F. Ortega
El derecho al aborto es un derecho básico de las mujeres ciudadanas.
V. I. Lenin
Cada 28 de septiembre se celebra el Día Internacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Celebración que fue decretada en 1990 en el V Encuentro Feminista Latinoamericano llevado a cabo en Argentina por distintas organizaciones feministas. El objetivo con dicha fecha es la de reivindicar este derecho fundamental para las mujeres, luchar por su despenalización, y hacer conciencia sobre las complicaciones que traen consigo los abortos inseguros y clandestinos, siendo esta una de las causas de la mortalidad femenina. A pesar de que ese día fue impulsado por organizaciones feministas, la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito no es exclusividad del movimiento femenino burgués. La lucha por el derecho al aborto es fundamental para el avance de la lucha de la emancipación de la clase obrera, en especial para la mujer trabajadora.
En Colombia el aborto se encuentra penalizado, salvo tres causales, que en realidad vienen siendo tres “permisos” que otorga el Estado burgués para que las mujeres puedan llevar a cabo ese proceso, no sin muchas complicaciones relacionadas a la criminalización, discriminación social y distintas barreras que impiden acceder a la interrupción voluntaria del embarazo. Según las más recientes cifras, se practican al año cerca de 400.000 abortos clandestinos en pésimas condiciones de salubridad; con 132.000 mujeres que quedan con afectaciones luego de someterse a esas operaciones en condiciones precarias; 2.290 procesos penales abiertos contra mujeres por el delito de aborto; se señala también que el 53% de los abortos clandestinos son realizados por mujeres campesinas y en las zonas más pobres del país como la región del Pacífico; y alrededor de 70 mujeres caen víctimas al año por complicaciones derivadas de estos procedimientos clandestinos, ya que en vista de no encontrar las posibilidades de interrumpir de manera libre y gratuita su embarazo, acuden a esos “mercenarios, a menudo ignorantes, que hacen de las operaciones secretas su profesión” al decir de Lenin.
Lo anterior representa un enorme problema social y de salud pública, en donde son principalmente nuestras hermanas de clase y del pueblo oprimido las que son criminalizadas, quedan con una complicación de salud o fallecen por practicarse un aborto.
Por otra parte, la lucha por el aborto legal es de vieja data en el movimiento obrero. Tal vez puede haberse olvidado en estos tiempos de reacción ideológica en que el Movimiento Comunista Internacional se encuentra en una etapa de estancamiento, lo que da paso a que en el terreno de la lucha de la mujer sean hegemónicas las posiciones revisionistas o feministas. Justamente, el año pasado se cumplió el centenario de la legalización del aborto libre y su práctica gratuita en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), siendo el primer país que consagró el derecho al aborto legal. Una medida de avanzada que hacía parte de un conjunto de decretos que tenía por objeto la liberación de la mujer, tales como la jornada laboral de 8 horas, la abolición del estatus legal inferior de la mujer, el matrimonio civil y el divorcio, las licencias de maternidad y horas de lactancia, entre otros.
Los bolcheviques desde antes de la Gran Revolución Socialista de Octubre venían defendiendo los derechos del aborto y la protección de la maternidad, ya que consideraban que hacían parte de los derechos democráticos que contribuían a la emancipación de la mujer como parte de la emancipación del proletariado. Por eso, una vez consumado el triunfo del proletariado en la vieja Rusia zarista, emprendieron diversas medidas como la creación del Zhenotdel -el Departamento de Mujeres Obreras adjunto al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética- con el fin de mejorar las condiciones de las mujeres obreras y campesinas, y garantizar su participación en pie de igualdad en los asuntos sociales y políticos en la construcción del socialismo.
El derecho a la interrupción voluntaria del embarazo era una de estas medidas. Por esa razón, los Comisariados del Pueblo de Salud y Justicia decretaron el 18 de noviembre de 1920 la Resolución titulada Sobre la protección de la salud de las mujeres, en donde se planteaba que “las supervivencias morales del pasado y las difíciles condiciones económicas de la actualidad” obligaban a muchas mujeres a abortar, y que las medidas represivas que habían tomado los gobiernos capitalistas para eliminar ese “mal” habían sido un fracaso, porque en lugar de lograr su disminución, el número de abortos clandestinos iba en aumento teniendo como resultado que “hasta el 50 por ciento de estas mujeres desarrollan infecciones en el transcurso de la operación, y hasta el 4 por ciento de ellas mueren”. Por consiguiente, el gobierno obrero y campesino decretó que el aborto “se practique libremente y sin ningún cargo en los hospitales soviéticos, donde las condiciones necesarias para minimizar el daño de la operación estén aseguradas”.
Aun así, cabe mencionar que en su momento el anterior decreto se emitió no sin debate, ya que existían posiciones contrarias sobre el derecho al aborto legal. Estaban aquellos que sólo veían el derecho al aborto como una medida de emergencia, es decir, de carácter pasajero; y, por otro lado, los que además de ver su necesidad para resolver un problema de salud pública, consideraban el aborto legal como un derecho reproductivo de la mujer. Un ejemplo de esta última posición era la opinión que expresaba el médico soviético A. Rivkin que planteó en su tiempo que “solo por el hecho de que la mujer es capaz de dar a luz, el Estado no puede exigir que la mujer dé a luz, no la puede convertir en una máquina de hacer bebés. (…) Durante el período de la vida intrauterina, el derecho sobre el feto pertenece solo a la madre”.
Hoy, el movimiento obrero hace suya la exigencia del aborto seguro y gratuito como un derecho reproductivo de la mujer, así como el derecho a una maternidad consciente y en condiciones dignas, como plantea el Programa Inmediato de la Unión Obrera Comunista (mlm). El Estado burgués impone la maternidad forzada en condiciones de hambre y pobreza al mismo tiempo que obliga a las mujeres a abortar clandestinamente. La lucha por el aborto libre, seguro y gratuito, así como por el acceso gratuito de los anticonceptivos y a una educación sexual integral debe ir aparejada a la lucha por el ejercicio de la maternidad consciente y digna. Estas reivindicaciones deben ser retomadas con mucha fuerza y determinación por la clase obrera y su movimiento consciente. Esta lucha no debe ser exclusiva de la obrera, también debe ser emprendida con mucho ímpetu por su hermano de clase, teniendo siempre presente la orientación que nos hiciera la gran dirigente bolchevique, Alexandra Kollontai:
La igualdad de derechos en el momento actual para las mujeres proletarias, es sólo un medio para avanzar en la lucha contra la esclavitud económica de la clase trabajadora.
No comments:
Post a Comment