Tuesday, February 25, 2014

Portugal - libro “Escritos Militares” de C. Marx y F. Engels de Editora Vento de Leste

Introducción al libro “Escritos Militares” de C. Marx y F. Engels de Editora Vento de Leste (Lisboa, Noviembre 1975)

Nota – El siguiente texto corresponde a la introducción al libro en lengua portuguesa “Escritos Militares” de los grandes maestros del proletariado internacional Carlos Marx y Federico Engels, editado en Portugal por Editora Vento de Leste, Cadernos “Vento de Leste” nº 11, Lisboa, noviembre 1975, págs. 7 – 10 y que el blog de Gran Marcha Hacia el Comunismo hemos traducido al español añadiendo además algunas notas explicativas respecto de algunos términos o nombres que aparecen.
Se trata de un interesante texto escrito cuando en Portugal en aquellos momentos -igual que ahora en España-, no existía el “guía político de la clase obrera”, el Partido Comunista, y los marxistas-leninistas-maoístas portugueses del Movimiento Reorganizativo del Partido del Proletariado (M.R.P.P.) trabajaban por su construcción aprendiendo de las enseñanzas de Marx y Engels:

MARX Y ENGELS
ESCRITOS MILITARES
INTRODUCCIÓN
Marx y Engels, en todos los artículos en que ellos analizaron la lucha de clases en la sociedad de su época, tuvieron siempre en cuenta los factores que favorecían el desarrollo objetivo de la lucha del proletariado.
La guerra no existe fuera de las clases. La guerra es la continuación de la política por otro medio, a saber: la violencia. Fue según esta perspectiva materialista dialéctica que Marx y Engels describieron toda la sucesión de guerras y conflictos tumultuosos que atravesaron el escenario de la historia de entonces. En “El papel de la violencia en la historia”, Engels describe las formas evolutivas de la táctica y del armamento, acompañadas paralelamente de una progresiva adquisición de conciencia por parte de los soldados.
Marx y Engels siempre condenaron la guerra como un hecho bárbaro. Pero su actitud ante ella es de que es de que es imposible suprimirla sin suprimir las clases y sin instaurar el socialismo. Es necesario oponer la guerra a la guerra, oponer a la guerra contrarrevolucionaria la guerra revolucionaria.
La historia conoció numerosas guerras que, a pesar de los horrores, de las atrocidades y sufrimientos que inevitablemente comportan, fueron útiles al desarrollo de la humanidad y ayudaron a destruir las instituciones particularmente nocivas y reaccionarias. Por tanto, las guerras son justas o no en función a las clases que sirven. Si sirven a la burguesía son guerras injustas; si sirven al proletariado, son guerras justas.
La época en que vivieron K. Marx y F. Engels fue una época de grandes luchas revolucionarias, que ellos supieron analizar profundamente extrayendo de ellas grandes enseñanzas. Subrayaron que el proletariado tiene un único camino a seguir para liberarse: el empleo de la violencia revolucionaria, aliado al campesinado y, bajo la dirección de un Partido Comunista, su vanguardia. Fue la cuestión de la inexistencia de un partido verdaderamente revolucionario que se planteó cuando la guerra de los campesinos en Alemania, que a pesar de haber tenido un gran apoyo y movilización de masas, no resultó victoriosa.
También en nuestro país el pueblo, y en especial los campesinos, se armaron en diversas ocasiones con todo lo que tenían a mano, pese a que en su mayoría bajo una dirección errada y oportunista, para expulsar a los enemigos que consideraba en aquel momento como los principales. Uno de esos casos se verificó cuando tuvieron lugar los asaltos y destrucciones de las sedes del partido socialfascista (1) y de sus apéndices. La forma como el pueblo se armó, desde azadas hasta picos, desde porras hasta escopetas, las auténticas batallas en la calle que por entonces se produjeron muestran claramente como el justo odio a un partido que fue el principal responsable, durante los primeros cinco gobiernos provisionales, de todas las medidas antiobreras y anticampesinas, pudo hacer levantarse espontáneamente a las masas. También los incidentes de Rio Maior, cuando el pueblo levantó barricadas y arrebató las armas a los socialfascistas que venían a socorrer a su máximo cacique, el exministro Barreirinhas Cunhal (2), detenido en Alcobaça por las masas populares, demuestra bien su capacidad de organización.
Otro ejemplo del armamento espontáneo del pueblo para la defensa de sus intereses fue la ocupación de los latifundios por los campesinos pobres y asalariados rurales, defendiéndolos empuñando los fusiles.
La obra de K. Marx y F. Engels relacionada con la guerra es muy extensa y todos los textos son de gran importancia, de ahí la dificultad en seleccionarlos para el presente libro. El criterio utilizado fue, en lo esencial, el de seleccionar los textos que se referían a cuestiones de la guerra popular y los que se referían a la posición de los marxistas frente a la guerra.
Estos textos abarcan toda la obra de Marx y Engels desde los primeros escritos en alemán, hasta 1890.
Los ESCRITOS MILITARES de MARX y ENGELS se editan en unos momentos en que la lucha de clases en nuestro país entra en una fase decisiva, en unos momentos en que la cuestión de la toma del poder se coloca ante los ojos de todos. La burguesía ya lo reconoce. El proletariado ya lo dice. Los campesinos y los soldados ya lo sienten.
La crisis política (y no militar como la burguesía ahora quiere dar a entender) que atravesamos es la crisis del poder. Tal crisis se define por la inestabilidad del poder y se traduce por una aguda lucha de clases en lo que respecta al poder: en cuanto a la burguesía, por su conservación; en lo que toca al proletariado, por su toma. Todavía, la corriente principal es sin duda la revolución.
Esta crisis tiene en su base aquello que ya es un hecho: la bancarrota económica, consecuencia de la lucha del proletariado para destruir las relaciones de producción capitalistas.
La lucha llevada a cabo por los obreros de la construcción civil representa ya un salto cualitativo en la conciencia de la clase obrera. Esta lucha manifestó la rebelión de las fuerzas productivas con vistas al derrumbamiento de las viejas y caducas relaciones de producción. Las formas que esa lucha asume van progresando conforme al avance de la conciencia política del proletariado. Si los obreros de la construcción civil secuestraron al Gobierno en San Bento (3), posiblemente los trabajadores de los transportes y las comunicaciones o de la industria electrónica utilizarán otras más evolucionadas independientemente del gobierno que ya pueda existir.
En unos momentos en que el movimiento obrero se prepara para lograr un nuevo auge, cabe al proletariado revolucionario y a su vanguardia cumplir una serie de insuficiencias, tanto en el campo político, como en el campo militar sin las cuales se torna imposible obtener cualquier victoria definitiva: ante todo, el proletariado debe unirse bajo una dirección única ideológica y política marxista-leninista-maoísta, alrededor de su partido de vanguardia; debe unir a los campesinos pobres consolidando la alianza obrero-campesina, así como saber atraer a su lado, para el lado de la Revolución, a la pequeña burguesía, a la burguesía nacional, a los soldados y marineros, parte integrante del pueblo, y también a los oficiales democráticos, juntándolos en un amplio Frente Único Democrático Popular, pues todos están interesados en la Revolución, a pesar de que no sean consecuentes.
El proletariado tiene que preocuparse igualmente de su armamento. En un momento en que los dos centros de la contrarrevolución se arman y se disputan el control del Ejército burgués (véase el flirteo del partido socialfascista al comandante del Copcon (4) y la actitud reacia de este en abandonar ese puesto) en el momento en que todos los grupos trotskistas y anarcobombistas, así como los fascistas se intimidan mutuamente, preparando sus golpes, la clase obrera y el pueblo deben unirse en torno a sus órganos de voluntad propia y a sus hijos en el Ejército de la burguesía, llevando a la práctica la resolución aprobada en el gran Congreso Obrero de Covilhã (5) en lo que respecta a este punto.
Noviembre de 1975
Notas
(1) Se refiere al partido revisionista y lacayo del socialimperialismo soviético autodenominado Partido “Comunista” Portugués (P”C”P).
(2) Secretario general del P”C”P.
(3) Sede del parlamento portugués en Lisboa.
(4) Siglas del Comando Operativo del Continente, un instrumento militar creado después del golpe del 25 de abril de 1974 por la burguesía portuguesa, y liderado por el comandante Otelo Saraiva de Carvalho, con el objetivo de reprimir la lucha del proletariado y las masas populares portuguesas e impedir la revolución democrático popular.
(5) I Congreso Nacional de la Comisiones de Trabajadores portugueses celebrado los días 27 y 28 de septiembre de 1975 en la localidad de Covilhã, organizado por el Secretariado Nacional (Provisional) de las Comisiones de Trabajadores y apoyado por el Movimiento Reorganizativo del Partido del Proletariado (M.R.P.P.), con asistencia de delegados de 95 comisiones de todo el país reunidos bajo la consigna “¡Vivan las órganos de voluntad popular!”

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