8 de Marzo: Salvo el poder, todo es ilusión
Comunicado de Red Roja ante del Día de la Mujer Trabajadora.
Un año más comprobamos cómo la crisis, los recortes, y las reformas
estructurales impuestas por la Unión Europea y ejecutadas por los
gobiernos de turno para mantener a flote a la banca y la patronal,
condenan a las mujeres a sufrir cada vez más y cada vez mayores
agresiones en todos los frentes. El mantenimiento de la tasa de ganancia
necesario para el sustento del sistema capitalista se nutre de la
explotación del pueblo trabajador, especialmente de las mujeres.
Todas las reformas y planes adoptados o puestos en marcha desde el
advenimiento de la crisis –especialmente bajo la “obligación” del pago
de la Deuda- han supuesto un ataque a toda la clase trabajadora que se
ha cebado de forma brutal con migrantes y mujeres. Por un lado, cientos
de miles de personas han sido excluidas del sistema por no poder pagar
los servicios privatizados, y por otro, la dinámica social
reaccionaria y machista se ceba sobre las mujeres a través de la
imposición de modelos de familia tradicionales y heteropatriarcales. El
cuerpo de las mujeres es un campo de batalla y lo hemos vuelto a
comprobar con el intento de reforma de la Ley de Interrupción
Voluntaria del Embarazo: ahora más que nunca tratan de mermar nuestra
independencia negándonos el derecho a decidir, excluyéndonos de la
protección social, dificultando nuestra entrada al mercado laboral
(eliminación y reducción de leyes y prestaciones de dependencia,
privatización de escuelas infantiles, etc) o llevándonos a situaciones
sin salida como antaño (cierre de casa de acogida, restricción de
ayudas por maltrato, etc.).
Somos conscientes de que la destrucción del patriarcado no puede darse
sin la destrucción del capitalismo: nuestra opresión específica como
mujeres no desaparecerá hasta que lo hagan las condiciones materiales
de la doble explotación. Esto no quiere decir que el avance hacia el
socialismo elimine automáticamente la opresión de género; las mujeres
trabajadoras debemos asumir en primera persona la responsabilidad de
nuestra liberación. Pero ni podemos ni debemos estar solas en esa
lucha. En nuestras organizaciones y en nuestras vidas, los compañeros
deben revisarse y reconocer que quebrantar la reproducción del
patriarcado en cualquier espacio es también su responsabilidad. Sin el
trabajo de reproducción -feminizado, no remunerado- no puede existir el
trabajo productivo. Por eso, si la experiencia de clase no es la misma
para los género, tampoco puede ser las mismas las condiciones de la
liberación.
Obviando todas estas cuestiones, estaremos estancadas en el espacio que
la sociedad capitalista y patriarcal nos reserva. Debemos luchar
contra las barreras que dificultan cualquier alternativa de liberación
de las mujeres y que limitan su participación plena en las luchas en
todos los ámbitos, también en las organizaciones.
Por ello, en Red Roja sabemos que la única alternativa a la crisis es
el socialismo. Las tibias alternativas que proponen reformas para
volver al “estado del Bienestar”, además de irreales, son inaceptables
ya que se nutren del saqueo de los llamados “países del tercer mundo”, y
especialmente de la explotación de las mujeres trabajadoras. Además,
la lucha revolucionaria debe ser necesariamente antipatriarcal. Es
necesario aumentar la participación de las mujeres en todas las luchas
revolucionarias, ya que es un requisito indispensable para impulsar una
línea feminista realmente transversal. El reconocimiento de las mujeres
como sujetos independientes y activos en cualquier espacio de lucha es
una exigencia inmediata.
En ese sentido las mujeres de Kobane o las de los destacamentos
guerrilleros de la India han vapuleado miles de estereotipos
patriarcales. La primera línea de las luchas en la calle debe
traducirse en la participación a todos los niveles en las
organizaciones y en los procesos de toma de decisión.
SIN NOSOTRAS NO HABRÁ REVOLUCIÓN
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