Hemos escrito en el artículo precedente sobre el recambio de autoridades reaccionarias en los Estados Unidos, que el gobierno del archireaccionario genocida Trump no representa un rompimiento sino una continuidad en el cumplimiento de las tareas reaccionarias que asumio el gobierno anterior del reaccionario genocida Obama del Partido Demócrata. Tareas cuyo cumplimiento son una necesidad del imperialismo.
Precisamos, que ante el fracaso del gobierno
de Obama en el cumplimiento de estas tres tareas reaccionarias se impuso
un cambio de
gobierno, asumiendo el cumplimiento de las mismas la otra facción del
imperialismo yanqui representada por el Partido Republicano. Este
gobierno encabezado por el archirreaccionario y genocida Trump, como
vamos a hacer con cada tarea expresa esta continuidad. Hoy comenzamos
con los 100 primeros días de nuevo gobierno en la política exterior
yanqui y en la guerra de agresión
imperialista contra los pueblos oprimidos.
Un buen ejemplo de
las tres tareas
que tienen que aplicar los diferentes gobiernos del imperialismo
yanqui lo ofrece el acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP, por
sus siglas en inglés), en cuanto la tarea base de reimpulsar su
economía y tiene que ver con la "nueva política exterior" anunciada por
Trump, que se guía por "América primero". El gobierno de Obama impulso el
TPP junto con la fracción más ligada a
Wall Street en el Partido Republicano en el Senado yanqui por lo que
obstuvo la cláusula de trato rapído
( Trade Promotion Authority, también
"Fast Track" ). Pero fue objetado el
acuerdo tal como estaba en la campana electoral por ambos candidatos,
tanto por la Clinton como por Trump. Argumentaron que las reducciones
arancelarias destruirian millones de empleos en los Estados Unidos.
Pero los distintos analistas dejaron claro que las reducciones
arancelarias conforme al TPP tendrían un efecto marginal. Y “la
objeción más común que se esgrime contra el TPP respecto a que
destruirá millones de empleos en Estados Unidos carece de validez,
porque Estados Unidos no se ha obligado a otorgar liberalizaciones
comerciales que vayan más allá de lo que ya otorga, mientras que
las otras partes, sobre todo Vietnam, sí se han comprometido a más“
(Foreing Affairs
Latinoamérica octubre/diciembre 2016, EL TPP, los países del TLCAN
y la integración de las Américas, Uri Dadush y Beatriz Leycegui).
Entonces dónde
estaba el problema, según este mismo artículo: “De ratificarse,
el acuerdo no sólo eliminaría los aranceles sobre casi todos los
intercambios comerciales entre los doce países en distintas etapas
de desarrollo -los cuales representan el 40% del PBI mundial-, sino
que reinscribirían muchas partes de las reglas contenidas en los
acuerdos comerciales. Sin embargo el TPP abarca sólo ua parte del
comercio de mercancías y de la inversión de los países que no está
cubierta por acuerdos comerciales bilaterales anteriores. Asimismo,
sus participantes también son miembros de la Organización Mundial
de Comercio (OMC), y sus acuerdos bilaterales comprenden una amplia
cobertura de reglas. Por lo tanto, lo que anade este acuerdo es
importante para entender su efecto. En
ningún caso es más importante esta cuestión que entre los países
de Norteamérica _Canadá, Estados Unidos y México-,
que en conjunto representan la mayor parte del PBI del TPP (72%) y el
comercio (62%) entre sus miembros, según datos del Banco Mundial, y
cuyos intercambios comerciales ya se rigen conforme al Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque
el TLCAN es un acuerdo mega regional de amplio alcance que entró en
vigor hace más de 20 anos, su agenda en lo referente a la
integración de la economía de Norteamérica está inconclusa
y el TPP podría ayudar a concluirla“.
Por eso la candidata
Clinton habló de renegociar el TPP antes de ratificarlo y el
candidato Trump dijo que no lo ratificaría y prometió renegociar el
TLCAN para impedir que las empresas estadounidenses trasladen su
producción a México. Luego Trump ya como presidente ha emitido un
decreto presidencial por el cual no se ratifica el TPP y está
presionando a México (con lo del muro, etc.) y a Candá con los
aplicar impuestos de hasta 20% a las importaciones de madera blanda
de ese país para así obligarlos a renegociar el TLCAN.
La economía yanqui decae
y otras potencias imperialistas avanzan, lo que no quiere decir que
el imperialismo yanqui deje de ser la potencia hegemónica única. El
gobierno de Obama fracasó en su tarea de reimpulsar la economía,
sólo mejoría pasajera, después de la crisis de 2008 y larga
recesión. Entonces Trump tiene que aplicar “nuevas medidas“ de
política económica; no ratifica el TPP porque tiene que imponer sus
condiciones para la renegociación del TLCAN y, mientras tanto,
tampoco puede avanzar el acuerdo comercial con la UE o los acuerdos
bilaterales con los países que la integran. Entonces no se trata de
una ruptura sino de un reajuste que apunta a obtener condiciones aún
más leoninas para la exportación de capital yanquis y el comercio,
con lo cual piensa “recuperar“ algunos empleos para decir que
cumple con sus promesas electorales.
En el caso concreto del
TLCNA con México, se vale de que la agenda de la llamada
“integración de la economía de Norteamérica esta inconclusa“ y
que ya han pasado 20 anos de su puesta en práctica. Una vez más
muestra quién es el que detenta la hegemonía mundial y que los
tratados son papel mojado y los violan o los “renegocian“ según
convenga a sus intereses. La economía política de esto, es que el
imperialismo yanqui es cada vez más monopolista, más parasitario o
en descomposición y más agonizante. Que se traduce en que es cada
vez más rico, concentra cada vez más la mayor parte de la riqueza
mundial, pero su economía decae, con ello toda la sociedad
imperialista en sus diferentes planos, el país decae.
El
Estado imperialista yanqui y
la política burguesa ve debilitada su base, la crisis económica
golpea su base social, los llamados “sectores medios“, dentro
de la cual se ubica la capa superior de los
obreros o aristocracia obrera, tradicionalmente
en la industria pesada, el
cinturón de la industria métalica en los EE.UU., que inclina la
balanza electoral al lado democáta o republicano. Con demagogia y
aplicando medidas de política económica tratan de reactivar pero
este nuevo gobierno está también destinado a fracasar como todos
los anteriores, salvo mejoras pasajeras, nada sacará al país del
hundimiento. Alrededor de los 80 el imperialismo yanqui entró a su
barrimiento como los demás imperialismos, que serán definitivamente
barridos por la revolución mundial mediante la guerra popular
mundial.
El TLCAN es un tratado
desigual impuesto a México, país oprimido, por el imperialismo
yanqui en colusión y pugna con el otro país imperialista de América
del Norte, Canadá. Este tratado hunde más al país en su condición
semifeudal y semicolonial, donde se desenvuelve un capitalismo
burocrático, es decir sometido a los intereses y necesidades del
imperialismo, principalmente yanqui. Los imperialistas yanquis
exportan su crisis agraria a México, así por ejemplo, este país es
el principal importador de maíz, alimento de primera necesidad para
el pueblo mexicano, lo que a su vez, expresa el atraso de su
agricultura y la condición semifeudal del país. El petróleo
mexicano se exporta a los EE.UU. Con lo cual los monopolios yanquis
se benefician no sólo de la seguridad del suminstro de petróleo
sino también de toda la cadena de transformación del mismo
asegurandose así el más alto profit.
El tratado condena aún
más al país a la condición de “maquilador” o ensamblador final
de la industria yanqui y de proveedor de mano de obra barata para la
misma, tanto en el propio país como en los mismos EE.UU. Y esto no
tiene vuelta, por más demagogia trumpista, la diferencia de los
costos de la fuerza de trabajo de los obreros mexicanos con los
costos de la mano de obra de la aristocracia obrera yanqui es
inmensa. Bueno, pero algo les arrojaran a estos obreros aburguesados
para sobornarlos y insulfarles de mayor chovinismo para la guerra
contra el pueblo en los EE.UU. Y para la agresión imperialista en el
exterior. Esta aristocracia obrera a travez de los sindicatos buscará
imponer algunas normas laborales “contra el doomping de la mano de
obra mexicana” y cosas así por el estilo.
Por su parte, los
representantes del Estado mexicano, los representantes de los grandes
burgueses y terratenientes, como siempre se someterán a los dictados
del amo yanqui en todo lo que afecta la soberanía nacional y los
intereses del pueblo, y, en lo que afecta sus intereses, recurren a
los propios lobbies imperialstas y a los diputados y senadores
yanquis sean democrátas o republicanos de los Estados surenos de los
EE.UU., interesado en hacer negocios con sus intermediarios
mexicanos. Por eso, se puede decir que en parte, la „renegociación“
del TLCAN por la que tanta baba derrama el genocida Trump, pese a
afectar directamente al país oprimido (México), terminará siendo
un asunto interno del juego de intereses de los grandes monopolios
del imperialismo yanqui y de las disputas electorales yanquis.
Lo anotado anteriormente,
expresa la crisis política del imperialismo yanqui no sólo por la
división entre las facciones imperialistas y sus partidos (el PD y
el PR) sino entre los propios representantes y senadores de cada
partido que legislan según los intereses de sus grandes electores,
es decir los grandes intereses que se mueven detrás de ellos. El
politologo del imperialismo Francis Fukuyama, él del “fin de las
ideologías”, refleja esta realidad en su pensamiento reaccionario,
así: “Hace dos años afirmé que Estados Unidos sufría una
decadencia política. El sistema constitucional de equilibrio de
poderes, juto con la polarización prtidista y la llegada de grupos
de presión bien financiados, dio como resultado lo que llamé
“vetocracia“: una situación en que resulta más sencillo impedir
que el goierno actúe a que promueva el bien común (se entiende de
los propios imperialistas, nota nuestra). Las crisis presupuestales
frecuentes, el estancamiento de la burocracia y la falta de
innovación en materia de políticas públicas fueron el sello
distintivo del desastre de este sistema político” (Francis
Fukuyama, ¿Decadencia o renovación de la política estadounidense?
Qué significa la elección de 2016, Foering Affers Latinoamerica...). Pero, pese a las esperanzas de mejoría expresadas por este
reaccionario, de lejos esta situación se ha empeorado con el nuevo
gobierno reaccionario de Trump y su partido republicano, pese ha
contar con mayoría en la Cámara de representantes y en el Senado.
Esta “decadencia política” es precisamente un razgo más de la
reaccionarización del Estado burgués imperialista yanqui. Esto
mismo empuja al Ejecutivo a centralizar cada vez más poder y
saltarse el parlamento -absolutismo presidencialista- y a trasladar
cada vez más poder a los militares como lo atestiguan los más altos
estrategas yanquis. Esto muestra también en la
línea de continuidad al gobierno de Trump con el de su antecesor
Obama.
Lo que queremos subrayar o destacar en lo que va de todo esto que escribios sobre el recambio de autoridades en los EE. UU., es
que la reaccionarización del Estado burgués se produce de acuerdo a las
condiciones especificas de cada país, siguiendo la tendencia hacia la
centralización absoluta que puede ser de absolutismo presidencialista
como es el caso actual en los EE. UU., o como fascismo. La situación
histórica general es que el imperialismo y la reacción mundial están en
la fase de su barrimiento final por la revolución mundial mediante la
guerra popular y en todos los países hay situación revolucionaria en
desarrollo desigual y en algunos esta es creciente. Partiendo de esta
situación, hay que ver las condiciones específicas históricas de cada
país y también ver en cada país como se da el recambio de un régimen
fascista a uno de democracia reaccionaria con absolutismo
presidencialista, ambos, para mantener el Estado burgués, la dictadura
de la burguesía en los Estados imperialistas o la dictadura de los
grandes burgueses y terratenientes al servicio del imperialismo en los
Estados de los países del Tercer Mundo. Siempre tenemos que hacer
análisis concreto de la realidad concreta. Por eso Lenin nos llama a
estudiar el proceso del Estado y no hay que olvidar lo establecido por
el Presidente Mao en cuanto a las dos formas de dirección de la guerra:
centralización absoluta para dirigir la guerra injusta, la guqrra
contrarrevolucionaria y centralismo-democrático para dirigir la guerra
justa, la guerra revolucionaria.
La revolución mundial
está en la ofensiva estratégica y el imperialismo y la reacción
mundial están en la fase de la defensiva estratégica, en la cual el
imperialismo y la reacción mundial serán barridos definitivamente
de la fas de la tierra, que ya ha comenzado con el inicio de la
guerra popular en el Perú el 17 de mayo de 1980 y que prosigue con
las nuevas guerras populares como las de la India y las que están
por iniciarse. Brillante perspectiva.
El imperialismo es cada
vez más monopolista, parasitario y agonizante. Se hunde
irremediablemente en su crisis general y última, dando manotazos
como bestia herida de muerte. El imperialismo es un coloso con pies
de barro, tigre de papel y que sigue la logica de todos los
reaccionarios va de fracaso en fracaso generando disturbios hasta su
hundimiento final.
La contradicción
interimperialista, entre las superpotencias y de cada una de estas
con las potencias imperialistas, se mueve en medio de colusión y
pugna y esto se va a agudizar.
Hasta aquí esta vez.
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