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Reporte
Reporte
En Italia, estamos a mas que un mes y medio de emergencia por la
pandemía. Comenzó desde la segunda más grande ciudad del país,
Milán, en Lombardía, en cuya área hay dos grandes concentraciones
industriales de nuestro país, Bérgamo, la más afectada, y Brescia.
La pandemia ha afectado a otras regiones, también con un alto nivel
de presencia industrial, como el noroeste, el Piamonte, y el noreste,
el Véneto. Cerca de este cinturón norteño está Emilia Romagna,
llena de pequeñas y medianas industrias de diversos tipos y grandes
concentraciones de logística, con algunas ciudades como Piacenza,
Módena, donde la pandemía ha golpeado fuertemente.
Además de estas áreas, en las regiones centrales y la misa capital,
Roma, hubieron niveles mucho más bajos de expansión de virus y aún
más baja, al menos hasta ahora, es la influencia en las regiones del
sur: de Nápoles a la Puglia y Taranto ,a la Sicilia.
Nuestro partido y sus organizaciones de masas intentaron de inmediato
dar orientación a la clase obrera y a las masas, inicialmente
luchando contra la información terrorista y alarmista que llevaba a
las masas a una especie de miedo ciego y parálisis , sin poder
comprender los que era realmente la pandemía y cómo lidiar con esa.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, cayó en sta fase y
las fuerzas del movimiento feminista de la pequeña y media burguesía
agrupadas bajo el cartel "Ni Una Menos", como en Argentina
y España, inmediatamente dieron marcha atrás de los planes de
movilización y huelga de las mujeres programados para esos días. La
burguesía aún no había declarado el "estado de emergencia",
excepto en algunas zonas del norte de Italia. Por lo tanto, en el
resto del país la situación permitía huelgas y manifestaciones,
pero el movimiento feminista burgués y pequeño burgués
inmediatamente se retiró, en línea con lo que los sindicatos de
base ya habían hecho.
El Movimiento Feminista Proletario Revolucionario, fuertemente
apoyado por el Slai cobas para el Sindicato de Clase, que es la
organización de clase y combativa dirigida por el PCm, mantuvo
sólidamente tanto la huelga como las manifestaciones planificadas,
dando indicaciones para concentrarlas principalmente en el sur de
Italia, donde había mejores condiciones de viabilidad política y
social. Fue precisamente en la víspera del 8 de marzo que el
gobierno extendió el estado de emergencia a todo el país y, por lo
tanto, ejerció su presión para revocar la huelga y las
manifestaciones.
En particular en Palermo, la presión fue ejercida directamente por
la policía y su oficina política, pero las compañeras se
mantuvieron firmes y tuvieron tanto la huelga en algunas realidades
de trabajadoras precarias, como las sentadas ante los Palacios del
poder y en el centro de la ciudad. La participación fue menor de lo
habitual pero aún significativa.
En Taranto la Día se vinculó con la movilización de las
trabajadoras del comercio contra los despidos y la acción en la
calle, aunque con la significativa ausencia de todas los grupos del
feminismo pequeño burgués, vio la participación de la organización
de los jóvenes comunistas de uno de los pequeños partidos
neo-revisionistas existentes.
En el norte y especialmente en la ciudad que aún no se había
convertido en el epicentro de la pandemía, Bérgamo, los
trabajadores desafiaron las prohibiciones, encontrando la reacción
agresiva de todo el frente formado por patrones, gobiernos y
sindicatos oficiales.
Sin embargo, en el día internacional de la mujer la bandera de la
lucha revolucionaria del proletariado se mantuvo alta, y continuó
estando muy presente y activa en las siguientes semanas, cuando, con
la pandemia en progreso y el estado de emergencia, la condición de
las mujeres empeoró enormemente, no solamente al trabajo, sino
también en los barrios, dentro las casas, onde deben luchar para
problemas vitales, con los hijos en casa para las escuelas cerradas,
y contras la opresión familiar que transforma la casas en prisiones
y posibles lugares de feminicidio, debido al efecto de la eterna
presencia del patriarcado. El MFPR continuó esta lucha literalmente
cuerpo a cuerpo, para que todo esto alimente y empuje el espíritu de
rebelión de las mujeres.
Mientras tanto, la pandemía se estaba extendiendo y en los
principales centros industriales del norte de Italia, los obreros y
los trabajadores reaccionaron de inmediato: huelgas y abstención del
trabajo, espontáneas u organizadas por las cobas, tocaron una masa
cuantificable en 50 mil trabajadores. A menudos hubo presión
policial, intimidación de todo tipo, pero eso no impidió las
huelgas y abstención masiva del trabajo.
Incluso una parte del sindicalismo oficial en Lombardía se vio
obligado a declarar la huelga en las fábricas metalúrgicas.
Estas huelgas fueron muy importantes por varias
razones: mostraron que los obreros y trabajadores no aceptaban de ser
"carne de cañón";
rechazaron la ostentosa insistencia de los patrones a decir que "todo
iba bien", "todo era seguro" y que la producción
tenía que ser asegurada en cualquier caso; demostraron que no había
estado de emergencia que pudiera parar la lucha de los obreros para
su salud y seguridad; expusieron la hipocresía de los patrones y el
gobierno que, por un lado, querían encerrar a toda la población en
su casa y, por el otro, haber las fábricas llenas y los grandes
centros de la logística comercial con trabajadores explotados hasta
el hueso y sin dispositivos de seguridad elementales.
Podemos decir con certeza que las huelgas de trabajadores impidieron
la propagación masiva de COVID-19 en las fábricas.
No solo eso, sino que esta reacción de los obreros y trabajadores,
para la cual fueron decisivos los cobas, en las diversas
organizaciones en las cuales están estructurados, incluida la
organización combativa y de clase dirigida por nuestro partido,
obligó al gobierno y a los patrones a hacer un primer paso atrás.
Se subscribieron protocolos de seguridad que, aunque insuficientes,
fortalecieron las estructuras de protección de los trabajadores y,
sobre todo, permitieron a los trabajadores de rehusar, si el
protocolo no estaba aplicado, a trabajos peligrosos.
La propagación de la pandemía, precisamente en algunas de las áreas
con mayor concentración de obreros, fortaleció su resistencia y
empujó al gobierno a dar un paso más atrás, indicando cuales
fábricas podrían permanecer abiertas, en cuanto necesarias a la
producción de productos y servicios esenciales, y las que debían
cerrarse. Pero el gobierno y los patrones, con la complicidad de los
sindicatos oficiales, incluyeron las multinacionales imperialistas de
la industrias de guerra como estratégicas, las compañías
siderúrgicas y otras unidades productivas que ciertamente no
producen "servicios esenciales". Así que la lucha y
resistencia en las fábricas, ahora explícitas ahora de hecho,
siguieron.
Mientras tanto, ocurrieron otros eventos importantes fuera de la
fábricas y otros lugares de trabajos.
Estalló furiosamente una revuelta de los prisioneros. Uno de los
disturbios más grandes en las cárceles de las últimas décadas en
nuestro país. Los detenidos comprendieron de inmediato que no era
posible defenderse del virus y, por lo tanto, se rebelaron a partir
de la prisión de Módena. La reacción del Estado se volvió de
inmediato violenta, hubieron fuertes enfrentamientos dentro y fuera
de las cárceles, los detenidos ocuparon alas de las cárceles,
incendiaron y devastaron partes de las estructuras para convertirlas
en medios de resistencia y enfrentar la violencia asesina del Estado.
En pocos días la revuelta se extendió a todas las cárceles del
país, de norte a sur, y también impulsó a los familiares y
organizaciones de solidaridad a movilizarse en apoyo. Dentro de las
cárceles una masacre dejó 16 muertos oficiales, y numerosos
prisioneros heridos, torturados, deportados y sometidos a las medidas
más severas que se aplicaban, en particular a los presos políticos
de las Brigadas Rojas. Frente a las prisiones de Milán y otras
ciudades, la policía asaltó las manifestaciones de familiares y
organizaciones de solidaridad.
El Socorro Rojo Proletario llevó incansablemente su voz de denuncia
y apoyo, desenmascarando las mentiras del estado que afirmaba que los
prisioneros asesinados en realidad habían muerto de sobredosis y al
mismo tiempo dieron voz a cada escrito proveniente de las cárceles y
los familiares, haciendo esto en todo el territorio nacional.
La rebelión obtuvo resultados concretos, con la disposición de
liberar a los prisioneros con penas menores, pero el Estado excluyó
a los detenidos que habían participado en la revuelta de cualquier
beneficio decidido. El resultado es claro, en comparación con los
diez miles prisioneros que tenían que a ser liberados, según
afirman las asociaciones democráticas, incluso las mas
pro-institucionales, hasta el momento ha salido no mas que dos mil.
Entonces la lucha continúa.
Los prisioneros tenían razón en rebelarse. En los días siguientes,
hubieron casos de contagio de COVID-19 en las cárceles, aún si
mantienen ocultos los muertos, excepto uno, y el tamaño de estos
contagios.
Los trabajadores en lucha no dejaron de hacer sentir su solidaridad a
través de los cobas e insertaron la amnistía en su plataforma.
Pero en todas estas semanas en la primera línea frente al estallar
de la pandemia que convirtió a Italia en una "segunda China"
han sido los médicos y trabajadores de la salud que, durante varias
semanas, fueron dejados sin la precauciones necesarias, aprovechando
de su absoluto, y en ciertas ocasiones heroico, espíritu de
abnegación al trabajo para salvar la vida de los enfermos. Hasta
ahora, esto ha provocado la muerte de 126 médicos y numerosas otras
muertes entre el personal de enfermería y atención médica en
general, principalmente en el epicentro pandémico, la Lombardía.
Pero el corazón de este epicentro es la ciudad de Bergamo, donde hay
una fábrica cada 50 habitantes, que se convirtió en hospital y
cementerio al aire libre, la "Wuhan de Italia". Aquí
también militantes de nuestro partido y activistas sindicales vieron
morir a sus padres, y el entrelazamiento entre la incapacidad de las
administraciones locales y una salud privatizada construida como
salud para los ricos, signada por la corrupción, llevó a la
explosión de la pandemia en las Casas de Retiro para los ancianos,
con miles de muertes y números reales aún ocultos, que incluso la
prensa burguesa se ve obligada a reportar, hablando de contagios diez
veces mayores de los datos oficiales y muertes tres veces más de las
declaradas.
En este contexto, la reacción de los trabajadores de la salud y
contingentes obreros y de trabajadores de clase no se hizo esperar.
Sin abandonar sus trabajos comenzaron a denunciar, a reclamar y
gritar: "¡Golpear a los responsables que transformaron la
pandemia en masacre!".
Aún en el área de máxima expansión de la pandemia, otros
trabajadores, mas jóvenes, fueron expuestos a la infección, y solo
debido a su joven edad no hubo un mayor nivel de masacre. Los
carteros, los jinetes, los trabajadores de la infame Amazon
intentaron resistir día por día, reclamando la reducción del
trabajo a los servicios esenciales y una efectiva protección
personal.
En la parte central y meridional del país, la situación se presentó
de manera diferente. La lucha en las fábricas solo tocó algunas
plantas de automotrices y la ArcelorMittal de Taranto. Incluso en
estas fábricas, los trabajadores respondieron ausentándose del
trabajo, en unos días en forma masiva e intentando organizar
huelgas, parcialmente exitosas y boicoteadas por los sindicatos
oficiales. Los decretos ad hoc del gobierno ofrecieron la cobertura
necesaria para que los patrones exigieran la continuidad de las
fábricas con varios miles de trabajadores adentro. Esto, aunque con
pase aún lento, ha llevado el virus en la fábricas, a la
ArcelorMittal de Taranto por ejemplo, y probablemente el partido aún
no ha comenzado realmente.
En el centro-sur, desde los suburbios de Roma a las grandes
concentraciones de trabajo negro, trabajadores itinerantes en
Campania, a los jornaleros inmigrantes en el campo, a los pobres de
la Sicilia, con el virus ha llegado el fin del trabajo, la falta de
ingresos, la dificultad de vivienda productos por la precariedad y el
desempleo.
Pero incluso aquí, la estructura de las organizaciones, centros
sociales, comités de vivienda, las estructuras de los sindicatos de
base han tratado de dar una respuesta, reclamando ingresos y casas,
en medida mucho mayor que las limosnas otorgadas por los decretos del
gobierno.
En Palermo, Nápoles y Roma también ha habido iniciativas de
rebelión abierta, criminalizadas, reprimidas y atacadas por el
Estado y los medios de comunicación.
Esta es la imagen general de lo que ha convertido a Italia no solo en
el epicentro europeo de la pandemia durante varias semanas, sino
también en el sitio de una intensa lucha proletaria significativa
por calidad y cantidad, que ha servido para difundir en Europa un
otro contagio, el contagio de la lucha de clase.
Ahora estamos en la víspera de la “fase 2” en la que los
patrones y el gobierno quieren volver a sacar ganancias, basadas en
la explotación, a pesar de que la pandemia sigue siendo plena
actividad, pero las masas proletarias y populares y sus
organizaciones, sean nacidas de la espontaneidad, sean ya
organizadas, incluidos los maoístas, sus estructuras y sus
organismos generados, trabajan para una huelga general que podrá
tener un carácter revolucionario si logrará construir su dimensión
masiva en un estado de emergencia cada vez más acentuado.
La experiencia que nuestro Partido ha sacado en este contexto ha sido
importante. Cómo mantener su estructura y su trabajo a pesare del
confinamiento en las casas y el máximo control impuesto. Y la
respuesta que está dando es muy positiva: su actividad no se ha
detenido ni un minuto y no se ha limitado a los sitios web. Los
camaradas han violado el estado de sitio para intervenir en las
fábricas, han fortalecido su trabajo de formación teórica a través
de Internet, con la ayuda de intelectuales marxistas, y los camaradas
están creciendo teórica y políticamente. Una formación no
estereotipada y doctrinaria, sino un esfuerzo alto y profundo para
armarse con el marxismo para dar una respuesta estratégica y
programática a la situación internacional de crisis del
imperialismo que produjo la pandemia y el escenario actual.
La acción determinada del Partido en todas las condiciones ha
permitido el crecimiento de la influencia y reconocimiento en todo el
campo de los revolucionarios de otras tendencias, del sindicalismo de
clase y combativo, del movimiento de las mujeres y de las
organizaciones que apoyan la lucha contra las cárceles.
Por supuesto, nos espera un salto cualitativo difícil, pero los
vínculos con las vanguardias y las masas que hacen los maoístas
italianos diferentes y avanzados son un gran factor de fuerza y
solidez que nos da la esperanza de que el salto cualitativo será
logrado.
Pcm Italy
21-4-2020
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