Libia, el plan de conquista
Los dirigentes occidentales nos habían asegurado que la operación
militar que emprendían contra la Yamahiria Árabe Libia no apuntaba a
apoderarse de las reservas de petróleo del país ni a dividirlo en tres
partes sino que se trataba de proteger a la población civil de la
amenaza del dictador. Después de una guerra que provocó en Libia más de
120 000 muertes, ahora están iniciando la segunda fase de aquella
operación. Y esta vez nos dirán que hay que proteger a la población
civil contra el Emirato Islámico, cuando en realidad se trata de tomar
posesión de los yacimientos de petróleo.
«El año 2016 se anuncia como muy complicado en el plano
internacional, con tensiones difusas, incluso en nuestro país. Italia
está allí y cumplirá con su parte, con el profesionalismo de sus mujeres
y de sus hombres y con el compromiso de los aliados». Así
anunciaba Matteo Renzi a los militantes del Partido Democrático la
guerra en la que Italia participará próximamente, otra guerra contra
Libia, 5 años después de la primera.
El plan está en marcha. Las fuerzas especiales británicas SAS, según reporta el Daily Mirror [1]– ya se encuentran en Libia para preparar la llegada de 1000 soldados británicos. La operación, «acordada entre Estados Unidos, el Reino Unido, Francia e Italia», implicará la participación de 6 000 soldados estadounidenses y europeos para «bloquear
a unos 5 000 extremistas islamistas que se han apoderado de una docena
de los mayores campos petrolíferos y que, desde la guarida del Emirato
Islámico en Sirte, se preparan para avanzar hacia la refinería de
Marsa el-Brega, la más grande del norte de África». La acción en el campo de batalla, donde los SAS están instruyendo a «comandantes militares», cuya identidad se desconoce, prevé el uso de «tropas, tanques, aviones y navíos de guerra». Para bombardear nuevamente Libia, el Reino Unido está enviando aviones adicionales a Chipre, donde ya están basados 10 Tornado y 6 Typhoon
para las incursiones en Siria e Irak, mientras que un navío de guerra
se dirige hacia Libia. La publicación electrónica italiana Difesa Online confirma que varios equipos de Navy Seal estadounidenses ya se encuentran en Libia.
El conjunto de la operación estará formalmente «bajo dirección italiana».
Pero lo que eso quiere decir es que Italia cargará con la parte más
pesada y costosa, poniendo tanto sus bases como sus fuerzas militares a
la disposición de la nueva guerra en Libia, sin tener por ello el mando
verdadero de la operación, que en realidad seguirá estando únicamente
en manos de Estados Unidos.
Y, por supuesto, un papel clave será el del U.S. Africa Command (AfriCom), el Mando de las fuerzas militares estadounidenses en África, que acaba de anunciar, el 8 de enero de 2016, el «plan quinquenal» de una campaña militar para «enfrentar las crecientes amenazas provenientes del continente africano». Entre sus principales objetivos anuncia el AfriCom el de «concentrar los esfuerzos en el Estado fallido de Libia, conteniendo la inestabilidad en el país».
En 2011, fue el AfriCom quien dirigió la primera fase de la guerra
contra Libia, antes de ser rápidamente relevado por la OTAN –también
bajo las órdenes de Estados Unidos–, que mediante el uso de fuerzas
infiltradas y 10 000 ataques aéreos destruyó Libia transformándola en un
«Estado fallido».
Ahora el AfriCom está listo a intervenir nuevamente para «contener la inestabilidad en el país». Y también lo está la OTAN, cuyo secretario general Jens Stoltenberg la ha declarado «lista para intervenir en Libia».
Y nuevamente será Italia la principal base que servirá de trampolín a
la operación. En suelo italiano hay dos mandos subordinados al AfriCom :
en Vicenza está el del U.S. Army Africa (el ejercito terrestre de
Estados Unidos en África) y en Nápoles el de las U.S. Naval Forces
Africa (las fuerzas navales de Estados Unidos en África). Este último
mando está a las órdenes de un almirante estadounidense, que también
está al mando de las fuerzas navales estadounidenses en Europa, del JFC
Naples (Mando Conjunto de las fuerzas de la OTAN) y, cada 2 años,
también tiene bajo su mando la Fuerza de Respuesta de la OTAN.
Ese almirante estadounidense se subordina directamente al Comandante
Supremo de las fuerzas aliadas en Europa (SACEUR), un general
estadounidense nombrado directamente por el presidente de
Estados Unidos. Este último general también está al mando del EuCom,
o sea el Mando estadounidense para Europa.
Ese será el marco de la «dirección italiana» de la nueva
guerra en Libia, guerra cuyo verdadero objetivo es la ocupación de las
zonas costeras económica y estratégicamente más importantes. Y, como
en 2011, la nueva guerra será presentada como una «operación de preservación de la paz y de carácter humanitario».
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