar muros por todas partes, esta vez sin la excusa soviética.
En sus posesiones coloniales de Ceuta y Melilla, España levantó vallas casi inexpugnables erizadas de pinchos para que quienes quieran saltárselas se desgarren y se desangren.
En el Mediterráneo, que siempre fue una vía de comunicación entre el este y el oeste, el norte y el sur, la Unión Europea ha puesto en marcha la Operación Tritón para que nadie entre sin el correspondiente pasaporte, más el visado, más una cuenta corriente saneada, más un certificado de vacunación, más...
Dentro de la propia Unión Europea, en el Canal de la Mancha, se ha abierto un campo de concentración que agrupa a todos los que tratan de entrar en Gran Bretaña y son rechazados en la frontera.
Marruecos fue un país pionero levantando muros. Ya ha construido ocho en el Sáhara para combatir al movimiento independentista. Recorren un total de 2.700 kilómetros salpicados de guarniciones militares, campos de minas, radares, baterías de cañones y ametralladoras...
Israel levantó un muro de 723 kilómetros para encerrar a los palestinos en una jaula, someterlos, controlarlos y, cuando les de la gana, bombardearlos y asesinarlos. El muro incluye alambres de púas, zanjas, zonas de arena o tierra fina para detectar huellas, torres de vigilancia, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques, así como zonas adicionales de defensa y áreas de acceso restringido.
En América del norte, Río Grande se ha quedado pequeño para impedir la entrada de latinoamericanos en Estados Unidos y la solución ha sido edificar un gigantesco muro a lo largo de la frontera con México de 1.123 kilómetros de largo. El muro incluye tres barreras de contención, iluminación de muy alta intensidad, detectores de movimiento, sensores electrónicos y equipos con visión nocturna conectados a la policía fronteriza estadounidense, así como vigilancia permanente con camionetas todoterreno y helicópteros artillados. Otros tramos de muro existen en los estados de Arizona, Sonora, Nuevo México, Baja California, Texas y Chihuahua.
Túnez va a construir un muro a lo largo de su frontera con Libia para impedir el paso al
Dibujo. (un soldado israelí armado y protegido blindadamente) |
Volvemos
a denunciar: Israel penalizará hasta con 20 años de cárcel el
lanzamiento de piedras
El Parlamento israelí (Kneset) aprobó una enmienda a una ley por la que endurecerá las penas, que serán de entre 10 y 20 años de cárcel, para quienes participen en disturbios y arrojen piedras contra fuerzas de seguridad o civiles.
La legislación obtuvo el visto bueno de la cámara al ser aprobado en segunda y tercera lecturas, según los medios locales. Propuesta por la exministra de Justicia Tzipi Livni y promovida posteriormente por su sucesora en el cargo, Ayelet Shaked, la ley fue aprobada por 69 votos a favor y 17 en contra.
La ley está destinada principalmente a jóvenes palestinos que suelen participar en protestas contra la ocupación de Israel o redadas en suelo palestino, y suelen protagonizar disturbios contra las fuerzas de seguridad israelíes. También afectará a aquellos que de forma individual o como parte de una facción armada palestina arrojan piedras contra vehículos que generalmente circulan por carreteras de la Cisjordania ocupada.
La enmienda trata de servir de suplemento y clarificación de la ley que regía hasta ahora, y define como delito la acción de lanzar piedras contra las fuerzas de seguridad con la intención de provocar disturbios o impedir que éstas cumplan con su labor. Y diferencia en dos categorías el delito de apedrear en virtud de la severidad de la acción.
En el primer nivel, los lanzadores de piedras pueden ser condenados a 10 años de prisión sin que la fiscalía tenga que probar su intención de causar un daño.
Y en el segundo, en los casos en los que quede demostrado que el autor del delito tenía intención de provocar daño podría ser sentenciado a hasta 20 años entre rejas.
La legislación vigente antes de la enmienda preveía un máximo de 20 años de cárcel para los lanzadores de piedras u otros objetos contra vehículos e individuos en una carretera, pero requería que la fiscalía demostrara que había intención de provocar daños. En muchos casos la intencionalidad era difícil de probar, por lo que los autores recibían sentencias relativamente leves.
La titular de Justicia israelí, Shaked, del partido ultranacionalista Hogar Judío manifestó al aprobarse la enmienda: “Hoy se ha hecho justicia. Durante años los terroristas se han escapado de los castigos y su responsabilidad. La indulgencia con los terroristas acaba hoy. Un lanzador de piedras es un terrorista y solo una sentencia acorde puede servir como disuasión”.
La medida ha provocado encendidas reacciones en los diputados árabes de la Cámara israelí. En el debate previo a la votación se produjeron tensiones entre los miembros de la Lista Común Árabe, que aglutina a las formaciones árabes del país y una judeo-árabe comunista, y tuvo que ser suspendido durante varios minutos por las voces de los legisladores.
El Parlamento israelí (Kneset) aprobó una enmienda a una ley por la que endurecerá las penas, que serán de entre 10 y 20 años de cárcel, para quienes participen en disturbios y arrojen piedras contra fuerzas de seguridad o civiles.
La legislación obtuvo el visto bueno de la cámara al ser aprobado en segunda y tercera lecturas, según los medios locales. Propuesta por la exministra de Justicia Tzipi Livni y promovida posteriormente por su sucesora en el cargo, Ayelet Shaked, la ley fue aprobada por 69 votos a favor y 17 en contra.
La ley está destinada principalmente a jóvenes palestinos que suelen participar en protestas contra la ocupación de Israel o redadas en suelo palestino, y suelen protagonizar disturbios contra las fuerzas de seguridad israelíes. También afectará a aquellos que de forma individual o como parte de una facción armada palestina arrojan piedras contra vehículos que generalmente circulan por carreteras de la Cisjordania ocupada.
La enmienda trata de servir de suplemento y clarificación de la ley que regía hasta ahora, y define como delito la acción de lanzar piedras contra las fuerzas de seguridad con la intención de provocar disturbios o impedir que éstas cumplan con su labor. Y diferencia en dos categorías el delito de apedrear en virtud de la severidad de la acción.
En el primer nivel, los lanzadores de piedras pueden ser condenados a 10 años de prisión sin que la fiscalía tenga que probar su intención de causar un daño.
Y en el segundo, en los casos en los que quede demostrado que el autor del delito tenía intención de provocar daño podría ser sentenciado a hasta 20 años entre rejas.
La legislación vigente antes de la enmienda preveía un máximo de 20 años de cárcel para los lanzadores de piedras u otros objetos contra vehículos e individuos en una carretera, pero requería que la fiscalía demostrara que había intención de provocar daños. En muchos casos la intencionalidad era difícil de probar, por lo que los autores recibían sentencias relativamente leves.
La titular de Justicia israelí, Shaked, del partido ultranacionalista Hogar Judío manifestó al aprobarse la enmienda: “Hoy se ha hecho justicia. Durante años los terroristas se han escapado de los castigos y su responsabilidad. La indulgencia con los terroristas acaba hoy. Un lanzador de piedras es un terrorista y solo una sentencia acorde puede servir como disuasión”.
La medida ha provocado encendidas reacciones en los diputados árabes de la Cámara israelí. En el debate previo a la votación se produjeron tensiones entre los miembros de la Lista Común Árabe, que aglutina a las formaciones árabes del país y una judeo-árabe comunista, y tuvo que ser suspendido durante varios minutos por las voces de los legisladores.
interior de los takfiristas libios, a los que en
2011 el imperialismo puso al frente de un país desquiciado y
arrasado. Por cierto, los takfiristas libios son los que se financian
llevando miles de refugiados en barco a las costas italianas.
Si no espabilamos, el mundo acabará siendo un archipiélago de islotes rodeados por muros, alambradas, torres de vigilancia, grandes focos... una cárcel gigantesca en la que los de un lado ni siquiera podemos ver a los del otro (salvo por la tele).
Si no espabilamos, el mundo acabará siendo un archipiélago de islotes rodeados por muros, alambradas, torres de vigilancia, grandes focos... una cárcel gigantesca en la que los de un lado ni siquiera podemos ver a los del otro (salvo por la tele).
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