Saturday, April 29, 2017

AND PERU - Recambio de autoridades reaccionarias en los Estados Unidos y el proceso de reaccionarización del Estado burgués. Los cien días

Hemos escrito en el artículo precedente sobre el recambio de autoridades reaccionarias en los Estados Unidos, que el gobierno del archireaccionario genocida Trump no representa un rompimiento sino una continuidad en el cumplimiento de las tareas reaccionarias que asumio el gobierno anterior del reaccionario genocida Obama del Partido Demócrata. Tareas cuyo cumplimiento son una necesidad del imperialismo.

 
Precisamos, que ante el fracaso del gobierno de Obama en el cumplimiento de estas tres tareas reaccionarias se impuso un cambio de gobierno, asumiendo el cumplimiento de las mismas la otra facción del imperialismo yanqui representada por el Partido Republicano. Este gobierno encabezado por el archirreaccionario y genocida Trump, como vamos a hacer con cada tarea expresa esta continuidad. Hoy comenzamos con los 100 primeros días de nuevo gobierno en la política exterior yanqui y en la guerra de agresión imperialista contra los pueblos oprimidos.



Un buen ejemplo de las tres tareas que tienen que aplicar los diferentes gobiernos del imperialismo yanqui lo ofrece el acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés), en cuanto la tarea base de reimpulsar su economía y tiene que ver con la "nueva política exterior" anunciada por Trump, que se guía por "América primero". El gobierno de Obama impulso el TPP junto con la fracción más ligada a Wall Street en el Partido Republicano en el Senado yanqui por lo que obstuvo la cláusula de trato rapído ( Trade Promotion Authority, también "Fast Track" ). Pero fue objetado el acuerdo tal como estaba en la campana electoral por ambos candidatos, tanto por la Clinton como por Trump. Argumentaron que las reducciones arancelarias destruirian millones de empleos en los Estados Unidos. Pero los distintos analistas dejaron claro que las reducciones arancelarias conforme al TPP tendrían un efecto marginal. Y “la objeción más común que se esgrime contra el TPP respecto a que destruirá millones de empleos en Estados Unidos carece de validez, porque Estados Unidos no se ha obligado a otorgar liberalizaciones comerciales que vayan más allá de lo que ya otorga, mientras que las otras partes, sobre todo Vietnam, sí se han comprometido a más“ (Foreing Affairs Latinoamérica octubre/diciembre 2016, EL TPP, los países del TLCAN y la integración de las Américas, Uri Dadush y Beatriz Leycegui).



Entonces dónde estaba el problema, según este mismo artículo: “De ratificarse, el acuerdo no sólo eliminaría los aranceles sobre casi todos los intercambios comerciales entre los doce países en distintas etapas de desarrollo -los cuales representan el 40% del PBI mundial-, sino que reinscribirían muchas partes de las reglas contenidas en los acuerdos comerciales. Sin embargo el TPP abarca sólo ua parte del comercio de mercancías y de la inversión de los países que no está cubierta por acuerdos comerciales bilaterales anteriores. Asimismo, sus participantes también son miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y sus acuerdos bilaterales comprenden una amplia cobertura de reglas. Por lo tanto, lo que anade este acuerdo es importante para entender su efecto. En ningún caso es más importante esta cuestión que entre los países de Norteamérica _Canadá, Estados Unidos y México-, que en conjunto representan la mayor parte del PBI del TPP (72%) y el comercio (62%) entre sus miembros, según datos del Banco Mundial, y cuyos intercambios comerciales ya se rigen conforme al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque el TLCAN es un acuerdo mega regional de amplio alcance que entró en vigor hace más de 20 anos, su agenda en lo referente a la integración de la economía de Norteamérica está inconclusa y el TPP podría ayudar a concluirla“.



Por eso la candidata Clinton habló de renegociar el TPP antes de ratificarlo y el candidato Trump dijo que no lo ratificaría y prometió renegociar el TLCAN para impedir que las empresas estadounidenses trasladen su producción a México. Luego Trump ya como presidente ha emitido un decreto presidencial por el cual no se ratifica el TPP y está presionando a México (con lo del muro, etc.) y a Candá con los aplicar impuestos de hasta 20% a las importaciones de madera blanda de ese país para así obligarlos a renegociar el TLCAN.



La economía yanqui decae y otras potencias imperialistas avanzan, lo que no quiere decir que el imperialismo yanqui deje de ser la potencia hegemónica única. El gobierno de Obama fracasó en su tarea de reimpulsar la economía, sólo mejoría pasajera, después de la crisis de 2008 y larga recesión. Entonces Trump tiene que aplicar “nuevas medidas“ de política económica; no ratifica el TPP porque tiene que imponer sus condiciones para la renegociación del TLCAN y, mientras tanto, tampoco puede avanzar el acuerdo comercial con la UE o los acuerdos bilaterales con los países que la integran. Entonces no se trata de una ruptura sino de un reajuste que apunta a obtener condiciones aún más leoninas para la exportación de capital yanquis y el comercio, con lo cual piensa “recuperar“ algunos empleos para decir que cumple con sus promesas electorales.



En el caso concreto del TLCNA con México, se vale de que la agenda de la llamada “integración de la economía de Norteamérica esta inconclusa“ y que ya han pasado 20 anos de su puesta en práctica. Una vez más muestra quién es el que detenta la hegemonía mundial y que los tratados son papel mojado y los violan o los “renegocian“ según convenga a sus intereses. La economía política de esto, es que el imperialismo yanqui es cada vez más monopolista, más parasitario o en descomposición y más agonizante. Que se traduce en que es cada vez más rico, concentra cada vez más la mayor parte de la riqueza mundial, pero su economía decae, con ello toda la sociedad imperialista en sus diferentes planos, el país decae.



El Estado imperialista yanqui y la política burguesa ve debilitada su base, la crisis económica golpea su base social, los llamados “sectores medios“, dentro de la cual se ubica la capa superior de los obreros o aristocracia obrera, tradicionalmente en la industria pesada, el cinturón de la industria métalica en los EE.UU., que inclina la balanza electoral al lado democáta o republicano. Con demagogia y aplicando medidas de política económica tratan de reactivar pero este nuevo gobierno está también destinado a fracasar como todos los anteriores, salvo mejoras pasajeras, nada sacará al país del hundimiento. Alrededor de los 80 el imperialismo yanqui entró a su barrimiento como los demás imperialismos, que serán definitivamente barridos por la revolución mundial mediante la guerra popular mundial.



El TLCAN es un tratado desigual impuesto a México, país oprimido, por el imperialismo yanqui en colusión y pugna con el otro país imperialista de América del Norte, Canadá. Este tratado hunde más al país en su condición semifeudal y semicolonial, donde se desenvuelve un capitalismo burocrático, es decir sometido a los intereses y necesidades del imperialismo, principalmente yanqui. Los imperialistas yanquis exportan su crisis agraria a México, así por ejemplo, este país es el principal importador de maíz, alimento de primera necesidad para el pueblo mexicano, lo que a su vez, expresa el atraso de su agricultura y la condición semifeudal del país. El petróleo mexicano se exporta a los EE.UU. Con lo cual los monopolios yanquis se benefician no sólo de la seguridad del suminstro de petróleo sino también de toda la cadena de transformación del mismo asegurandose así el más alto profit.



El tratado condena aún más al país a la condición de “maquilador” o ensamblador final de la industria yanqui y de proveedor de mano de obra barata para la misma, tanto en el propio país como en los mismos EE.UU. Y esto no tiene vuelta, por más demagogia trumpista, la diferencia de los costos de la fuerza de trabajo de los obreros mexicanos con los costos de la mano de obra de la aristocracia obrera yanqui es inmensa. Bueno, pero algo les arrojaran a estos obreros aburguesados para sobornarlos y insulfarles de mayor chovinismo para la guerra contra el pueblo en los EE.UU. Y para la agresión imperialista en el exterior. Esta aristocracia obrera a travez de los sindicatos buscará imponer algunas normas laborales “contra el doomping de la mano de obra mexicana” y cosas así por el estilo.



Por su parte, los representantes del Estado mexicano, los representantes de los grandes burgueses y terratenientes, como siempre se someterán a los dictados del amo yanqui en todo lo que afecta la soberanía nacional y los intereses del pueblo, y, en lo que afecta sus intereses, recurren a los propios lobbies imperialstas y a los diputados y senadores yanquis sean democrátas o republicanos de los Estados surenos de los EE.UU., interesado en hacer negocios con sus intermediarios mexicanos. Por eso, se puede decir que en parte, la „renegociación“ del TLCAN por la que tanta baba derrama el genocida Trump, pese a afectar directamente al país oprimido (México), terminará siendo un asunto interno del juego de intereses de los grandes monopolios del imperialismo yanqui y de las disputas electorales yanquis.



Lo anotado anteriormente, expresa la crisis política del imperialismo yanqui no sólo por la división entre las facciones imperialistas y sus partidos (el PD y el PR) sino entre los propios representantes y senadores de cada partido que legislan según los intereses de sus grandes electores, es decir los grandes intereses que se mueven detrás de ellos. El politologo del imperialismo Francis Fukuyama, él del “fin de las ideologías”, refleja esta realidad en su pensamiento reaccionario, así: “Hace dos años afirmé que Estados Unidos sufría una decadencia política. El sistema constitucional de equilibrio de poderes, juto con la polarización prtidista y la llegada de grupos de presión bien financiados, dio como resultado lo que llamé “vetocracia“: una situación en que resulta más sencillo impedir que el goierno actúe a que promueva el bien común (se entiende de los propios imperialistas, nota nuestra). Las crisis presupuestales frecuentes, el estancamiento de la burocracia y la falta de innovación en materia de políticas públicas fueron el sello distintivo del desastre de este sistema político” (Francis Fukuyama, ¿Decadencia o renovación de la política estadounidense? Qué significa la elección de 2016, Foering Affers Latinoamerica...). Pero, pese a las esperanzas de mejoría expresadas por este reaccionario, de lejos esta situación se ha empeorado con el nuevo gobierno reaccionario de Trump y su partido republicano, pese ha contar con mayoría en la Cámara de representantes y en el Senado. Esta “decadencia política” es precisamente un razgo más de la reaccionarización del Estado burgués imperialista yanqui. Esto mismo empuja al Ejecutivo a centralizar cada vez más poder y saltarse el parlamento -absolutismo presidencialista- y a trasladar cada vez más poder a los militares como lo atestiguan los más altos estrategas yanquis. Esto muestra también en la línea de continuidad al gobierno de Trump con el de su antecesor Obama.
 
 Lo que queremos subrayar o destacar en lo que va de todo esto que escribios sobre el recambio de autoridades en los EE. UU., es que la reaccionarización del Estado burgués se produce de acuerdo a las condiciones especificas de cada país, siguiendo la tendencia hacia la centralización absoluta que puede ser de absolutismo presidencialista como es el caso actual en los EE. UU., o como fascismo. La situación histórica general es que el imperialismo y la reacción mundial están en la fase de su barrimiento final por la revolución mundial mediante la guerra popular y en todos los países hay situación revolucionaria en desarrollo desigual y en algunos esta es creciente. Partiendo de esta situación, hay que ver las condiciones específicas históricas de cada país y también ver en cada país como se da el recambio de un régimen fascista a uno de democracia reaccionaria con absolutismo presidencialista, ambos, para mantener el Estado burgués, la dictadura de la burguesía en los Estados imperialistas o la dictadura de los grandes burgueses y terratenientes al servicio del imperialismo en los Estados de los países del Tercer Mundo. Siempre tenemos que hacer análisis concreto de la realidad concreta. Por eso Lenin nos llama a estudiar el proceso del Estado y no hay que olvidar lo establecido por el Presidente Mao en cuanto a las dos formas de dirección de la guerra: centralización absoluta para dirigir la guerra injusta, la guqrra contrarrevolucionaria y centralismo-democrático para dirigir la guerra justa, la guerra revolucionaria.


La revolución mundial está en la ofensiva estratégica y el imperialismo y la reacción mundial están en la fase de la defensiva estratégica, en la cual el imperialismo y la reacción mundial serán barridos definitivamente de la fas de la tierra, que ya ha comenzado con el inicio de la guerra popular en el Perú el 17 de mayo de 1980 y que prosigue con las nuevas guerras populares como las de la India y las que están por iniciarse. Brillante perspectiva.



El imperialismo es cada vez más monopolista, parasitario y agonizante. Se hunde irremediablemente en su crisis general y última, dando manotazos como bestia herida de muerte. El imperialismo es un coloso con pies de barro, tigre de papel y que sigue la logica de todos los reaccionarios va de fracaso en fracaso generando disturbios hasta su hundimiento final.


La contradicción interimperialista, entre las superpotencias y de cada una de estas con las potencias imperialistas, se mueve en medio de colusión y pugna y esto se va a agudizar.
 
Hasta aquí esta vez.

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