publicado por el blog questionate lo todo
revisionistas, opportunistas y falsos maoistas pintada de rojo oscuran todo hesto
El
Partido Comunista Maoísta de Italia (PCm) resume en su último informe
cómo ha continuado la lucha de clases durante la pandemia de Covid-19 y
la doble imposición de la burguesía de encerrarse en casa y, a la vez,
seguir produciendo plusvalía para los empresarios.
Se
repasan algunos actos de protesta y resistencia y cómo se ha continuado
el trabajo de concienciación y solidaridad con la clase trabajadora
italiana en las circunstancias actuales:
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En Italia,
estamos a un mes y medio de emergencia por la pandemía. Comenzó
desde la segunda más grande ciudad del país, Milán, en Lombardía,
en cuya área hay dos grandes concentraciones industriales de nuestro
país, Bérgamo, la más afectada, y Brescia.
La pandemia ha
afectado a otras regiones, también con un alto nivel de presencia
industrial, como el noroeste, el Piamonte, y el noreste, el Véneto.
Cerca de este cinturón norteño está Emilia Romagna, llena de
pequeñas y medianas industrias de diversos tipos y grandes
concentraciones de logística, con algunas ciudades como Piacenza,
Módena, donde la pandemía ha golpeado fuertemente.
Además de
estas áreas, en las regiones centrales y la misa capital, Roma,
hubieron niveles mucho más bajos de expansión de virus y aún más
baja, al menos hasta ahora, es la influencia en las regiones del sur:
de Nápoles a la Puglia y Taranto ,a la Sicilia.
Nuestro
partido y sus organizaciones de masas intentaron de inmediato dar
orientación a la clase obrera y a las masas, inicialmente luchando
contra la información terrorista y alarmista que llevaba a las masas
a una especie de miedo ciego y parálisis , sin poder comprender los
que era realmente la pandemía y cómo lidiar con esa.
El 8 de marzo,
Día Internacional de la Mujer, cayó en sta fase y las fuerzas del
movimiento feminista de la pequeña y media burguesía agrupadas bajo
el cartel "Ni Una Menos", como en Argentina y España,
inmediatamente dieron marcha atrás de los planes de movilización y
huelga de las mujeres programados para esos días. La burguesía aún
no había declarado el "estado de emergencia", excepto en
algunas zonas del norte de Italia. Por lo tanto, en el resto del país
la situación permitía huelgas y manifestaciones, pero el movimiento
feminista burgués y pequeño burgués inmediatamente se retiró, en
línea con lo que los sindicatos de base ya habían hecho.
El Movimiento
Feminista Proletario Revolucionario, fuertemente apoyado por el Slai
cobas para el Sindicato de Clase, que es la organización de clase y
combativa dirigida por el PCm, mantuvo sólidamente tanto la huelga
como las manifestaciones planificadas, dando indicaciones para
concentrarlas principalmente en el sur de Italia, donde había
mejores condiciones de viabilidad política y social. Fue
precisamente en la víspera del 8 de marzo que el gobierno extendió
el estado de emergencia a todo el país y, por lo tanto, ejerció su
presión para revocar la huelga y las manifestaciones.
En particular
en Palermo, la presión fue ejercida directamente por la policía y
su oficina política, pero las compañeras se mantuvieron firmes y
tuvieron tanto la huelga en algunas realidades de trabajadoras
precarias, como las sentadas ante los Palacios del poder y en el
centro de la ciudad. La participación fue menor de lo habitual pero
aún significativa.
En Taranto la
Día se vinculó con la movilización de las trabajadoras del
comercio contra los despidos y la acción en la calle, aunque con la
significativa ausencia de todas los grupos del feminismo pequeño
burgués, vio la participación de la organización de los jóvenes
comunistas de uno de los pequeños partidos neo-revisionistas
existentes.
En el norte y
especialmente en la ciudad que aún no se había convertido en el
epicentro de la pandemía, Bérgamo, los trabajadores desafiaron las
prohibiciones, encontrando la reacción agresiva de todo el frente
formado por patrones, gobiernos y sindicatos oficiales.
Sin embargo,
en el día internacional de la mujer la bandera de la lucha
revolucionaria del proletariado se mantuvo alta, y continuó estando
muy presente y activa en las siguientes semanas, cuando, con la
pandemia en progreso y el estado de emergencia, la condición de las
mujeres empeoró enormemente, no solamente al trabajo, sino también
en los barrios, dentro las casas, onde deben luchar para problemas
vitales, con los hijos en casa para las escuelas cerradas, y contras
la opresión familiar que transforma la casas en prisiones y posibles
lugares de feminicidio, debido al efecto de la eterna presencia del
patriarcado. El MFPR continuó esta lucha literalmente cuerpo a
cuerpo, para que todo esto alimente y empuje el espíritu de rebelión
de las mujeres.
Mientras
tanto, la pandemía se estaba extendiendo y en los principales
centros industriales del norte de Italia, los obreros y los
trabajadores reaccionaron de inmediato: huelgas y abstención del
trabajo, espontáneas u organizadas por las cobas, tocaron una masa
cuantificable en 50 mil trabajadores. A menudos hubo presión
policial, intimidación de todo tipo, pero eso no impidió las
huelgas y abstención masiva del trabajo.
Incluso una
parte del sindicalismo oficial en Lombardía se vio obligado a
declarar la huelga en las fábricas metalúrgicas.
Estas huelgas
fueron muy importantes por varias razones: mostraron que los obreros
y trabajadores no aceptaban de ser "carne de cañón";
rechazaron la ostentosa insistencia de los patrones a decir que "todo
iba bien", "todo era seguro" y que la producción
tenía que ser asegurada en cualquier caso; demostraron que no había
estado de emergencia que pudiera parar la lucha de los obreros para
su salud y seguridad; expusieron la hipocresía de los patrones y el
gobierno que, por un lado, querían encerrar a toda la población en
su casa y, por el otro, haber las fábricas llenas y los grandes
centros de la logística comercial con trabajadores explotados hasta
el hueso y sin dispositivos de seguridad elementales.
Podemos decir
con certeza que las huelgas de trabajadores impidieron la propagación
masiva de COVID-19 en las fábricas.
No solo eso,
sino que esta reacción de los obreros y trabajadores, para la cual
fueron decisivos los cobas, en las diversas organizaciones en las
cuales están estructurados, incluida la organización combativa y de
clase dirigida por nuestro partido, obligó al gobierno y a los
patrones a hacer un primer paso atrás. Se subscribieron protocolos
de seguridad que, aunque insuficientes, fortalecieron las estructuras
de protección de los trabajadores y, sobre todo, permitieron a los
trabajadores de rehusar, si el protocolo no estaba aplicado, a
trabajos peligrosos.
La propagación
de la pandemía, precisamente en algunas de las áreas con mayor
concentración de obreros, fortaleció su resistencia y empujó al
gobierno a dar un paso más atrás, indicando cuales fábricas
podrían permanecer abiertas, en cuanto necesarias a la producción
de productos y servicios esenciales, y las que debían cerrarse. Pero
el gobierno y los patrones, con la complicidad de los sindicatos
oficiales, incluyeron las multinacionales imperialistas de la
industrias de guerra como estratégicas, las compañías siderúrgicas
y otras unidades productivas que ciertamente no producen "servicios
esenciales". Así que la lucha y resistencia en las fábricas,
ahora explícitas ahora de hecho, siguieron.
Mientras
tanto, ocurrieron otros eventos importantes fuera de la fábricas y
otros lugares de trabajos.
Estalló
furiosamente una revuelta de los prisioneros. Uno de los disturbios
más grandes en las cárceles de las últimas décadas en nuestro
país. Los detenidos comprendieron de inmediato que no era posible
defenderse del virus y, por lo tanto, se rebelaron a partir de la
prisión de Módena. La reacción del Estado se volvió de inmediato
violenta, hubieron fuertes enfrentamientos dentro y fuera de las
cárceles, los detenidos ocuparon alas de las cárceles, incendiaron
y devastaron partes de las estructuras para convertirlas en medios de
resistencia y enfrentar la violencia asesina del Estado. En pocos
días la revuelta se extendió a todas las cárceles del país, de
norte a sur, y también impulsó a los familiares y organizaciones de
solidaridad a movilizarse en apoyo. Dentro de las cárceles una
masacre dejó 16 muertos oficiales, y numerosos prisioneros heridos,
torturados, deportados y sometidos a las medidas más severas que se
aplicaban, en particular a los presos políticos de las Brigadas
Rojas. Frente a las prisiones de Milán y otras ciudades, la policía
asaltó las manifestaciones de familiares y organizaciones de
solidaridad.
El Socorro
Rojo Proletario llevó incansablemente su voz de denuncia y apoyo,
desenmascarando las mentiras del estado que afirmaba que los
prisioneros asesinados en realidad habían muerto de sobredosis y al
mismo tiempo dieron voz a cada escrito proveniente de las cárceles y
los familiares, haciendo esto en todo el territorio nacional.
La rebelión
obtuvo resultados concretos, con la disposición de liberar a los
prisioneros con penas menores, pero el Estado excluyó a los
detenidos que habían participado en la revuelta de cualquier
beneficio decidido. El resultado es claro, en comparación con los
diez miles prisioneros que tenían que a ser liberados, según
afirman las asociaciones democráticas, incluso las mas
pro-institucionales, hasta el momento ha salido no mas que dos mil.
Entonces la lucha continúa.
Los
prisioneros tenían razón en rebelarse. En los días siguientes,
hubieron casos de contagio de COVID-19 en las cárceles, aún si
mantienen ocultos los muertos, excepto uno, y el tamaño de estos
contagios.
Los trabajadores en lucha no
dejaron de hacer sentir su solidaridad a través de los cobas e
insertaron la amnistía en su plataforma.
Pero en todas
estas semanas en la primera línea frente al estallar de la pandemia
que convirtió a Italia en una "segunda China" han sido los
médicos y trabajadores de la salud que, durante varias semanas,
fueron dejados sin la precauciones necesarias, aprovechando de su
absoluto, y en ciertas ocasiones heroico, espíritu de abnegación al
trabajo para salvar la vida de los enfermos. Hasta ahora, esto ha
provocado la muerte de 126 médicos y numerosas otras muertes entre
el personal de enfermería y atención médica en general,
principalmente en el epicentro pandémico, la Lombardía.
Pero el
corazón de este epicentro es la ciudad de Bergamo, donde hay una
fábrica cada 50 habitantes, que se convirtió en hospital y
cementerio al aire libre, la "Wuhan de Italia". Aquí
también militantes de nuestro partido y activistas sindicales vieron
morir a sus padres, y el entrelazamiento entre la incapacidad de las
administraciones locales y una salud privatizada construida como
salud para los ricos, signada por la corrupción, llevó a la
explosión de la pandemia en las Casas de Retiro para los ancianos,
con miles de muertes y números reales aún ocultos, que incluso la
prensa burguesa se ve obligada a reportar, hablando de contagios diez
veces mayores de los datos oficiales y muertes tres veces más de las
declaradas.
En este
contexto, la reacción de los trabajadores de la salud y contingentes
obreros y de trabajadores de clase no se hizo esperar. Sin abandonar
sus trabajos comenzaron a denunciar, a reclamar y gritar: "¡Golpear
a los responsables que transformaron la pandemia en masacre!".
Aún en el
área de máxima expansión de la pandemia, otros trabajadores, mas
jóvenes, fueron expuestos a la infección, y solo debido a su joven
edad no hubo un mayor nivel de masacre. Los carteros, los jinetes,
los trabajadores de la infame Amazon intentaron resistir día por
día, reclamando la reducción del trabajo a los servicios esenciales
y una efectiva protección personal.
En la parte
central y meridional del país, la situación se presentó de manera
diferente. La lucha en las fábricas solo tocó algunas plantas de
automotrices y la ArcelorMittal de Taranto. Incluso en estas
fábricas, los trabajadores respondieron ausentándose del trabajo,
en unos días en forma masiva e intentando organizar huelgas,
parcialmente exitosas y boicoteadas por los sindicatos oficiales. Los
decretos ad hoc del gobierno ofrecieron la cobertura necesaria para
que los patrones exigieran la continuidad de las fábricas con varios
miles de trabajadores adentro. Esto, aunque con pase aún lento, ha
llevado el virus en la fábricas, a la ArcelorMittal de Taranto por
ejemplo, y probablemente el partido aún no ha comenzado realmente.
En el
centro-sur, desde los suburbios de Roma a las grandes concentraciones
de trabajo negro, trabajadores itinerantes en Campania, a los
jornaleros inmigrantes en el campo, a los pobres de la Sicilia, con
el virus ha llegado el fin del trabajo, la falta de ingresos, la
dificultad de vivienda productos por la precariedad y el desempleo.
Pero incluso
aquí, la estructura de las organizaciones, centros sociales, comités
de vivienda, las estructuras de los sindicatos de base han tratado de
dar una respuesta, reclamando ingresos y casas, en medida mucho mayor
que las limosnas otorgadas por los decretos del gobierno.
En Palermo,
Nápoles y Roma también ha habido iniciativas de rebelión abierta,
criminalizadas, reprimidas y atacadas por el Estado y los medios de
comunicación.
Esta es la
imagen general de lo que ha convertido a Italia no solo en el
epicentro europeo de la pandemia durante varias semanas, sino también
en el sitio de una intensa lucha proletaria significativa por calidad
y cantidad, que ha servido para difundir en Europa un otro contagio,
el contagio de la lucha de clase.
Ahora estamos
en la víspera de la “fase 2” en la que los patrones y el
gobierno quieren volver a sacar ganancias, basadas en la explotación,
a pesar de que la pandemia sigue siendo plena actividad, pero las
masas proletarias y populares y sus organizaciones, sean nacidas de
la espontaneidad, sean ya organizadas, incluidos los maoístas, sus
estructuras y sus organismos generados, trabajan para una huelga
general que podrá tener un carácter revolucionario si logrará
construir su dimensión masiva en un estado de emergencia cada vez
más acentuado.
La experiencia
que nuestro Partido ha sacado en este contexto ha sido importante.
Cómo mantener su estructura y su trabajo a pesar del confinamiento
en las casas y el máximo control impuesto. Y la respuesta que está
dando es muy positiva: su actividad no se ha detenido ni un minuto y
no se ha limitado a los sitios web. Los camaradas han violado el
estado de sitio para intervenir en las fábricas, han fortalecido su
trabajo de formación teórica a través de Internet, con la ayuda de
intelectuales marxistas, y los camaradas están creciendo teórica y
políticamente. Una formación no estereotipada y doctrinaria, sino
un esfuerzo alto y profundo para armarse con el marxismo para dar una
respuesta estratégica y programática a la situación internacional
de crisis del imperialismo que produjo la pandemia y el escenario
actual.
La acción
determinada del Partido en todas las condiciones ha permitido el
crecimiento de la influencia y reconocimiento en todo el campo de los
revolucionarios de otras tendencias, del sindicalismo de clase y
combativo, del movimiento de las mujeres y de las organizaciones que
apoyan la lucha contra las cárceles.
Por supuesto,
nos espera un salto cualitativo difícil, pero los vínculos con las
vanguardias y las masas que hacen los maoístas italianos diferentes
y avanzados son un gran factor de fuerza y solidez que nos da la
esperanza de que el salto cualitativo será logrado.
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In Italy we
now find ourselves one month and half of full emergency for the
pandemic. It begun from the second largest city in our country,
Milan, Lombardy, where are two of the largest industrial
concentrations in our country, Bergamo, the most affected, and
Brescia.
The pandemic
has affected other areas, them also with a high level of industrial
concentration, such as at north-west, Piedmont, and at north-east
Veneto. Neighbouring to this northern belt there is Emilia-Romagna,
full of small and medium-sized industries of various sectors and
large concentrations of logistics, where some cities such as
Piacenza, Modena were hit hard by pandemic.
Apart from
these areas, the expansion of contagion was at much lower level in
the central part of the country and the capital itself, Rome, and
have had and even less the impact was in the southern Italy, from
Naples to Puglia and Taranto, to Sicily.
Our Party and its mass
organizations immediately tried to give a class orientation to the
working class and the masses, initially opposing the terrorist and
alarmist information which were pushing the masses back into a sort
of blind fear and immobilized them, unable to understand what was
happening and how to deal with it.
The March 8 (International
Women’s Day) fell in this very first phase, and the forces of the
petty and medium-bourgeois feminist movement in Italy, grouped under
"Not One Less" (from “Ni Una Menos” in Argentina and
Spain), have soon backtracked the plans of mobilization and women’s
strike scheduled in those days. At that moment, the bourgeoisie had
not yet declared the "state of emergency", except in some
areas of Northern Italy, therefore, in the rest of the country the
situation allowed strikes and demonstrations, but the bourgeois and
petty-bourgeois feminist movement beat in retreat immediately,
clearly in line with what the base unions had already done.
The
Revolutionary Proletarian Feminist Movement, strongly supported by
the Slai Cobas for the Class Union, which is the class and combative
organization led by the PCm, instead fir mmly maintained both the
strike of some workers, and the planned demonstrations, giving
indications to concentrate them mainly in southern Italy where there
were better conditions of political and social viability. Right the
day before the March 8, the government extended the state of
emergency to the whole country, making pressure to withdraw strike
and demonstrations.
Particularly
in Palermo, pressure was exerted directly by the police and its
political office, but the comrades firmly withstood and both the
strike in some situations of precarious workers, and the gathering in
front the Palaces of power were observed. Mass participation was less
than usual but still significant.
In Taranto the Day was linked to
the mobilization of trade female workers against layoffs and in the
gathering in the street, although with the significant absence of all
the groups of petty bourgeois feminism, saw the participation of the
communist youth organization associated to one of the existing small
new-revisionist Parties.
In the North and especially in
the city which was not yet the epicenter of the pandemic, Bergamo,
the workers challenged the prohibitions and experienced the
aggressive reaction from the a whole front made up by masters,
government and official unions.
However, the
flag of the revolutionary struggle of the proletarian women was held
high on the International Women's Day, and continued to be very
present and active in the following weeks when, with the pandemic and
the state of emergency, the condition of women worsened heavily non
only on the jobs, but in the neighborhoods, the houses, where women
had to deal with vital problems, with the children at home because of
schools closure, and the family oppression which transforms houses
into prisons and potential places of femicide, due to the impact of
the eternal presence of patriarchy. The MFPR continued this truly
hand-to-hand struggle, to feed the women's spirit of rebellion and
make it emerge.
Meanwhile, the pandemic expansion
was spreading and met the immediate reaction of workers in the main
industrial centers of northern Italy: strikes and abstention from
work, spontaneous or organized by the cobas, reached a number
evaluable in 50,000 workers. On numerous occasions there has been
police pressure, intimidations of all kinds, but this has not
prevented strikes and massive abstentions from work.
A part of official unionism in
Lombardy was also forced to declare strike in the metalworking
factories.
These strikes were very important
for various reasons: they showed that the workers did not agree to be
"slaughter meat"; they rejected the blatant attempt of the
bosses to say that “everything was fine”, “everything was safe”
and that the production had to be saved in any case; they showed that
no emergency state could prevent workers to struggle for their own
health and safety; they have exposed bare the hypocrisy of the bosses
and the government who on the one hand wanted the whole population
locked up in their houses and on the other hand the factories full of
workers, the large centers of commercial logistics running with
workers exploited to the bone and without personal protective
equipment.
We can say
with certainty that worker strikes prevented the massive spread of
COVID-19 in factories.
Not only that, but this reaction
of workers, in which the cobas were decisive, in the various
organizations in which they are structured, including the class and
combative organization led by our Party, forced the government and
the bosses to make a first step back. Safety protocols were signed
which, although insufficient, strengthened the workers protection
structures and above all allowed workers to continue to escape, if
the protocol was not applied, any dangerous work.
The spread of the pandemic,
precisely in some of the areas with the greatest workers
concentration, gave strength to the resistance of workers and forced
the government to take a further step back, that of indicating the
factories that could stay open because purposed to the production of
essential goods and services and those that were to be closed. But
the government and masters, with the complicity of the official
unions, included among the factories to not be closed since
strategic, the plants of imperialist multinational war industry, the
iron and steel plants and other productive units that certainly do
not produce "essential services". So the conflict and
resistance in the factories, now explicit now in facts, continued.
Meanwhile, other major events
were taking place outside the factories and jobs.
The revolt of the detainees
exploded angrily in the prisons. Some of the biggest riots in the
prisons in the last decades in our country. The prisoners immediately
understood that no defense was possible against the virus and
rebelled, starting from the prison in Modena. The reaction of the
State immediately became violent, inside and outside the prisons hard
clashes took place, with the prisoners who took possession of some
wings of the prisons, set fire to and devastated parts of the
facilities to make them instruments of resistance and face the
murderous violence of the State. The revolt in few days reached all
the prisons of our country, from North to South, also pushing family
members and solidarity organizations to mobilize in support. The
massacre inside the prisons left 16 inmates dead, and a number
prisoners injured, tortured, deported and subjected to the harshest
measures already implemented in prisons, those which were affecting
the political prisoners belonging to the Red Brigades. In front of
the prison in Milan and other cities, the police assaulted the
demonstrations of the family members and solidarity organizations.
Proletarian Red Relief tirelessly
bore his voice of support to prisoners, condemnation and unmasking of
the lies by the State that claimed that the prisoners killed had
actually died for overdose. At the same time, it gave voice to every
document coming from prisons and family members, doing this on the
whole national territory.
The revolt brought concrete
results with the decision to release prisoners with minor penalties,
but the State excluded the prisoners who had participated in the
revolt from any benefit. The result is clear, compared to the 10,000
prisoners to be released, as assessed by democratic associations,
even the pro-institutional ones, a maximum of two thousand came out
so far. So the struggle goes on.
The prisoners were right to
rebel. In the immediate following days, there were cases of COVID-19
in prisons, even if news of deaths, except one, and the real size of
contagion are kept hidden.
The workers in
struggle did not fail to make their solidarity felt through the cobas
and they inserted the claim for an amnesty in their platform.
But at the front line in all
these weeks there were the doctors and health workers who, in the
face of the rampant outbreak of COVID-99, which has made Italy a
"second China" for several weeks, were thrown into the fray
barehands, deprived of the necessary protection and taking advantage
of their unselfish, somtimes heroic, self-denial for the salvation of
the sick. This has so far led to 126 doctors dead and numerous other
deaths among nurses and healthcare workers in general, mainly in the
pandemic epicenter, Lombardy.
The very core
of this epicenter was the city of Bergamo, where there is a factory
for every 50 inhabitants, which for a few days became a hospital and
an open-air cemetery, the "Italian Wuhan". The very core of
this epicenter has been the city of Bergamo, in whose area there is a
factory for every 50 inhabitants, which for a few days became
open-air hospital and cemetery, the "Wuhan of Italy".
Here also militants and activists
of our Party and union saw their parents die, and the intertwining
between incapacity of the local authorities and a privatized
healthcare built as service for the rich, marked by corruption, led
to the explosion of the pandemic in the Retirement Homes for the
elderly, with thousands of deaths and with real data still hidden,
which even the bourgeois press is forced to report, speaking of
contagions ten times and deaths three times greater than those
declared.
In this situation, the reaction
of health workers and working class contingents was not long in
coming. Without leaving their jobs they began to condemn, to claim
and shout: "hit the those responsible who transformed the
pandemic into a massacre!".
Still in the area of highest
impact of the pandemic, other workers, younger, have been exposed to
the infection, and only thanks their young age there was not a higher
level of massacre. The postmen, the riders, the workers of the
infamous Amazon daily tried to resist, asking the reduction of their
work to the essential services and an effective personal protection.
In the central
and southern parts of the country the situation is different. The
struggles in the factories reached only some automotive plants and
the ArcelorMittal steel plant of Taranto. Also in these factories the
workers responded by absenting from work, in some days in massive
forms and trying to organize strikes, partially successful and
boycotted by the official unions. The government's ad hoc Acts
offered the necessary cover for the masters to impose to continue
working in the factories with several thousand workers inside. This,
albeit in still slow pace, led the virus to the factories, to the
ArcelorMittal in Taranto for example, and probably the game has not
really started yet.
In the center-south, from the
suburbs of Rome to the large concentrations of undeclared workers,
street vendors in Campania, to the migrant fields laborers, to the
poor in Sicily, along with the virus came the end of work, the lack
of income, the difficulty of housing, rooted into precariousness and
unemployment.
But even here, the fabric of
organizations, social centers, housing committees, base unions
structures have tried to respond by claiming incomes and houses, to a
much more large extent than the alms given by government Acts.
In Palermo,
Naples and Rome there have also been initiatives of open uprising,
criminalized, repressed and attacked by the state and the mass media.
This is the general portrait of
what has made Italy not only the European epicenter of the COVID-19
for several weeks, but also the site of an intense proletarian
struggle significant for quality and quantity, which spread another
contagion throughout Europe, the contagion of the class struggle.
Now we are at the eve of the
“Phase 2” in which the masters and the government want to make
profits again, based on exploitation, despite the pandemic is still
fully active. But proletarians and people’s masses and their
organizations, some born by spontaneity, some already organized,
including the Maoists, their structures and their generated
organizations, work to promote a general strike that can have a
revolutionary character if it will be able to build a mass dimension
in an increasingly accentuated state of emergency.
The experience
our Party drew in this situation has been important. How to maintain
its structure and work in spite of the confinement to houses and
maximum control imposed. The experience our Party drew in this
situation has been important. How to maintain its structure and work
in spite of the confinement to houses and maximum control imposed.
And the response it is giving is very positive, the activity did not
stopped a single minute and has not been limited to the websites. The
comrades have violated the state of siege by going to the factories,
they have strengthened their theorethical work using the internet,
with the help of Marxist intellectuals, and they are growing
theoretically and politically. A not stereotyped and doctrinaire
education, but a high and profound effort to arm ourselves with
Marxism to give a strategic and programmatic response to the
international situation of crisis of imperialism that produced the
pandemic and the current scenario.
The determined action of the
Party in all conditions has allowed the growth of influence and
recognition throughout the field of revolutionaries of other
tendencies, of class and combative unionism, of the women's movement
and of organizations supporting the fight against prisons.
Of course, a difficult
qualitative leap awaits us, but our links with the vanguards and the
masses that make the Italian Maoists different and advanced are a
great factor of strength and endurance which gives us hope that the
qualitative leap will be achieved.
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