Fraude procesal y manipulación de testigos, son los cargos bajo los
cuales el asesino, narcotraficante No. 82 acudió el 8 de octubre a la
corte. Aun a sabiendas de que los cargos de asesinato, genocidio,
narcotráfico, desplazamiento, crímenes de Estado… deberían ser la
verdadera razón para investigar a Uribe, las masas asistieron a la
indagatoria para manifestar su rechazo y su odio contra este asesino de
obreros, campesinos e hijos del pueblo.
Y es que el odio hacia Uribe y sus secuaces es visceral; mientras los bufones del Centro Democrático como Paloma Valencia, llamaron a los uribistas a acompañar y rodear a su patrón, las masas anti-uribistas respondieron masivamente, incluso rechazando el llamado de Petro e Iván Cepeda a no influir en la decisión de la corte con la movilización y protesta callejera. Los uribistas no pasaron de ser un pequeño grupillo, protegido por la policía y arrinconado ante la furia de cientos de manifestantes, entre ellos víctimas directas de este asesino y de su gobierno, como las madres de Soacha, o el padre del cabo Raúl Carvajal Londoño asesinado por negarse a participar en los mal llamados “falsos positivos”, todos ellos, unos “buenos muertos” para el asesino Uribe.
En medio de la protesta, donde las protagonistas indudablemente fueron las masas populares que con justa razón quieren a Uribe en la cárcel, la policía cercó la cuadra impidiendo que los manifestantes ingresaran frente al palacio de justicia; la respuesta de jóvenes estudiantes, obreros y, en general de los manifestantes fue la de choque, intentando en varias ocasiones remover las vallas metálicas que los separaban de los demás luchadores.
Es evidente que nada le pasará a Uribe, el Estado capitalista, actualmente manejado por el sector mafioso de la burguesía está de su parte; sin embargo, las masas laboriosas saben de sobra cuáles son los crímenes de Uribe y así lo hicieron saber en medio de la manifestación, rechazando incluso las acusaciones por las que se le llamó a indagatoria. No le pasará nada a Uribe, pero el pueblo tuvo la oportunidad de enrostrarle a ese genocida y a sus secuaces, así como a los medios de comunicación al servicio de las clases dominantes, no solo los crímenes de este paraco sino también, el infinito odio al uribismo, comprobando con ello, que solo las masas cuando tengan el poder, con sus tribunales populares, harán justicia y sentenciarán merecidamente a los asesinos del pueblo.
Y es que el odio hacia Uribe y sus secuaces es visceral; mientras los bufones del Centro Democrático como Paloma Valencia, llamaron a los uribistas a acompañar y rodear a su patrón, las masas anti-uribistas respondieron masivamente, incluso rechazando el llamado de Petro e Iván Cepeda a no influir en la decisión de la corte con la movilización y protesta callejera. Los uribistas no pasaron de ser un pequeño grupillo, protegido por la policía y arrinconado ante la furia de cientos de manifestantes, entre ellos víctimas directas de este asesino y de su gobierno, como las madres de Soacha, o el padre del cabo Raúl Carvajal Londoño asesinado por negarse a participar en los mal llamados “falsos positivos”, todos ellos, unos “buenos muertos” para el asesino Uribe.
En medio de la protesta, donde las protagonistas indudablemente fueron las masas populares que con justa razón quieren a Uribe en la cárcel, la policía cercó la cuadra impidiendo que los manifestantes ingresaran frente al palacio de justicia; la respuesta de jóvenes estudiantes, obreros y, en general de los manifestantes fue la de choque, intentando en varias ocasiones remover las vallas metálicas que los separaban de los demás luchadores.
Es evidente que nada le pasará a Uribe, el Estado capitalista, actualmente manejado por el sector mafioso de la burguesía está de su parte; sin embargo, las masas laboriosas saben de sobra cuáles son los crímenes de Uribe y así lo hicieron saber en medio de la manifestación, rechazando incluso las acusaciones por las que se le llamó a indagatoria. No le pasará nada a Uribe, pero el pueblo tuvo la oportunidad de enrostrarle a ese genocida y a sus secuaces, así como a los medios de comunicación al servicio de las clases dominantes, no solo los crímenes de este paraco sino también, el infinito odio al uribismo, comprobando con ello, que solo las masas cuando tengan el poder, con sus tribunales populares, harán justicia y sentenciarán merecidamente a los asesinos del pueblo.
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