(un artículo de Victoria de los Oprimidos y Explotados, miembro de la Red de Blogs Comunistas.
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Muchos
han sido los que han afirmado, en el pasado, que la nueva situación
económica no es equiparable a la que vivieron Marx y Engels y el camino
de acción, en consecuencia, no puede ser el mismo. Los falsos comunistas
y fingidos revolucionarios argumentaban que los autores del Manifiesto Comunista nunca
conocieron una economía monopolista, sino una economía competitiva con
muchas pequeñas empresas y un mundo dividido en varias potencias, muy
diferente a la realidad que aparecía en el siglo XX.
Karl
Kautsky, que fue uno de los primeros exponentes, defendió la tesis de
que las contradicciones interburguesas e interimperialistas habían
desaparecido o menguado sustancialmente, pues el monopolismo conducía a
su eliminación. Para Kautsky la competencia había muerto en la época del
imperialismo y la producción, la distribución y el consumo eran
planificados por los monopolios evitandoasí los aspectos negativos del
anarquismo del capitalismo. De esta concepción surgió su teoría
revisionista del “ultraimperialismo”, teoría que buscaba desarmar el
movimiento comunista internacional y, a la vez, promover, durante la
Primera Guerra Mundial, la lucha de la clase obrera a favor del estado
burgués con la excusa de la defensa de ––– patria frente a la potencia
hegemónica mundial.
Frente a la teoría revisionista
de kautsky hubo réplicas de varios marxistas de la época. Primero
Hobson y después Lenin señalaron que “La principal característica del imperialismo moderno es la competencia de imperios rivales”.
Los revisionistas no querían recordar las explicaciones de Karl Marx
referentes a la concentración del capital como proceso dialéctico, según
las cuales a la vez que se genera una tendencia principal a la
acumulación y unión del capital se promueve también su subdivisión, no
siendo este un proceso uniforme ni lineal. No se puede entender la etapa
del monopolismo como una negación de su etapa anterior, la economía de
la competencia, sino todo lo contrario: como la intensificación de la
competencia bajo distintas formas. El monopolio no es lo contrario de la
competencia, sino que la competencia es lo contrario del monopolio;
primero existieron los monopolios feudales y fue después cuando apareció
la competencia capitalista.
En la última década, la
izquierda pequeñoburguesa, los trotskistas y los revisionistas han
intensificado su campaña entre la clase obrera utilizando variantes de
las teorías de Kautsky. Prachanda, en Nepal, consiguió parar la
victoriosa Guerra Popular, por la que se controlaba ya el 80% del país,
con su teoría revisionista del superimperialismo. De esta forma, la
izquierda pequeñoburguesa y revisionista considera al imperialismo ruso y
al socialimperialista chino como imperialismos “buenos” y de carácter
“defensivo”, negando en todo momento que compartan similares intereses
imperialistas que EEUU.
Hay que volver a recuperar las
célebres frases de Lenin pronunciadas en la Primera Guerra Mundial:
“Guerra a la guerra” y “Transformar la guerra imperialista en guerra
civil”. No hay que permitir que la gran burguesía imperialista divida a
la clase obrera entre inmigrantes y autóctonos, según su nacionalidad,
raza…,y que fomente el chovinismo frente a las naciones oprimidas
internas y externas. La clase obrera tiene un carácter internacional,
que no se debe al estado burgués de su país.
Es
importante tener presente, por lo tanto, que la clase obrera rusa tiene
como principal obligación derrotar a su propia oligarquía imperialista y
no ayudarla; no valen excusas tales como la defensa de la patria frente
a EEUU. No hay que participar ni colaborar en una guerra reaccionaria
donde Rusia oprime a otras naciones y países como Siria, Armenia,
Moldavia… Frente a la guerra imperialista hay que exclamar: “! Transformar
la guerra imperialista en guerra civil !” Lo mismo se puede decir de la
clase obrera de las otras potencias imperialistas: EEUU, China,
Francia…
Los imperialistas engañan a las
masas justificando sus guerras bajo supuestas causas justas, tales como
la guerra contra el terrorismo, la guerra contra el fundamentalismo
islámico… Debajo de estas falsas proclamas esconden una guerra abierta
contra las naciones oprimidas (internas o externas), una guerra contra
aquellos que se niegan a someterse. Los comunistas que viven en estados
imperialistas deben de promover la lucha interna contra el estado
imperialista propio y conseguir poner fin a la guerra imperialista y
reaccionaria.
En el movimiento comunista
internacional reina actualmente la desorientación y el desconcierto;
muchos partidos “comunistas” consideran a EEUU como la única potencia
imperialista. Tildan a EEUU de potencia imperialista hegemónica y
absoluta, apenas sin rival, sin competencia. Ante esto hay que decir que
no es posible un único monopolio, no hay fuerza dentro del capitalismo
que pueda eliminar la competencia interimperialista, al ser ésta
intrínseca en él. Los acuerdos entre imperialistas son temporales, la
correlación de fuerzas cambiantes y las contradicciones
interimperialistas tarde o temprano estallan en todo su esplendor.
La reacción, el chovinismo y
las contradicciones están subiendo de grados, dirigiéndose a una
inevitable tercera guerra mundial, si la clase obrera internacional no
pone remedio rebelándose ante este estado de cosas.
¡No a la guerra contra el “terror” y el “fundamentalismo islámico”!
¡ No a la barbarie y a la guerra imperialista !
¡ No a la defensa del imperialismo ruso y el socialimperialismo chino !
¡ Aprovechar las contradicciones interburguesas e interimperialistas !
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