La guerra
popular y la revolución en los países imperialistas.
Miguel Alonso
“La guerra revolucionaria es la
guerra de las masas, y solo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose
en ellas” Mao Tse-tung
“Preocupémonos por el bienestar de las masas, prestemos
atención a nuestros métodos de trabajo” (27 de enero de 1934) Obras escogidas
tomo 1º.
Una cuestión
central del trabajo de los comunistas en los países imperialistas
industrializados, es la línea militar revolucionaria del proletariado, la
guerra popular aplicándola a las características propias, de estas sociedades.
Durante años
los maoístas en Europa hemos defendido la misma, pero no la hemos concretado. Eso
no significa que otras organizaciones no maoístas, como Brigadas Rojas, la RAF,
los GRAPOS, el IRA o ETA, han practicado la lucha armada, contra los estados de
dictadura de la burguesía. Algunas de ellas se han definido como Político-militares
o partidos combatientes, apartándose incluso de la concepción leninista del
Partido.
Cada una era
respuesta a situaciones de la lucha de clases con características propia o como
movimientos de liberación de naciones oprimidas (Irlanda y Euskal Herria).
Podríamos
señalar claramente dos tipos:
Las de base comunista, formados por cuadros que rechazaban
el revisionismo de los P”C” oficiales como es el caso de Italia o los GRAPOs en
el Estado español, los griegos LAP/ELA y la OR 17 de noviembre o con un peso
mayor de sectores autónomos anarquistas, la RAF en Alemania.
Las acciones,
sus objetivos, de unos y de otros, tuvieron claramente un componente de clase.
No así, su relación con las masas, siendo esta, mucho más estrecha en Brigadas Rojas
o los GRAPOs. La Rote Armes Fraktion, operaba desde ámbitos de la extrema izquierda
universitaria.
Las de base nacionalista, como el histórico IRA, la organización
vasca ETA o el FNLC de Córcega, centraban sus objetivos en la independencia de
los territorios, de estas naciones oprimidas, en torno a un difuso discurso
socialista. Sus ataques se centraron sobre las fuerzas represivas o los
intereses de la metrópolis, mientras mantenían organizaciones de importantes masas
legales.
En todas
ellas, el peso de las organizaciones de la guerrilla latino-americana de los
años 60 tuvieron gran importancia, pues es, en las urbes de estos países, donde
surgen importantes organizaciones de guerrilla urbana, basadas en la
experiencia del foco guerrillero que defendía el Che Guevara y en la llamada
propaganda armada.(1)
El presente
texto, no pretende ser exhaustivo en la historia y desarrollo de las mismas, pero
si apuntar los marcos en donde se desenvuelven estas experiencias de lucha
armada contra los Estados burgueses imperialistas.
Hay una característica
que también las une, a todas ella, el desarrollo de corrientes liquidacionitas
en su interior, que junto a una eficaz política represiva de los regímenes burgueses,
han conducido a la desaparición de las mismas.
Sobre la
revolución en los países imperialistas o desarrollados no existe una claridad
en los discursos, pues mientras los maoístas defendemos la guerra popular,
otros consideran que es imposible realizarla, sobre esta importante cuestión
centraremos el presente texto.
En los años
80 el MRI hizo un balance/crítica de estos movimientos. Algunos parecen querer
olvidarlo.
Recientemente
el camarada José Mª Sisón escribió un artículo sobre la cuestión de la guerra
popular en los países imperialistas, a la que han respondido los camaradas noruegos de Tjen Folket abriendo una necesaria polémica
sobre la universalidad de la guerra popular o su aplicación exclusiva a los
países semi-coloniales y oprimidos.
Señalar de
partida, que tomamos posición decidida por el carácter universal de la Guerra Popular,
que es teoría y práctica militar del proletariado. Ahora bien, vemos con preocupación
que camaradas, al igual que en el movimiento maoísta en los años 60 y 70,
consideran la misma, como calco y copia en toda situación. Esto es algo ajeno
al m-l-m, con poco, es vulgar mecanicismo,
contrario al análisis concreto de la
situación concreta del que nos enseño el camarada Lenin.
Como señalamos
al principio del documento, en la cita del Pdte. Mao, la guerra popular es la
guerra de las masas y como teoría militar tiene a su disposición múltiples
armas, adecuadas a las diversas condiciones de lucha.
La Guerra Popular
no es un eslogan izquierdista camaradas, es una herramienta para la liberación,
para la solución del Problema del Poder, esto es, para hacer la Revolución.
Aquellos que
niegan la guerra popular están negando la posibilidad de hacer la revolución en
las metrópolis imperialistas. Actúan como los seguidores de las teorías de
Avakian y del felón Prachanda.
Las armas
son el instrumento necesario, mas las tienen que portar las masas, bien sean en
las manos o en el corazón. Valen poco,
en manos de compañeros que por valientes y heroicos que sean, estén desligados
de las masas. Eso sería repetir foquismo o voluntarismo, en esencia una
tendencia oportunista de izquierda.
En los Estados
imperialistas, prevalecen las grandes ciudades, tendencia impulsada por el
capitalismo en fase imperialista, en las que, al igual del resto del
territorio, la presencia del Estado burgués está generalizada, en el que la red
de comunicaciones es amplia y las fuerzas represivas pueden movilizarse con rapidez
y disponen de un gran arsenal de armamento y equipos.
¡Esto es
así! En esto, tiene razón el camarada Sisón. En lo que no tiene razón es que
eso impide hacer guerra popular. Como los luchadores de judo, debemos de saber
utilizar, la propia fuerza del enemigo para derrotarlo. Las masas son todopoderosas,
hacen la historia. No es una simple frase
de alago a las mismas. ¡Hay que asumir y aplicar esto!
“Una sola
chispa puede incendiar la pradera” señalo el Pdte. Mao y esa chispa (Iskra)
puede saltar en cualquier parte y los comunistas tenemos el deber de dirigirla
sobre los blancos adecuados. En el campo o en las ciudades, si estalla una
revuelta incluso espontanea (nada es espontaneo si conocemos el sentir de las
masas, si aplicamos correctamente línea de masas), debemos no solo apoyarla
sino dirigirla y extenderla. No hacerlo así, afirmar espantados “no es guerra
popular” no solo es ridículo, sino que es no entender “las masas hacen la
historia”.
Nuestra tarea
es crear un partido de cuadros revolucionarios, armados con el m-l-m, capaz de
preparar la revolución con las tres varitas mágicas (El Partido, el Ejercito
Popular y el Frente Único)
En los países
imperialistas, todo el territorio es escenario en la guerra popular, tanto el
campo como la ciudad, incluso las redes informáticas han devenido en campo de
batalla.
Esto último
debemos de tenerlo en cuenta, pues los medios de espionaje y control de la burguesía,
han tenido un salto cualitativo muy importante con la tecnología actual. Recuerden
camaradas, que el uso de la tecnología también tiene un componente de clase. Algunos
afirman que son simples prácticas comerciales. ¿De verdad, creen lo que
afirman?
Los
camaradas de noruega recuerdan que los comunistas no tenemos nada que ocultar, es
cierto, lo saben las masas y la burguesía, pero eso no significa que debamos
exponernos, llevar una diana sobre nosotros, los que se supone actuamos
clandestinamente. No camaradas, cuanto más difusa sea nuestra sombra mas eficaces
seremos para enfrentar a la represión y hacer la revolución.
Los
camaradas filipinos han cometido diversos errores a lo largo de 50 años de
existencia, pero mantienen en alto la bandera roja de la guerra popular, han
acumulado experiencia y enfrentado con critica y auto-critica situaciones
complejas. Podemos y tenemos diferencias con ellos, pero son nuestros camaradas,
no podemos olvidarlo.
En la crítica
pública entre comunistas y sus organizaciones, es común no nombrar públicamente
a las organizaciones o personas. Esta práctica fue seguida por los maoístas en
todas sus luchas de líneas dentro del partido o con otros hasta que estas no devenían
en antagónicas. La expresión “algunos o aquellos” implicaba que la crítica tenía
un carácter aun en el seno del pueblo, “para salvar al paciente”. Es posible
que el camarada Sisón utilice este lenguaje, en cualquier caso el debate debe
de centrarse en las ideas expuestas, que son erróneas o inexactas. Nunca en
insultos o descalificaciones.
En plena
Gran Revolución Cultural Proletaria una corriente negra, disfrazada de
izquierda, propugnaba atacar a todos, destruir a todos y montaban gran algarabía.
En la realidad fomentaban el caos, para evitar ser detectados y culpar a todos
de sus crímenes, tratando de confundir así los blancos de la revolución.
Para
concluir, no podemos dejar de señalar lo erróneo de la consigna “Guerra Popular
hasta el Comunismo” con la que concluyen su documento los camaradas de Tjen Folket. Tal afirmación carece de
sentido. En la dictadura del proletariado tanto en las etapas democrático-popular
o socialista, las contradicciones serán resueltas por las Revoluciones
Culturales Proletarias, como señalo el camarada Mao Tse-tung y no por la Guerra
Popular que corresponde al periodo de derrocamiento de los estados burgueses.
Notas:
(1) Textos básicos de esta corriente son “La
guerra de guerrillas” de Ernesto Che Guevara, “El mini-manual del guerrillero
urbano” de Carlos Marighella o los textos de Abrahan Guillen.
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