por 26 febrero, 2020 ·
Uno, que pone en manos de una camarilla cerrada y de representantes las decisiones a tomar; y que además en los hechos renuncian a la lucha directa de las masas para buscar las componendas con los enemigos de los trabajadores mediante “mesas de trabajo” con el gobierno y los representantes de los gremios económicos; el otro, que confía en las masas, en su sabiduría y determinación a la hora de votar el derrotero a seguir y que trabaja firmemente hacia la preparación del Paro Nacional Indefinido.
Los luchadores del pueblo se deben inclinar hacia la construcción de los Comités de Paro, amplios en su participación de diferentes sectores del pueblo, en oposición a los Encuentros de delegados que generalmente son compadres de los señores de la mesa de dirección de dichos eventos; comités de paro democráticos porque en ellos se somete a votación las propuestas y se decide por mayoría para hacerlos ejecutivos frente a las decisiones tomadas, en contraposición al «consenso y disenso» que dilata los acuerdos e impide que las decisiones se lleven a cabo, lo que en la práctica implica que se haga lo que la mesa imponga de forma autoritaria.
Estos comités deben ser de luchadores populares, que ponen el pecho en las calles, bloqueando y paralizando la producción, movilizando a más sectores populares para llevar a cabo los preparativos del paro, a diferencia de la línea reformista que aglutina a los jefes de las centrales sindicales y de los partidos políticos de la pequeña burguesía y de la burguesía liberal que posan de «radicales» para encauzar el movimiento hacia las elecciones y la concertación con las clases enemigas de los trabajadores.
Comités de paro que organicen encuentros obrero populares donde se elija de su seno la dirección de los mismos, muy al contrario de lo que sucede en los comités de la dirección oportunista que se auto-eligen en los cargos de dirección apoyados por el gobierno uribista que los legitima como los únicos «interlocutores» válidos para negociar.
Se necesitan las Asambleas Populares que sean amplias, abiertas y decisorias, no más reuniones donde en apariencia se les da voz a todos los asistentes, pero al final es la mesa la que impone las conclusiones y decisiones. Esto quedó en evidencia en la convocatoria para el próximo 25 de marzo, en la cual el Comité Nacional de Paro dirigido principalmente por el MOIR, dice «Paro Nacional Movilización Masiva y Pacífica», cuando en todos los Encuentros los asistentes han aprobado Paro Nacional Indefinido, diferenciando que una cosa es un paro de las principales ramas de la producción de forma masiva, y otra muy diferente es una «jornada» de movilización, que hace referencia a las marchas por las mismas avenidas de siempre, que por mucho dificultan el tránsito pero que no afectan en mucho las ganancias de los ricos, pues por ejemplo, las zonas industriales y comerciales prosiguen su normalidad habitual.
El camino de la construcción de los Comités Pro-paro es en apariencia más lento y difícil porque requiere de la voluntad consciente de las masas, es decir, de que las masas mismas reconozcan el poder que tienen cuando se unen y se organizan con independencia de clase para la lucha; pero, sin duda es un camino más firme y seguro, pues además de garantizar la fuerza y tipo de lucha que se necesita para hacer retroceder al Estado y sus políticas, es el que contribuye a la construcción del Partido político del proletariado y del Socialismo, pues ayuda a que las masas comprendan que son las hacedoras de la historia, que no necesitan salvadores supremos que se reúnan a puerta cerrada para decidir por ellas, sino que el pueblo imponga las condiciones a la burguesía y a los terratenientes si se encuentra en las calles paralizando la producción, organizando y sosteniendo el paro nacional indefinido de forma combativa, con voceros que negocian con el Estado a referendo de las amplias masas, para evitar que los representantes del régimen corrompan con unas monedas a los voceros y para garantizar que sean las masas las que lo decidan todo.
Las tareas son de gran calado, pero los comunistas revolucionarios deben actuar con audacia, proponiendo ideas, ejecutando las tareas acordadas, yendo a las masas con el objetivo de aprender de ellas y de enseñar lo que sepan, de elevar siempre el nivel político de los luchadores, organizando lo susceptible de ser organizado y teniendo siempre presente que la tarea central del momento es la construcción del Partido del Proletariado y su actuación y objetivos deben estar acorde a dicho plan.
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